“Capitán Tarteras”: así es el vecino de Pontecesures que triunfa en redes.

“Capitán Tarteras”: así es el vecino de Pontecesures que triunfa en redes
El cesureño Daniel Ferreiro ya acumula miles de seguidores en su perfil de Instagram.

Daniel Ferreiro, más conocido en redes como “Capitán Tarteras”, dio el paso, animado por compañeros de trabajo, a finales del anterior año de compartir su día a día como cocinero de alta mar a través de las redes sociales. En apenas cuatro meses desde su primera publicación, su perfil en Instagram, que sigue en ascenso, ya acumula cerca de nueve mil seguidores. Una increíble acogida que todavía no asimila Ferreiro, vecino de Pontecesures y que trabaja en un atunero en el Océano Índico: “estou un pouco superado”, reconoce, al tiempo que agradece la repercusión e interés que también ha despertado en los medios.

Sus publicaciones, que ya acumulan miles de “me gusta”, han llamado la atención a auténticos maestros del mundo de la gastronomía, como son Pepe Solla —chef y propietario de Casa Solla, con una estrella Michelín y tres Soles Repsol— o Ángel León —propietario del restaurante Aponiente, que posee tres Estrellas Michelín y tres Soles Repsol—, entre otros. Un éxito que Ferreiro intenta dar explicación al ser “un mundo un pouco descoñecido que chama a atención”. Se trata de un proyecto “un pouco casero”: “imos facendo o que nos apetece en cada momento” y, sobre todo, sube recetas que se pueden realizar en alta mar o vídeos mientras ejecuta su día a día en el barco.

Natural de Pontecesures, Ferreiro inició su trayectoria profesional “traballando en terra” como cocinero, pero las condiciones de trabajar en alta mar acabaron decantando la balanza, especialmente por el tiempo superior de vacaciones: “Estamos catro meses en terra e catro no barco”. No se trataba, no obstante de algo novedoso para el cesureño, ya que su padre ya trabajó “toda a vida” en alta mar. Reconoce, no obstante que esta decisión también acarrea otras dificultades, sobre todo en lo relativo a la conciliación familiar. Pese a que “agora con internet é máis sinxelo”, reconoce que “pérdense moitas cousas: cumpleaños, festas…” y que “bótase moito de menos estar en casa”.

Día a día en alta mar

En cuanto al día a día, especialmente en la cocina, es “moi diferente” al que acostumbra en un restaurante convencional. La diferente mayor se encuentra en las existencias: “as cousas acábanse antes, sobre todo cando algún produto co que contabas que ven algo tocado e estropéase antes de tempo, como poden ser as patacas, verduras ou frutas”, señala. Con relación al abastecimiento, Ferreiro explica que se realiza un pedido en origen cada cuatro meses en el que se solicitan mayoritariamente congelados y comida no perecedera. En cuanto a los productos frescos y la fruta se realizan pedidos en cada puerto en el que el barco atraca, “aínda que aos sitios que imos a veces é complicado abastecernos de certos produtos”, lo que supone un hándicap a la hora de diseñar ciertos menús.

Otra de las condiciones adversas a las que se enfrenta un cocinero de alta mar es, sin lugar a dudas, el mal tiempo: “por exemplo, cando o barco escora polo vento e as olas, se estou facendo un bizcocho pode que quede costa arriba”, lo mismo, que sucede con el arroz, indica, lo que a veces complica que las recetes salgan como uno desee.

La jornada laboral arranca sobre las 4:30 horas, cuando el cesureño se levanta para hacer el pan. A lo largo del día se sirven hasta cinco comidas: un desayuno, un bocadillo caliente, comida, merienda y cena, que se sirve sobre las 19:30 horas. “A vida no barco é a outras horas”, señala. Una rutina en la que es fácil que se agoten las ideas para realizar los menús, por lo que Ferreiro se muestra siempre abierto a que los compañeros den ideas: “estivemos a corenta graos e comendo cocido por non caer na monotonía”, indica riéndose. 

No solo se respeta en el barco las peticiones de los compañeros, también la religión, que se “respeta moitísimo”. Por ello, ante la presencia de varios trabajadores musulmanes, en la cocina, dependiendo de las elaboraciones, se deben crear alternativas: “non comen porco, polo que a veces téñense que facer dúas versións dos pratos con polo ou tenreira”. Misma circunstancia con el alcohol, ya que ninguna salsa puede contenerlo.

Éxito “inesperado”

Un laborioso día a día que Ferreiro plasma en redes a través de su perfil “Capitán Tarteras”. Una aventura que empezó de “cachondeo” y para el que ahora todavía no se marca metas: “estamos un pouco a espera do que vai pasando e moi agradecidos por toda esta repercusión”. 

