Pensados para ennoblecer y enorgullecerse de una visión amable de la localidad propia, los pregones de las fiestas se encargaron durante años a destacadas figuras de la cultura para que aportaran su creatividad literaria y discursiva ensalzando aspectos artísticos o naturales de la población que perpetuasen su nombre. Pasada la moda y fruto de influencias de las grandes capitales ??el viejo profesor Tierno algo tuvo que ver?? los responsables de los festejos optaron por encargar la tarea pregonera a conocidas ??más que destacadas?? figuras de lo público, de modo que actuasen como reclamo para concitar la visita del mayor número de personas. Surgió así la moda de los cantantes para continuar con otras opciones en las que el famoseo (sea a costa de lo que fuere) era la única exigencia. Padrón, signo de los tiempos, no fue ajeno a esa fiebre que recorrió Galicia y España de Norte a Sur y que todavía pervive en algunas localidades, aunque es un fenómeno a la baja. La villa rosaliana optó, sin embargo, en los dos últimos años por una experiencia más intimista y positiva; encomendar la tarea de pregonar las fiestas a conocidas personas de la localidad que, como Chef Rivera el año pasado y Solar Boga en el presente, hicieron inventario de la «visión sencilla del paso de la vida por Padrón». ¿Y qué otra cosa son las fiestas sino la vida misma?
Columna «Rosas». TIERRAS DE SANTIAGO, 14/04/09