Onte celebrouse a primeira das actividades co gallo do 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐞𝐥𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐏𝐨𝐧𝐭𝐞𝐜𝐞𝐬𝐮𝐫𝐞𝐬. Numeroso público acudeu á que foi a primeira Casa Consistorial da nosa vila, para escoitar e falar do que é un dos 𝐬𝐢𝐠𝐧𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞 𝐝𝐚 𝐧𝐨𝐬𝐚 𝐯𝐢𝐥𝐚, a Cerámica Celta e a vinculación coa mesma de Castelao.
A alcaldesa de Pontecesures, 𝐌𝐚𝐢𝐭𝐞 𝐓𝐨𝐜𝐢𝐧𝐨, abreu o acto incidindo na necesidade de poñer en valor a nosa identidade como vila, recuperando a nosa historia e os fitos que nos definen como cesureñas e cesureños.
𝐄𝐥𝐞𝐧𝐚 𝐕𝐢𝐝𝐚𝐥, destacada artista cesureña, falounos da súa experiencia na pintura e como a arte pode mudar as nosas vidas.
𝐅𝐢𝐧𝐚 𝐃𝐢é𝐠𝐮𝐞𝐳, Presidenta da Fundación Ramón Diéguez e neta do fundador, falounos dun soño, o da Universidade Plástica de Galicia (Borobó), no que plasmáronse as inquietudes culturais e políticas da época da man de recoñecidos artistas e magníficos artesáns.Tamén de cómo ese soño sigue en pé grazas ó empeño dos descendentes de Ramón Diéguez.
𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚𝐧𝐝𝐫𝐨 𝐏𝐚𝐥𝐢𝐜𝐢𝐨 fixo un exhaustivo percorrido pola orixe, as telleiras, o barro de Dena, a materia prima que acabaría, tamén, formando parte da historia da Calera.
O 𝐏𝐫𝐞𝐬𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐚 𝐅𝐮𝐧𝐝𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐨, 𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐀𝐧𝐱𝐨 𝐒𝐞𝐢𝐱𝐚𝐬, dou unha lección maxistral de como a historia, o arte e a sociedade foron plasmados ó longo dos tempos a través da cerámica e da aposta de Diéguez por plasmar nela unha iconografía galega.
En una imagen de archivo, la sala de vistas de la Audiencia Provincial en Santiago.
La acusada entró en el centro, dijo a la docente «a ti te tengo ganas yo» y después la empujó haciendo que cayese al suelo
La ley reconoció a los profesores —entre otros colectivos— como autoridad para protegerles de los no infrecuentes ataques que sufrían por parte de los padres de sus alumnos. Casos como el ocurrido en un colegio público de Padrón el 1 de junio del 2021 son buen ejemplo de las situaciones que muchos docentes tienen que afrontar en sus trabajos. Ese día, la madre de un alumno entró a las 9.30 horas en el centro educativo y «con ánimo de menoscabar y atentar contra el principio de autoridad representado por la vicedirectora», según recogen los hechos probados de la sentencia, se dirigió hacia la docente y le dijo «a ti te tengo ganas yo», al tiempo que le propinó un fuerte empujón que hizo que la víctima cayese al suelo.
Las consecuencias de la caída no fueron menores, ya que la profesora sufrió lesiones en el hueso sacro y en el glúteo derecho, aunque no fue necesario que se sometiese a tratamiento médico quirúrgico. Eso sí, tardó 35 días en sanar, de los que 14 fueron de perjuicio moderado y otros 21 básico. No le quedaron secuelas.
La agresión fue investigada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Padrón y el asunto acabó en un juicio que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago, que condenó a la madre del alumno a un año y tres meses de prisión por un delito de atentado, así como a una multa de 900 euros por otro delito leve de lesiones. Además, la sentencia fija una indemnización por responsabilidad civil por la que la acusada deberá abonar a la profesora 1.900 euros, más los intereses legales.
En aquella primera sentencia no solo se condenó a la madre, sino también a su esposo, que estaba con ella el día que se produjo la agresión a la docente. La sentencia estima como hecho probado que el hombre intentó provocar al director del colegio padronés diciéndole «pégame, vamos pégame», al tiempo que le daba dos o tres veces con la mano en el pecho «sin fuerza» y «sin causarle lesiones ni daño o dolor y sin que conste un propósito de causárselos».
