Bicicletas y coches, rivales en la N-550.

Por la carretera nacional 550, entre Santiago y Padrón, circulan una media de 7.116 vehículos diarios, que conviven con numerosos ciclistas que en grupo o en solitario transitan por los poco más de 20 kilómetros que separan ambas localidades para mantenerse en forma. A estos ciclistas de la zona se unen también los peregrinos que, por las condiciones del Camino, se ven obligados a circular por la carretera durante sus peregrinaciones en bicicleta. Tras consultar a los clubes de Santiago y Padrón, se concluye que los que menos recurren a la N-550 son los ciclistas profesionales.

Suso Blanco Villar, director deportivo del Club Ciclista Padronés, prefiere buscar vías alternativas para su equipo, porque «la de Santiago-Padrón tiene mucho tráfico y es un riesgo». Blanco Villar, exciclista que ganó varias etapas de la Vuelta a España en la década de los 80, considera que «es labor de todos» mejorar la convivencia entre ciclistas y conductores. La clave para que se reduzcan los atropellos es la «educación, y crear conciencia tanto en los conductores como en los ciclistas. Muchos conductores aún desconocen que pueden adelantar en línea continua y que metro y medio de separación es lo mínimo».

Uno de los principales inconvenientes de la carretera es que «casi no tiene arcén, y en los tramos donde los hay está lleno de gravilla. Lo peor es que los camiones, por el precio de la autopista, circulan más por la carretera», apunta Javier Castro del Club Ciclista Padronés. Los de su club prefieren otros viales secundarios como la comarcal de Ribeira o la de Carcacía, aunque «no por eso son menos peligrosos». Castro dice que, tras los últimos siniestros, «tengo la sensación de que los conductores respetan más las distancias».

Todos los profesionales del ciclismo apuntan a las campañas de concienciación y «lamentablemente lo que mejor funciona es lo que está ocurriendo: cuando hay un atropello masivo o el de una persona conocida, los conductores toman conciencia. Es triste que sea así, pero ocurre», relata Manuel Paz, del Club ciclista Muebles Compostela. Gonzalo Suárez, del Ultreia, cree que «a los ciclistas se les ve como un incordio. Se oyen comentarios acerca de que no tenemos nada mejor que hacer. Eso sí, después se les llena la boca diciendo que en Holanda todo el mundo va en bici»

La Voz de Galicia.

Los romanos se preocuparían.

Un año más, FARO DE VIGO quiso acompañar a los titulares de las pesqueiras del Ulla para contar a los lectores cómo se desarrolla ese trabajo, siempre desde las ocho de la tarde hasta las ocho de la mañana del día siguiente. De este modo se ha comprobado que la escasez de lamprea sigue siendo preocupante, como lo es para los valeiros, es decir, los pescadores que faenan desde embarcación a la altura de Pontecesures. Sin éxito en las capturas, al menos el trabajo en los sillares de piedra que ya empleaban los romanos permite disfrutar de espacios naturales casi paradisíacos y supone algo así como un viaje en el tiempo.

Si a estas alturas los romanos siguieran pescando lamprea en el Ulla seguro que estarían igual de preocupados que los actuales concesionarios de sus zonas de pesca, las pesqueiras; tradicionales construcciones de piedra situadas en el cauce fluvial que se convierten en trampas casi infalibles para el primitivo y cartilaginoso pez.

El problema es que este año la lamprea no aparece por ninguna parte, como bien saben también los pescadores que faenan a la altura de Pontecesures.

Unos y otros hablan de un año nefasto, y son muchos los que dicen no recordar una escasez de producto tan notoria como en esta ocasión.

FARO DE VIGO tuvo esta semana la oportunidad de participar en las jornadas nocturnas de trabajo en las pesqueiras situadas en Herbón, junto a profesionales de esta actividad como Antonio Caldelas Vidal.

Las capturas fueron inexistentes, pero una vez más quedó claro lo hábiles e ingeniosos que eran los romanos al explotar estas trampas de piedra y al escoger el lugar para colocarlas.

Y es que al menos en caso de ausencia de capturas, como así ha sido, es posible disfrutar en todo su esplendor del Sistema Fluvial Ulla-Deza, un espacio natural protegido que ofrece privilegiadas vistas y un contacto directo con la naturaleza.

De esto sabe mucho el escritor Miguel Piñeiro, autor del libro titulado «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.

