Andrés Quintá: «Plantar un árbol hoy garantiza la calidad de vida del mañana.
Es bien conocida la importante relación de equilibrio que debe haber entre el hombre y la naturaleza, entre el ser humano y los árboles. Ya en tiempos de la Grecia clásica decía el sabio Estrabón, uno de los primeros expertos que describió la anatomía vertebradora de la península ibérica, que hubo un tiempo en el que una ardilla podía atravesar de Gibraltar a los Pirineos sin pisar el suelo y que tan sólo le hacía falta saltar de árbol en árbol para realizar tan magno recorrido.
Por desgracia, la salvaje deforestación sufrida en España a lo largo de los siglos es un hecho contrastable y de especial dramatismo que nos lleva a aseverar que hoy en día esa afirmación de Estrabón no se podría realizar.
Tenemos que tomar conciencia de la importancia de los recursos forestales y debemos redoblar el compromiso del cuidado de los árboles, imprescindibles para conservar y mejorar la calidad de vida de las personas. Los árboles regulan la temperatura, purifican el aire y la tierra, contribuyen a regular las lluvias, protegen el suelo y albergan ecosistemas, sin olvidar su peso económico y social a través de una explotación ordenada y respetuosa.
Debemos hacer un reconocimiento público a los múltiples servicios que presta el árbol a la vida y a la actividad humana, además de toda la carga simbólica que tiene para numerosas culturas tradicionales, como en la gallega, que alcanza dimensiones extraordinarias con raíces en nuestro pasado castrexo y celta, de mano de sabios.
Quisiera que visitaran nuestros bosques, plantaran árboles nobles y autóctonos y los protegerlos reivindicar la eliminación de plantaciones de especies invasoras y nocivas para nuestro ecosistema como son los eucaliptos y otras especies foráneas que dejan secuelas negativas en el subsuelo, que por su rápido crecimiento son más económicas y demandas pese a ser voraces con el medio ambiente (evitando el crecimiento de vegetación a su alrededor y eliminado por tanto el sustento de la fauna).
Debemos apostar por recuperar nuestros bellos parajes naturales, la frondosidad de nuestras fragas y favorecer la biodiversidad, el equilibrio de los ecosistemas, el desarrollo sostenible, generando riqueza, pues no olvidemos que los árboles nobles como el castaño, el nogal, el roble, el abedul, el fresno, el amieiro y otros muchos afines necesitan de muchas décadas, y hasta siglos, para alcanzar su total esplendor.
Estamos obligados a transmitir a las generaciones venideras el legado que hemos recibido de nuestros antepasados, y por el que ellos han velado, para garantizar un futuro, para hijos y nietos, lleno de progreso y esperanza.
Finalmente, recordar que los ingenieros forestales y profesores de escuelas deben sensibilizarse con la importancia de los árboles autóctonos y su aportación a las necesidades de nuestra vida: madera, curtido de pieles con la corteza de los arboles, barricas para vino y envejecimientos de coñac, ron y bebidas sanas, ahumado de lácteos, carnes, y pescados… sin olvidar la importancia que las frutas tiene para llevar a cabo una dieta equilibrada: cerezas, manzanas, peras, naranjas…
En el día del árbol debemos hacer un homenaje en colectivo o individual a este ser vivo; y como decía Camilo José Cela a los seres vivos hay que cuidarlos y respetarlos. Por ellos, es nuestra obligación trasmitir su importancia y convertir los bosques en verdaderos jardines botánicos.
D. Andrés Quintá, gerente del Grupo Quintá
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