«Prefiero el rápido, pero hoy vine en el otro y la diferencia es poca».

A las 15.58 horas, con una puntualidad de AVE, llegó el miércoles a la estación de Santiago un regional procedente de Vilagarcía. En una semana sin colegio ni universidad, la mayoría de los que se apearon acudían a la capital de Galicia para hacer compras o para pasar la jornada. Casi todos se habían subido al tren en Vilagarcía, pero algunos lo hicieron en Pontecesures y en Catoira.

Entre ellos, José Abad, un joven de Vilagarcía que durante años utilizó el tren para ir a la universidad pero que en esta ocasión lo hizo para quedar con unos amigos. «Ahora vengo dos o tres veces al mes; la verdad es que prefiero el rápido, pero tampoco tengo ningún problema en coger el regional, como hice hoy. Quedé con unos amigos y como venía con tiempo, prefiero pasarlo en el tren que no esperando en la estación; son diez o quince minutos más, tampoco es tanta la diferencia». El precio tampoco importa en su caso; es hijo de maquinista y los dos le cuestan lo mismo; para los demás pasajeros, la diferencia va de una tarifa de 4 euros en el regional a otra de 5.05 en el que va por la línea de alta velocidad.

José Abad es partidario de que se mantengan los dos servicios, «pero bien planteado y gestionado, que las frecuencias sea racionales y necesarias, porque si no la demanda va a ser escasa».

La Voz de Galicia

La estaciones de Catoira, Pontecesures y Padrón siguen teniendo un buen número de usuarios del tren.

Casi un año después de que llegase la alta velocidad al Eixo Atlántico -fue el pasado mes de abril cuando, además de reducir tiempos los viajeros pudieron atravesar el nuevo puente de Catoira- ya se puede responder a una de las preguntas que se hacían entonces; si compensaría el mantenimiento de las vías regionales que finalmente Fomento permitió que siguiesen operativas. Y lo cierto es que sí, que la Comisión en defensa de las cercanías que peleó por ello durante varios años tenía razón; la demanda de pasajeros en el Eixo Atlántico es tal que valió la pena mantener el servicio en las viejas vías que quedaron al margen de la alta velocidad y en estaciones como la de Catoira, Pontecesures o Padrón, que siguen teniendo un tráfico similar al que registraban ante de la llegada de la alta velocidad.

La Voz de Galicia

La aventura de repostar de noche.

Solo siete gasolineras abren las 24 horas; algunas lo hacen para que no les roben.

Ojo con quedarse en la reserva cerca de la noche. Si un vecino de la comarca de Pontevedra o de Arousa tiene que salir disparado de madrugada y a su vehículo no le queda combustible las pasará canutas para poder repostar. Salvo siete estaciones de servicio, el resto actúan cual Cenicienta; a partir de la medianoche -muchas incluso antes, a las once o las diez- desaparecen por completo del mapa. Dicen desde el sector que no es rentable abrir. Lo afirman incluso quienes dan ese servicio. ¿Por qué lo hacen, entonces? Por dos motivos: para mantener las gasolineras con personal en las horas sin luz y evitar robos y porque consideran que es una prestación que, aunque deficitaria en algunas ocasiones, es de recibo que exista. «Somos un pouco como as farmacias, eu penso que debemos abrir», dice un empresario del ramo de Pontecesures.

Empecemos por Pontevedra. ¿Dónde se puede repostar? Si uno vive en la ciudad puede respirar más o menos tranquilo. Tiene dos opciones relativamente cercanas. Están abiertas tanto la gasolinera ubicada en la Avenida de Lugo -en la salida hacia Ourense- o el área de servicio de Placeres. Eso sí, desde esta última recuerdan que están en una situación precaria, en concurso de acreedores y, por lo tanto, no saben hasta qué momento darán servicio. De momento, sí atienden. La de Placeres es la única de toda la zona en la que, en horario nocturno, hay un trabajador que sirve el combustible.

¿Qué ocurre con los alrededores pontevedreses? Ahí la cosa está peor. Las únicas gasolineras abiertas 24 horas están en Caldas, una en Godos y la otra en Carracedo -esta última lo hace con una máquina dispensadora, sin personal que cobre-. Ni siquiera funcionan las de la autopista AP-9. Tampoco hay servicio en municipios como Poio, Marín, Bueu, Cuntis, Moraña, Portas, A Lama, Cotobade, Barro, Campo Lameiro, Ponte Caldelas o Vilaboa. En Sanxenxo sí hay una, llamada Anduriña y ubicada en Vinquiño, que abre por la noche. Pero lo hace únicamente en los meses de verano. «En xullo, agosto e setembro si que hai movemento e compensa abrir. Pero o resto do ano non merece a pena, así que pechamos ás once da noite», señalan desde el negocio.

