Llegan los anuncios de obras prometidos por José María Bello Maneiro.

El alcalde de Valga, el conservador José María Bello Maneiro, anunció el día de su toma de posesión -momento al que corresponde la foto, acompañado de la secretaria municipal- que esta semana se harían públicas o comenzarían diversas obras. Entre ellas puede citarse la contratación del saneamiento en los lugares de Vilar (parroquia de Cordeiro) y Casal de Eirigo (Setecoros), para lo cual van a invertirse más de 82.000 euros. Ayer se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia el expediente correspondiente, al igual que se hizo, en este caso con un importe de adjudicación de alrededor de 110.000 euros, con otro plan de saneamiento en el lugar de Casal de Eirigo. Bello Maneiro también había anunciado el inminente anuncio relativo a la ampliación del instituto de la localidad valguesa, como se explicó el domingo.

Faro de Vigo

Las uñas de la alcaldesa, la peluquería y la impecable estampa del líder de la oposición.

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Vidal Seage (de pie), Jorge Janeiro, la secretaria e Isabel Castro.

En diferentes localidades de la comarca de O Salnés y el territorio del Ullán los concejales electos que ayer tomaban posesión se habían puesto elegantes para asistir a las sesiones de investidura. Era evidente que algunos de los hombres se habían propuesto cuidar bien su imagen, mientras que la mayor parte de las mujeres habían madrugado para pasara por la peluquería antes de asistir al consistorio. Y lo mismo se puede decir de los secretarios municipales (tanto hombres como mujeres) pues la mayoría los pusieron todo de su parte para aparecer en público con el mejor aspecto posible. En Pontecesures la alcaldesa Cecilia Tarela estaba radiante, aunque llamaba la atención el hecho de que no tuviera las uñas de las manos pintadas, pues sí que lo había hecho con las de los pies, en las que lucía un tono azul oscuro.
La ya regidora llevaba un traje de chaqueta que jugaba con el negro, el gris y el blanco roto, desde luego en un tono mucho más sobrio que el elegido allí al lado en Valga, por la candidata el PSOE, María Ferreirós, quien había apostado por el rojo para su debú.
De ellos, de entre los chicos, puede citarse al conservador pontecesureño, Juan Manuel Vidal Seage, con un traje impecable a medida y corbata mezclando los tonos grises y azulados. Elegante como pocos, dejó en mal lugar a otros políticos tanto de su partido como de otras formaciones que incluso convirtiéndose en alcaldes optaron por acudir a la cita sin corbata.

Faro de Vigo

Cecilia Tarela asume el mando emocionada y reivindica “el final de los personalismos”.

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Cecilia Tarela, con el bastón de mando ya en sus manos, posa junto a sus padres.

La nacionalista no pudo evitar las lágrimas al ser arropada por sus padres -La sesión de investidura fue más tranquila de lo habitual -Angueira se dejó ver; Sabariz, no tanto.

Cecilia Tarela Barreiro (BNG) se convirtió ayer en alcaldesa de Pontecesures gracias a la coalición de su partido con Terra Galega (TeGa) y PSOE. Fue una sesión rápida, sencilla, tranquila y emotiva, especialmente cuando todo había terminado y llegó el momento de las felicitaciones, los besos y los abrazos.

La alcaldesa se dejó mimar por sus padres -ninguno de ellos pudo contener la emoción en un momento tan importante-, recibió las felicitaciones de todos sus compañeros de Corporación -incluidos su rivales políticos- y fue aplaudida con intensidad.

Dijo sentirse “muy orgullosa” por poder asumir esta “enorme responsabilidad” y se mostró dispuesta a trabajar, como no podía ser de otra manera, por el bienestar de los vecinos. Pero al margen de las obviedades, en su discurso dejó escapar un par de pinceladas que pueden interpretarse como “indirectas” hacia algunos que ya no están, sobre todo cuando apeló a la “unidad” de toda la Corporación y cuando anunció que ha llegado el momento de “trabajar a tope”, pidiendo a los grupos opositores “que dejen de lado los personalismos y se piense solo en el pueblo y los vecinos”.