A él lo condenaron en primera instancia a un año de prisión por un delito de atentado, pero la sección sexta de la Audiencia Provincial, la que tiene su sede en Santiago, le ha absuelto a la hora de resolver el recurso de apelación que interpuso el matrimonio condenado. Y es que los magistrados han entendido que el acusado no impidió ningún acto que pudiera estar realizando o que pretendiera llevar a cabo el director del colegio y que tampoco lo agredió, por lo que no cometió atentado.
No se presentaron al juicio y dijeron no saber quién era la víctima
Cuando presentaron el recurso de apelación ante la Audiencia, el matrimonio pidió que se les absolviese alegando que no habían podido acudir al juicio por carecer de recursos económicos para viajar a Santiago y la mujer dijo también que aquel día estaba nerviosa y que desconocía que la docente a la que empujó fuese la vicedirectora del colegio.
Los magistrados rechazan sus argumentos. En cuanto a que estuviese nerviosa, explican que eso podría atenuar su pena, pero no llevar a la absolución. Y, en todo caso, recuerdan que la condena impuesta está en la mitad inferior a la que prevé el Código Penal, por lo que la ven proporcionada. Respecto a que no supiese quién era la víctima, la resolución del tribunal provincial señala que la frase que le dijo a la profesora, «a ti te tengo ganas yo», «permite deducir que conocía a quién se dirigía» y que, además, el hecho de que se presentase en el centro educativo para pedir explicaciones por la sanción que había recibido su hijo indica que pretendía hablar con el personal y que actuó contra la vicedirectora como represalia y sabiendo que era docente y, por tanto, autoridad.
Castelao fue una de las muchas figuras que colaboraron en un proyecto que pretendía contribuir a sentar las bases de una iconografía gallega; ayer se ahondó en la historia de aquel proyecto que cumple cien años, como el Concello de Pontecesures
Cien años atrás, mientras se fraguaba su nacimiento como Concello independiente, Pontecesures era una localidad vibrante. Tenía puerto, tenía tren y tenía, también, una burguesía culta e inquieta, dispuesta siempre a apostar por el progreso. Aquella efervescencia intelectual, cultural e industrial se tradujo en la celebración de la primera feria del automóvil de ocasión, en el nacimiento de sociedades o en la creación de la que Borobó llamaría la «universidad artística de Galicia», la Cerámica Celta. De esta empresa vanguardista se habló ayer en Pontecesures, en la primera tertulia organizada por el Concello para celebrar el centenario de la independencia municipal.
La Cerámica Celta nació como Cerámica Artística en la mente de Eugenio Escuredo, un emprendedor incansable que, poco tiempo después de haber hecho realidad el proyecto, decidió abandonarlo para irse a comerciar con maderas exóticas. Comentó sus planes, como solía hacerlo, en la tertulia de Casa Castaño, donde se reunía con sus amigos: el médico, otros industriales e intelectuales de la localidad… Todos, «personas que nunca se cansaban de plantear ideas y proyectos», según relata Fina Diéguez. Ella es la nieta de Ramón Diéguez, el hombre que iba a tomar el relevo de aquel proyecto artístico que pasaría a ser rebautizado como Cerámica Celta.
«Se llama Cerámica Celta por lo mismo que el Celta de Vigo se llama así, o la ‘tortilla celta’ de Casa Castaño. En las primeras décadas del siglo XX había una inquietud, una afán por la reconstrucción de la identidad de Galicia, un sentimiento de pertenencia a la nación celta, y por eso se eligió ese nombre», explica Fina Diéguez. Relata que su abuelo era un hombre formado, que empezó Farmacia y Químicas, pero que después se fue aprender cómo funcionaban las fábricas de cerámica por España adelante. «Cuando volvió aquí montó los hornos de las Caleras del Ulla; también era fabricante de la piedra Pote [una piedra que no podía faltar en ninguna casa, ya que se usaba para limpiar las cocinas de hierro] y llegó a crear en Catoira una fábrica de tubos de gres», señala su nieta.