Diario de Arousa

“El capitán tarteras”. Así es el chef gallego, nacido en Pontecesures, en alta mar que triunfa en Instagram.

Daniel Ferreiro, un cocinero que trabaja en un barco atunero en el Índico, sube sus creaciones a redes y ha llamado la atención a maestros de la cocina como Pepe Solla o Arzak.

Cocinar es todo un arte, pero hacerlo en alta mar es una experiencia que merecía ser documentada. Daniel Ferreiro, el chef gallego en un banco atunero del Océano Índico, se lanzó a esta aventura animado por sus compañeros creando la cuenta “El capitán tarteras” en Instagram. En pocas semanas ya tienen miles de seguidores y cuenta con followers ilustres como Pepe Solla o el Restaurante Arzak entre muchos otros.

El cocinero es natural de Pontecesures, una localidad pontevedresa cercana a Padrón. Empezó trabajando en tierra, donde estuvo una década en restaurantes de toda índole. En el año 2012 decidió seguir los pasos de su padre, que también era cocinero en alta mar,

“En hostelería se trabajaba muchas horas. Aquí tenías que trabajar cuatro meses seguidos, pero luego tenías otros cuatro de vacaciones, Lo probé y no cambié nunca más” explica el chef. No es fácil vivir de esta manera, pero uno de los momentos que dan energía a la tripulación para seguir adelante en el día adía es la hora de la comida.

Aquí destacan las creaciones del chef que se alejan de esa imagen que la gente puede tener en la cabeza. “Aquí no hay comida de mala calidad. Vivimos cuatro meses en alta mar y somos una gran familia. Hay personas de distintos países y religiones, y nos enriquecemos unas a otras en el tema culinario”.

El chef empieza cada día su jornada a las 4:00 horas con el amasado del pan, Poco después empieza a marchar la comida y sobre las 5:30 sirve el desayuno a la tripulación formada por 41 personas. En el barco toman un tentempié, por ejemplo un bocadillo, sobre las 8:00 y comen a las 11:00 horas. Por la tarde vuelven a disfrutar de otro tentempié para coger fuerzas a las 16:00 horas y cenan a las 19:00.

Daniel prepara tres platos por la mañana incluyendo una pasta, un pescado o una carne. Por la noche siempre hay verdura, sopa, pescado y carne. Para los marineros que no comen cerdo por su religión buscan alternativas como la ternera, el pollo o el pavo. Entre los platos preferidos por la tripulación están el marmitako o los ahumados pero también otros infalibles para disfrutar como las hamburguesas y las pizzas.

En días especiales, como la Nochebuena, no es fácil estar lejos de casa, pero la tripulación se une como una gran familia y Daniel prepara un menú especial para estas fechas señaladas, En Reyes llegó incluso a preparar el tradicional roscón.

Cocinar en alta mar no es fácil y el chef encuentra algunas dificultades. “El barco se mueve y lo notas por ejemplo al hacer el arroz. También es difícil el no poder ir al super, ya que las cosas se van acabando y a veces surgen problemas. como nos pasó esta vez con la patata, que salió mala y a lo mejor pensabas que te iba a durar 40 días y te dura 20”, cuenta Daniel.

Así es el día adía de este cocinero que ha encontrado en Instagram la forma de descubrir al mundo una labor desconocida para muchos y que sirve para reivindicar la comida como símbolo de unión, descansol y felicidad en los momentos más duros,

El Español

La Quinta llega con un cargamento de churros y chocolate para calentar el alma en la Cocina Económica de Santiago.

Ibai Castiñeiras y sor Alicia Lourido, el día de la acción solidaria de la churrería La Quinta.

Ibai Castiñeiras y sor Alicia Lourido, el día de la acción solidaria de la churrería La Quinta.

La churrería abierta este año en el casco histórico pone en marcha una tradición solidaria que aspira repetir cada Navidad.

Allá por abril, Ibai Castiñeiras cogió el relevo del negocio familiar y abrió en Compostela La Quinta, una churrería asentada en pleno casco histórico cuyo nombre hace un guiño a la quinta generación que él representa. Y, además, también ha decidido perpetuar el espíritu navideño y las buenas tradiciones implantadas por sus antecesores. Su tatarabuelo, cuenta el joven de 25 años, ya se dedicaba a endulzar la vida con su puesto ambulante en la feria de Pontecesures desde 1982: «Mi intención nunca había sido coger el relevo en la churrería, pero mi abuelo falleció hace dos años y medio de forma trágica, y mi abuela estaba sin fuerzas para seguir al frente del negocio. Eso hizo que diese un paso al frente para dar continuidad al que fue el sustento de mi familia durante más de 180 años. Sin embargo, yo no quería enfocarme en los mercados ambulantes sino crear una marca propia, desarrollarla y expandirla». Tras inaugurar con éxito su primer establecimiento en la rúa da Caldeirería, ahora este cesureño ha puesto en marcha una acción solidaria siguiendo la estela de su abuela Fina (quien da nombre a la Churrería Fina): «Ella, en las fechas navideñas señaladas, siempre tenía un detalle con las personas necesitadas y les daba churros al final de la jornada». Con ese mismo espíritu llevó Ibai un cargamento de churros y chocolate caliente de La Quinta a la Cocina Económica de Santiago.

