Una vida entera dedicada a la música y a las artes. Fue una de las primeras gallegas en la historia del concurso y no dejó de lado su vena artística tras salir de «OT».
Una persona a la que el éxito le cogió por sorpresa, que dice que entró en Operación Triunfo -el concurso más popular de la televisión española-, «por casualidad» y que defiende que la música y el teatro son herramientas de transformación social. Beatriz Porrúa (Pontecesures, 1984), dice que ha cambiado mucho desde que entró en OT con 18 años. «¿Cómo no iba a cambiar en 16 años? En la vida es necesario cambiar». Sigue vinculada a la música, pero dice que ahora tiene más conocimientos y se siente mucho más profesional.
«Todo lo que me llega es por las noticias o por mis alumnos, que son muy fans»
Lo que también ha cambiado mucho en este tiempo ha sido el concurso. «Vivimos en una era digital. Las redes sociales no existían cuando yo estaba allí. Es un cambio radical». Confiesa, sin embargo, que no ha seguido ninguna edición después de la del 2003. «Todo lo que me llega es por las noticias o por mis alumnos, que son muy fans. Muchas veces me vienen a enseñar actuaciones y acaba siendo imposible esquivar el tema».
«Recuerdo el día que me escogieron como algo muy especial»
Ha pasado mucho tiempo y su vida ha cambiado, pero ella misma admite que los recuerdos están siempre presentes. «Recuerdo el día que me escogieron como algo muy especial. Yo estaba convencida de que me iban a mandar a casa, así que no tenía presión. Mi mentalidad era la de aprovechar hasta el último momento los cásting». Reconoce que, cuando dijeron su nombre en la selección final, no se lo podía creer. «Fui a felicitar a la anterior compañera que había sido seleccionada, y no me dio tiempo ni a volver a sentarme cuando escuché mi nombre. Fue un shock».
«Para mí, OT fue ir a una academia musical. Por eso no me esperaba una vida así al salir»
De aquellas semanas destaca lo muchísimo que disfrutó. «A la Bea de 18 años, recién entrada en la academia, no le diría que aprovechase y lo pasase bien, porque es exactamente lo que hizo». Su vida no dependía de OT, confiesa, pero la emoción iba aumentando conforme superaba etapas en los cásting. «Cuando me cogieron, solo podía pensar en lo mucho que iba a aprender rodeada de gente tan profesional». Al salir, admite que se encontró con una realidad que no esperaba. «Para mí, OT fue ir a una academia musical. Por eso no me esperaba una vida así al salir. Quería volver a mi casa y estudiar, pero tuve que continuar un tiempo con la vida de concursante de OT».
Beatriz Porrúa fue profeta en su tierra
«Berce Galego no es un disco para vender, es un disco para mí»
A partir de entonces, sí pudo dedicar su vida a sus proyectos personales. Desde pequeña siempre sintió una predilección especial por el teatro, pero no pudo dedicarse a ello íntegramente hasta que la vorágine de OT pasó por completo. «Un tiempo después de sacar el primer disco, mis padres me llamaron a Madrid, y me dijeron que iban a abrir una escuela de arte dramático en Vigo. No me lo pensé dos veces: yo quería dedicarme a eso. Ahora lo he dejado, pero sigo tratando con gente y usando la música en mi trabajo, ayudando a personas con discapacidad». Además, consiguió alcanzar metas que había deseado desde que empezó a cantar. En el 2009, vio la luz su «ansiado» Berce Galego, su álbum enteramente en gallego. «Era algo que siempre quise hacer. Siempre me ha gustado esa música y quería hacer ese disco. Berce Galego no es un disco para vender, es un disco para mí».
¿Qué fue de los gallegos de «Operación Triunfo»?
C. Aldegunde
El recuerdo que guarda con más cariño de todos estos años es la imagen de su padre, fallecido hace cuatro años, apoyándola desde el público en la primera gala en la que actuó. «En todos los recuerdos que tengo como cantante está él. La música fue algo que empezamos de la mano y que se acabó con su partida».
Fui
Una de las primeras gallegas en participar en «Operación Triunfo»
Soy
Educadora social en un centro de día, trabajo con personas con discapacidad