Como si fuese un dêja vu, el gerente del bar Beach House, en Pontevalga, revivió ayer la misma sensación de rabia e impotencia del pasado 23 de septiembre, cuando los ladrones entraron por primera vez en el local. En la madrugada de ayer volvió a suceder lo mismo, lo que aumenta la preocupación en la zona.
«Sospeitamos que foron os mesmos da uutra vez porque o método empregado foi o mesmo», declaró ayer Manuel Cotón, que tiene desde hace unos meses la concesión de este local de hostelería de titularidad municipal. El bar está situado junto al río Valga, a escasos metros del Concello y al píe de la N-550, pero este hecho no arredró a los ladrones.
Tras producirse el primer robo, la Guardia Civil acudió al lugar para investigar los hechos, pero de aquellas pesquisas, «aínda nos sabemos nada», dijo ayer Cotón.
El hostelero explicó que el local lleva cerrado desde el domingo por motivo de unas obras que se están acometiendo. «Saímos o luns ás doce e media da noite e esta mañá ás nove (por la de ayer) vimos a verxa forzada, ao igual que cattro portas no almacén de abaixo».
Si en el primer robo los autores movieron un contenedor y lo utilizaron para transportar el botín, en este caso quitaron una bombilla del alumbrado público y rompieron los focos de la entrada del local «para manobrar ben», señala el afectado.
En esta ocasión los ladrones sustrajeron un televisor, una nevera/botellero y un microondas, además de un par de botellas de licor, chocolatinas y otras chucherías.
Mil euros.
«O valor do roubado andará polos 800 euros, ademáis doutros douscentos para a reparación da verxa», calcula Cotón. Y eso que había recogido la mayoría de las bebidas porque el local iba a estar cerrado unos días.
Tras dar parte a la Guardia Civil, al menos un agente acudió al establecimiento para iniciar las pesquisas, aunque apenas evidenciaron la falta de huellas. «Viñeron mirar se había pegadas pero seica non, porque os ladrón levaban luvas».
Manuel Cotón no considera que su establecimiento sea un reclamo para los ladrones al no tener edificios colindantes, ya que «está ao lado da estrada xeral e hai luz. Bueno. había», antes de que quitaran la luminaria pública y rompieran los focos. «En Valga está aumentando bastante a delincuencia nestes últimos tempos».
Diario de Pontevedra