«Con el apoyo de los vecinos se logró hacer un programa de fiestas digno».

«Estas son las fiestas de un pueblo marinero» asegura el alcalde Manuel Vidal.

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Tradicionalmente, las Fiestas del Carmen de Pontecesures las organizaba una comisión con la colaboración municipal. En esta ocasión, la organización corre a cargo en su totalidad del concello, que incluso ha abierto una cuenta en ABANCA para que los vecinos hagan su aportación económica para ayudar a cubrir los gastos. «Este año las circunstancias nos llevaron a tener que ponernos al frente de la organización», señala el alcalde Manuel vidal Seage. «En el concello hay una partida apara cualquier actividad que tenga que ver con fiestas. Cuando llegamos esa partida estaba mermada y hubo que ponerse a andar. Hicimos un llamamiento al vecindario, abrimos una cuenta en una entidad bancaria para canalizar los donativos de los vecinos. Y tengo que decir que están respondiendo bien, y con su apoyo hemos podido cerrar un programa de fiestas digno».
Destaca el alcalde que «las del Carmen son las fiestas de un pueblo eminentemente marinero». E incide en que no se puede olvidar «esa faceta de Cesures, que aún en la actualidad tiene alguna parte de su actividad comercial directamente ligada al río. Son unas fiestas muy entrañables para todos nosotros y los vecinos así lo entienden y su apoyo está siendo vital por lo que quiero hacerles llegar mi agradecimiento».
Por otra parte, destaca también que en todo momento quisimos recuperar la Festa do Churro porque esa actividad tiene aquí una fuerte representación. Entre nosotros, son muchas las familias que viven de esta actividad. De los pueblos de España, creo que debemos ser unos de los que más personas trabajan en esta actividad. Además, tienen merecida fama de hacer un producto muy bueno».
Hace hincapié el alcalde en que «para nosotros el recuperar esta exaltación de los churros era algo que había que hacer. y ahí está. Tratamos de buscar una manera de potenciar la fiesta en consenso con el sector y creo que se ha logrado».

El Correo Gallego

Fallece una cesureña en el puente del corredor noiés.

Una mujer de 68 años fallecía ayer tras precipitarse desde uno de los puentes que cruzan el corredor de Brión a Noia. El suceso se producía sobre las 14:45 horas en el viaducto que cruza el corredor a la altura de Urdilde. La fallecida M.J.C.T. se precipitaba desde el puente y caía en la zona de ampliación del corredor. Hasta la zona se desplazaba la Guardia civil de Porto do Son y se movilizaba un helicóptero y sanitarios. También el forense, que ordenó levantar el cadáver. El suceso llamó la atención de los conductores que circulaban por el vial en dirección a los arenales. La fallecida, natural de Pontecesures, era vecina de Santiago y llegó hasta la zona en su coche. Todo parece indicar que el incidente se producía de forma voluntaria.

El Correo Gallego

El gran día de Carmina Burana.

El auditorio de Valga se llenará esta noche con motivo del estreno de las cantatas de Carl Orff en gallego.

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«Está todo controlado». Aunque se muestra rotundo, en la voz de Manuel Villar, director de orquesta, parece notarse un cierto nerviosismo. No sería raro. A fin de cuentas, hoy presenta ante el público una obra a la que le ha dedicado tiempo y más tiempo. Trabajo y más trabajo. Pasión y más pasión. Hablamos del Carmina Burana, una colección de cantos medievales musicados por Carl Orff. Abordar semejante montaje con los modestos medios de una escuela de música municipal, de una banda como la de Valga, es de por sí un reto. Pero, si además se hace traduciendo por primera vez los textos del latín, es casi una odisea. Villar pone límites: «Estamos diante dunha tradución íntegra dos textos medievais ao galego, con música do século XX feita por músicos galegos e pensada para o público do século XXI, con máis de 150 artistas no escenario».

