Las brañas de Laíño esconden numerosos vertederos de basura.
Un paseo deja ver lo descuidado que está el entorno natural de Dodro
Un paseo de casi cuatro kilómetros por las pistas y senderos de las brañas de Laíño, en el municipio de Dodro, permite apreciar la gran belleza de este entorno natural del Ulla, considerado como uno de los humedales de Europa con mayor valor ecológico y faunístico. Pero el recorrido también revela lo descuidado que está, pese a toda la protección que tiene, además de desaprovechado.
LA VOZ DE GALICIA, 13/03/12
Guiados por un vecino de Dodro que camina a diario por la zona, el paseo comienza en el punto conocido como Sulaíño y, cada pocos metros, es posible ver basura tirada, en la mayor parte de los casos medio o totalmente escondida por la maleza.
Así, las zonas de las brañas de Laíño a las que accede el hombre, ya sea a pie, en coche, bicicleta u otro medio, están totalmente invadidas por el plástico de todo tipo, forma y colores. Junto con este material tan contaminante se pueden ver puntos llenos de neumáticos viejos, un armario, electrodomésticos en desuso, bañeras, mesas de terraza, tejas, colchones, botellas de plástico, restos de pañuelos de papel y envoltorios de preservativos. Detrás de todo ello está la mano del hombre pero, como dice el guía de este paseo, «o que deixa o lixo non ten por que ser de Dodro».
Deslinde de Costas
Buena parte de esa basura lleva tirada en las brañas desde hace años. «E hai moito máis lixo que non se ve», dice el vecino. Junto con los residuos, llama la atención la maleza que crece en muchas fincas que, tras el deslinde efectuado por Costas en torno al año 1998, pasaron a dominio público y, por tanto, fueron abandonadas aunque sus propietarios pueden hacer el mismo uso de las parcelas unos 30 años más.
Algunos están solicitando permiso para cortar los árboles de las parcelas, fundamentalmente abedules, sauces y alisos, que crecen en una zona que, en un invierno normal, estaría totalmente encharcada, pero no es así debido a la sequía y a que los regatos están cerrados. Junto con el canto de los pájaros y los juncos, destaca el rastro del jabalí, asentado en las brañas.
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