El mal tiempo retrasa en Herbón la plantación de los pimientos.

Lamprea y pimientos de Herbón. Las campañas de ambos productos tan valorados están marcadas por los continuos temporales de lluvia y viento. Por una parte, dificultan la pesca artesanal de lamprea en las pesqueiras del río Ulla y, en tierra, retrasan las primeras plantaciones de pimientos a cubierto.

«Vén o tempo de empezar a plantar e estamos todos a mirar para o ceo, a ver que pasa». Quien habla así es Domingos Martínez, de Pementos Evangelina, de Herbón, en el municipio de Padrón, uno de tantos productores que está a la espera de que el tiempo «compoña» para plantar los primeros pimientos de la temporada, en los invernaderos.

«¿Que vas plantar así?», dice este vecino de Herbón. «Non se poden abrir os invernadoiros; hai humidade e fai frío, non vale a pena plantar nada», dice.

De hecho, a día de hoy no hay prácticamente ni una sola plantación hecha. «Se chove, abres o invernadoiro, ventilas e non pasa nada pero con este aire arríscaste a que che leve todo», explica Domingos. Según cuenta, aún hay productores que, como él, tienen invernaderos sin cubrir pese a ir para mediados de febrero, cuando normalmente todo el mundo empezaba a plantar. Habrá retraso pese que, en su caso, las plantas de los viveros «teñen falta de sacar e de poñer na terra» porque «xa están perdendo» de desarrollar.

A mayores, en Herbón preocupa el retraso de alrededor de un mes de los viveros de plantas para las fincas al aire libre, que aún están sin hacer. «Estamos un día e outro sen facer nada e despois vén todo o traballo xunto enriba», asegura este vecino de la parroquia de Padrón.

La Voz de Galicia

Piden amparo al Valedor y a la Fiscalía para evitar el desalojo de la familia de Cesures.

FAMILIA QUE ESPERA DESAHUCIO EN CESURES /

Cinco de los siete miembros de la familia afectada.

Evitar que siete miembros de una misma familia de Pontecesures, entre ellos dos niños, se queden en la calle se ha convertido en el objetivo prioritario de la plataforma Stop Desahucios de O Barbanza, del Concello cesureño y del abogado Ignacio Delgado. Y para ello están llamando a todas las puertas posibles. Si el viernes el letrado presentaba una cuestión prejudicial solicitando al Juzgado de Caldas que paralice la orden de desalojo (el plazo para que esta familia abandone la vivienda finaliza el próximo jueves), en las últimas horas han solicitado también amparo al Valedor do Pobo y a la Fiscalía de Menores, a los que instan a tomar cartas en el asunto. La intervención de esta última la consideran fundamental teniendo en cuenta que dos niños de 9 y 12 años podrían verse afectados por el desalojo. El abogado de la familia no descarta incluso acudir a los tribunales de la Unión Europea si no prosperan las otras vías.
Una denuncia por supuestas coacciones y amenazas fue el origen del calvario para esta familia, encabezada por Victoria Santiago. Su exmarido (ya fallecido) legó el usufructo de la casa a su novia, pero la vivienda no consta en el registro de la propiedad y no está clara su titularidad. A pesar de ello, una sentencia obliga a Victoria y su familia a salir de la casa en días.

Diario de Arousa

La biblioteca municipal de Pontecesures reabre tras casi dos meses cerrada al público.

La biblioteca municipal de Pontecesures retomó la actividad tras casi dos meses cerrada (desde el 16 de diciembre) debido a una baja de la trabajadora que ejerce las funciones de bibliotecaria. El centro de lectura abre desde ayer entre las 16 y las 20 horas. El concejal Luis Sabariz, que había criticado al Ejecutivo local por no cubrir la baja de la trabajadora, se felicita de que la biblioteca esté ya a disposición de los vecinos, pero lamenta que se reapertura no se haya «anunciado», de manera que «los usuarios no se enteraron» y en la jornada de ayer acudió «muy poca gente». El portavoz de ACP lo considera una muestra de que » o interese deste goberno pola cultura brila pola súa ausencia».

Diario de Arousa

Siete miembros de una familia de Pontecesures, al borde del desahucio.

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A Victoria se le llenan los ojos de lágrimas cada vez que piensa que el próximo jueves podría tener que abandonar su casa. El juzgado de Caldas le ha ordenado dejar la vivienda unifamiliar en la que reside junto con su pareja, una hija que está estudiando, un hijo, la esposa de este y sus dos nietos pequeños. La espada que pesa sobre sus cabezas no la ha colocado ahí ningún impago a ningún banco, sino un litigio de raíces profundas que ha tenido un desenlace inesperado.

Arranca la historia de Victoria a mediados de la década de los setenta, cuando se casó y, junto con su marido, se embarcó en la construcción de una vivienda unifamiliar en el lugar de Porto. La casa fue construida sobre terreno municipal, como todas las demás del barrio, y no fue nunca registrada ni escriturada. En el año 2007 Victoria se divorció y se marchó de casa con su hija pequeña. Se estableció al otro lado de la ría y durante años sacó adelante su vida.

