Los propietarios constatan el auge del Camino Portugués, con una mayor afluencia este año.
Isabel, la hija de Ángel Rodríguez, ayer en las dependencias del albergue Flavia de Padrón.
Un conocido empresario del sector de la hostelería de Padrón, Ángel Rodríguez, y su mujer, María do Ceo da Silva, dieron el paso en el año 2014 de abrir el primer albergue de peregrinos privado de la villa, el Flavia, situado en la Travesía de la Feria número 13. En ese mismo año abrieron, además, otro hospedaje para caminantes en el lugar de O Faramello, en Rois, a 12,5 kilómetros de Santiago, con el nombre de La Calabaza del Peregrino.
El albergue Flavia oferta 22 plazas en litera mientras que el de O Faramello, 36. El Flavia es, además, pensión, con 7 habitaciones dobles. El hospedaje de Padrón abre todo el año, temporada alta y baja, mientras que el de O Faramello solo en época de máxima afluencia. Aún así, este año decidieron adelantar la apertura un mes (trabaja desde el 1 de mayo) «e está funcionando moi ben», cuenta Ángel Rodríguez que, junto con su mujer, crearon la Sociedad Limitada Flace Restauración para gestionar los albergues y otros negocios de hostelería.
En sus hospedajes, constatan el auge del Camino Portugués ya que, «desde que abrimos, chegan moitos peregrinos» pero, quizás, este año la afluencia sea mayor, señala. Entre los caminantes, por procedencia, Ángel Rodríguez destaca, por delante, los portugueses a lo que su hija Isabel añade alemanes, polacos, franceses e italianos. El idioma inglés no es una traba para ellos ya que el empresario trabajó 17 años en Inglaterra, donde nació su hija, antes de asentarse profesionalmente en Padrón, hace justamente 30 años. En cuanto al albergue Flavia, el hospedaje cuesta 12 euros por noche y, desde las siete de la mañana, está abierta la cafetería para los desayunos de los peregrinos. Detrás de este vinieron más albergues privados en Padrón pero Ángel Rodríguez considera que, en temporada alta, «hai traballo para todos». De hecho, en verano hay fechas en las que no hay una plaza libre, ni pública ni privada.
La Voz de Galicia