“Ya nos han robado quince veces”, lamentan en un bar de Pontecesures.

María Dolores Mondragón, la propietaria de la cafetería Sol y Mar, situada en pleno centro de Pontecesures, se muestra tan impotente como desesperada. “Ya nos entraron a robar unas quince veces”, lamenta la hostelera.

Hace esta reflexión después de que ayer, de madrugada, su establecimiento volviera a ser escenario de un asalto. Esta vez el autor o autores del mismo accedieron por una pequeña ventana situada en el entresuelo del edificio, “a pesar de que se encuentra a una altura considerable, por lo que los ladrones debieron de utilizar una escalera”, esgrime la propietaria de este bar de la calle Sagasta, muy cerca de la zona portuaria.

Parece que “no causaron tantos destrozos como en otras ocasiones, pero se llevaron el dinero de la máquina tragaperras, algunas monedas que teníamos dentro de la barra y varias botellas”.

Mientras la policía científica buscaba huellas y trataba de encontrar alguna pista que pueda conducir a los responsables de este nuevo robo, la dueña del bar recordaba episodios anteriores y confesaba que “en estos casos nunca suele aparecer el culpable”.

Hay que recordar que el Ayuntamiento de Pontecesures ya fue objeto durante la última década de varias oleadas de robos que afectaron tanto a viviendas particulares como a bares y todo tipo de negocios privados.

“Pero las cosas parece que estaban un poco más calmadas últimamente; esperemos que no empiecen de nuevo los problemas”, concluye la hostelera pontecesureña María Dolores Mondragón.

Faro de Vigo

El viajero gallego paga hasta un euro más por billete ante la falta de cercanías.

«Viajeros al tren, gallegos también». Cuando Antón Reixa y sus Resentidos rescataron esta frase del acervo de seculares aldraxes hacia el país del fin del mundo, sabían lo que hacían. Difícilmente podrá expresarse mejor la sensación de humillante discriminación que en tantas ocasiones ha caracterizado la relación de Galicia con el ferrocarril. La sentencia regresa a la actualidad gracias al pleno que mañana celebra la corporación municipal de Vilagarcía. El gobierno socialista de la ciudad propondrá a la oposición un frente común para instar a la Xunta a que defienda de una vez la implantación de un tren de cercanías, al menos por lo que respecta al eixo atlántico, tanto en aquellos tramos que se han renovado y electrizado, como en los que continúan más o menos como fueron inaugurados en 1873. Es es el caso de la primera línea de Galicia, que unió Cornes (hoy Santiago) con Carril (Vilagarcía de Arousa).

La falta de un servicio de proximidad se traduce en realidades que el viajero gallego puede comprender perfectamente. El precio del billete, sin ir más lejos, no admite discusión. En función del lugar en el que uno se suba al tren en Galicia, estará pagando hasta un euro más que asturianos, madrileños o vascos por trayectos similares, que los ciudadanos de las comunidades mencionadas sí pueden cubrir en un tren de cercanías.

Desplazarse entre Madrid y Aranjuez equivale a hacerlo entre Santiago y Vilagarcía. En el más barato de los casos, el que encarna el ferrocarril regional, más lento, el tramo gallego costará lo mismo; en el tren rápido, el billete se encarecerá en 55 céntimos. Algo parecido sucede entre Vilagarcía y Pontevedra. En Guipúzcoa, el trayecto de Zumárraga a San Sebastián siempre es más asequible, pese a recorrer una mayor distancia. Una apreciación que se repite en Asturias, al analizar el servicio entre las ciudades de Avilés y Oviedo.

Aunque el establecimiento de un cercanías puede llevarse a cabo perfectamente en la doble vía electrificada del flamante eixo atlántico, Galicia dispone de varias plataformas antiguas en activo que piden a gritos este tratamiento. El tren entre A Coruña y Ferrol es una de ellas. Otra apunta al viejo trazado entre Santiago y Vilagarcía, que bordea la ría de Arousa y, por si fuese poco, cuenta con el valor añadido de recorrer prácticamente el mismo dibujo que trazó aquel primer tren, hace 145 años. Pese a sus condiciones propicias, y a la posibilidad de multiplicar las paradas para ofrecer un servicio realmente eficaz, solo dos tipos de convoyes utilizan sus vías: medias distancias o regionales. Las consecuencias claman al cielo. Alguien que se suba al ferrocarril en Catoira con intención de llegar a Pontecesures, apenas nueve kilómetros, pagará más del doble que un tipo que cubra en cercanías los once kilómetros que separan Fuenlabrada de Leganés, en Madrid. Sobran, en definitiva, razones para el debate.

La Voz de Galicia

La gravilla cubre ya por completo el paseo del Espolón, en Padrón.

La brigada de jardineros del Ayuntamiento de Padrón terminó ayer de extender gravilla por todo el Paseo del Espolón, dejando una capa fina de este material por el recinto, salvo en la zona pegada a la paredilla del río Sar. A diferencia de lo que suponen algunos vecinos, el paseo quedará así y el Concello no le pasará ninguna máquina niveladora.

Los jardineros también limpiaron los desagües que dan al río Sar para evitar que el agua se estanque en un lateral del Espolón. Tras la poda de los árboles plataneros, ahora queda pendiente retirar las ramas que cayeron en las orillas del cauce fluvial.

Para algunos vecinos, la capa de gravilla resulta molesta para circular con carritos de bebé o de la compra, e incluso con zapatos de tacón. Los vendedores ambulantes con puesto en el Espolón comprobarán el domingo cómo ha quedado el recinto tras la actuación del Concello, que la activó tras formarse grandes charcas de agua y lama que dejaron el paseo intransitable en algún punto.

La Voz de Galicia

Espectáculo infantil en el Auditorio de Cordeiro.

El Auditorio Municipal de Cordeiro, en Valga, acoge mañana desde las 18.30 horas el espectáculo infantil “Boriska”, en el que se conjugan la música con el baile, humor y los juegos, además de sorprender a los niños con la presencia de algunos conocidos personajes. Dicen sus promotores que se trata de una actividad que puede verse por primera vez de gira en España, y añade el Concello que la entrada al festival cuesta cinco euros.

Faro de Vigo