El GES de Valga interviene en un accidente de tráfico en Catoira.

Un hombre de 55 años de edad y natural de Catoira resultó herido esta mañana tras ser arrollado por un turismo que se salió de la carretera. El suceso se produjo en las inmediaciones de la casa consistorial, frente a la que discurre la PO-548. A las once de la mañana, Jorge I.C., de unos 55 años de edad, caminaba por la acera cuando un turismo pilotado por el vilagarciano Isolino D.R., tras salirse de la vía, lo golpeó y lo hizo caer desde la acera a la alameda. El hombre, que estaba consciente cuando al lugar llegaron los voluntarios de Protección Civil, sufría magulladuras y dolor en un costado. Fue trasladado por el 061 a un centro hospitalario, según informa el GES de Valga, que acudió al lugar al igual que una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico.

La Voz de Galicia

Adina le rindió un homenaje a los veteranos en la Pascuilla.

La entidad de amig@s de Iria celebró su encuentro anual.

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Como ya es tradicional en la sábado de Pascuilla de Padrón, ayer se celebró el XXIV encuentro anual de la Asociación de Amigos y Amigas de Iria Flavia (Adina) que, entre otros actos, le rindió homenaje a su socio más veterano y a los fallecidos recientemente.

El XXIV encuentro anual de Adina se inició a las 11.00 horas con una concentración y reunión de bienvenida a los asistentes en la sede de la asociación, en el restaurante Iria. Posteriormente, se hizo un recorrido por los lugares hitóricos de la localidad padronesa y a las 13.30 horas se ofició la misa en memoria de todos los socios fallecidos.

Tras el acto religioso, los integrantes de la asociación celebracon el tradicional almuerzo de confraternidad en el hotel Scala, donde el presidente de Adina, Alfonso Mella, y José Carlos Carballido se dirigieron a todos los presentes.

El Correo Gallego

Valga demuestra como una matanza se convierte en una gran fiesta.

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Dicen que del cerdo se aprovecha todo, ¡incluso sus andares! Quizás por eso la tradicional matanza del marrano ha sido desde tiempos ancestrales una fiesta para las familias que tenían la fortuna y posibilidad de poder criar y sacrificar a uno o varios de estos animales cada año, obteniendo así las carnes, grasas, embutidos y demás productos que les permitirían alimentarse durante meses.

Y en el Concello de Valga rememoran cada año esta tradición con una fiesta popular de la que participan niños y mayores que permite seguir de cerca cada parte del proceso.

No cabe duda de que a los defensores de los animales y a aquellos que tienen la sensibilidad a flor de piel no gustan en absoluto estas actividades, e incluso puede que les repugne ver ciertas imágenes de este ritual.

Parte de la historia

Pero no es menos cierto que la matanza del cerdo forma parte de la historia de pueblos rurales como el valgués y que rememorarla es un modo de mantener vivas viejas tradiciones, recuerdos e incluso sensaciones.

Eso es, precisamente, lo que persigue la Administración local con esta recreación de la matanza del cerdo; un acontecimiento intergeneracional que se encuadra en el programa de divulgación municipal del que forman parte otras recreaciones, como la siembra del trigo, su recolección, la “malla” o incluso la utilización festiva de los lavaderos públicos a modo de enseñanza para las nuevas generaciones.

Lo que se hizo ayer en el recinto del colegio Xesús Ferro Couselo no fue solo sacrificar un animal, sino también mostrar el modo en que actuaban los matarifes de antaño y enseñar a los presentes cómo los miembros de la unidad familiar e incluso algunos vecinos de la aldea de turno se unían y organizaban las tareas antes de que las carnicerías, mataderos y controles veterinarios cobraran protagonismo.

Todo un ritual

Antiguamente, como se explicó gráficamente ayer, los vecinos se reunían en torno al cerdo y se repartían las tareas a realizar, tales como quemar el marrano para eliminar el pelo, lavarlo a conciencia antes de descuartizarlo y preparar estratégicamente cada parte del cochino, ya sea para consumir a corto plazo, para salar o bien, y esto es más reciente en la historia, para congelar.

Colocar una piedra en la boca del animal muerto para que llegado el momento resulte más fácil extraerle la lengua o colgarlo con la cabeza hacia arriba durante horas una vez abierto en canal y antes de descuartizarlo; evitar la presencia de moscones que puedan estropear la carne; depositar el unto cuidadosamente estirado sobre un manto de sal; o tostar bien las patas para sacar las uñas del pezuño con facilidad son algunos trámites y trucos que en el rural se aprendían desde niño cuando tocaba matar el cerdo y que con fiestas como esta recobran actualidad.

