Las mismas piezas para distinto puzle.

En poco más de 10 años, en Pontecesures se han dado toda suerte de combinaciones para gobernar el concello, con los mismos protagonistas y donde las lealtades mudan según convenga en cada momento. El episodio del sábado es el colofón a un culebrón que empezó a gestarse en 1995. Maribel Castro concurría entonces por primera vez a unas elecciones municipales como número dos del independiente Victoriano Trenco. Obtuvieron 4 concejales pero gracias al apoyo del BNG, que ya entonces lideraba Angueira, lograron apartar de la alcaldía a la lista más votada (PP). A mitad de mandato, Trenco y su grupo se integraron en el PP y pusieron fianl a la etapa de Piñeiro Ares. Trenco no logró mantener la mayoría absoluta en la próxima cita con las urnas. En 1999 obtuvo 5 actas y entonces, como ahora, también se unieron los grupos minoritarios contra la lista más votada para situar a Angueira en la alcaldía gracias a unn pacto entre el BNG, el PSOE de Oscar Gerpe y la ACP de Diz y Sabariz. trenco tuvo que conformarse en ser oposición y, junto a él, Maribel Castro. El acuerdo de las fuerzas de izquierda acabó como el rosario de la aurora. Enseguida salieron a la luz las desavenencias, especialmente entre Angueira y Gerpe pero, pese a todo, el gobierno aguantó los cuatro años.

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«Ofrecí el bipartito a Angueira y me tomó a cachondeo».

Superado el susto del sábado (que nombren a uno alcalde de supueblo en medio de abucheos e insultos debe ser como para asustarse), Maribel Castro acudió ayer a las oficinas municipales para cambiar sus cosas y papeles de oficina. Los pasó de su despacho de primera teniente de alacalde al despacho de jefe absoluto, que hasta el sábado ocupaba su compañero de bipartito, el nacionalista Alvarez Angueira. Esta ama de casa y secretaria de dirección empresarial tiene, a sus 56 años, sobrada experiencia política como concejala. Pero ahora afronta un reto muy diferente, y lo hace casi en solitario.

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La alcaldesa critica que se ponga en cuestión su legitimidad

Maribel Castro considera que en los últimos días se están haciendo críticas fuera de lugar al poner en cuestión la legitimidad de su elección. «Mis votos son tan buenos como los de los demás», señala. Y no sólo los suyos. La independiente alude a que cogió el bastón de mando con el respaldo de otros dos grupos, PP y PSOE, que en total suman 1.200 votos frente a los 800 del BNG.

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Angueira califica de «esperpento» y «burla ós veciños» la investidura de Castro como alcaldesa

El Bloque Nacionalista Galego de Pontecesures rompió ayer su silencio tras la polémica investidura de Maribel Castro para calificar lo sucedido en el Pleno de toma de posesión ?en el que el PSOE y el PP apoyaron a la independiente? como una «tomadura de pelo ós veciños», una «burla» y un «esperpento». El BNG responsabiliza completamente de lo sucedido al Partido Socialista, por haber confiado en Luis Sabariz para liderar su candidatura. Luis Álvarez Angueira está convencido de que el apoyo de Sabariz a Castro se debe exclusivamente a una «vendetta» para arrebatarle la Alcaldía y critica que haya antepuesto «os seus intereses persoais por enriba do benestar do pobo e da cidadanía».
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Castro atribuya los incidentes del pleno a la «familia de Angueira».

Todavía está muy fresco el espectáculo vivido en el Pleno de investidura de Pontecesures, en el que la nueva alcaldesa fue recibida con gritos de «¡fuera, fuera! o «pesetera»; al tiempo que sus seguidores y simpatizantes auguraban el final de la «dictadura» que según ellos representaba el gobierno encabezado por el nacionalista Manuel Luis Alvarez Angueira. Maribel Castro atribuye la mayor parte de estos incidentes y gritos a las familias del señor Alvarez Angueira y de algunos empleados del Ayuntamiento, que profirieron gritos en el Pleno y estaban también fuera esperando a que finalizase». Insiste la independiente en que «los que abuchearon y dijeron esas cosas eran familias de esas personas, pero la gente del pueblo no se alarmó nada por mi nombramiento». Castro apuntaba ayer que, en su primer día al frente del Concello y tras doce años en la política municipal, le resultó dificil entrar en la Alcaldía. A este respecto dijo que «me va a costar acostumbrarme, pero lo tengo que intentar».

DIARIO DE AROUSA 19/06/07