En esta publicación explica como las lampreas intentan superar la fuerza de la corriente en los pasillos de la pesqueira donde se colocan las nasas, cayendo así dentro de las redes mientras la fuerza del agua les impide salir.

Piñeiro aclara, y es un consejo que pueden seguir todos aquellos que quieran disfrutar del paisaje y ver de cerca el trabajo en las pesqueiras, que éstas se dividen en cuatro tramos o grupos, situados en Herbón, Carcacía-Lapido, Barcala-Sinde y en Reis. Las de Herbón, entre ellas la de Antonio Caldelas, se conocen como Areas y Traxeito, la primera con seis pescos y cinco pasillos y la segunda con nueve pescos y ocho pasillos».

Añade el escritor que «la explotación de esta construcción está repartida por grupos de muros denominados Cabildo, Cuarteles, Xanza, Mitra y Cortiñas».

Setecientos metros, río arriba, «están las segundas pesqueiras, llamadas As Bellas, con la subdenominación de Bellas y Ribeiro, que miden 91 metros».

Piñeiro hace constar que «a 519 metros está la tercera construcción, el particular y único Canal de Herbón, que llega a los 120 metros de longitud entre los dos muros y alberga cuatro puestos de pesca en la orilla norte y tres en la sur, sumando cinco pasillos».

La pesqueira de O Canal ·está compuesta por unos muros en forma de vértice -una V- orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas donde están las trampas, pero los muros no cercenan la corriente totalmente, sino que están separados por una vena central de dos metros que permite el remonte de las especies migradoras».

Incluso apunta en su libro que «las más semejantes, en formato, a esta pesqueira del Ulla, son una serie de construcciones galaico-portuguesas que unen sus muros en el centro del río», por lo que «la pesqueira de O Canal puede considerarse una construcción mixta o híbrida y se puede decir que única en Galicia».

Más arriba «están las pesqueiras Prateado, en la actualidad muy deterioradas y con un gran boquete central; y la de Herbón, llamada A Trapa, que tiene seis pescos y cinco pasillos a un lado y cuatro pescos con tres pasillos al otro».

El segundo grupo de pesqueiras es el de Carcacía, «con la subdenominación de Carcacía-Lapido en la orilla norte y Carcacía, en la sur. Tiene ocho construcciones; las primeras son Furado y A Caseta, ambas con tres pescos y dos pasillos cada una».

Miguel Piñeiro aclara que «en todas las pesqueiras, los propietarios montan unas casetas donde pasan la noche para efectuar labores de vigilancia», como es el caso de Antonio Caldelas.

«Suelen ser construcciones rústicas de madera y plásticos, salvo la de esta pesqueira que está excavada en la roca».

Junto a las pesqueiras de Carcacía están las de Muxena, Aguadalta, Nova, Loureiriña, Loureira, A Forrica y Carballo.

En la tercera serie de pesqueiras están las de Sinde, Barcala, mientras que en la cuarta se localizan las de Reis, llamadas Bustelo y Lampreeiro.

Las primeras en abrir la temporada son las pesqueiras de As Areas y Bellas, donde el sistema de levantado de copos «es muy vistoso, pues los propietarios utilizan una primitiva, arcaica, rústica y nada convencional barcaza.

En cualquier caso, Piñeiro advierte de que «el Ulla ha cambiado con el paso de los años y a algunos de estos pasillos no les llega el agua, por lo que no se pueden armar».

Faro de Vigo

Las pesqueiras del Ulla tampoco pescan.

El escritor Miguel Piñeiro explica a la perfección tanto las características de las pesqueiras del Ulla como la historia que las rodea. Lo hace en su libro «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.