Más de 150 artistas que llevan meses preparándose para lo que ocurrirá hoy, a las nueve de la noche, en el auditorio de Valga. Ante un patio de butacas lleno hasta la bandera -el medio millar de entradas a la venta volaron hace días- desplegarán un espectáculo que se ha fraguado en largas horas de ensayo. Primero, cada uno por su lado: la banda de música y el coro infantil de la escuela municipal, en Valga. El coro Gli Appassionati en Vigo, y los solistas -la soprano Esperanza Mara, el tenor Enrique Alberto Martínez y el barítono Eliseu Mera-, solos. Todos se estudiaron las partituras por su cuenta, luego hicieron ensayos a la italiana. Y esta misma semana reunieron todas las piezas en los dos ensayos generales realizados para comprobar que todo estaba, exactamente, en el lugar en el que debía estar.

Parece que en esas sesiones maestras todo ha salido bien. Y seguro que esta noche, los 150 artistas que estarán sobre el escenario cosecharán los aplausos del público. Si es así, habrá que ir pensando en repetir. Y si la logística lo permite -y conociendo a Villar, lo permitirá-, tocará planear una gira para que todo el mundo disfrute de Carmina Burana. En gallego.

La Voz de Galicia

Maneiro lleva a la Diputación al juzgado por retirar la ayuda al centro de discapacitados.

El alcalde acusa a Carmela Silva de pretender dejar sin servicio a treinta usuarios del Codi.

El Concello de Valga llevará a la Diputación de Pontevedra ante los tribunales de lo contencioso-administrativo por retirar la ayuda financiera que desde hace cuatro años, con el PP al frente de la administración provincial, venía prestando al Centro Ocupacional de Discapacitados (CODI). La reclamación que presentó el Ayuntamiento contra la supresión de la subvención fue rechazada por el organismo que preside Carmela Silva, de ahí que el alcalde acuse a la institución de «pretender dejar en la calle a nueve trabajadores y dejar de prestar servicio a más de treinta personas discapacitadas de la comarca» . El regidor anuncia, por tanto, que acudirá al Contencioso para «seguir atendiendo a este grupo de personas y defender los puestos de trabajo». Maneiro echa mano de la ironía y da «las gracias» a Carmela Silva y a todo el gobierno provincial por «su sensibilidad con las personas con discapacidad, por sus formas y su atención». De no ser por el Concello y su esfuerzo económico para asumir la financiación que no le concede la Diputación, «desde el pasado mes de enero las más de 30 personas de Caldas, Catoira, Pontecesures y Valga que reciben atención en este centro desde hace más de diez años, se verían abandonadas y sus familias desamparadas», incide Bello Maneiro.

Hace tiempo que el regidor viene denunciando públicamente la «lamentable» y drástica bajada de los fondos provinciales para «un servicio que es único y del que estamos muy orgullosos». La subvención pasó de 110.000 euros que el Concello recibía anualmente desde 2012 a poco más de 43.000 en este año. Pero la Diputación no se da por aludida y rebota a la Xunta de Galicia la responsabilidad de financiar el Codi de Valga. Así, Carmela Silva exigió recientemente a la administración autonómica que «cumpla sus competencias en cuanto a los servicios sociales municipales». La presidenta provincial explicó que, «cuando íbamos a poner en marcha todas las partidas dedicadas a políticas sociales, le pedí al secretario que elaborase un informe para aclarar la situación» del Centro de Discapacitados valgués. Este informe de carácter técnico y «basado en la legislación», establece que «la obligación de las diputaciones es clara en tanto que su asistencia económica, técnica y jurídica a los ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes se refiere únicamente a su modalidad de servicios comunitarios básicos, excluyendo los específicos que son competencia exclusiva de la Xunta». Añadió Silva que ya «remitimos una carta a la Xunta para exigir que se hagan cargo de estos servicios específicos, porque son su obligación. Nos encantaría poder cubrir este tipo de servicios, pero la ley lo impide, razón por la cual la Diputación no puede prestar ayuda al Codi de Valga».

La presidenta compara la demanda de Bello Maneiro con la de otros regidores de la comarca del Ulla-Umia, como los de Caldas de Reis o Cuntis. Estos dos ayuntamientos «ya recibieron una carta de Augas de Galicia comunicando que se va a proceder a la limpieza de los caudales de sus ríos», después de que «la Diputación llevase más de dos meses demandándole a la Xunta que se hiciera cargo».

Por eso, reitera Silva, «no voy a parar de pedir a la Xunta que cumpla con sus competencias, ahora con el caso de Valga.

Faro de Vigo

«He tenido que detener a gente que conocía; alguno me dejó de saludar».