El caso vilagarciano

¿Y en Arousa? La situación es curiosa, sobre todo, en Vilagarcía. Con casi 37.500 habitantes y siendo la octava ciudad gallega, no tiene ni una sola estación de servicio abierta por la noche. Si un vilagarciano necesita repostar a deshora no le queda más remedio que conducir, si es que le queda algo en el tanque, hasta Cambados o Godos. Pongamos un ejemplo: un vecino que viva en plena zona de Ravella, en el centro de la urbe, tendrá que peregrinar con su coche, como mínimo, cinco kilómetros hasta el lugar caldense de Godos.

Por raro que suene, están mejor otros concellos arousanos que Vilagarcía. Por ejemplo, Cambados sí tiene gasolineras abiertas. Dos nada menos. Permiten repostar de noche tanto la de Corvillón como la que está ubicada en la vía rápida a su paso por el término cambadés. Encima, también se mantiene abierta la otra estación de este mismo vial, ubicada en Meis. Los que sí o sí deben cambiar de municipio para repostar son los de Ribadumia, Meaño, O Grove, A Illa o Vilanova. Y en la misma situación están los de Catoira y Valga. Se salvan los de Pontecesures. En el caso de Cambados, hay algo llamativo. La estación de Corbillón, además de ser punto de referencia para repostar de noche, es un mítico lugar de compra de bebidas y comida para después de las noches de fiesta. En la localidad cambadesa son muchos los que cuentan las colas que hicieron para coger un bocata de madrugada en este local o para comprar pan fresco el día de primero de año. La estación cambió de dueños hace un año. Y el nuevo gerente señalaba ayer lo siguiente: «Imos abrir de noite ata o verán, despois botaremos números e quizais cerremos. Non o sabemos de momento».

Más allá de las dos de Pontevedra, el otro par de Caldas y Cambados, hay una séptima gasolinera abierta en Arousa y Pontevedra. Está a orillas de la N-550, en Pontecesures. Desde ella, llamada A Palmeira, habla Rubén García, su gerente: «Non merece a pena abrir, claro que non. Poden venderse entre 500 e 600 litros nunha noite e iso é moi pouco. Pero temos que dar o servizo, eu creo que si. Ademais, é a única forma de que non nos rouben».

Sus palabras, el hecho de que abrir y tener personal en el interior de las instalaciones -atienden por ventanilla- sea un escudo antirrobos lo repiten en más sitios. Lo dicen en Cambados. Y lo certifica Silvia Charlín, desde la gasolinera CKM de Godos, en Caldas: «Abrimos por la noche no por el trabajo que hay, que es muy poco, sino por la seguridad. Si esto se queda vacío entran y te rompen todo. Lo vemos en gasolineras que cierran», dice. Por rentabilidad, señalan desde todos lados, no habría ni un solo surtidor disponible por las noches.

La Voz de Galicia

El cardiólogo Juanatey reclama que los infartos de Arousa se traten en Santiago.

Los datos de mortalidad de personas afectadas de infarto de miocardio tratadas en el Clínico con angioplastia primaria son semejantes a los registrados en el Código Infarto Madrid. Así lo indica un estudio que ayer fue presentado por el jefe del servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), el doctor González Juanatey. El registro oficial de datos en esta materia no se inició en Galicia hasta el año pasado. Cuando se conozcan sus resultados, una de las «áreas de mejora más evidente es cómo se trata el infarto en personas afectadas en municipios como Vilagarcía, Catoira, Caldas de Reis, Pontecesures o Valga, que el 061 envía al hospital de Vigo a pesar de quedar más próximo Santiago y ser el tiempo un factor importante. Sabemos que es así. Se ha protestado, pero se mantiene la situación, que espero que se corrija, porque el diagnóstico y el tratamiento rápido es muy importante», agrega Juanatey.

La Voz de Galicia

Desmantelada una red que usaba cuatro burdeles para vender droga.

Tras una laboriosa investigación, la Guardia Civil ha completado la operación Posada con la detención de nueve personas que presuntamente formaban parte de una organización dedicada al tráfico de drogas y que utilizaba cuatro burdeles situados en las provincias de A Coruña y Pontevedra como puntos de distribución de las sustancias estupefacientes, fundamentalmente cocaína.

