Las obras de restauración de la pieza cesureña ya están acabadas.
Se hicieron de rogar, por el obligado parón por la pandemia, pero por fin las obras de restauración del cruceiro de Carreiras, en Pontecesures, están rematadas. Y con sorpresa porque los trabajos que realizó el restaurador Xosé Lomba sirvieron para descubrir que los pigmentos del monumento contienen restos de oro, de ahí que tenga esa coloración tan particular.
La composición de las pinturas fue analizada por el grupo de estudios medioambientales aplicados al patrimonio natural y cultural (GEMAP) de la Universidad de Santiago. «Nesta investigación explicouse que a cor verde esmeralda contiña arsénico e as cores douradas e amaralas contiñan unha cantidade de ouro responsable da devandita coloración», explican desde el concello cesureño.
Por otro lado, los trabajos de restauración, cofinanciados por el Concello de Pontecesures y la Diputación, también sirvieron para descubrir que la cruz figurativa está hecha en dos piezas y con dos tipos de piedra. Además, se observaron tres tapones de plomo, que sellan sus correspondientes picos de hierro.
No fue esta la última sorpresa, porque al eliminar la planta que cubría parte de los escalones se encontró un pavimento básicos de granito «que con toda probabilidade se estende por debaixo do resto do piso, de formigón». El Concello de Pontecesures está considerando recuperar el suelo original de la plaza para, de esta forma, poner en valor este elemento patrimonial, que data de finales del siglo XVIII.
La Voz de Galicia