Pródigo en importantes efemérides para la comarca y Galicia se ha vuelto este septiembre postvacacional, que dejó en las viejas hojas de los calendarios que le precedieron noticia del esfuerzo y capacidad creadora del hombre en su permanente afán de propiciar la movilidad entre pueblos, gentes y mercancías.
Hace 135 años, que se cumplen el lunes próximo, iniciaba andadura el primer tren que circulaba por Galicia, entre Cornes y Carril, en el aún no resuelto afán de Compostela de acercarse al mar. Era 1873. De recordarlo se ha encargado la Fundación Cela a través de un muy documentado monográfico en El Extramundi, en honor y memoria de la familia Trulock y de las personales querencias de su ilustre miembro el nóbel padronés. Al lado de la Fundación, en Iria, duerme su sueño de olvidos la vieja máquina Sarita, abandonada a su suerte desde el desprecio oficial. Apenas diez años después, como se acaba de conmemorar en Monforte, abría ruta con la meseta la nueva línea Palencia-A Coruña. Para festejarlo, una vieja máquina de vapor, la Mikado, desanduvo el tiempo para reavivarlo en el recuerdo de cuandos acudieron a la celebración.Ayer mismo, lunes, día 8, otra efeméride ferroviaria vino a llenar el calendario. La que recuerda que hace cincuenta años, en 1958, el tren completó desde Carballiño a Santiago la ruta que se iniciara el año antes entre Puebla de Sanabria y la provincia ourensana. Por las más próximas tierras de Vedra y como origen de este último evento, la celebración se sustanció en el recuerdo y homenaje a quienes dieron vida a una excepcional obra de ingeniería civil, de las muchas de que están jalonados los tres caminos de hierro, el puente de Gundián, en perpendicular de más de 80 metros sobre las aguas del Ulla.
Los tres ejes-caminos dieron vida a la articulación de este país y lo abrieron al progreso y a la modernidad, antes como ahora, no sin demoras y agravios. Hoy, ahora, ni siquiera merece el recuerdo oficial
Pero hay en los extraordinarios ejemplos de obra civil que fueron precisos, así como en el paisaje de la memoria que los años transcurridos han ido marcado de forma indeleble, y aún y sobre todo en el no resuelto problema de movilidad entre las ciudades y villas cercanas elementos más que suficientes como para que los viejos trenes de nuestra infancia no tengan que sucumbir a la aparición de un particular AVE que ni va a resolver todos los problemas ni, acaso, ha sido meditado en función de la mejor conveniencia para este territorio. Porque, además, no tienen por qué ser incomplatibles el AVE y los cercanías.
Por Juan Salgado. TIERRAS DE SANTIAGO, 09/09/08