Hallan el cadáver de un hombre en un coche aparcado en la carretera N-550 en Padrón.

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Guardias civiles junto al turismo, cuyo parabrisas está cubierto para ocultar el cuerpo.

Un juzgado de Padrón investiga las circunstancias de la muerte de un hombre cuyo cadáver fue hallado ayer por la noche dentro de un automóvil estacionado en el arcén de la carretera N-550, en Pazos, cerca de Iria Flavia.

El cuerpo fue encontrado poco antes de las diez de la noche por vecinos de esta parroquia de Padrón, que alertaron a la Policía Local y a la Guardia Civil. El cuerpo de un hombre de algo más de 40 años de edad y cuya identidad no ha trascendido se encontraba en uno de los asientos delanteros del turismo Audi con placas de matrícula 1934-CYX. El coche estaba estacionado en sentido de circulación Santiago-Padrón y podría haber permanecido en ese lugar desde la madrugada del pasado sábado sin que nadie se hubiese percatado de la existencia del cadáver pese a que ese tramo de la N-550 registra una alta intensidad de tráfico.

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La pasada medianoche se esperaba en el lugar la presencia de responsables judiciales para realizar el levantamiento del cadáver. A falta de versiones oficiales sobre lo que pudo suceder, los residentes en la zona comentaron que hacia las cinco de la madrugada del sábado pudo producirse una discusión entre dos hombres junto al coche. Otros apuntaban que podría tratarse de un vecino de un municipio del norte de la provincia de Pontevedra que estaba desaparecido desde el sábado.

La Voz de Galicia

 

Beatriz Longo Piñeiro, cesureña: «Nos silban al entrar en las fábricas».

Dos ingenieras ambientales nos cuentan sus aventuras durante su jornada laboral

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Luz -izq- y Beatriz sorprenden diariamente a clientes y encargados de negocios industriales.

Una joven alta, morena y guapa entra en una fábrica llena de hombres. Junto a ella camina una rubia de su misma edad y atractivo físico. Los trabajadores de la empresa empiezan a silbarles y a ofrecerles ayuda para subir las escaleras que conducen a las oficinas de la planta superior, donde se encuentra el responsable. Cuando entran en ellas, les espera el encargado. Querían exponerle el ahorro que supondría la sustitución del sistema eléctrico actual por uno con bombillas led. Son dos ingenieras -Luz Lavía Buceta, licenciada superior de Montes, y Beatriz Longo Piñeiro, de Forestais; ambas estudiaron en Pontevedra- que acaban de poner en marcha su propia empresa, E-natura Ingeniería.

Tras la acogida de los trabajadores de la planta, el jefe las recibe casi entre risas. Hacen acopio de la profesionalidad que las avala y le explican su objetivo. «Vale, hacedlo si queréis», les dice. «¿Si queremos?», se preguntan sin salir de su asombro.

A pesar de contar con tan solo 28 años de edad, Luz, pontevedresa, tiene ya un importante bagaje en mundos de hombres. Hace unos años fue jefa de una brigada forestal durante una campaña de incendios. Tenía cuatro hombres a su cargo que no se lo pusieron fácil. «Yo les decía que tenían que hacer algo, y veía como los cuatro iban justo en dirección contraria», cuenta. Se lo toma con humor, porque es consciente de que hay cosas que requieren de cierto tiempo. «Ahora, si tengo que silbarle a alguien, le silbo, advierto», bromea.

«Cuando vamos a presentarnos hay mucho macho español», reconoce, e incluso en alguna ocasión fue al revés: la primera vez que fueron a hacer una medición a una finca privada les recibió una mujer mayor que no entendía cómo «sendo unhas nenas», eran ingenieras. Su sorpresa fue mayúscula cuando las vio cargar con los instrumentos de topografía. Lo curioso es que la nieta de la mujer había sido compañera suya de facultad.

También ríe cuando admite cómo tanto ella como Beatriz, de Pontecesures, eligen su vestuario en función del día que tengan por delante. Igual que todo el mundo, solo que en su caso depende del número de silbidos que vayan a recibir. «Si vamos a ir a alguna fábrica o a alguna obra, nos ponemos unos vaqueros y una americana, nada muy femenino; si sabemos que vamos a estar en la oficina, nos arreglamos un poco más o nos ponemos una falda, sobre todo ahora en verano, cuando el calor es insoportable», asegura. «¿Te puedes creer que yo, hasta ahora, no tenía ninguna americana?», pregunta Luz, divertida.

Después de un año de experiencias varias están más acostumbradas a las caras de clientela y encargados cada vez que entran en una ferretería o un almacén industrial para ir a comprar bombillas u otras herramientas. «Si lo piensas fríamente, lo cierto es que no pegamos nada allí», confiesa Bea. Lo único a lo que no terminan de acostumbrarse -y difícilmente lo harán- es a otras estrategias: «A veces nos piden un estudio, lo rechazan y se lo dan a un electricista hombre, por detrás, para que lo haga. Nos damos cuenta pero, ¿qué vas a decirle?», lamenta Luz.

Una señora, con cuya nieta estudiaron, dudaba de que fuesen ingenieras.

La Voz de Galicia

Pandeiradas, muiñeiras e xotas deron colorido onte ás rúas da capital do Sar.

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Pandeiradas, muiñeiras e xotas encheron onte de música e colorido as rúas e prazas de Padrón, que acolleu a celebración do V Festival Folclórico. Organizado polo Concello en colaboración coa agrupación O Pedrón, o festival contou coa participación de catro grupos.

A xornada festiva iniciouse cos pasarrúas que as distintas agrupacións folclóricas fixeron polas rúas e prazas da vila. Ás 18.00 horas deu comenzo, na praza de Macías, o festival, coa actuación da agrupación Chorima, do veciño municipio de Rois, que tocou a xota e muñeira de Mercurín e os pasodobles de Brates e Mallou. No apartado de baile e pandeireta intepretaron as muñeiras de Abellá, Erboredo e Freixo e, no remate, a pandeiretada de Caión.

A segunda actuación correu a cargo da Asociación Fogo Fatuo de Rianxo, que interpretou tres bailes: a muiñeira popular, a xota e muiñeira de Zobra, e o pateado de Santiago.

El Correo Gallego