Es probable que, en la concepción imperante en la sociedad, la política no sea otra cosa que la búsqueda del desprestigio del contrario al coste y por los medios que fuere, con tal de agilizar así la vuelta del péndulo hacia los intereses propios.
Pero es igualmente probable que esa forma de actuación no convenza ya a la ciudadanía, cada vez menos dispuesta a presenciar el degradante espectáculo actual de unos partidos enfrentados a otros, descalificándose todos entre sí hasta la injuria y vendiendo cada uno las propias propuestas como lo único nuevo y bueno bajo el sol.
Un ejemplo meridiado de ese comportamiento lo estamos viendo desde hace una veintena de días ??y por tercera vez consecutiva en los últimos cuatro años?? en el Concello de Padrón, donde la irtresponsable actitud de unos sindicatos al personalizar en el Gobierno local los problemas laborales que mantienen con la empresa adjudicataria del servicio de basuras se ve secundada por la no menos insensata actitud de la oposición municipal al sentirse ??igual que la empresa?? como convidados de piedra en un problema que, a poco que tuvieran la enésima parte del sentido del deber que predican en campaña, les llevaría a alinearse con el equipo de Gobierno para dar solución definitiva a un problema que es de todos los padroneses. Pero las orejeras de los intereses creados, que se señalaba al comienzo, es claro que no dejan ver ni el mínimo atisbo de la exigible responsabilidad como representantes publicos que son.
Lo peor del caso es que esta situación trae razón de otra todavía más nefasta práctica política, vaya usted a saber por qué no desveladas razones. La firma de un leonino acuerdo que el anterior partido en el Gobierno firmó en fecha tan oportuna como son los días previos a la convocatoria de las municipales de 2007. Todo un regalo envenenado al aprobarse un incremento del coste del servicio que representará un duro y caliente rejón en el bolsillo del contribuyente, que en este caso son todos los padroneses.
La basura irá creciendo cada día hasta que nuevas disposiciones de Sanidade obliguen al Concello a jugarse el tipo contratando personal extraordinario por lo que acaso puedan ser condenados por violentar el derecho de huelga, que ineptitudes judiciales más grandes ya se han visto. La oposición, mientras, espera ávida para repartirse las migajas de su irresponsabilidad manifiesta.
Por Juan Salgado.
TIERRAS DE SANTIAGO, 10/05/11