Entre los nueve arrestados hay vecinos de Brión, Padrón, Vilagarcía, Caldas y Catoira. En el operativo, desarrollado por agentes del cuartel de Noia, se han registrado cuatro domicilios, en los que fueron halladas diversas cantidades de droga, así como básculas de precisión y otros objetos necesarios para la preparación de las papelinas. También encontraron dinero en efectivo y unas libretas con anotaciones que los investigadores consideran que serán de gran utilidad para poder demostrar las actividades ilícitas a las que presuntamente se dedicaba el grupo.

De igual modo, se incautaron de dos vehículos de gran cilindrada y que suponen que eran utilizados para el transporte y posterior distribución de las drogas.

Los burdeles estaban en la zona de la comarca de Sar y entre Vilagarcía y Caldas de Reis. Los dos primeros abastecían al sur de la provincia de A Coruña, mientras que desde los otros dos se vendía en las zonas de Arousa y O Salnés. Además de como puntos de venta, los prostíbulos eran utilizados para reuniones.

La Voz de Galicia

Dieciséis concellos de Pontevedra y Arousa no tienen farmacia de noche.

En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay ya dieciséis municipios que no cuentan con farmacia de guardia por las noches, según la información del colegio farmacéutico. Las boticas empezaron a cerrar en horario nocturno desde que hace años cambió la ley y se estableció que no es obligatorio hacer guardias en municipios donde no hay Punto de Atención Continuada (PAC). Se entiende, tal y como ayer repetían distintos farmacéuticos, que si uno no tiene en su localidad un servicio sanitario donde le puedan recetar un medicamento por la noche tampoco necesita botica para adquirirlo. Con esa lógica, que se le atraganta a algunos ciudadanos, algo más de 59.000 vecinos de A Lama, A Illa de Arousa, Barro, Cotobade, Cuntis, Campo Lameiro, Meaño, Meis, Moraña, Ponte Caldelas, Poio, Pontecesures, Portas, Ribadumia, Vilaboa y Vilanova están obligados a desplazarse para ir al dispensario de noche.

Ayer, al preguntar a los farmacéuticos por qué no se abre de noche en esos municipios, muchos de ellos contestaban lo mismo: «No es rentable, casi no viene nadie, se acaba perdiendo dinero. La gente que tiene que ir al médico de noche ya compra en el municipio donde le atienden, que ahí sí que está abierta la farmacia por la noche. Por ejemplo, si una persona de Vilanova de Arousa va al PAC, que le toca Cambados, ya compra allí y listo».

¿Y qué pasa con las urgencias oficiosas, es decir, los medicamentos sin recetas o artículos como chupetes, pañales o leche infantil que uno puede necesitar de noche y que quienes son padres saben bien que pueden convertirse en imprescindibles? Desde las boticas, con unas u otras palabras, indican que no están obligados a suministrar nada sin receta en horario nocturno. «Entendemos que puedan hacer falta algunas cosas, como leche o chupetes, pero por eso no se puede tener a una persona ahí. Nos costaba muchísimo dinero», señalaban ayer desde la farmacia de Carballedo, en Cotobade.

Ese argumento de los boticarios se repite una y otra vez se pregunte en Meaño, Ponte Caldelas, Vilanova, Pontecesures o Ribadumia. Los farmacéuticos también señalan que los kilómetros a recorrer no suelen ser demasiados. Con el mapa en la mano, hay que decir que los vecinos se enfrentan a situaciones distintas. Por ejemplo, un ciudadano de Poio no tiene que viajar demasiado para acceder a la farmacia de guardia en Pontevedra. Pero hasta la capital provincial también tienen que acudir, si lo necesitan, personas de Cotobade, Ponte Caldelas o Vilaboa. Ellos sí se enfrentan a más coche y tiempo. Por ejemplo, un vecino de Carballedo, en Cotobade, tiene que recorrer 22 kilómetros.

Al menos una excepción
En las comarcas de Arousa y Pontevedra hay al menos una excepción a la norma general. Se trata de Catoira. Aunque no tiene Punto de Atención Continuada, una de las farmacias del municipio sí abre de noche y hace guardias una semana sí y la otra no. Cuando cierra, toca ir a Vilagarcía.

Hay concellos de la zona donde, además del servicio nocturno, a veces tampoco hay diurno. En casi ningún municipio rural la botica está disponible los domingos. Y en algunos cierra también el sábado por la tarde. Los que sí tienen dispensario siempre son Caldas, Cambados, O Grove, Marín, Bueu, Vilagarcía, Sanxenxo y Pontevedra.