En el comedor social dirigido por sor Alicia Lourido sirvieron el viernes por la tarde más de 150 chocolates y 600 churros para entibiar el alma de los usuarios, personal y voluntarios. La iniciativa, explica, «tuvo una acogida espectacular tanto por parte del equipo que gestiona la Cocina Económica como por las personas que van allí. Cuando comunicaron por megafonía que iban a repartir chocolate caliente con churros, al ser la primera vez que lo hacemos y no estar acostumbrados, se les cambiaron las caras. Ver esa ilusión fue lo más bonito». El dueño de La Quinta aspira a repetir cada año: «Estaremos encantados de hacerlo mientras podamos. Sabemos que esto es un lujo para muchas personas, en cuanto que no es un alimento de primera necesidad. Es algo de lo que se priva la gente con menos recursos, pero con este frío apetece mucho tomarse un chocolate caliente, y queríamos que disfrutaran de ello, que se sintieran queridos y en familia con este gesto».

A pesar de coincidir con unas fechas de mucho ajetreo para La Quinta, cuyo establecimiento (con capacidad para unos 50 clientes) se llena cada tarde y hasta hay colas para disfrutar allí de su producto estrella, están dispuestos a hacer un esfuerzo extra. De hecho, Ibai contó con el apoyo de un grupo de amigos que le ayudaron a llevar el chocolate y los churros hasta las instalaciones de la Cocina Económica: «Nosotros les acercamos todo el material, que era bastante pesado y costoso de trasladar, y ellos hicieron el trabajo de repartirlo».

¿Y por qué siendo de Pontecesures decidió Ibai abrir La Quinta en la capital gallega? «Queríamos abarcar todos los públicos y aquí teníamos la posibilidad de llegar al cliente local, pero también al turista, durante todo el año. Santiago a nosotros nos encantaba y poder abrir aquí el primer establecimiento fue un sueño cumplido. La idea de negocio es crear una marca y que nuestro producto puedan llegar a encontrarlo en otras ciudades de España, incluso en otros países», responde Ibai.

Aunque el churro clásico con chocolate es la combinación más demandada, explica que le sigue de cerca «una combinación que nació un poco improvisada», la de los churros pintados con crema de Kinder y de Nutella, así como por los churros bañados en chocolate (negro o blanco). Además, los ofrecen también rellenos. Y, en el apartado de bebidas, hay asimismo distintos tipos de cafés y batidos. Aunque en La Quinta hay tanto la opción de take away y delivery a través de Just Eat, «donde más sale el producto es en el local, que además está diseñado con mucho cariño y hecho al detalle a nuestro gusto», destaca su joven dueño. 

La Voz de Galicia

Pontecesures se rinde a los derivados del cerdo en una nueva edición de las Tapas da Matanza.

Las jornadas finalizarán hoy a mediodía en los nueve locales que se han sumado a esta iniciativa

La ruta de las Tapas da Matanza arrancó el viernes por la noche en nueve establecimientos de Pontecesures. Y este sábado, tanto a la hora del vermú como al caer la noche, los bocados elaborados a partir de productos derivados del cerdo volvieron a salir de las cocinas de A Redonda, O Choco, Casa Chaves, Mambís, Carabela, Telebar, Reencontro, Sol y Mar y Pizzería Bambino para conquistar paladares y estómagos en una jornada desapacible y fría. ¡No podía haber un plan mejor! Hoy domingo, a mediodía, seguirá esta experiencia culinaria, en la que los establecimientos han comprometido su buen hacer en la cocina y su creatividad gastronómica, elaborando propuestas de lo más variadas para que quienes se decidan a hacer la ruta puedan disfrutar de un abanico de sabores más amplio de lo que pudiera parecer.

Las tapas se venden a un precio de tres euros. Probando al menos tres de ellas, la clientela entrará en el sorteo de un buen puñado de regalos: desde una cesta elaborada con productos derivados del cerdo, hasta un buen números de bonos para canjear en los establecimientos comerciales de la localidad. Y es que, al fin y al cabo, estas jornadas llegan al calendario otoñal para dar vida al tejido económico local.

