Los cierres perimetrales nos sitúan al borde del semiconfinamiento

Cerrojazo a once concellos de la Ría de Arousa. La alta incidencia del coronavirus en las comarcas arousanas ha llevado a la Xunta de Galicia a decretar el nivel máximo de alerta en Vilagarcía, Vilanova, A Illa, Rianxo, Boiro, A Pobra y Ribeira. Todos ellos tenían medidas ya muy duras, pero ahora se incrementan. No son los únicos. Por primera vez desde el inicio de la pandemia al listado de restricciones más severas se suman también Caldas, Cuntis, Valga y Pontecesures que han visto subir peligrosamente su curva de contagios en los últimos días. Una decisión que no pilló por sorpresa a los alcaldes de las diferentes localidades que buscan, en todo caso, que los contagios se frenen. Las medidas empiezan a tener efecto a partir de hoy a las doce de la noche y, previsiblemente, se extenderán hasta mediados del mes de febrero.

El nivel de restricción máxima afecta sobre todo a la hostelería y a la movilidad. En el primer caso porque los bares y restaurantes solo podrán abrir a las seis y únicamente atender en terraza, nada de interior. En el segundo caso porque los once ayuntamientos citados estarán cerrados perimetralmente en solitario. Eso implica que, por ejemplo, un vecino de Cuntis no podrá entrar ni salir de su localidad salvo causa justificada como ir al médico, trabajo o cuidado de personas mayores o dependientes entre otras ya tipificadas desde hace meses. Lo mismo en los ya señalados como son Valga, Cesures o Caldas. Su actividad debe limitarse a su término municipal. Son un total de 142.212 arousanos los que se verán sometidos a este nivel máximo de restricciones.PUBLICIDAD

Por otra parte el resto de los ayuntamientos de las comarcas de O Salnés y Ulla-Umia (en O Barbanza todos están en el nivel máximo) se colocan en el nivel medio-alto como el resto de Galicia. Esto trae cambios sustanciales. Cambados, Meaño, Sanxenxo y O Grove abren sus perímetros (llevaban con ellos cerrados varias semanas) y sus vecinos podrán desplazarse a otros concellos no cerrados. Eso sí, la recomendación repetida al máximo ayer por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, fue la de evitar salir de casa más allá de las actividades necesarias y esenciales.

Diario de Arousa

Seis años sin saber quién mató a la asistenta del cura en la rectoral de Cruces.

Entre las investigaciones que tiene sin cerrar la Guardia Civil está el violento asalto a la casa rectoral de la parroquia de Cruces, en el municipio de Padrón, del que se acaban de cumplir seis años sin que se sepa quien asfixió a la asistenta del cura e hirió a este.

El santuario de A Escravitude, situado cerca de la vivienda rectoral, celebra hoy una misa en recuerdo de María Soto, que falleció por asfixia esa noche del 14 de septiembre de 2014. El cura, Ramón Barral, murió el 29 de marzo pasado a causa del coronavirus, por lo que no podrá ver si se hace justicia o no a su asistenta.

Vecinos de la parroquia lo dudan, a la vista de que, seis años después del asalto, nada más se sabe. Pero la Guardia Civil insiste en que «nós mantémolas investigacións abertas». Aquella noche del 14 de septiembre, tres individuos, uno de ellos encapuchado y armado, llamaron a la puerta con la excusa de que había una defunción en la parroquia. Pese a que el cura y la asistenta ya estaban en alerta por otros atracos, la mujer abrió y los asaltantes pegaron, ataron y amordazaron a los dos. Ella logró soltarse y gritar, y fue cuando le apretaron la mordaza hasta asfixiarla.

Para huir, los asaltantes se llevaron el coche del sacerdote que, días después, apareció en el lugar de Pontecesures, limítrofe con Padrón. Semanas después fueron detenidas dos personas como presuntas autoras de los hechos. Se trataba de un vecino de Boiro y otro de Noia, pero el Juzgado número dos de Padrón los dejó libres de cargos y sospechas en diciembre del 2015, cuando la jueza decretó el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones iniciadas, al entender que «no existen motivos suficientes para atribuir la perpetración de los hechos a persona alguna determinada».