El vilagarciano se jubila tras 45 años de servicio, los últimos cinco como jefe de la comisaría compostelana.

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Discreto y sencillo, a Simón Sabariz Rolán (Vilagarcía, 1951) siempre le ha gustado pasar desapercibido. Tanto, que esta es la primera vez que concede una entrevista en toda su extensa y laureada carrera. Y la última, porque se jubila después de 45 años y medio de servicio. Los que no le conocen solo saben de él que una vez se quedó en calzoncillos y saltó al mar para detener a un caco que huía a nado en Cambados. Pero en su amplio historial hay más. Muchos desvelos y operaciones importantes, muchas de ellas contra el contrabando de tabaco y el narcotráfico en la ría Arousa que le vio nacer. Ahora son anécdotas que solo comparte con los suyos y con una taza de vino de por medio, como cuando en los años 80 detuvo a uno de los grandes contrabandistas gallegos por primera vez y fue a registrar su casa. Además de otras pruebas, en un zócalo encontraron unos cartones de rubio de batea y el contrabandista -y después narco- se fue hacia su esposa y le recriminó: «¿Pero cómo tienes esto aquí, no ves que es de contrabando?». Y como esta, cientos.

-Se jubila después de más de 45 años…

-Primero paso a segunda actividad tres meses antes de jubilarme, que lo haré al cumplir 65 años el 27 de octubre. Por motivos familiares me voy un poquito antes.

-¿Por qué se hizo policía?

-Creo que fue un poco vocacional. No es que tuviera mucha vocación al principio, pero después me enganché en este tema y se puede decir que fue vocacional, sí.

-Antes que en Santiago fue comisario y policía en otras ciudades, como en su Vilagarcía natal.

-En Vilagarcía siempre fui inspector jefe, porque ya llegué con esa categoría, a la que ascendí en 1978.

-¿Y antes dónde había estado?

-He pasado por ?ibar, Ferrol, Marín, Pontevedra, Vilagarcía, Gijón, Ferrol y Santiago. Ese es el recorrido que hice. En Vilagarcía entré como inspector jefe, pero no quiere decir que fuera el jefe de la comisaría. Lo fui en el año 2000 y después ascendí y fui comisario en Gijón y en Ferrol, antes de llegar a Santiago que es mi último destino.

-Dicen que ustedes denunciaron lo que estaba ocurriendo en Arousa con la droga mucho antes de que el juez Garzón activara la que después se llamó operación Nécora. ¿No les hacían caso?

-Eso es un poco leyenda. Lo que sí es cierto es que nosotros empezamos allí por el tema del tabaco de contrabando. Nos dimos cuenta de que habíamos atajado aquello pero que quedó en un impás judicial porque la legislación europea no estaba muy de acuerdo con la española. Había creo que cien procesados por el tema del tabaco… Y después muchas familias que se dedicaban al contrabando se reconvirtieron y empezaron con el hachís y después pasaron a la coca. Algunas algo anduvieron con la heroína, pero pocas. Pero eso de que no nos hacían caso no es así. Nosotros empezamos allí con una investigación importante, lo que pasa es que en aquella época lo que teníamos entre manos sonaba así un poco de película…

-Igual pensaban que exageraban.

-Pues sí, posiblemente. Después se vio que no y ya llegó la Brigada Central de Estupefacientes, que trajo mucha gente.

-Imagino que a algún vecino o conocido le habrá tocado detener por su relación con el narcotráfico.

-Pues he tenido que detener a mucha gente que conocía. No eran amigos míos, pero sí era gente que conocía.

-¿Y eso cómo se lleva?

-Cuando fui a Vilagarcía todo el mundo me decía que tuviera cuidado porque yo era de allí y había nacido allí y eso me iba a crear problemas, pero la verdad es que jamás tuve ningún problema. El que es amigo mío, es amigo mío, y el que es conocido, llegado el caso de tener que actuar y si hay realmente pruebas no ya en el narcotráfico sino en cualquier delito, pues esto es un trabajo y te pagan por ello. Nunca me ha remordido la conciencia. Hay alguno que me dejó de saludar, pero tampoco me ha influido. Duermo todas las noches.