La Voz de Galicia

Sandra von Herwig triunfa en la hostelería.

El restaurante de Teo que triunfa solo con pulpo a la gallega y croca a la parrilla

Juan José Raíces y Sandra Von Herwig dejaron sus trabajos en la televisión y la enseñanza para apostar por la hostelería

Tenían el enclave perfecto y una casa con una historia familiar detrás que querían revitalizar, y se lanzaron a poner en marcha un restaurante. «Queríamos algo diferente a los clásicos restaurantes con largas cartas. No es un restaurante al uso. La idea era copiar el modelo de los furanchos, donde el trato fuera familiar y con precios para todos», explica Juan José Raíces Souto. Así nació La casa de Florinda. «En ella nací y crecí. El nombre era el de mi abuela. Le dije a mis padres que quería recuperarla. La casa estaba llena de trastos. Nosotros vivimos al lado y siempre que la veía pensaba en hacer algo con ella. La preparamos y primero abrimos como cafetería en diciembre, y como restaurante, en mayo», detalla. La diferencia de este local con otros es la carta. Solo tiene dos platos. «No hay que pensar mucho a la hora de pedir. Pulpo a la gallega y croca a la parrilla, con ensalada y patatas. En temporada, también habrá lamprea». La croca se termina en la mesa, «así no nos riñen por el punto de la carne y cada uno la come a su punto. Eso es algo que me gusta también a mi cuando voy a comer», señala. Esa sencillez de su carta y la tranquilidad del entorno están convirtiendo al comedor de Reis, en Teo, en la novedad del verano. «No podemos quejarnos. Gracias al boca a boca y a los amigos que tenemos por nuestros trabajos, estamos en marcha y contentos». Juan José trabajaba en la televisión y hace tiempo que buscaba una alternativa «para rebajar el estrés». Y lo mismo pensaba su pareja, Sandra Von Herwig, que dejó su trabajo en la enseñanza para dedicarse al restaurante. Juan José, que también era arbitro de fútbol, agradece el apoyo recibido de «los muchos amigos y conocidos que tengo de ambos círculos, y también a los de Sandra, porque nos apoyaron desde el primer momento y suelen venir por aquí». La decisión, subraya, «fue meditada, pero cuando dimos el paso teníamos claro que tenía que ser al cien por cien». Juan reconoce que, cuando se planteó poner en marcha el negocio, «la idea es que fuera como un furancho, pero se nos fue de las manos», ironiza. Pese a todo, insiste, «la satisfacción es total». Una de las características que define a La casa de Florinda de Reis, y en la que se ve especialmente la mano de Juan José, es la obsesión que él mismo confiesa por la limpieza: «Los clientes ven la cocina. Está todo abierto, los comedores son salones abiertos, y a los camareros —tenemos siete empleados— les digo que es fundamental que se vea todo extremadamente limpio». Juan procura «mantener el contacto con los clientes, que vean la cercanía. Me paso por las mesas y pregunto, pero sin pasarme. Hay que mantener el respeto, pero transmitiendo cercanía». Por ahora, resalta, «satisfacción total».

La Voz de Galicia

Tonelada y media de pimientos de Herbón.

En Herbón se celebró, la edición número 43 de la fiesta padronesa declarada de Interese Turístico de Galicia repartió 1.500 kilos (más de 3.000 raciones) del manjar traído por los franciscanos de América. La carballeira del convento fue marco de pasacalles (Os Mersenarios y Charanga OT) antes de oficiarse la misa campestre. Luego, uno de los momentos máis vistosos, la procesión agrícola motorizada, aque abarrotó la villa de tractores engalanados (se contaron 26) con motivos relacionados con la parroquia y el pimiento.

Procesión agrícola este sábado por la villa de Padrón / concello

Procesión agrícola este sábado por la villa de Padrón.

Los participantes fueron recibidos por el regidor Anxo Arca y las edilas Chus Campos, Ana Belén Castro, Laura Horta y Mariló Saco, a quienes se entregó una cesta repleta de estos frutos verdes. De vuelta a la carballeira, Xulio Mato, chef y conductor del programa de cocina de la TVG A Voltas co Prato, ejerció de pregonero.“Estades facendo patria” les dijo a los productores y cientos de asistentes, recordando que “nos trinta anos que levo de cociñeiro nunca faltaron os pementos de Herbón na miña carta, mesmo cando traballei fóra de Galicia”. Luego se entregaron los premios de la procesión agrícola.

Fritura de pimientos en la carballeira de Herbón, donde se sirvieron 3.000 raciones del manjar

Fritura de pimientos en la carballeira de Herbón, donde se sirvieron 3.000 raciones del manjar.

El Correo Gallego