Valga demuestra como una matanza se convierte en una gran fiesta.

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Dicen que del cerdo se aprovecha todo, ¡incluso sus andares! Quizás por eso la tradicional matanza del marrano ha sido desde tiempos ancestrales una fiesta para las familias que tenían la fortuna y posibilidad de poder criar y sacrificar a uno o varios de estos animales cada año, obteniendo así las carnes, grasas, embutidos y demás productos que les permitirían alimentarse durante meses.

Y en el Concello de Valga rememoran cada año esta tradición con una fiesta popular de la que participan niños y mayores que permite seguir de cerca cada parte del proceso.

No cabe duda de que a los defensores de los animales y a aquellos que tienen la sensibilidad a flor de piel no gustan en absoluto estas actividades, e incluso puede que les repugne ver ciertas imágenes de este ritual.

Parte de la historia

Pero no es menos cierto que la matanza del cerdo forma parte de la historia de pueblos rurales como el valgués y que rememorarla es un modo de mantener vivas viejas tradiciones, recuerdos e incluso sensaciones.

Eso es, precisamente, lo que persigue la Administración local con esta recreación de la matanza del cerdo; un acontecimiento intergeneracional que se encuadra en el programa de divulgación municipal del que forman parte otras recreaciones, como la siembra del trigo, su recolección, la “malla” o incluso la utilización festiva de los lavaderos públicos a modo de enseñanza para las nuevas generaciones.

Lo que se hizo ayer en el recinto del colegio Xesús Ferro Couselo no fue solo sacrificar un animal, sino también mostrar el modo en que actuaban los matarifes de antaño y enseñar a los presentes cómo los miembros de la unidad familiar e incluso algunos vecinos de la aldea de turno se unían y organizaban las tareas antes de que las carnicerías, mataderos y controles veterinarios cobraran protagonismo.

Todo un ritual

Antiguamente, como se explicó gráficamente ayer, los vecinos se reunían en torno al cerdo y se repartían las tareas a realizar, tales como quemar el marrano para eliminar el pelo, lavarlo a conciencia antes de descuartizarlo y preparar estratégicamente cada parte del cochino, ya sea para consumir a corto plazo, para salar o bien, y esto es más reciente en la historia, para congelar.

Colocar una piedra en la boca del animal muerto para que llegado el momento resulte más fácil extraerle la lengua o colgarlo con la cabeza hacia arriba durante horas una vez abierto en canal y antes de descuartizarlo; evitar la presencia de moscones que puedan estropear la carne; depositar el unto cuidadosamente estirado sobre un manto de sal; o tostar bien las patas para sacar las uñas del pezuño con facilidad son algunos trámites y trucos que en el rural se aprendían desde niño cuando tocaba matar el cerdo y que con fiestas como esta recobran actualidad.

No faltan los orujos

En este reparto de tareas en la que todos los participantes se visten para la ocasión y donde no falta la degustación de orujos -sobre todo en un municipio que, como el valgués, tiene fama de elaborarlos muy buenos-, los hombres suelen ocuparse de la parte del proceso relativa a la propia matanza y el descuartizado, mientras que las mujeres se afanan en dejar las vísceras del animal impolutas, para elaborar con ellas las morcillas y chorizos, remueven la sangre recogida durante el sacrificio para que no cuaje y poder preparar las filloas, y elaboran ya los primeros platos.

Todo esto se vivió con la citada recreación en Valga, acompañada de actuaciones folclóricas, la subasta de un cerdo y una ya tradicional comida popular con menú a base de productos propios de una matanza que se precie.

Faro de Vigo

Concierto de los alumnos de saxofón en Valga.

Hoy 19 horas. Auditorio de Valga.
Los alumnos de la escuela municipal de música que han participado en la masterclass de saxofón celebrada durante todo el fin de semana se subirán al escenario para demostrar las habilidades adquiridas. Este concierto pone el punto y final a tres días de trabajo en la escuela de música municipal con los profesores del dúo Cexsaxo.

La Voz de Galicia

Cinco concellos arousanos pagan a sus proveedores antes del plazo de treinta días.

La nueva normativa sobre morosidad establece que las entidades públicas deben pagar a sus proveedores antes de treinta días. Pero ajustarse a este plazo le está costando a las distintas administraciones públicas. En Arousa, la situación no es diferente y solo cinco municipios cumplen con lo establecido. Se trata de Vilagarcía, Meaño, Ribadumia, Valga y Pontecesures. En el polo opuesto de esta balanza están los más morosos. Una clasificación que encabeza, y a mucha distancia de sus inmediatos seguidores, el Concello de Vilanova. Y es que este tarda 196 días en hacer frente a sus facturas.

El informe del Ministerio de Hacienda sobre la morosidad de los concellos establece que, a 31 de diciembre del pasado ejercicio, las arcas de los municipios arousanos adeudaban en total 7,7 millones de euros a sus proveedores. Pero la situación de endeudamiento difiere mucho según la localidad en cuestión. En Pontecesures, por ejemplo, no tenían a finales del pasado año ninguna factura pendiente de pago. En Vilanova, en cambio, adeudaban más de 2,3 millones de euros, siendo el municipio que más dinero debe con diferencia. Le sigue Vilagarcía, ciudad que triplica su número de habitantes, con 1,6 millones de euros. Más de un millón adeuda también Cambados, mientras que las deudas de O Grove rondan esa cifra, 962.696 euros. En el entorno de los seiscientos mil euros se quedan Valga y Meis. Meaño y Ribadumia, por su parte, disfrutan de una situación mucho más holgada y solo tenían pendientes de pago 100.849 y 39.463 euros, respectivamente.