FARO DE VIGO acompañó en su trabajo nocturno a los titulares de las pesqueiras del Ulla, esas construcciones de piedra que ya usaban los romanos y se emplean para la pesca de lamprea. El resultado de las jornadas de pesca en estas trampas situadas dentro del cauce fluvial es tan pobre como el obtenido por el colectivo de valeiros, los pescadores que emplean las nasas butrón desde embarcación, a la altura de Pontecesures.
Unos y otros hablan de un año nefasto, y son muchos los que dicen no recordar una escasez de producto tan notoria como en esta ocasión.
En cualquier caso, el trabajo en las pesqueiras continúa. Es una actividad peligrosa, dado que cualquier despiste puede tener consecuencias trágicas a causa de las intensas corrientes del Ulla, pero los concesionarios no se rinden y siguen colocando sus aparejos en los sillares de piedra del mismo modo que lo hacían sus antepasados.
Quizás sea el momento de recordar cómo funcionan las pesqueiras del Ulla, y para ello nada mejor que recurrir a un experto como Miguel Piñeiro, autor del libro titulado «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.
A continuación se resumen algunas de las explicaciones ofrecidas por el autor:
[Hay dos métodos de captura más comunes y otros más particulares, pero se puede decir que los pescadores de cada curso han ido adaptando o heredando las técnicas en función del propio río, de su morfología, de sus obstáculos, de sus corrientes y remansos, de sus pozos, etc.

Dos métodos de pesca

Los métodos de pesca más genéricos son las redes y las pesqueiras.
Las redes y sus variantes son más propias de las zonas de estuario y desembocadura -en enero y febrero-, mientras que las pesqueiras son más propias de zonas más altas -en marzo y abril-. Es decir, la lamprea además de su propia supervivencia en el mar, debe pasar por dos barreras de pesca. La que no cae en su entrada al río, lo puede hacer más arriba o en las artes de los furtivos.
Las conocidas popularmente como pesqueiras son ingeniosas construcciones de la época romana formadas por grandes sillares de piedra. Están situadas dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua. Su estratégica situación provoca y faculta la captura de los peces cuando remontan el río. En la actualidad se conservan en relativo buen estado en los ríos Miño y Ulla.
Entre estas moles de piedra -lo que se llama corredor, pasillo o calle- o a ambos lados se colocan los «butrones» «copos» o «redes» donde entrarán las lampreas y de los que no podrán salir.
Hay pesqueiras que pescan hacia arriba -las del Miño- y otras hacia abajo -las del Ulla- como veremos más adelante.

También pescando a fondo hay diferencia entre ambos ríos; en el Miño se utilizan las «volantas» y en el Ulla los «butrones».

Las «volantas» son redes, poco o nada selectivas, que barren el río derivando aguas abajo empujadas por la corriente.
Los «butrones» -nasas cónicas o cilíndricas- son aparejos de malla y aros de hierro con un orificio de entrada -«buciño»- y sin salida. Se sitúan en el fondo del lecho por lo que son menos acaparadores que las redes.
Otra modalidad o técnica -aunque condenada a desaparecer- es la «fisga», «francada» o «tridente». Consiste en un palo o mango largo con una serie de puntas afiladas en su extremo inferior con el que se clavan las lampreas. Se puede utilizar desde embarcación o desde un puesto de pesca. La metodología de la fisga está claro que es la más primaria y poco evolucionada de cuantas se conocen ya que todos nos podemos imaginar al hombre primitivo con un palo intentando clavar un pez.

Las lampreas capturadas con esta arte tienen un valor culinario menor, pues pierden parte de su sangre, indispensable para su preparación.
Un cauce íntegramente gallego