Pero en el 2012 su ex marido falleció. A ella las cosas no le iban demasiado bien en Boiro. A uno de sus hijos, la vida también se le torció en Madrid, donde residía con su mujer y sus dos hijos. Así que decidieron unir fuerzas para resistir el envite de la crisis, trasladarse a la casa familiar y rehacer en ella su vida. Entre los exiguos ingresos que proporciona la explotación de un bar y las pensiones que perciben Victoria y su actual pareja, habían logrado reconstruir un hogar para siete personas.

Pero entonces las cosas se torcieron. El ex marido de Victoria, en su testamento, había dejado a su nueva pareja los derechos de usufructo de la casa, y la mujer no estaba dispuesta a renunciar a ellos. Eso produjo un enfrentamiento que derivó en un juicio de faltas contra Victoria y su familia por amenazas y coacciones.

El caso fue desestimado por el juzgado de paz de Pontecesures, pero el juzgado número dos de Caldas dio la razón a la demandante, impuso una multa a la familia y decidió, también, que los siete integrantes de la misma deben abandonar la casa el próximo jueves. «No es tan fácil encontrar un sitio para siete personas», explica desesperada Victoria. Sin saber adónde recurrir, se dirigió a la plataforma Stop Desahucios de O Barbanza, a través de la que ha recibido asistencia legal. Ayer, se presentó en el juzgado de Caldas un escrito de alegaciones en el que se pide que se suspenda la orden de desalojo de forma inmediata.

El letrado que se ha hecho cargo del caso por vía de urgencia, Ignacio Delgado, confía en que se tome en consideración sus argumentos, que se centran en el hecho de que la casa no estaba escriturada y ni siquiera figuraba en el acuerdo de divorcio. Por lo tanto, es más que discutible que el ex marido de Victoria, ahora fallecido, estuviese facultado para legarla a unos o a otros. El abogado considera que, antes de nada, hay que aclarar qué ocurre con esa vivienda. «No parece lógico que de un juicio de faltas se derive una orden de desahucio que amenace a una familia de siete personas».

La Voz de Galicia

Con botas de goma por Padrón.

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Cuando llueve, es imposible andar por sus calles sin mojar los pies.

«Con botas de goma». Así hay que ir calzado por Padrón la mayor parte de los días que llueve, si uno no quiere mojarse, o más bien, calarse, los pies. Las calles de la villa se llenan literalmente de agua cuando llueve, convirtiéndose en «corredoiras», tal y como señalan varias personas que a diario andan por la capital del Sar.

 

Calles principales como la rúa Longa son un buen ejemplo de ello. La causa está no en lo «moito que chove» como dice algún gracioso, sino en que la inmensa mayoría de los canalones de los edificios desaguan de toda la vida en la vía pública, convirtiéndolas en piscinas cuando llueve con cierta intensidad, como sucedió estas últimas semanas.

 

«? unha pena andar por Padrón», dice una vecina de Dodro quien añade que «hai días que da ganas de non vir por non mollar os pes desta maneira». Cuenta un padronés de toda la vida que, antiguamente, las calles tenían una parte central en la que las piedras estaban separadas por una ranura considerable, por la que «desaguaban moitísimo máis que agora».

 

Pero al remodelar las calles y hacer otras nuevas, con la colocación de rejillas que no dan abasto, las vías acaban llenándose de agua. Un ejemplo de calle remodelada es la zona que está junto al edificio de los Juzgados, donde tiempo atrás se cambió el enlosado y donde el agua se almacena, sobre todo junto a los bancos ornamentales.

 

«A medida que se van facendo edificios novos, o Concello debía obrigar a conectar os canalóns a rede de pluviais», sostiene el mismo vecino de Padrón.

 

De hecho, en el anterior mandato de Padrón, conectar los desagües a la red de pluviales era una «tarefa prioritaria» del gobierno local, que tenía previsto hacerlo con cargo a la subvención que le correspondía al Concello por las obras de urbanización en el Área de Rehabilitación Integral del Casco Histórico, según explicó ayer el entonces concejal de área, Eloy Rodríguez.

 

Oficina Rehabilitación

 

Durante su gobierno, este le encargó a un funcionario que hiciera el «trabajo de campo» para, después, entregárselo a los técnicos de la Oficina de Rehabilitación que, a su vez, redactaron los informes en base a los que se iban a hacer las obras necesarias para sacar el agua de las calles y, en algún caso, llegaron a ejecutarse previa comunicación al titular del inmueble. No obstante, con las elecciones hubo cambio de gobierno y todo ello quedó en «augas de borralla», como dice Eloy Rodríguez.

Por tanto, toca mojar los pies o calzar botas de goma para andar por las calles de la villa padronesa pero también por otros espacios, como el Campo del Souto, donde se forman charcos.

La Voz de Galicia