Escribo esta carta para hacer llegar mi malestar ante una situación que viví yo mismo hace unos días. Antes de nada quiero aclarar que considero necesarios los controles de Tráfico, aunque quizá no esté muy de acuerdo con la tasa de alcoholemia que limita la legalidad, ya que me parece que es excesivamente baja. Dos vinos y un chupito y ya se roza la multa, el quedarse sin carné y, tal y como están las cosas, convertirse casi en un apestado. El otro día me reuní con mis amigos en una cena en O Milladoiro. No quise llevar el coche para no ser víctima de las patrullas de la Guardia Civil. Una vez finalizada la cena me dispuse a llamar a un taxi cuando me dicen que en Ames (parece ser que también en otros muchos municipios) no funcionan por la noche, lo que me obligó a llamar a Santiago. Después de muchos intentos no conseguí ningún taxi por lo que me tuvo que llevar uno de mis amigos, que se ofreció voluntario con el convencimiento de que él iba a superar todo tipo de control, ya que sólo había tomado dos vinos y un chupito. Y lo que son las cosas, apareció el tan temido control. Mi amigo dio una tasa de 0,24 cuando el límite es 0,25. ¡Por los pelos! Pero si hubiera dado positivo y se quedara sin carné no se podrían pedir responsabilidades a las cabezas pensantes que tienen que organizar el transporte público. Más controles sí, pero también más taxis.
Carta al director de «Tierras de Santiago» de José Beis (Santiago). 15/01/08