El río Ulla es el primer cauce íntegramente gallego, entendiendo por tal que nace, recorre y desemboca en Galicia sin que medien otras administraciones.
La significación de este curso solo es comprendida por sus ribereños y conocedores. El Ulla es al Ullán lo que el Miño a Ourense y a Lugo.
La concesión para pescar lampreas en las «pesqueiras» del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos.
En 934 el monarca Ramiro II donó a la iglesia de Santiago el Condado ??commiso?? de Postmarchos, delimitado por los ríos Ulla y Tambre (Tumbo A, doc. 40, p. 110).
Era uno de los límites del coto de la iglesia de Santiago, confirmado por Alfonso VII, en 1127, desde el río Iso hasta el mar y desde el Tambre al Ulla (Tumbo A, doc. 98, p. 210).
(?) El inquieto y riguroso Xosé Lois Ladra cita la aportación de datos de Quilez (1947) sobre las pesqueiras del Ulla. En concreto hace referencia a la cesión que realizó el Monasterio de San Martiño en el año 1533 a un matrimonio. La explotación de las mismas pasó en 1580 a otro particular con la obligación de rendar varias docenas de lampreas. Curiosamente este pago habría de hacerlo efectivo en 1900, «trescientos veinte años después del acuerdo».
Desemboca el Ulla en la carismática Ría de Arousa y hermana sentimientos como demuestra el Patriarca de las Letras Galegas, Ramón Otero Pedrayo, en una carta inédita remitida a Xosé Piñeiro Ares en 1964: «Vindo do Porto dinlle ó Ulla, na ponte, as memorias que me diron para il os outros ríos de arelanza saudosa: o Douro, o Neiva, o Cávado, o Limia, o Miño, o Fragoso, o Lérez, o Umia; e seus poetas».
Mientras que el Tambre, el Umia, el propio Miño y otros ríos gallegos, tienen una presa cerca del mar, el Ulla la tiene a casi 80 km por lo que dispone de un buen tramo de río, aunque insuficiente, para ser remontado por las especies migradoras.
En 1962 la empresa Hidroeléctrica Moncabril S.A. consigue una concesión para la explotación del kilowatio en río Ulla. Se anuncia la construcción de trece presas. Posteriormente, Fenosa compra la concesión de Moncabril y a finales de la misma década levanta la antiestética ??93 m de altura- y lesiva presa de Portodemouros con 297 hm3 de capacidad.
A unos 20 km de la desembocadura, a orillas del río donde se hace notar el efecto de la marea, está Padrón, cuna de escritores, poetas, pimientos y… pesqueiras.
Julio Lloréns dice en «La pesca deportiva del salmón en Galicia» que «en el monasterio de Hervón empieza la parte fluvial propiamente dicha mientras que el «Informe del Servicio Piscícola de A Coruña» de 1945 habla de la «Ría de Padrón».
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La localización

Las pesqueiras en activo del Ulla se localizan desde Herbón, en la zona baja, hasta Sinde, en su parte más alta; unos ocho kilómetros de curso fluvial, aunque más arriba, en el coto salmonero de Couso, hay una pesqueira deshabilitada conocida por o lampreeiro y Julio Lloréns califica a la presa de Couso como antigua pesqueira. P. Hervella cita una pesqueira a unos 65 km, aguas arriba, a pocos metros del puente de San Xusto, muy cerca de la presa de Portodemouros.
Las pesqueiras del Ulla están formadas por grandes bloques, más o menos cuadrangulares, de piedras de muy variados tamaños. Las construcciones que mejor se conservan cruzan prácticamente todo el río y soportan extremas corrientes de agua en el caudaloso Ulla invernal.
Sus dimensiones varían pero la media es de tres metros de alto por dos de lado y otros tantos de ancho. Están alineadas en perpendicular a la corriente cruzando casi todo el río menos una gran corriente central que se llama «vena» y que queda libre de trampas.
A los huecos que hay entre los bloques, en este río se les llaman «boquetes» o «pasillos» y es el lugar donde, a semejanza a las pesqueiras del Miño, se arman los artilugios de pesca.

Características

Las redes o nasas con las que se capturan las lampreas en las pesqueiras del Ulla se componen de una boca -estructura metálica o de madera, cuadrada o rectangular, que recibe el nombre de cangalla- y de la red cónica que va atada a la entrada de la trampa. La medida total del aparejo varía de de uno a dos metros.
Esta nasa tiene adosado un brazo metálico que le faculta poder realizar un movimiento vertical para introducirla y sacarla del agua.
Para izar la nasa del agua están provistas de una cadena o cuerda atada a la cangalla. Esta cadena va asegurada en o trancadoiro, la pieza de piedra o el árbol donde se engancha.
Las lampreas intentan superar la fuerza de la corriente en los pasillos de la pesqueira ya que la nasa no los tapa en su totalidad. Aquellos ejemplares que no lo consiguen caen dentro de las redes y la fuerza del agua les impide salir. Las pesqueiras del Ulla pescan, pues, aguas abajo a diferencia de las del Miño que lo hacen aguas arriba.
Para llegar a las pesqueiras del Ulla en su parte más baja, saldremos de Padrón por la carretera a Ponte Vea, subiendo el río Ulla donde va marcando el límite provincial entre A Coruña y Pontevedra.
Las pesqueiras de este curso están divididas en cuatro tramos o grupos: el primero está en Herbón, el segundo está en Carcacía-Lapido y Carcacía, el tercero está en Barcala y Sinde; el cuarto y último es Reis.
Las pesqueiras de Herbón son 5.
Las primeras se llaman As Areas (Coordenadas UTM: X 529457/Y 4731135) y tienen la subdenominación de Areas (las de la mitad del río en su orilla norte) y Traxeito (las de la otra mitad, en la orilla sur). Miden 118 m. Areas tiene 6 pescos y 5 pasillos, Traxeito tiene 9 pescos y 8 pasillos.

