Empieza la cuenta atrás para el desalojo de una familia de Pontecesures.
En casa de Victoria Santiago el Carnaval se está viviendo sin alegría. Esta mujer y su familia atraviesan, desde hace semanas, un calvario con el que «non contabamos». Comenzó cuando llegó a sus manos una orden de desahucio procedente de un juzgado de Caldas. Una orden que, si Estrasburgo no lo remedia, deberá ejecutarse antes de que finalice esta semana. Y es que el próximo viernes, a las once de la mañana, acaba la prórroga dada por la jueza a Victoria y los suyos para que desalojen la vivienda que ocupan en el lugar de Monte de Porto y cuya titularidad está en tela de juicio.
Cada día más nervios
«Acábasenos o tempo», dice Victoria, que a duras penas puede contener la impaciencia. Hace semanas que su caso fue trasladado a Estrasburgo, pero aún no ha llegado ninguna respuesta de Europa. «Esperaban resolver en oito semanas, pero nós non temos ese tempo», señala esta cesureña. Quiere hacer caso a la plataforma Stop Desahucios Barbanza y mantener viva la esperanza de que, hoy o mañana, como muy tarde, llegue una orden de paralización cautelar de la sentencia que la obliga a dejar su casa. Pero cuesta trabajo abrazar el optimismo cuando se ve como el tiempo pasa sin que nada se mueva. «Nós, canto máis se acerca o día, máis nerviosos estamos», señala Victoria.
Si mañana cae la noche sin noticias de Estrasburgo, esta mujer y sus siete familiares -entre ellos dos menores- empezarán a embalar sus cosas para dejar la casa antes de que se cumpla el plazo dado por la jueza de Caldas. Y es que, «a non ser que desde a plataforma nos digan que é mellor que quedemos para o venres ás once, nós preferimos irnos antes e coas nosas cousas», explica. Desde Stop Desahucios entienden ese deseo y lo respaldan: vivir un desalojo por la fuerza y bajo control policial es un trago demasiado amargo, especialmente para una familia en la que aún hay menores de por medio. «O pequeno non sabe moito do que pasa. Pero a nena… Xusto o venres é o seu cumpleanos», dice, apesadumbrada, Victoria.
A una casa de la familia
En las casi cuatro semanas de prórroga que están a punto de expirar -la primera fecha para el desalojo era el jueves, 13 de febrero- la familia ha intentado trazar un plan B, disponer una puerta de emergencia por si desde Estrasburgo no llega la solución esperada. «Buscamos por todos lados, pero non é doado atopar unha casa para sete persoas», explica Victoria, que vive junto con su actual pareja, una de sus hijas, su hijo, la mujer de este y dos de sus nietos.
Finalmente, si la situación no mejora y los juzgados no dejan otro remedio, la familia se trasladará a Valga, a casa que la madre de Victoria tiene en Cordeiro. Son apenas dos kilómetros de distancia que esta familia confía en no tener que recorrer con el amargo sabor de la derrota en los labios.
La Voz de Galicia
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