Diéguez era un empresario inquieto, está claro. Y también comprometido. «O máis interesante deste home é que empezou a facer en cerámica iconografía galega. Todas as nacións teñen a súa iconografía propia, o seu propio código visual», explica el presidente de la Fundación Castelao, Miguel Anxo Seixas Seoane. Para ello contó con la ayuda de los grandes artistas de su tiempo —Castelao, Asorey, Bonome, Maside, Sobrino, Torres…— que supieron ver en aquella aventura cesureña una oportunidad de divulgar su trabajo, su obra, su forma de ver Galicia.
«Las colaboraciones de todos aquellos artistas eran completamente altruistas, desinteresadas. Sabemos que Asorey decía que se sentía pagado por la trascendencia que cogió en barro su obra O Tesouro, porque así entró en muchísimos hogares», recuerda Fina Diéguez. Y la divulgación, la difusión de la cultura, la democratización de la belleza y del arte eran denominadores comunes a todos aquellos creadores que en muchos casos «llegaban en el tren de Santiago, iban a la cerámica, paraban después en la tertulia de Castaño y de vuelta al tren», señala Fina Diéguez.
Aquel proyecto era «un experimento». «Tenía una base industrial y artística, pero funcionaba por afinidades y relaciones de amistad… Alguien tenía un boceto y decían, ‘vamos a pasarlo a bulto redondo’. Era otro tiempo, otra vida que hoy parece impensable. Yo creo también que este proyecto era como un juguete para todos; ninguno vivía de esto, a mi abuelo de hecho le costaba dinero la Cerámica Celta. Podía mantenerla porque tenía la cal, la piedra Pote y el gres», contaba la representante de la Fundación Herederos de Ramón Diéguez.
Castelao llegó a la que iba a ser bautizada como universidad artística de Galicia de mano de Víctor García, el médico de Pontecesures. Habían coincidido estudiando Medicina y, sobre la sensibilidad artística que ambos poseían, fue creciendo su amistad. García iba a ser otro de los colaboradores de la Cerámica Celta, sobre todo en aquellos primeros años luminosos y dinámicos, que se vieron interrumpidos, como todo en este país, por el golpe de estado de 1936 y la Guerra Civil. Fueron años de sangre y fuego tras los cuales arrancó una «longa noite de pedra». «La Cerámica Celta seguía trabajando, pero en la posguerra no estaban las familias para comprar cerámica… Había que comer, vestir y salir adelante», explica Fina Diéguez. Las ventas bajaron y su propietario también tuvo que mantener un perfil bajo: quienes habían protagonizado las tertulias de Casa Castaño, quienes habían mantenido una relación entusiasta con figuras como Castelao, se vieron obligados a ser discretos, a hacerse casi invisibles para sortear la feroz represión.
«Mi abuelo podría haberse ido. Pero cómo se iba a ir… Qué iba a ser de toda la gente que trabajaba en sus empresas», razona Fina. Ella, en su intervención de anoche, quiso recordar a todas aquellas personas que trabajaron en la factoría. «Manos muy hábiles que trabajaron en la cerámica y que fueron tan importantes como los autores gallegos». Se refiere a torneros, a moldeadores, decoradores… En esa nómina de recuerdos no podían faltar Antonio Fabeiro, Pepe Llerena, Carlos Bóveda, José Jamardo, Concha Vázquez, Oria Moreno…
Artistas y artesanos, convocados alrededor de la figura de Ramón Diéguez, dieron forma a una cerámica vidriada y en cuya decoración se utilizan unos colores muy característicos que llenan diseños que en algunos casos tenían el sello de Castelao, como la abstracción que el de Rianxo hizo del manteo gallego, o de la flor de la camelia…
La Cerámica Celta atraviesa en los últimos años una nueva etapa. Los herederos de Ramón Diéguez han restaurado la nave de la cerámica, han adaptado las paletas de colores, han catalogado los moldes originales, han hecho otros nuevos con nuevos materiales, han recopilado piezas e historias, y se han dedicado a la divulgación cultural para evitar que el pasado caiga en un olvido del que no pueda volver.