La explotación de esta construcción pertenece a 5 propietarios y está repartida por grupos de muros denominados Cabildo, Cuarteles, Xanza, Mitra y Cortiñas. Estos pescos fueron adquiridos por separado.
Los nombres de los pasillos o boquetes son: Mardel, Segundo, Novo, Derrubado, Larchán, Amereiro, As Maimoas -ya caída- O Pexego, a Agulla, Pexego, a Cancela, o Láparo, o Chingado, o Badal, o Pesqueiro y o Cajón.
A 700 metros, río arriba, están las segundas pesqueiras, llamadas As Bellas (C. UTM: X 530156/Y 4731252) con la subdenominación de Bellas y Ribeiro (con la misma distribución geográfica que las Pesqueiras de Areas). Miden 91 m. Bellas tiene 4 pescos y 3 pasillos, Ribera 8 pescos y 7 pasillos.
Cada pasillo tiene, a su vez, su propio nombre: o da Curcuxa, o da Francisca, o Quintón, o Pexego, a continuación está la vena central sin armar, Pexego, Virguería, o Cabalo y o Cachopo.
A 519 m está, la tercera construcción, el particular y único Canal de Herbón (C. UTM: X 530 3779/Y 4731280). Llega a los 120 m de longitud entre los dos muros y alberga 4 puestos de pesca en la orilla norte y 3 en la sur, sumando 5 pasillos en total.

O Canal

La pesqueira de O Canal, está compuesta por unos muros en forma de vértice ??una V- orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas donde están las trampas pero los muros no cercenan la corriente totalmente sino que están separados por una vena central de dos metros que permite el remonte de las especies migradoras.
Hay semejanzas entre esta pesqueira, las ya citadas del Miño y algunas otras del Tambre ??como veremos- pero la construcción o el modo de pesca varían ostensiblemente.
Las del Miño tienen la V en sentido contrario de manera que los peces en su remonte llegan a los muros y tienen que desviarse hacia las orillas donde también se sitúan las redes.
Las del Tambre tienen el pico de la V hacia la corriente y sin vena central, de manera que los muros se unen totalmente en el centro del río y derivan el agua hacia las orillas donde estaban las trampas.
Las más semejantes, en formato, a esta pesqueira del Ulla son una serie de construcciones galaico-portuguesas que unen sus muros en el centro del río. Ellas son: Novo, Ribeira Velha, Brandouro da Mancela, Fumega e Fontao en Prado; Paderne y Chaviaes (con vena central) y Novas de Braço en Alvaredo; Mosqueiros en Remoaes, otras tres en Prado y Seixeira Nova en Paços. Las del Tambre son: Cornedo, Xan-Latedo, Gándara-Pouso y Dorna en Negreira.
Por tanto consideraremos a la pesqueira de O Canal como construcción mixta o híbrida y se puede decir que única en Galicia.
A 333 m, aguas arriba, están las cuartas pesqueiras llamadas Prateado, en la actualidad muy deterioradas y con un gran boquete central. Tiene 5 pescos y 4 pasillos en una orilla y 6 poios con 5 pasillos en la otra.
La quinta pesqueira y última de Herbón es A Trapa. Tiene 6 pescos y 5 pasillos a un lado y 4 pescos con 3 pasillos al otro.

Casetas de vigilancia

El segundo grupo de pesqueiras está en Carcacía con la subdenominación de Carcacía-Lapido en la orilla norte y Carcacía en la sur.
Este grupo tiene 8 construcciones.
La primera es Furado en Carcacía-Lapido y A Caseta en Carcacía, ambas con 3 pescos y 2 pasillos cada una. En todas las pesqueiras, los propietarios montan unas casetas donde pasan la noche para efectuar labores de vigilancia; suelen ser construcciones rústicas de madera y plásticos salvo la de esta pesqueira que está excavada en la roca.
La segunda es Muxena con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y Furado con 2 pescos y 1 pasillo en Carcacía.
En la tercera, Carcacía-Lapido carece de construcciones mientras Lombeira en Carcacía tiene 2 pescos con 1 solo pasillo.