En ese último trimestre del año, los concellos también invirtieron 7,6 millones en pagar a sus proveedores. La mayoría gastó más en saldar sus deudas de lo que dejó pendiente de pago. Excepto Vilanova. Solo abonó 751.592 euros, a pesar de que las facturas pendientes superan los dos millones. Esa misma cantidad es la que destinó Vilagarcía a pagar a sus proveedores durante el último trimestre del año.

Así las cosas, la mayoría de las localidades arousanas incumplen los plazos de pago previstos por la normativa. Vilanova tarda 196 días en abonar sus facturas y Meis 78. Cambados y O Grove necesitan 45 días. Entre los que cumplen el que mejor comportamiento tiene es Ribadumia. Cerca de cuatro días tarda esta administración en atender los requerimientos de sus proveedores. Algo más se demora Vilagarcía, hasta los siete días. En Pontecesures y Meaño las facturas se abonan en quince días, mientras que en Valga la demora es de 24 jornadas.

La mancomunidad de O Salnés es otra de las Administraciones que incumple la regulación del pago a morosos, según los datos del Ministerio de Hacienda. Tarda más que buena parte de los concellos, 104 días, en saldar sus deudas y tiene pendiente de pago algo más de 600.000 euros.

La Voz de Galicia

El pleno de Padrón aprueba una moción para promover la laicidad.

Conlleva retirar elementos religiosos de espacios públicos, como el Concello.

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La moción aprobada aparta al alcalde (en la foto, en la ofrenda de la Traslatio) de actos religiosos.

El pleno ordinario del Concello de Padrón, celebrado en la tarde-noche del jueves, aprobó con los votos a favor de todos los grupos de la oposición, salvo CIPa que se abstuvo, al igual que el gobierno local, una moción tipo del PSOE para promover la laicidad en el ámbito municipal de modo que, por ejemplo, no haya elementos religiosos, en este caso católicos, en espacios públicos del Ayuntamiento.

Entre ellos, en el pleno se mencionó el crucifijo que cuelga de una pared del fondo del salón de plenos, la imagen del San Juan do Raio, patrono del concello, en un lateral de este mismo espacio o la presencia del gobierno local en las procesiones religiosas de Semana Santa. También se mencionó la imagen del Santiago Apóstol, aunque no se pidió su retirada por la connotación cultural que tiene, según explicó Teresa Rey, de Veciños de Padrón, grupo que también tenía una propuesta en la misma línea, que no se llegó a debatir.

La moción socialista, que cerró una sesión de cuatro horas y en la que quedaron puntos sin debatir por tener que acabar el pleno a las doce de la noche, levantó polémica y fueron necesarias dos votaciones para decidir si se aprobaba o no. Preguntado ayer el alcalde sobre si retirará los elementos religiosos del salón de plenos, Antonio Fernández explicó que el crucifijo puede ser, pero la imagen del San Xoán do Raio, no, aunque, no obstante, tiene que revisar la moción, añadió.

La propuesta del PSOE, presentada por la vía de urgencia, incluye varios puntos para que el Concello se dirija al próximo Gobierno del Estado y al Parlamento para que adopte medidas en aras de que prevalezca la separación de Iglesia y sociedad.

Solo el último punto se refiere explícitamente al Ayuntamiento de Padrón, para que cree un «observatorio da laicidade, aberto a la participación de todos os grupos políticos municipais, asociacións e entidades cidadás co obxecto de promover campañas informativas» sobre la laicidad y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre otros principios. El debate también derivó en la petición de que la Iglesia pague impuestos por sus propiedades.

Para el gobierno local, el pleno «non é sitio para debater este tema» aunque también considera que en el Concello «se cumple o que di a Constitución». CIPa, por su parte, habló de «facer cumprir as leis», en alusión a lo que establece la Constitución, y, preguntada al respecto, la propia secretaria municipal aseguró que el salón de plenos «non parece» el sitio más adecuado para tener un crucifijo colgado que, según dijo una persona del público, «se ninguén o quere o levo eu para a miña casa».

Con una opinión totalmente contraria, el edil de Obras, José Ramón Pardo, manifestó claramente que él seguirá yendo a las procesiones, independientemente de lo que diga la moción, a lo que la oposición le respondió que a título individual cada uno es libre de hacer lo que desee.

«O Concello creará un observatorio da laicidade aberto aos grupos políticos e a cidadanía»

Camilo Forján

La Voz de Galicia

Un campeonato de serrucho, en la Festa da matanza.

Colegio Ferro Couselo (Valga) a partir de las 11 horas.
El Concello de Valga presume de ser un pueblo agrícola, muy vinculado al trabajo de la tierra y a la explotación tradicional de los recursos. Para mantener vivas todas esas tradiciones, el ayuntamiento organiza actividades como la que hoy se vivirá en el patio del colegio Ferro Couselo. A las 11 de la mañana comenzará el ritual de la matanza del cerdo. Hacia las 13.30 horas, arrancará la subasta de la carne del animal sacrificado. Después de la tradicional comida de confraternidad con productos típicos, habrá baile y música, a cargo de los grupos Algueirada y Nueva Era. Por la tarde, el menú se completa con la primera edición de un singular campeonato de serrucho.

La Voz de Galicia