Carreiras por abrazar a Morison.
La aldea de Camila entera y vecinos de otras partes de Cesures rindieron un emotivo recibimiento a su estrella, recién llegada de China con su bronce en los JJJO de la Juventud.
Era una sorpresa, y la cara de asombro y felicidad de la homenajeada al bajarse del autobús que la traía del aeropuerto de Vigo, con origen en China y escala en Madrid, pasaba la prueba del algodón. La aldea entera de Carreiras y varias decenas más de vecinos de Pontecesures aguardaban en la entrada del lugar a la que desde ayer es ya su hija predilecta. Anonadada por la estampa, recibida con una salva de cuatro cohetes y pancarta, la medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud se reencontró con sus gentes al son del grupo de gaitas Airiños de Valga, que tuvo que esprintar desde la Festa da Caña e da Anguía para llegar a tiempo de poner banda sonora a la bienvenida a la deportista que más alto ha volado en la historia cesureña.
Con el himno gallego de fondo, Camila fue avanzando a paso lento para irse fundiendo en besos y abrazos con cuanto se cruzó en su camino. La primera, su tía-abuela Manuela. Después, sus dos mejores amigas, Silvia y Antía. Y a partir de ahí, compañeros y directivos del Náutico Pontecesures y vecinos de todas las edades que no dejaron de reclamarla para hacerse fotos con ella y con su preciado metal. Para entonces ya llevaba consigo un enorme ramos de flores, otro detalle de los promotores del acto, José Manuel Moreiras, Ana María Eitor y un tercero que quiso permanecer en el anonimato. Algún cántico, muchos aplausos. Y para rematar, un «Viva Camila».
La Voz de Galicia
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