Cuando a la parroquia de Setecoros (Valga) llegó un nuevo cura, Don Paulino, las cosas empezaron a moverse. Así que este año, por primera vez en la historia, el templo fue envuelto en 140 metros de luces para iluminar la Navidad. Y todo estaba preparado para que una banda sonora de villancicos animase los días previos a las fiestas. Sin embargo, los planes de esta comunidad se han truncado. La pasada semana, en apenas veinticuatro horas, dos vecinos de Setecoros fallecieron en sendos accidentes.
Jesús Vejo murió el viernes pasado cuando la grúa sobre la que trabajaba volcó y lo arrastró a la muerte. Con él se fue José García, un joven de Cuntis, de un lugar próximo a la aldea valguesa. Jesús, natural de Setecoros, llevaba años viviendo fuera, en Rianxo, pero la parroquia entera se estremeció al saber de su muerte. Aún no habían tenido tiempo los vecinos para recomponerse cuando recibieron un segundo golpe. Isolina Blanco, una mujer muy querida en el municipio, perdía la vida en un accidente de tráfico.
«Non está o ambiente para festas», decía ayer, con la voz empañada por la pesadumbre, Francisco José Castro, Paquito José. ?l fue, junto con su hijo Brais, de ocho años, el voluntario que engalanó la iglesia con 140 metros de luces. Les llevó su tiempo, reconoce, pero el trabajo se hizo liviano gracias a la ilusión en él invertida. Tan solo unos días después de rematar su obra -la instalación acabó justo el viernes- ya tiene claro que tendrá que cambiar la disposición del alumbrado. «As luces están postas como para unha festa, e despois do que pasou non é o adecuado. Os veciños non están cómodos», sentenciaba ayer este valgués. Así que, en los próximos días, las tiras de luces que ahora forman una suerte de árbol se dejarán caer por las paredes del templo. Será una decoración mucho más sobria de la inicialmente diseñada por Francisco José Castro, pero también, mucho más ajustada al estado de ánimo de una parroquia que está doblemente de luto.
Así que habrá que esperar al próximo año para ver lucir, en todo su esplendor, el alumbrado que la parroquia ha adquirido para darle vida a la Navidad de Setecoros. En adquirir el lucerío se han invertido 450 euros que, a buen seguro, animarán muchas fiestas señaladas en esta parroquia de Valga. Y es que la vida acaba abriéndose camino hasta en medio del dolor y de la amargura. Y Setecoros no va a ser una excepción.
La Voz de Galicia