«Eu quero seguir dando ese servizo»
Fernando Casal está en el lado opuesto. ?l no está obligado a abrir su farmacia de Catoira por las noches. Sin embargo, mantiene el servicio dos semanas al mes. ¿Por qué? Indica lo siguiente: «Non gañas nada, pero hai que abrir. Non nos podemos mover só polo tema económico. Está claro que de noite non che da nin para pagar a luz. Pero eu creo que este é un servizo necesario e que o temos que dar».

Casal cuenta qué tipo de casos son los que le llevan a hacer guardias. «A min tenme chegado aquí de madrugada, chovendo, algún home en moto, que estivo soldando toda a tarde e necesita algo para os ollos. ¿Ti cres que a ese home o podemos mandar ata Vilagarcía? Eu creo que non, que debe ter farmacia aquí», explica. Habla también de que los vecinos son muy respetuosos y de que nadie acude de noche a la farmacia «se non é algo importante». Luego, sentencia: «Eu sigo co ritmo de toda a vida. Son de aquí e quero que Catoira teña os seus servizos aínda que iso supoña facer algún sacrificio».

Fernando Casal

Farmacéutico catoirense

«Es un absurdo abrir, no hay nadie»
María José Matovelle tiene una farmacia en Barro y una larguísima experiencia profesional. Al preguntarle si cree correcto que tanto en su municipio como en otros muchos no haya farmacias abiertas por la noche responde con contundencia: «Es un absurdo abrir, no hay nadie. Te aseguro que durante años lo vivimos y la gente no viene. Tener a una persona de guardia por las noches supone un coste económico y social enorme y no compensa», enfatiza. No se la convence con ningún argumento. Ni siquiera hablándole de la desesperación que puede sentir un padre que se quede sin un chupete o sin el Dalsy y tenga que salir pitando en coche a buscarlo: «Si uno se olvida de las cosas tiene que asumir las consecuencias, pero el pato no lo puede pagar la farmacia. ¿Va a estar una farmacia de guardia toda la noche para que venga alguien a quien se le olvidó una cosa? Yo creo que no tiene sentido ninguno».

María José Matovelle

Farmacéutica de Barro

Resignados a tener que coger el coche «para casi todo»
Visitar a media mañana de ayer en el centro de salud de Mosteiro, en Meis -uno de los concellos que no tiene farmacia durante las noches- era como ver retratada Galicia. Entrando a la derecha varias personas esperaban turno para ser atendidas por el doctor de cabecera. Todas peinaban canas y algunas no se libraban del bastón. A la izquierda, en la zona de pediatría, una única niña jugaba con su madre. Viendo el panorama, uno hasta llegaba a entender que, con la población envejecida y cayendo en picado, los servicios vayan a menos y ya no haya ni médicos ni farmacias en municipios pequeños. Pero conforme iban pasando los minutos, el panorama iba cambiando. Llegó una embarazada a la que le falta poco para tener su segundo hijo; una madre con una niña acatarrada hasta los topes, otra mujer que aseguró tener dos pequeños y una más que no pasaba de los cuarenta años. Todas viven en distintos lugares de Meis. ¿Qué dicen de no tener ni siquiera farmacia durante las noches?

Quizás porque la historia viene de lejos, todas aseguraron que ya están acostumbradas a tener que coger el coche «para casi todo». Eso sí, echan de menos los servicios. Y dicen que estos podrían ayudar a traer población. Patricia Lede, una de esas mujeres, contaba su experiencia: «Teño dous nenos pequenos e se hai que ir a urxencias de noite pois claro xa compras na farmacia de Cambados pero non é a primeira vez que mando ao meu home de noite por cousas que son sen receita. Ás veces chamo ao 061 por algún problema, falas co médico por teléfono e diche que lle deas tal cousa e, claro, hai que ir por ela». Algo similar opina otra vecina, Teresa Laíño, quien afirmaba: «Oxalá nos puxeran tanto farmacia como médico polas noites, pero non hai nada. Toca ir no coche e punto. Non lle hai que facer». Ambas señalaban que en sus casas hay vehículos, y que seguramente lo tengan peor quienes no disponen de coche.

Poco después de hablar ellas así, salía del médico una mujer mayor, que no conduce. ¿Su receta? «Hai que ter sempre medicamentos na casa. ? necesario ser moi previsor», decía.

La Voz de Galicia