Bajo una intensa lluvia, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, hizo ayer un minucioso repaso por todas las actuaciones que el organismo provincial está realizando en Valga gracias a al intenso trabajo desplegado por el gobierno local de un municipio «modélico nese sentido, como o demostran os veciños en cada convocatoria electoral». El municipio, recordó, está articulado por dos carreteras, una dependiente del Ministerio y otra de la Xunta. Entre ambas discurren varias vías provinciales, «que é onde se xenera a vida de Valga», en las que se se están realizando ya -o que están proyectadas- toda una serie de mejoras.
Ayer, Louzán y Bello Maneiro recorrieron los trabajos que se realizan en esos viales, que una vez rematados serán transferidos al Concello. La primera parada fue en la carretera Forno-Senín, donde falta por adjudicar un tramo de un kilómetro debido a que fue preciso expropiar una vivienda para proceder a su ampliación. También visitaron las obras que unen la N-550 con la iglesia de San Miguel de Valga, donde ya están adjudicada la primera fase de los trabajos, que consistirán en la ampliación de la calzada y la dotación de servicios. A todo ello se destinará una partida de 314.137 euros.
Pero las carreteras son solo uno de los asuntos que llevaron a Louzán hasta Valga. El alcalde quería solicitar la ayuda de la Diputación para acometer obras de acondicionamiento de varias zonas. Uno es el aparcamiento de la pista de kárting de Sete Coros, que se encuentra deteriorado. También se ha solicitado del organismo provincial que se adecenten los aparcamientos del auditorio de Cordeiro y el entorno del CODI. En ambos casos, las actuaciones tienen interés dado el gran número de personas que frecuentan estos lugares. El primero, por los numerosos cursos y actividades que se realizan en el auditorio. El segundo, porque en él se concentran el centro médico, el instituto y del CODI.
El Museo de historia local
La lista de solicitudes planteadas por el Concello pasa también por el edificio administrativo, un edificio de piedra, antiguo, que se vació y que se pretende reconstruir cuando los tiempos sean propicios para este tipo de obras. De momento, el Concello quiere que se eche una primera placa que ayude a mejorar la seguridad de esas instalaciones. La última parada de Louzán en Valga fue en el museo histórico de la localidad y en la casa de la Bella Otero, unas instalaciones que el Concello quiere abrir este mismo año.
La Voz de Galicia