El acto celebrado ayer en la biblioteca de Pontecesures, y en el que además de Fina Diéguez y de Miguel Anxo Seixas participaron también Alejandro Palicio y Elena Vidal, contribuye también a traer al presente la historia de uno de los proyectos artísticos y culturales más originales desarrollados en Galicia y que cumple, como Pontecesures, cien años.
Ron, cuando fue candidato a la Alcaldía de Santiago por IU.
La gravedad del material hallado hizo que la Guardia Civil actuase con rapidez para evitar la destrucción de pruebas. Profesor de francés ahora, está en prisión provisional por agresión y corrupción de menores
A Xabier Ron, que fue diputado de Alternativa Galega de Esquerdas en el Parlamento de Galicia, le denunciaron el viernes, día 24 de enero, como presunto autor de una agresión sexual a una niña. Y solo cuatro días después, este martes 28, la Guardia Civil le detenía y practicaba tres registros. Uno de ellos fue en el instituto de Pontedeume en el que trabajaba como profesor de francés; los otros dos en dos viviendas que utilizaba el arrestado, una en Brión y la otra en el propio concello eumés.
Dos días después, el jueves 30, pasó a disposición judicial y la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Santiago, Ana López-Suevos Fraguela, le envió a prisión provisional investigado no solo por agresión sexual, sino también por corrupción de menores. La rapidez con la que se desarrollaron los acontecimientos tiene explicación: los investigadores enseguida se dieron cuenta de la gravedad de los hechos e intentaron por todos los medios que se destruyesen pruebas.
Cuando los padres de la niña presentaron la denuncia, la Policía Judicial de la Guardia Civil de Santiago se hizo cargo de la investigación. Tuvieron acceso desde el primer momento a los vídeos, fotos y mensajes que Xabier Ron intercambió con la menor. Son indicios relevantes que han resultado determinantes en la decisión de la jueza instructora de enviarle a prisión. Los documentos analizados son muchos y tienen peso por sí solos, pero ahora son los expertos del equipo de investigación tecnológica (EDITE) los que tienen que volcar todo el contenido de los dispositivos electrónicos intervenidos al detenido para comprobar también si se pueden recuperar archivos borrados que puedan resultar de interés. Lo mismo se hará en el teléfono móvil y el ordenador de la presunta víctima.
Es de esperar que la defensa de Xabier Ron recurra el auto de ingreso en prisión provisional para intentar que salga en libertad. La decisión la tendrá que tomar la sección compostelana de la Audiencia Provincial, aunque lo habitual en estos casos es que el detenido no salga de la cárcel al menos mientras se finaliza la investigación. El objetivo es evitar la destrucción de pruebas o que pueda influir en el testimonio de la denunciante.
Otros de los criterios que justifican la prisión provisional son evitar una posible huida y que el delito que se le imputa sea grave, que suponga al menos dos años de prisión. Y en este caso lo son. La agresión sexual, en su rango máximo, llega a los 15 años de cárcel de pena, mientras que la corrupción de menores se castiga con hasta cinco años.
Los niños pudieron disfrutar de tapas elaboradas con pescado y mariscos.
La furgoneta de “Galicia sabe amar” regresó esta mañana a Valga para promover entre los más pequeños el consumo de pescado y marisco de las rías gallegas, así como otros productos de la tierra, con el reparto de tapas gratis elaborados por los cocineros Abel González y Martín Medina.
Así, la foodtruck visitó el colegio Xesús Ferro Couselo. De este modo, se trata de poner en valor a versatilidad de los productos del mar de Galicia y a las gentes que trabajan en la extracción, producción, comercialización y transformación de las distintas especies para la suya puesta a disposición de los consumidores. Los estudiantes participaron también en una charla en la que se les habló sobre la importancia de llevar una alimentación saludable y que sea equilibrada, consumiendo todo tipo de alimentos. Además, aprendieron muchas cosas sobre cómo se capturan y producen las diferentes especies del mar y, en concreto, los métodos más tradicionales de las rías gallegas, como las bateas o las nasas.