La parroquia de San Xulián de Pontecesures estrenó nuevas vidrieras.

La iglesia parroquial de San Xulián de Pontecesures vivió este domingo una jornada de especial significado con la bendición de sus nuevas vidrieras, en un acto que reunió a numerosos feligreses del municipio y que culminó con una eucaristía solemne presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto Fernández.
La ceremonia, celebrada a las 12 del mediodía, estuvo marcada por la renovación que simbolizan las nuevas vidrieras, concebidas como un símbolo de luz y fe para la comunidad. Tras la bendición, el arzobispo dirigió una homilía centrada en la acogida, la conversión interior y la importancia de vivir una fe comprometida.
El arzobispo animó a los fieles a abrir con generosidad las puertas de su vida y de la comunidad, destacando el valor de la acogida nacida desde el corazón. Señaló que recibir a los demás es un gesto lleno de amor que va más allá de lo material y que supone compartir la propia vida con cercanía, hospitalidad y entrega sincera.

El prelado también recordó la figura de San Juan Bautista como llamada a la escucha atenta de la voz de Dios y a la conversión sincera. “No bastan las apariencias ni los gestos externos; es necesaria una transformación interior para que la luz de Cristo ilumine nuestras sombras”, afirmó.
En otro momento de la homilía, el arzobispo destacó el valor de la comunidad cristiana como una verdadera familia, donde se aprende a superar diferencias, a reconciliarse y a caminar juntos.
Asimismo, invitó a los creyentes a dejarse renovar por el mensaje del Evangelio, como impulso para crecer interiormente y comprometerse con gestos concretos de amor y servicio, subrayando también la necesidad de afianzar una fe sólida que fortalezca la vida cristiana día a día.
La celebración concluyó con una petición colectiva para que la comunidad de Pontecesures siga creciendo en el amor, la esperanza y la fraternidad, y para que la iglesia de San Xulián continúe siendo un espacio de acogida, encuentro y luz para todos.
Las nuevas vidrieras, estrenadas este domingo, aportan desde ahora una nueva luz al templo y se presentan no solo como un valioso aporte artístico, sino también como un reflejo de la fe viva y fortalecida de toda la comunidad parroquial.

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