-Cuando llegó a Santiago le contaron el mantra de que esta es una ciudad tranquila, pero en su etapa no lo ha sido tanto.

-Todo el mundo define Santiago como una ciudad segura, y lo es, por eso cuando se producen cosas como las de estos años llaman más la atención.

-En cinco años ha pasado casi de todo…

-Bueno. Hubo el descarrilamiento del tren, el robo del Códice, que cuando lo sustrajeron yo no estaba aquí, y el tema puntual de Asunta, que lo llevó la Guardia Civil.

-Y un bebé asesinado en un congreso de una secta gnóstica…

-Bueno, pero podría haber ocurrido en cualquier otra parte. Pero en el mundo en el que vivimos estas cosas pueden ocurrir en cualquier momento. Recuerdo cuando en Vilagarcía mataron al niño aquel de Rubiáns. Oye, Vilagarcía es una ciudad tranquila, más allá de los problemas del narcotráfico, y aquello fue un mazazo total. Ocurrió allí como podía haber pasado en cualquier sitio. Quizás en Santiago ya hemos agotado el cupo de mala suerte, ¿no?

-¿Cómo está llevando estos días de despedida sostenida?

-Es difícil decir esto, pero después de tantos años creo estar preparado para esto, creo que yo estoy preparado para descansar. Soy amante de las cosas pequeñas, así que tampoco voy a hacer nada fuera de lo común. Pasear, leer, tomar un vino con los amigos, sentarme en una terracita a las once de la mañana para ver lo que escribís vosotros, los periodistas. Allí en la Marina, con el fresquito de la primavera y el verano y el sol que entra por la calle que hay entre la Comandancia y el ISM [en la Alameda de Vilagarcía].

-¿Y sorprendido por toda la gente que se apuntó a su comida?

-Esas cosas no dicen nada. Un acto sencillo para compartir mesa y mantel y echar unas risas.

«He tenido que detener a mucha gente que conocía. Hay alguno que me dejó de saludar»

«Es difícil decir esto, pero después de tantos años creo estar preparado para descansar»

«En Arousa a veces nos asustábamos de lo que teníamos entre manos por el narcotráfico»

Cuatro décadas de servicio dan para mucho. Para ver casi de todo. Desde delincuentes que se reinsertan en la sociedad, «no muchos pero conozco alguno que se ha rehabilitado», apunta Sabariz Rolán, hasta otros que detienen una y otra vez y que quedan en libertad tras pasar por los juzgados. «Puede generar alguna frustración, pero al final esto es como un juego. Hay un reglamento, nosotros nos atenemos a él, ejecutamos nuestro trabajo, ponemos a los delincuentes a disposición judicial y a partir de ahí hay un proceso en el que no nos vamos a meter. Y por mucho que nos preocupemos las cosas son como son», asegura. De Santiago se marcha con la sensación de que deja los deberes hechos y de que las necesidades de plantilla se resolverán pronto.

-¿Cuál diría que ha sido su mejor recuerdo en estas cuatro décadas de servicio?

-Son muchos. Pero sobre todo aquellas veces en las que hemos culminado con éxito operativos muy importantes, sobre todo contra el narcotráfico. Hemos hecho grandes investigaciones. Cuando llegué a Arousa a veces nos asustábamos de lo que teníamos entre manos por el narcotráfico. Era una comisaría muy pequeña y hasta dudábamos de si seríamos capaces de sacarlas adelante. Lo hicimos, y eso me produjo una gran satisfacción.

-¿Y el peor?

-Cuando no salen las cosas como tú quieres… Pero yo la verdad es que he tenido suerte y lo he pasado mal pocas veces.

-¿Aprovechará para nadar más ahora que se retira?

-Sigo nadando, sí. Nadando se mueven todos los músculos del cuerpo excepto el lóbulo de la oreja. También te comes mucho el coco. Haces cuarenta largos y te pasa trescientas veces la vida por la cabeza. Por eso los nadadores se queman tanto, porque es un deporte en el que siempre estás solo, sin hablar con nadie. Por otra parte, también es muy bonito y relaja un montón.

-¿Y el básquet, le dedicará ahora más tiempo?

