Da Fundación Camilo José Cela.

Os temporais pasados sobre o Sar deixaron un zunido, un «ruxerruxe» sobre a Fundación Cela e xa se sabe que cando o río sona…

E efectivamente os rumores nos tardaron en saltar á prensa diaria coa natural sorpresa para o público alleo á organización e desenvolvemento interno da fundación, resultando máis alarmantes para os padroneses pois sabido é que Camilo José Cela deixou o seu legado para que fora a súa terra natal Iria Flavia e Padrón, que tanto monta, a depositaria para sempre do seu legado . Así naceu a súa fundación adquiríndose as casas dos coengos para a súa localización, onde se atopa, como tamén el deixou o seu expreso desexo de ser soterrado no cemiterio de Adina, onde xace.

Dicía Cela, coa súa agudeza non exenta de fina ironía que a Padrón nos «roubaran» o Apóstolo. Só faltaba que tamén agora sucedera o mesmo coa súa fundación. Pero claro que nunca se sabe ata onde certos imponderables poden chegar exercendo máxima influenza como agora parece pode ocorrer, o cal non deixaría de resultar dalgunha maneira moi lamentable e unha gran perda para Padrón, confiando os padroneses en que tras as noticias pouco favorables aínda os responsabeis da fundación poidan atopar unha solución favorable para que as cousas segan como están.

De tal xeito que os que desexen beber da cultura de Cela sigan vindo a Padrón, como asemade o fan os que queren visitar a casa de Rosalía e cantos traten de peregrinar a Santiago se queren completar a peregrinaxe antes ou despois, lembremos o popular refrán, han de peregrinar a Padrón que non outra é o verdadeiro berce do Xacobeo. E aínda máis se desexan gozar das fermosas paraxes naturais destas ribeiras do Sar onde arribou a barca cos restos de Santiago Apóstolo, ou do artístico xardín botánico e o incomparable paseo do Espolón? deben visitar Padrón .

E xa para rematar en canto á Fundación Cela desexando que os comentarios destes días oxalá non pasen diso, de sinxelos comentarios que nunca cheguen a confirmarse.

Por José Castro Cajaraville. TIERRAS DE SANTIAGO, 15/12/09

A por el tren de cercanías.

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Van ya diez años transcurridos desde que el ingeniero de Caminos Ramón Fernández Durán señaló, con acertada letra y precisado fundamento, que el transporte motorizado conlleva un altísimo coste económico, que acentúa el endeudamiento de los Estados y de las economías en general, un importante impacto social, y un agravamiento sin precedentes de los impactos ecológicos planetarios. Habrá quien se pregunte a qué impacto social se refería Fernández Durán; pues muy sencillo, a que por aquellas fechas el transporte por carretera era el responsable de un millón de muertos, nueve millones de heridos y 800.000 minusválidos anuales.

Hoy esas cifras sobre siniestralidad van camino de duplicarse, debido a la incorporación masiva al automóvil de las poblaciones de las economías emergentes.

Probablemente, ninguno de los representantes de los países que estos días participan en la Cumbre del Clima de Copenhague discrepe de que el transporte por carretera y el transporte aéreo son los dos modos más impactantes sobre el medio ambiente (cambio climático, lluvias ácidas, ocupación de suelo fértil, pérdida de biodiversidad, etc). Pero quizás gran parte de esos países, por no decir casi todos, no tengan evaluada la repercusión de la totalidad del ciclo productivo del transporte, desde la fabricación de vehículos hasta su eliminación, pasando por la extracción y procesamiento de combustibles, construcción de infraestructuras y circulación de aquellos. Esa realidad no le interesa evaluarla, porque, como bien apuntan Estevan y Sanz (Hacia la reconversion del transporte en España, Madrid, 1996), la generalización del transporte motorizado exige la utilización de enormes cantidades de materiales y energía, «cuya extracción, transformación y consumo produce grandes masas de residuos sólidos, líquidos y gaseosos».

Aunque todo esto es de ámbito planetario, la relación entre los procesos de urbanización y la movilidad motorizada también es aplicable en Galicia, donde existen 315 municipios, que se reparten casi 35.000 núcleos de población, con un hábitat disperso y miles de kilómetros de pistas y carreteras de tercer y cuarto orden, por las que transitan miles de vehículos, con una elevada tasa de siniestralidad. Nada que no sepa, pero que sigue sin ser abordado por falta de un enfoque institucional claro al respecto.

Se espera que en torno al año 2015, Galicia se incorpore a la red europea del tren de alta velocidad, y, por lo que se aprecia, la cosa va muy en serio, gracias a que el ministro de Fomento, José Blanco, está cumpliendo los compromisos adquiridos. Pero hay algo más que no debería caer en saco roto, el ministro gallego está abierto a colaborar con la Xunta en la implantación del tren de cercanías y, quizá, también sea receptivo a nuevas fórmulas de vertebración ferroviaria del país.

Un medio ambiente y un paisaje sabiamente protegidos serán un factor de competivididad cuanto más se noten las consecuencias del cambio climático en la vieja Europa. Lo cual supone que el tren de cercanías y el ferrocarril convencional no sólo son necesarios en términos sociales y ecológicos, también lo serán como un medio de transporte rentable desde la perspectiva de una economía sostenible, en la que cobren peso los sistemas económicos autocentrados y unas estructuras territoriales acordes con ellos.

Columna «Celtas sin filtro» por Luis Pousa
EL CORREO GALLEGO, 19/12/09

Es el momento del tren.

