Un documental recoge el testimonio de cinco de estas mujeres que patearon la comarca para vender pescado ·· Su decadencia en los años setenta supuso el fin de una forma de vida y de una economía familiar sumergida
«Eu fun Patifa aos poucos meses de nacer. Miña nai ía vender o pescado nun burro. Nun cesto ía o peixe e noutro, eu», relata A Pastora al objetivo de una cámara de vídeo mientras su mirada se pierde en el horizonte o en algún recoveco de su avejentada memoria. A Pastora, apodo por el que se conocía en el gremio de las Patifas de Pontecesures a Carmen Llerena, cuenta 89 años. Su historia -digamos- empresarial forma parte de un modo de vida y de una época a punto de quedarse dormida en los anales de la historia local.