Nada más se sabe del caso y muchos ya no esperan que se resuelva, aunque están seguros de que al menos uno de los atracadores no es de muy lejos y sabía que solo seis días antes, el 8 de septiembre, se había celebrado la festividad de la Virgen de A Escravitude, con el consiguiente donativo de los fieles. Así, lo que en principio iba a ser un simple atraco acabó con una muerte violenta, la de María Soto. Tenía 78 años, era natural de una parroquia de Vila de Cruces, en la comarca del Deza, y llevaba 26 trabajando de asistenta para el sacerdote, por lo que también era una vecina más del lugar, tal y como la recuerdan aún hoy en la parroquia de Cruces, que a raíz del asalto quedó conmocionada.

Los asaltantes apenas lograron llevarse nada ya que, según trascendió posteriormente, no encontraron el dinero de los donativos de la festividad. Desde el asalto, la casa rectoral permanece cerrada, porque Ramón Barral no volvió a residir en ella. Apenas ejerció unos meses más como párroco, ya que las heridas del asalto agravaron sus problemas de salud. Tras su fallecimiento en marzo, a los 83 años, la resolución del caso se complica un poco más, en parte, al no quedar testigos que puedan reconocer a los autores, en caso de que algún día llegue a haber detenciones.

La Voz de Galicia

El Concello de Pontecesures valora hacer pruebas PCR a todo su personal ante el número de positivos registrados.

Daba la voz de alerta, ayer, el PSOE de Valga, citando fuentes del Servizo Galego de Saúde: «Hoxe hai confirmados doce casos de covid-19 en Valga, e o goberno local aínda non se pronunciou», decían en un comunicado de prensa los socialistas. Desde el Concello matizan: son doce los casos confirmados que dependen del centro de salud de Valga, pero «non son doce contaxios en Valga, son menos. O feito de que dependan do centro de saúde non significa que sexan veciños do municipio».

De hecho, del centro de salud de Valga depende también el vecino Concello de Pontecesures, cuyo alcalde reconoce que, a estas alturas, el número de casos positivos de covid-19 está por encima de los seis confirmados la pasada semana. Lo que no ha cambiado, al menos, es el estado de esos pacientes, que según la información que maneja están en sus casas y presentan una sintomatología leve.

Pese a todo ello, el número de positivos registrados en el municipio es más que suficiente para extremar todas las precauciones. Y en ello está el gobierno local. Según explicó Juan Manuel Vidal Seage, se han dado instrucciones a la Policía Local para que extreme la vigilancia y el control sobre comportamientos incívicos que se puedan producir en las calles. Porque, aunque en general los vecinos están actuando con responsabilidad, «sempre hai quen non entra polo aro». En ese sentido, se extremará el control sobre las terrazas de los locales de hostelería para comprobar que se cumple la separación entre mesas y otros requisitos.

Pero esa no es la única medida que tiene previsto implementar el Concello de Pontecesures. El alcalde está valorando la posibilidad de realizar pruebas a todos los trabajadores municipales. «Foi unha proposta que nos plantexou un sindicato e estamos vendo se é conveniente e posible facelo», dice el regidor cesureño. A fin de cuentas, recalca que el personal municipal está en contacto directo con mucha gente, por lo que de existir un positivo podría convertirse en un agente de contagio importante.

El blindaje del colegio ante la inminencia del inicio de curso, los trabajos de limpieza y la búsqueda de fondos para poder hacer frente a las situaciones imprevistas que se puedan seguir dando son otras cuestiones que dirime la alcaldía.

Más allá de la situación que atraviesa Pontecesures, el PSOE informaba ayer de la existencia de doce casos confirmados del covid-19 en Valga. Los socialistas consideran que el gobierno local «está sobrepasado e, ante a súa pasividade, considéroo deslexitimado. O alcalde xa demostrou a súa incapacidade para xestionar. Negouse a crear a comisión de seguimento, a crear axudas e un plan de reconstrución. Non informa da evolución da pandemia, e incluso, con total imprudencia, chegou a dar nomes e apelidos dos afectados. Os veciños precisan dun gobernante serio e centrado».

La Voz de Galicia

Catoira reivindica que se mantengan en el Ullán los servicios ferroviarios que había antes de la pandemia.