La sesión de investidura contó con la presencia de una exalcaldesa, la independiente María Isabel Castro Barreiro, que además como edil más veterana ocupó la mesa de edad, acompañada de Jorge Janeiro Cortés, número 2 de TeGa y edil más joven de la Corporación.

Además de la citada exalcaldesa, que sigue en activo, se encontraba entre el público alguien que desaparece de la primera línea de fuego y que fue alcalde hasta ayer mismo, el nacionalista Manuel Luis Álvarez Angueira, quien entregó el bastón de mando a la que hasta hace bien poco era su número dos y quien se acercó a saludar y felicitar personalmente, uno a uno, a cada integrante de la nueva Cámara.

A diferencia de lo sucedido en otros lugares, Angueira también ofreció un pequeño discurso. Bueno, no tan pequeño, ya que casi habló más que Cecilia Tarela. Lo hizo para despedirse del pueblo de Pontecesures, para desear suerte a los nuevos munícipes y para reconocer que el bastón de mando que portó durante este tiempo le dio “más de un dolor de cabeza”.

En tono desenfadado, Angueira animó a los ediles a trabajar por el pueblo y se sumó a los aplausos para la nueva regidora, dejándose ver en todo momento en las primeras filas de los asientos que ocupaba el público.

Al que no se vio tanto, quizás porque no estaba o porque permaneció en un segundo plano, fue al también exconcejal Luis Sabariz Rolán, hasta ahora un azote para el tripartito reeditado ayer y cuya marcha de la vida política será, sin duda, un auténtico alivio para el gobierno en el presente mandato.

Dicho esto, cabe destacar también que el de ayer no fue un día feliz solo para Cecilia Tarela -por aquello de convertirse en alcaldesa- y su número dos, María Teresa Tocino Barreiro. También fue una jornada importante para los demás integrantes del ejecutivo, es decir, Ángel Manuel Souto Cordo y el citado Jorge Janeiro, en representación de TeGa, y los socialistas Roque Luis Araújo Rey y Concepción Gómez Figueira.

Lógicamente, menos contento se veía, aunque trataba de disimularlo, a Juan Manuel Vidal Seage, pues a pesar de ser la suya, la del PP, la lista más votada en las pasadas elecciones -con tres ediles para una corporación de once-, va a tener que permanecer en la oposición otros cuatro años -salvo imprevistos-, arropado por sus compañeros de filas José Ramón Cadilla Piñeiro y Mónica Espadas Díez, y al lado de los dos concejales de Independientes de Pontecesures (IP), la antes aludida María Isabel Castro Barreiro y su número dos, Francisco García Sobrino.

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El PSOE escenifica una oposición bronca mientras Bello Maneiro anuncia más obras.

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-La investidura terminó en medio de una algarada y con insultos al alcalde, en Valga -El regidor se compromete a luchar por los desempleados y el parque empresarial.

José María Bello Maneiro (PP) fue reinvestido como alcalde de Valga después de 24 años con el bastón de mando en su despacho. Sucedió en un pleno que resultó mucho más bronco de lo esperado y terminó entre insultos al regidor. El líder de los conservadores, con una mayoría absoluta muy cómoda, ya que dispone de 9 ediles en una Corporación de 13, fue increpado por los concejales electos del PSOE (4) y sus acólitos.

La sesión arrancó con normalidad y de acuerdo al guion previsto en estos casos. El alcalde, que además presidía la mesa de edad por ser el más veterano, entregó la insignia de oro del Concello a cada concejal electo -se la puso en la solapa a todos menos a los socialistas, que quisieron recogerla en la mano- y ofreció un discurso en el que brindó diálogo a la oposición y anunció varias obras inminentes, como la ampliación del instituto o la dotación de servicios y asfaltado de la carretera de San Miguel.

Cuando terminó su intervención, y como sucede en todos los Concellos cuando se celebran este tipo de sesiones de investidura, Bello Maneiro dio por finalizado el acto. Pero la portavoz del PSOE, María Ferreirós Magariños, también quería tener su momento de gloria, y ni corta ni perezosa cuando Bello dejó de hablar le pidió permiso para intervenir, a lo que el regidor respondió que el pleno había terminado ya.

