Dicen que lo prometido es deuda, así que nos habíamos comprometido a desvelarles la gran sorpresa que el colegio Ferro Couselo de Valga estaba preparando para la exposición de Voz Natura, y hoy cumplimos. No nos pregunten cómo consiguieron transportarlo y, sobre todo, hacerlo sin que sufriese daños, pero este gigantesco y hermoso árbol que ven aquí al lado formó parte de la muestra de los trabajos que este año realizaron los centros participantes en el programa ambiental de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre y que se exhibieron en la fiesta que se organizó hace algunos días en Acea de Ama.
También habla
El árbol, no se lo pierdan, habla y todo. Como verán, tiene una mirada un poco triste, y se preguntarán por qué. Seguramente el motivo haya que buscarlo en la situación de los bosques, que este año estudiaron profundamente los alumnos del colegio de Valga. Porque aunque estos chicos sean unos férreos defensores del medio ambiente, y aunque tengan mucho cuidado para que nada que ellos puedan hacer dañe su entorno, también es cierto que fuera del centro continúa existiendo mucho desaprensivo que deja basura en el monte e incluso le prende fuego. Quizás por eso tenga nuestro árbol esa cara tan triste. Es responsabilidad de todos cambiar ese gesto y conseguir que el tronco de Valga esboce una abierta sonrisa.
Un trabajo paciente
Detrás de este espectacular árbol se esconde un trabajo paciente y concienzudo, porque a este ejemplar no le falta de nada, ni siquiera unas frondosas ramas que han crecido hasta alcanzar el mismísimo techo del colegio. Los niños de Valga pueden estar muy orgullosos de su obra, pero no solo de esta, porque lo cierto es que las maquetas con las que cada año resumen sus trabajos siempre están muy logradas.
Mucho trabajo
El trabajo de resumen, y por supuesto el trabajo que desarrollan a lo largo de todo el año. Este centro tiene la particularidad de que siempre trata de organizar alguna jornada de tarea conjunta entre padres y abuelos y niños. Este año, por ejemplo, prepararon una limpieza en el monte Beiro, y también una repoblación de plantas en ese entorno, para la cual se utilizaron tanto especies autóctonas como otras foráneas. Esas mismas tareas las realizaron también en el propio centro, puesto que tienen la suerte de disponer de un recinto enorme en el que hay espacio para un pequeño bosque, para un huerto, un jardín de plantas aromáticas, otra zona de frutales y otra donde crecen camelias y árboles y arbustos ornamentales. Todo un lujo de cole.
En las aulas
También en las propias aulas se estudiaron los árboles en profundidad. Cada curso escogió una especie y estudió sus características y su evolución a lo largo de las estaciones del año. Y comprobaron, de la mano de artesanos que visitaron el centro, las múltiples utilidades de la madera.
Planes de futuro
Mucho trabajo dejan atrás este curso, pero ya están ahí las vacaciones para descansar de él. A reponer fuerzas y a llegar con ánimos el próximo año, porque ya tienen planes para él. La intención de la comunidad educativa del colegio Ferro Couselo es crear, conjuntamente con la asociación Asmivalu, un huerto ecológico. Este año han hecho ya sus pinitos en este campo, y seguro que el próximo se convierten en expertos.
LA VOZ DE GALICIA, 14/06/12