Será ás 21 horas no salón de sesións da Casa do Concello, coa seguinte orde do día:
1. Acta anterior
2. Informe morosidade 2º trimestre 2014. Dar conta.
3. Resolucións da alcaldía. Dar conta.
4. Informes da presidencia.
5. Rogos e preguntas.
Será ás 21 horas no salón de sesións da Casa do Concello, coa seguinte orde do día:
1. Acta anterior
2. Informe morosidade 2º trimestre 2014. Dar conta.
3. Resolucións da alcaldía. Dar conta.
4. Informes da presidencia.
5. Rogos e preguntas.
El Nacional de Jóvenes Promesas de Piragüismo se celebró este fin de semana en Verducido. El Club Náutico de Pontecesures obtuvo el decimoquinto puesto. El primer lugar fue para el Náutico de Sevilla mientras que el segundo fue para As Torres Romería Vikinga de Catoira.
Dos ingenieras ambientales nos cuentan sus aventuras durante su jornada laboral
Luz -izq- y Beatriz sorprenden diariamente a clientes y encargados de negocios industriales.
Una joven alta, morena y guapa entra en una fábrica llena de hombres. Junto a ella camina una rubia de su misma edad y atractivo físico. Los trabajadores de la empresa empiezan a silbarles y a ofrecerles ayuda para subir las escaleras que conducen a las oficinas de la planta superior, donde se encuentra el responsable. Cuando entran en ellas, les espera el encargado. Querían exponerle el ahorro que supondría la sustitución del sistema eléctrico actual por uno con bombillas led. Son dos ingenieras -Luz Lavía Buceta, licenciada superior de Montes, y Beatriz Longo Piñeiro, de Forestais; ambas estudiaron en Pontevedra- que acaban de poner en marcha su propia empresa, E-natura Ingeniería.
Tras la acogida de los trabajadores de la planta, el jefe las recibe casi entre risas. Hacen acopio de la profesionalidad que las avala y le explican su objetivo. «Vale, hacedlo si queréis», les dice. «¿Si queremos?», se preguntan sin salir de su asombro.
A pesar de contar con tan solo 28 años de edad, Luz, pontevedresa, tiene ya un importante bagaje en mundos de hombres. Hace unos años fue jefa de una brigada forestal durante una campaña de incendios. Tenía cuatro hombres a su cargo que no se lo pusieron fácil. «Yo les decía que tenían que hacer algo, y veía como los cuatro iban justo en dirección contraria», cuenta. Se lo toma con humor, porque es consciente de que hay cosas que requieren de cierto tiempo. «Ahora, si tengo que silbarle a alguien, le silbo, advierto», bromea.
«Cuando vamos a presentarnos hay mucho macho español», reconoce, e incluso en alguna ocasión fue al revés: la primera vez que fueron a hacer una medición a una finca privada les recibió una mujer mayor que no entendía cómo «sendo unhas nenas», eran ingenieras. Su sorpresa fue mayúscula cuando las vio cargar con los instrumentos de topografía. Lo curioso es que la nieta de la mujer había sido compañera suya de facultad.
También ríe cuando admite cómo tanto ella como Beatriz, de Pontecesures, eligen su vestuario en función del día que tengan por delante. Igual que todo el mundo, solo que en su caso depende del número de silbidos que vayan a recibir. «Si vamos a ir a alguna fábrica o a alguna obra, nos ponemos unos vaqueros y una americana, nada muy femenino; si sabemos que vamos a estar en la oficina, nos arreglamos un poco más o nos ponemos una falda, sobre todo ahora en verano, cuando el calor es insoportable», asegura. «¿Te puedes creer que yo, hasta ahora, no tenía ninguna americana?», pregunta Luz, divertida.
Después de un año de experiencias varias están más acostumbradas a las caras de clientela y encargados cada vez que entran en una ferretería o un almacén industrial para ir a comprar bombillas u otras herramientas. «Si lo piensas fríamente, lo cierto es que no pegamos nada allí», confiesa Bea. Lo único a lo que no terminan de acostumbrarse -y difícilmente lo harán- es a otras estrategias: «A veces nos piden un estudio, lo rechazan y se lo dan a un electricista hombre, por detrás, para que lo haga. Nos damos cuenta pero, ¿qué vas a decirle?», lamenta Luz.