En estos días pude asistir a importantes reuniones sobre el momento ferroviario. Con enfoques tan variados como amplio es el tema, claro está. Tecnólogos, economistas, sociólogos, urbanistas, gestores, transportistas, políticos, constructores y hasta representantes de instituciones financieras internacionales, cual fue el caso del Banco Mundial, coincidieron en que este es, no sólo a nivel español sino mundial, el momento del ferrocarril. El tren sobresale, en primer lugar, por su amabilidad ambiental. Con respecto al automóvil, permite una drástica reducción del volumen de emisiones de anhídrido carbónico. Y en los ambientes estrictamente urbanos también porque sólo él permite una reordenación razonable de los tráficos. Las ciudades, incluso las pequeñas, sufren los efectos de la contaminación, los atascos, la pérdida de tiempo y el consecuente deterioro de la calidad de vida, provocados por un sistema de transporte basado mayormente en el automóvil, e incluso, ofreciendo la cara más agresiva de esa opción, el de uso particular e individual. He podido conocer los grandes proyectos que se están culminando ya en ciudades como Berlín o São Paulo, implicando grandes centros intermodales de comunicación y transporte, en los que millones de personas pueden acceder, de manera muy cómoda, a diversos medios en momentos o direcciones distintas, con rapidez, seguridad y con amabilidad ambiental y espacial. También se habló, como no podía ser de otra manera, de lo que se está haciendo en España, y no sólo con la alta velocidad, en lo que destacamos mucho, sino también en la modernización de los suburbanos en Madrid y Barcelona, o en la reincorporación de los tranvías en Valencia y Andalucía, por ejemplo. En Galicia, donde la llegada del AVE ya está garantizada, es importante que empecemos cuanto antes a desarrollar públicamente el debate sobre un nuevo sistema y red para el transporte de cercanías y mercancías. Para nosotros, además, con la componente inexcusable de aprovechar todo ello para favorecer una ordenación territorial adecuada para un espacio de doblamiento disperso. También aquí es, pues, el momento del ferrocarril. De aquí a veinte años, como mucho, debemos haber tomado decisiones que pueden darle la vuelta a la suerte futura del país.

Artículo de Jaime Barreiro Gil, ex Decano de Económicas de la USC
EL COREO GALLEGO, 03/12/09

Trenes.

Mire el periódico de cualquier día y verá cuántas veces se habla de trenes. Desde finales del siglo XIX, el ferrocarril es símbolo de progreso y de futuro. Y también hoy en día, en estos primeros pasos del siglo XXI. Galicia se juega su futuro con las conexiones por tren de alta velocidad, España puja por el jugosísimo contrato del AVE que llevará a La Meca, en Arabia Saudí, las principales ciudades de la Península estarán a tiro de piedra unas de otras cuando esté completada la red del AVE. Son noticias de cada día. Vilagarcía también tiene sus trenes que coger. Uno ya lo ha agarrado bien, que es su conexión al eje Atlántico gallego Vigo-A Coruña. Ahora le falta solucionar el problema de las cercanías con los municipios vecinos y con Santiago y el fundamental ramal ferroviario al muelle de Ferrazo. Ayer todos los medios de comunicación informaban de que el Puerto de Vilagarcía remonta el vuelo gracias al tráfico de cereales. La caída de su negocio ha bajado del 26% al 17% gracias a esta mercancía. ¿Y cómo salen de la ciudad estos cereales? Por tren. De ahí que el presidente de la rada, Javier Puertas, apueste tan decididamente por esta infraestructura. Porque de ella depende buena parte de la economía de la comarca. No hay que dejar pasar este tren.

Columna «Entre líneas» de Xurxo Melchor.
LA VOZ DE GALICIA, 02/12/09

Padrón non solta amarras.

Cal barco varado Padrón, talvez para lembrarlles ás novas xeracións o seu pasado de porto mariño do que o grande arcebispo Xelmírez mandou dende os astaleiros irienses a primeira escuadra da mariña española, segue ancorado resistíndose anos tras anos a soltar as amarras da engalaxe. Mentres os concellos dunha ampla comarca subían ao tren do progreso que os levaba á expansión urbanística da que hoxe fan gala e se benefician, Padrón permaneceu no sopor do doce soño vendo pasar o tren da oportunidade durante décadas, vivindo de rendas dun glorioso pasado do que só no plano histórico,de tradición e cultural soubo manter o alto nivel. Non obstante Padrón foi quedando no vagón de cola en canto ó desenvolvemento urbanístico.

Ata incluso no tema do Xacobeo, coma moi ben dicía hai días o párroco de Santiago de Padrón, reverendo Roberto Martínez, que sendo Padrón berce santiaguista aínda non estamos nas debidas e máis óptimas condicións en canto ás estruturas necesarias para garantir o éxito, confirmándose os reiterados comentarios que o cronista leva feito .

A urbanización da canle do río Sar que a Cotop ofreceu no 1991 coa construción de 2.600 vivendas foi sen dúbida a grande ocasión perdida. ¿Onde estaban os nosos políticos? Faltou decisión e valentía política para subir a un de tantos trens que pasaron pola porta de Padrón sen que se aproveitaran, do que se laian hoxe todos os padroneses.

Confiemos en que novos ventos sopren máis a favor desta gran vila e ao fin se produza o despertar do seu soño coa ansiada engalaxe…

José Castro Cajaraville. TIERRAS DE SANTIAGO, 01/12/09