Esto hizo saltar como un resorte a los socialistas. Con tanto ímpetu que la silla de María Ferreirós se tambaleó y a punto estuvo de caerse al suelo, a causa del impulso que ella le había dado al levantarse. Ocurría mientras los populares abandonaban el salón y al tiempo que la portavoz del PSOE, con la silla en una mano para que no se cayera hacia atrás, se empeñaba en hablar, y lo hizo.

El salón se había vaciado casi por completo, y ya solo quedaban los familiares, amigos y militantes socialistas, quienes llamaron dictador, fascista, cacique, prepotente, sinvergüenza y cosas semejantes a un Bello Maneiro que ya no escuchaba, porque se había ido.

Lo que hizo María Ferreirós fue anunciar que sus cuatro insignias de oro van a ser entregadas a una organización benéfica, para que las emplee en ayudar a los más necesitados. Como también brindó su apoyo para mejorar el Concello “si se cumplen los criterios de transparencia e igualdad, pues en caso contrario vamos a hacer una oposición fuerte”. De este modo dejaba claro que la “campaña electoral sucia” que denunció Bello Maneiro hace semanas puede no haber sido casualidad y que la tensión entre los dos jefes de filas de la Corporación solo acaba de empezar.

En cuanto a la investidura de Maneiro, curtido ya en este tipo de batallas, decir que utilizó su discurso para mostrarse satisfecho, orgulloso y honrado de representar a este pueblo tras haber conseguido otra “mayoría aplastante”.

De este modo se compromete a “seguir defendiendo los intereses de nuestro pueblo” y propone a la oposición “que nos olvidemos de la campaña y empecemos con buen pie, es decir, defendiendo los intereses generales”.

Fue en ese instante cuando aseguró que su gobierno “siempre estará a disposición de la oposición” para estudiar y, si procede, llevar adelante todo tipo de proyectos o propuestas “que beneficien a Valga”. Aunque también dejó claro que si el PSOE quiere “jugar” a hacer política de confrontación, no tendrá reparos en plantarle cara.

Bello Maneiro incluso destacó que es una ventaja para un pueblo que su gobierno esté formado por un solo grupo y no por “cuatro o cinco que gobiernan en coalición” y pierden el tiempo “poniéndose de acuerdo en lo que van a cobrar”.

Casi al final de su discurso anunció que la semana que viene el Diario Oficial de Galicia anunciará la mejora del instituto, a lo que añadió que también empezará a trabajar una empresa que se sumará a otras tres que en la actualidad desarrollan proyectos importantes. Se refería a la citada carretera de San Miguel, dando paso a la interventora para que explicara las cuentas y retomar la palabra para anunciar que el Concello de Valga dispone de “cerca de 700.000 euros para inversiones”. E insistir una vez más en su oferta a la oposición “para colaborar con nosotros en cualquier proyecto de interés”.

Terminó diciendo que en Valga hay 600 desempleados y que sus objetivos principales son encontrar trabajo a esas familias y ampliar el polígono industrial.

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Un veterano político, como un niño junto a sus nietos.

Bello Maneiro ya superó el trámite de convertirse en alcalde en media docena de ocasiones, de ahí que ayer se le viera suelto y confiado en sus intervenciones. Mostró con orgullo el bastón de mando, pero cuando más emocionado y radiante se le vio fue cuando posó arropado por sus nietos. Los cogió en brazos, los besó y presumió de ellos, mostrándose él mismo como un niño con zapatos nuevos. Está acostumbrado al poder, pero ayer, una vez finalizado el pleno, mostró su lado más tierno. Sin corbata, con chaqueta de traje gris, pantalón azul y camiseta de cuadros rojiblancos, Bello Maneiro aguantó con maestría el “chaparrón” que le cayó cuando algunos miembros del público empezaron a insultarlo. No escuchaba, o al menos hacía que no oía, y abandonó el salón sin inmutarse, sin girarse hacia ellos ni mostrarles un mal gesto. El conservador, acostumbrado a gobernar con mayoría absoluta, consiguió en las urnas un apoyo que absolutamente nadie puede discutir a estas alturas, apenas quince días después.

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