La cuarta es Aguadalta con 3 pescos en Carcacía-Lapido y Nova en Carcacía con otros tantos; ambas tienen 2 pasillos.
La quinta carece de construcciones en Carcacía-Lapido mientras Loureiriña tiene 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía.
La sexta es Loureira con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y 2 pescos con 1 pasillo en la pesqueira también lamada Loureira en Carcacía.
La séptima se llama A Forrica en Carcacía-Lapido con 2 pescos y 1 pasillo y Lago en Carcacía con 3 pescos y 2 pasillos.
La octava y última de esta serie se llama Carballo, teniendo 3 pescos en Carcacía-Lapido y otros 3 denominados igual en Carcacía; en ambos casos tienen 3 pasillos.
Sinde y Reis

La tercera serie de pesqueiras son las de Sinde y Barcala. Las de Sinde se llaman Freixeiro con 2 pescos y 1 pasillo mientras que las de Barcala se llaman Bumio y tienen 3 pescos y 2 pasillos. Bumio es la última pesqueira de la orilla sur del Ulla.
Ya por último, está el cuarto y último grupo de pesqueiras, llamadas Reis compuesto por 2 construcciones.
Las primeras son los dos pescos de Bustelo y las segundas los dos de Lampreeiro; en ambos casos tienen 1 pasillo.
Las pesqueiras de Reis están en desuso en la actualidad.
Pocos metros abajo del coto de Couso, están las pesqueiras de Bustelo, con un pasillo cada una, y en límite inferior del propio coto está la pesqueira de O Lampreeiro o Corgos con un solo hueco.
El Ulla ha cambiado con el paso de los años y a algunos de estos pasillos no les llega el agua por lo que no se pueden armar. Al hecho de que una trampa consiga ejemplares en abundancia se le denomina «que paga bien» o que «corre bien».
La normativa oficial permite la pesca desde las 8 de la tarde hasta las 8 de la mañana descansando sábados y domingos.
Las primeras en abrir la temporada son las pesqueiras de As Areas y Bellas que lo hacen de enero a marzo. Después abren las siguientes de febrero a abril.

Una barcaza en As Areas y Bellas

El sistema de levantado de copos en As Areas y Bellas es muy vistoso pues los propietarios utilizan una primitiva, arcaica, rústica y nada convencional barcaza llamada Ana María. Esta barca se construye de nuevo cada 6 o 7 años.
Los propietarios de la explotación de estas pesqueiras utilizan la barca para acercarse a los pescos, luchando con la brava corriente y poder acceder a cada uno de ellos. Tan artesanal es la barca como los propios remos pero la pericia de los tripulantes amortigua tales inconvenientes. Hay días que la corriente los lleva más de medio kilómetro aguas abajo. El éxito de la operación radica en entrar adecuadamente en la corriente. Si la operación falla, la consecuencia es el doble de trabajo y esfuerzo.
Estas pesqueiras son explotadas en la actualidad por veinte concesiones que corresponden a otras tantas personas y a sus familias.
El reparto entre los propietarios es por «quintas» de tal difícil entendimiento como explicación.
Las «partillas» son la base para el reparto entre propietarios.
Una lamprea tiene cinco quintas de propiedad. Si un propietario tiene media quinta en una trampa, quiere decir que de diez lampreas le corresponde una. Quien tenga una quinta doce -una quinta y medio cuarto- tendrá un ejemplar por cada lote de cinco lampreas y aún le queda cuarto y medio.
La mayoría de las pesqueiras de Herbón se conservan en un estado magnífico si tenemos en cuenta su antigüedad y que han soportado la furia del río y el inexorable paso del tiempo durante siglos. Y en el capítulo de agresiones, es mejor no mentar las realizadas impunemente por la mano del hombre. Hay pesqueiras que se refuerzan año tras año con cemento sin el menor rigor estético. Pero mucho más grave es el abandono total y absoluto de las distintas administraciones. Mientras Arbo en el Miño ha sabido hacer de sus pesqueiras un centro de interés turístico, las pesqueiras de Padrón están abandonadas a su suerte sin que nadie repare en que representan un patrimonio único].

Faro de Vigo

El temporal en la comarca de Sar.

