La Administración identifica 4.590 vertidos contaminantes en los ríos.
Que el agua y el aceite no se mezclan es una lección que se aprende en la escuela, pero viendo el historial de vertidos oleosos y tóxicos que padecen los ríos gallegos parece que la comunidad aún tiene los deberes sin hacer.
Según el último informe de Augas de Galicia de este año, la Administración autonómica ha identificado 4.590 vertidos contaminantes en sus corrientes de agua dulce, de los que 1.515 se localizan en A Coruña, 878 en Lugo, 1.031 en Ourense y 1.166 en Pontevedra. De todos ellos, un 62 por ciento proceden de las casas, mientras que en un 29 por ciento son vertidos industriales.
Pero esta cifra sobre el número de vertidos no es absoluta ya que, como manifiesta el conselleiro de Medio Ambiente e Desenvolvemento Sostible, Manuel Vázquez, «aínda queda moito por descobrir e facer» en la identificación de puntos negros de vertidos domésticos e industriales: muchos de ellos no están registrados dentro del Plan de Saneamento de Galicia 2000-2015. Según el Plan de Acción hecho público por la Xunta hace tres meses, de estos 4.590 vertidos unos 2.212 están autorizados, 617 están aún en trámite de autorización y 227 tienen expediente de autorización archivados. Unos 545 vertidos tienen expedientes sancionadores sin autorización asociada y 989 se dan en aglomeraciones urbanas y tienen una autorización pendiente de fijación de condiciones.
Fernando Cobo, profesor de Zoología de la Universidade de Santiago, expresa que «no hay un mapa real de vertidos en los ríos», pero entiende que no haya un marco informativo total sobre lo que se vierte a los ríos, ya que muchos de ellos se realizan en la «clandestinidad» y, para determinar la «autoría del crimen», es necesario emprender un análisis de muestras de agua contaminada poco minutos después de que el vertido se produzca. Cobo agrega que la administración «debe ampliar los efectivos de vigilancia, además de calcular el poder contaminante de una empresa antes de permitirle su implantación cerca del cauce» y menos aún cuando su agua sirve como «abastecimiento para la población».
Los ríos más castigados > Tanto la Consellería de Medio Ambiente, como las asociaciones ecologistas Adega y Greenpeace coinciden en que las cuencas más castigadas por la contaminación de los vertidos son las de los ríos Umia, Ulla y Sar. Según el último estudio de este año Greenpeace sobre la calidad del caudal gallego, estos tres ríos «se encuentran muy afectados por vertidos de ácido altamente tóxico, además de plásticos y excrementos que no han sido correctamente depurados». Los datos de este informe han sido confirmados por el Plan de Acción para o Control de Vertidos de Galicia, elaborado por la Consellería de Medio Ambiente al final del pasado trimestre, que podría limpiar la cara de las cuencas más dañadas por la polución industrial.
Greenpeace manifiesta que «la cuenca del río Ulla es la más explotada de Galicia», ya que recoge las aguas fecales de la población y los tóxicos de la industria, que la Consellería data en «509 vertidos» desde finales del 2006 . La asociación Adega agrega que el Ulla soporta «diez aprovechamientos hidroeléctricos en explotación en su cuenca».
DIARIO DE AROUSA, 06/08/07
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