No faltan los orujos

En este reparto de tareas en la que todos los participantes se visten para la ocasión y donde no falta la degustación de orujos -sobre todo en un municipio que, como el valgués, tiene fama de elaborarlos muy buenos-, los hombres suelen ocuparse de la parte del proceso relativa a la propia matanza y el descuartizado, mientras que las mujeres se afanan en dejar las vísceras del animal impolutas, para elaborar con ellas las morcillas y chorizos, remueven la sangre recogida durante el sacrificio para que no cuaje y poder preparar las filloas, y elaboran ya los primeros platos.

Todo esto se vivió con la citada recreación en Valga, acompañada de actuaciones folclóricas, la subasta de un cerdo y una ya tradicional comida popular con menú a base de productos propios de una matanza que se precie.

Faro de Vigo

Concierto de los alumnos de saxofón en Valga.

Hoy 19 horas. Auditorio de Valga.
Los alumnos de la escuela municipal de música que han participado en la masterclass de saxofón celebrada durante todo el fin de semana se subirán al escenario para demostrar las habilidades adquiridas. Este concierto pone el punto y final a tres días de trabajo en la escuela de música municipal con los profesores del dúo Cexsaxo.

La Voz de Galicia

Cinco concellos arousanos pagan a sus proveedores antes del plazo de treinta días.

La nueva normativa sobre morosidad establece que las entidades públicas deben pagar a sus proveedores antes de treinta días. Pero ajustarse a este plazo le está costando a las distintas administraciones públicas. En Arousa, la situación no es diferente y solo cinco municipios cumplen con lo establecido. Se trata de Vilagarcía, Meaño, Ribadumia, Valga y Pontecesures. En el polo opuesto de esta balanza están los más morosos. Una clasificación que encabeza, y a mucha distancia de sus inmediatos seguidores, el Concello de Vilanova. Y es que este tarda 196 días en hacer frente a sus facturas.

El informe del Ministerio de Hacienda sobre la morosidad de los concellos establece que, a 31 de diciembre del pasado ejercicio, las arcas de los municipios arousanos adeudaban en total 7,7 millones de euros a sus proveedores. Pero la situación de endeudamiento difiere mucho según la localidad en cuestión. En Pontecesures, por ejemplo, no tenían a finales del pasado año ninguna factura pendiente de pago. En Vilanova, en cambio, adeudaban más de 2,3 millones de euros, siendo el municipio que más dinero debe con diferencia. Le sigue Vilagarcía, ciudad que triplica su número de habitantes, con 1,6 millones de euros. Más de un millón adeuda también Cambados, mientras que las deudas de O Grove rondan esa cifra, 962.696 euros. En el entorno de los seiscientos mil euros se quedan Valga y Meis. Meaño y Ribadumia, por su parte, disfrutan de una situación mucho más holgada y solo tenían pendientes de pago 100.849 y 39.463 euros, respectivamente.

En ese último trimestre del año, los concellos también invirtieron 7,6 millones en pagar a sus proveedores. La mayoría gastó más en saldar sus deudas de lo que dejó pendiente de pago. Excepto Vilanova. Solo abonó 751.592 euros, a pesar de que las facturas pendientes superan los dos millones. Esa misma cantidad es la que destinó Vilagarcía a pagar a sus proveedores durante el último trimestre del año.

Así las cosas, la mayoría de las localidades arousanas incumplen los plazos de pago previstos por la normativa. Vilanova tarda 196 días en abonar sus facturas y Meis 78. Cambados y O Grove necesitan 45 días. Entre los que cumplen el que mejor comportamiento tiene es Ribadumia. Cerca de cuatro días tarda esta administración en atender los requerimientos de sus proveedores. Algo más se demora Vilagarcía, hasta los siete días. En Pontecesures y Meaño las facturas se abonan en quince días, mientras que en Valga la demora es de 24 jornadas.

La mancomunidad de O Salnés es otra de las Administraciones que incumple la regulación del pago a morosos, según los datos del Ministerio de Hacienda. Tarda más que buena parte de los concellos, 104 días, en saldar sus deudas y tiene pendiente de pago algo más de 600.000 euros.

La Voz de Galicia