En la comarca de Sar, pasadas las dos de la madrugada, cuando arreció el temporal, estuvo cortada la carretera N-550 a la altura de Pazos debido al desplome del tendido eléctrico sobre la calzada. Asimismo, la caída de un árbol mantenía cortada a media mañana una pista en la parroquia de Carcacía y el viento también provocó daños en el jardín botánico de Padrón, informa Uxía López.

La Voz de Galicia

Herbón despidió a su párroco de más de medio siglo.

Herbón despidió a su párroco emérito, Anacleto Domínguez Suárez, que falleció en la noche del martes a los 77 años de edad en su casa de la parroquia padronesa. El sacerdote llevaba unos tres años sin ejercer, debido a su estado de salud. Fue párroco de Herbón durante más de 50 años, tras dos como sacerdote coadjutor en Boiro.

A la vez que atendía la parroquia de Herbón, también ayudaba en otras del concello, como la de Iria-Flavia y la de Carcacía, así como en las de Santa Mariña y San Miguel de Barcala, en el municipio de A Estrada.

Anacleto Domínguez era natural de Badajoz, aunque su infancia la pasó, con su familia, en Zas, para después asentarse en la parroquia de Busto, en Santiago. Fue enterrado el jueves en el cementerio de Herbón.

La Voz de Galicia

Medio Ambiente abre el plazo de solicitud de «pesqueiras» para capturar lamprea desde enero.

La pesca de lamprea en el Ulla comienza en enero, como es habitual. A la espera de que los valeiros empiecen a largar sus nasas butrón aguas abajo, a estas alturas del año ya es momento de hablar de las tradicionales «pesqueiras», ya que la Consellería de Medio Ambiente hace públicas las normas que regulan la actividad en esas construcciones tradicionales y fija las condiciones para solicitar su explotación el año que viene.

Tal y como explica el periodista Miguel Piñeiro en uno de sus libros, precisamente centrado en el mundo de la lamprea, las pesqueiras son «verdaderas joyas del tiempo de los romanos (del s. V a. C. hasta el s. II d. C.); ingeniosas construcciones formadas por grandes sillares de piedra situadas dentro del río que se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua».

Es esta estratégica situación la que propicia la captura del primitivo pez cuando remonta el río para desovar.

Pues bien, en las pesqueiras de Areas (Herbón) se permitirá la actividad desde el 2 de enero al 25 de marzo, mientras que en el tramo comprendido desde la pesquera de As Vellas hasta la de A Trapa -también situadas en Herbón- el periodo de actividad va desde el 30 de enero al 22 de abril.

Por último, en el tramo de río existente entre las pesqueras de A Caseta y Furado (Carcacía) hasta la de Lampreeiro, en el lugar de As Pesqueiras (Reis), se autoriza la pesca del cartilaginoso pez desde 6 de febrero al 6 de mayo.

Eso sí, con la advertencia de que «el mismo día que finalice el período autorizado se retirarán las artes de pesca» del cauce fluvial, teniendo en cuenta además que las redes solo pueden estar caladas en el agua desde las 20.00 horas hasta las 8.00 horas del día siguiente.

Lógicamente se prohíben las labores de pesca, y por tanto deben levantarse las redes de las pesqueiras, desde las 8.00 horas de los sábados hasta las 20.00 de los lunes.

Hay otras limitaciones a tener en cuenta, como por ejemplo que en las pesqueiras de Areas y As Vellas debe dejarse libre el canal central del río y que deben emplearse redes que no causen daño a otras especies piscícolas.

Como de costumbre, «todos aquellos ejemplares piscícolas que no sean las lampreas capturadas en las pesqueiras» deben ser devueltos al agua o entregados a los agentes guardarríos que lo soliciten, siendo obligatorio que los concesionarios de las pesqueiras colaboren en todo momento con el personal del Servicio de Conservación de la Naturaleza de la Consellería de Medio Ambiente.

Miguel Piñeiro recuerda en su libro que «la concesión para pescar lampreas en las pesqueiras del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos situado a escasos metros de la zona lampreeira».

Hoy en día en el Baixo Ulla estos grandes bloques cuadrangulares formados por piedras que se alinean en perpendicular a la corriente, cruzando casi todo el río menos la corriente central, siguen de plena actualidad. Los Concellos de Padrón y Pontecesures son dos de las localidades en las que la lamprea juega un papel destacado.

Faro de Vigo