García presidió ayer el primer pleno de su nueva etapa. García presidió ayer el lunes el primer pleno de su nueva etapa.

Alberto García presidió ayer su primer pleno desde que recuperó el bastón de mando de Catoira. Y aprovechó la sesión para sacar adelante el primer acuerdo trascendente de esta nueva etapa, como es una reivindicación dirigida a Renfe, al Estado central, la Xunta y a todo organismo que tenga algo que decir en la materia, para que se garantice el mantenimiento de los servicios ferroviarios.

En concreto, se quiere que se respeten la periodicidad y frecuencia de los trenes que utilizaban antes de la pandemia no solo los catoirenses, sino también los ciudadanos de Pontecesures y Padrón -con apeaderos propios- y, en general, los de comarcas como Caldas, O Sar y Barbanza.

Lo que hizo el alcalde vikingo fue incluir esta reivindicación en el orden del día a modo de Resolución de Alcaldía, pero sometiéndola a votación para que la Corporación le diera más fuerza tomando el acuerdo de reivindicar ese mantenimiento de los servicios ferroviarios, ya que con el estado de alarma por el coronavirus bajaron de 10 a 4 diarios, en cada sentido, y se teme que no vayan a recuperarse.

La propuesta elevada por García al pleno se basa en la reivindicación que hace días dio a conocer FARO DE VIGO, cuando el exconcejal pontecesureño Luis Sabariz hizo llegar a todos los grupos políticos parlamentarios y a los alcaldes del Bajo Ulla un informe en el que se alerta de esa pérdida de trenes, en perjuicio de la sociedad en general y, muy particularmente, de trabajadores y estudiantes.

«Como también van a salir muy perjudicados, en caso de reducirse el número de trenes, los ciudadanos de toda la comarca de Barbanza que se acercan a nuestras estaciones para utilizar este importante medio de transporte», advierte el propio García.

«No tiene sentido que se introduzcan nuevos recortes o se mantengan los aplicados a raíz de la pandemia cuando está demostrado que los ciudadanos utilizan el tren en gran número, e incluso que cada año parecen hacerlo más, por eso nos oponemos a la reducción de frecuencias y exigimos que sigan parando en nuestros apeaderos»,» proclama el máximo mandatario catoirense.

Iván Caamaño, portavoz del PP , se ofreció a pedir a la diputada Ana Pastor que ejerza de mediadora en el Congreso y reclamó un frente común de reivindicación participado por los Concellos de Rianxo y Boiro.

Faro de Vigo

Padrón despidió al fundador del restaurante Gran Chaparral.

José Carlés Barreiro falleció en el hospital por coronavirus.

Fundador do restaurante Gran Chaparral

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Padrón despidió ayer a José Carlés Barreiro, de 85 años, fallecido por coronavirus en el Hospital de la Rosaleda. Viudo de María Victoria Cristobo Díaz, era vecino de Porta dos Mariños, en Pazos. Él y su mujer abrieron hace más de 50 años el Restaurante Gran Chaparral, hoy regentado por su hija, María Victoria Carlés, de 48 años. La pareja se casó y ya abrió el restaurante, primero en una casa más pequeña y, con el paso del tiempo, en el actual inmueble más grande, pegado a la carretera N-550. El establecimiento hostelero, actualmente cerrado por el estado de alerta, sirve menús del día, de lunes a viernes sobre todo para una clientela obrera, pero los fines de semana y sobre todo el domingo, es parada de numerosas familias, entre ellas muchas de Santiago, que eligen este local de Padrón para su comida dominical, especializada en callos, cocido y cordero.

Los fundadores eligieron el nombre del local por una serie de televisión de temática del oeste norteamericano centrada en el rancho El Gran Chaparral.

Hoy, la hija del fallecido ha querido recordarlo como un «home moi traballador», camionero toda la vida de la empressa Maderas Magán de Pontecesures, al igual que su madre que atendía el café bar y restaurante. En el local, a José Carlés le gustaba mucho echar la partida de cartas con los clientes y, quizás, por ello, el establecimiento no cerraba ningún día de semana al año ha recordado hoy María Victoria Carlés, que tiene dos hermanos. su padre fue enterrado ayer en el cementerio paroquial de Iria, siguiendo las indicaciones sanitarias vigentes.

La Voz de Galicia