Una señora, con cuya nieta estudiaron, dudaba de que fuesen ingenieras.
La Voz de Galicia
Pandeiradas, muiñeiras e xotas encheron onte de música e colorido as rúas e prazas de Padrón, que acolleu a celebración do V Festival Folclórico. Organizado polo Concello en colaboración coa agrupación O Pedrón, o festival contou coa participación de catro grupos.
A xornada festiva iniciouse cos pasarrúas que as distintas agrupacións folclóricas fixeron polas rúas e prazas da vila. Ás 18.00 horas deu comenzo, na praza de Macías, o festival, coa actuación da agrupación Chorima, do veciño municipio de Rois, que tocou a xota e muñeira de Mercurín e os pasodobles de Brates e Mallou. No apartado de baile e pandeireta intepretaron as muñeiras de Abellá, Erboredo e Freixo e, no remate, a pandeiretada de Caión.
A segunda actuación correu a cargo da Asociación Fogo Fatuo de Rianxo, que interpretou tres bailes: a muiñeira popular, a xota e muiñeira de Zobra, e o pateado de Santiago.
El Correo Gallego
Como cada verano, el Ayuntamiento de Padrón aprovechará el mes de agosto para realizar pequeñas obras y mejoras en los centros educativos del municipio, en base a las necesidades que les trasladan los equipos directivos de los colegios y escuelas. Entre los centros beneficiados está el Flavia, en el que el Concello pintará casi 20 aulas, pasillos y otros espacios interiores. En este caso, el trabajo lo hará una empresa privada, con un presupuesto de más de 5.000 euros, según explica el concejal de Obras de Padrón, José Ramón Pardo.
El colegio Rosalía de Castro, por su parte, entregó en el Concello una larga lista con las necesidades del centro pero, de acuerdo con José Ramón Pardo, atenderlas «é inviable» para el Ayuntamiento por su capacidad económica, sin contar que hay demandas que le corresponde atender a la Consellería de Educación, según explica el concejal padronés. Entre ellas está, por ejemplo, la construcción de un acceso cubierto, algo que en su día ya reclamaron tanto el centro como el colectivo de padres.
El gobierno local remitió a dicha consellería el escrito con las demandas del colegio Rosalía de Castro, al igual que hizo con las del Flavia, en el caso de la sustitución de la carpintería exterior de aluminio, que no puede afrontar el Concello.
En el Rosalía de Castro está previsto arreglar la zona de juego del arenal porque, al parecer, cuando llueve la arena sobrepasa el borde del mismo y atasca un punto de recogida de aguas pluviales. También revisará ventanas y persianas.
En la escuela unitaria de Carcacía, se acometerá el alicatado de azulejos en baños, además de repasar las persianas. Y en el centro de A Retén, el Concello revisará el mobiliario de juegos y echará más tierra en el patio. Salvo el pintado de aulas en el colegio Flavia, que realizará una empresa, el resto de los trabajos previstos los harán los trabajadores del Concello.
En otras dos escuelas del municipio, la de Extramundi y Angueira de Suso, hay obras previstas pero dentro del segundo taller de empleo Terras de Iria, concedido a los Concellos de Padrón, Rois y Dodro. En la primera de las escuelas hay proyectados trabajos de reforma y reparación de la planta alta, en la que demolerán tabiques para acondicionar una oficina, un aula de Religión y un aseo. El coste del material supera los 18.000 euros, y la mano de obra la ponen los alumnos del taller de empleo.
Por su parte, en la escuela de Angueira de Suso, en la parroquia de Cruces, se actuará en la parte de la planta baja que no tiene uso educativo, con la mejora revestimientos, baldosa, terrazo, luminarias y protección de incendios. El material cuesta 9.500 euros.
La Voz de Galicia