-El básquet es mi otro hobby. Estuve 25 años de directivo del BBC y he pasado momentos muy buenos, pero también malos porque requiere recursos económicos y a veces no los hay. A veces no encuentras patrocinador y es mucha presión. Movíamos doscientos chavalitos, ¿eh? Los he llevado de aquí para allá, a todas partes, muchas veces hasta en mi coche. Entré porque mi hijo quería jugar al baloncesto y me pidieron que echara una mano y ahí me quedé enganchado.

La Voz de Galicia

Padrón tiene un prodigio de la música.

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Daniel Otero, de 27 años, firma un impresionante currículo que no para de crecer.

Padrón tiene un prodigio de la música. Se llama Daniel Otero Carneiro, tiene 27 años y en unos días se marcha a Italia para tocar con la prestigiosa orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia de Roma, con la que hará una gira por este país, para después ir a Edimburgo en agosto.

Daniel Otero estudia Música desde los 6 años y acaba de licenciarse en la especialidad de trompa por el Conservatorio Superior de Música de Vigo, con matrícula de honor en el concierto de fin de carrera. Por tal motivo, la Consellería de Cultura le financió la grabación de un disco.

Con 27 años, tiene un currículo impresionante de formación y conciertos por España y Europa, sobre todo, aunque en Estados Unidos fue invitado a participar en las pruebas de la orquesta filarmónica de Nueva York.

«Non me acordo doutra cousa que non sexa estudar música», asegura el joven en alusión a la edad temprana con la que empezó su trayectoria. Bien encaminado por sus padres, también apasionados de la música, Daniel inició sus estudios en la Escuela de Música Municipal de Padrón, en la que da clases, para tocar con la Banda Municipal padronesa, de la que aún es miembro. Empieza a recibir clases particulares y, gracias al nivel alcanzado, a los 12 años ya da un concierto como solista con la Orquestra do Conservatorio Histórico de Santiago.

Estuvo becado durante tres años en la Escola de Altos Estudios Musicais de Galicia, en la que realizó citas orquestrales con Maximino Zumalave y Jordi Mora, entre otros. A través de este centro, con 15 años tocó con la Real Filarmonía de Galicia y recuerda que no le pudieron pagar porque «non estaba en idade laboral». También estuvo en la Orquestra Xove da Sinfónica de Galicia y, en 2007, fue el ganador del concurso de Xóvenes Intérpretes Solistas, en la modalidad de dúos. No obstante, el salto cualitativo en su corta carrera lo dio en el año 2011, cuando realizó un máster en Roma, que «me abriu as portas a outro nivel» y lo encaminó a entrar en la Lucerne Festival Orchestra, con el director Claudio Abbado, con la que realizó varias giras, invitado en este caso por su profesor en Roma, Alessio Allegrini.

Sin darle importancia, Daniel Otero cuenta que tiene renunciado a ir a alguna orquesta «por estar tocando con outra», al tiempo que sigue con su formación musical acudiendo a clases particulares en Roma y pendiente de un máster europeo.

El joven padronés está empezando su carrera pero tiene claro los objetivos. El primero pasa por tener plaza estable en una orquesta sinfónica, «pero cando xurda, polo de agora vou facendo probas», explica Daniel Otero, que tampoco descarta dedicarse a la docencia. De hecho, imparte clases en Padrón, Silleda, Vigo y Santa Cruz de Ribadulla.

Se formó como músico a la par que realizaba sus estudios obligatorios e incluso fue al examen de Selectividad, pero no llegó a matricularse en la universidad porque tenía su futuro claro ya desde los nueve años, cuando le dijo a su madre, Conchita Carneiro, «eu vou ser músico. A esa idade marcou o seu camiño e xa non o deixou», cuenta la progenitora.

Daniel Otero confiesa que, «se me paro a pensar non sei moi ben como compaxinei os estudos obrigatorios coa música» ya que, en su opinión, Galicia y España, en general, no facilitan dicha formación, como sí lo hace, por ejemplo, Portugal. De hecho, el músico padronés considera que España está «a cola ou entre os últimos países en cultura musical». Todos los días le dedica una hora u hora y media, como mínimo, a tocar la trompa. Cuenta su madre que, «aparte de valer para a música, porque sempre tivo moito oído ou sentido do ritmo, el tamén se sacrificou moito pola música». Y ahí está su trayectoria con 27 años.

La Voz de Galicia