Terá lugar nas dúas últimas fins de semana de agosto
A Ruta-Concurso «Tapa a Anguía», que o Concello convoca anualmente dentro da programación da Festa da Anguía e Mostra da Caña do País, xa ten establecementos participantes. Serán pastelería Caprichos, bar Maneiro, bar Potel, café-bar Couceiro, cafetería Auditorio, bar Pardal e Praia Fluvial de Vilarello. O Concello de Valga será o encargado de facerlles chegar a anguía xa limpa para que poidan preparar as tapas. A ruta prolongarase durante as dúas últimas fins de semana de agosto. O apartado de concurso celebrarase os días 21 e 22, mentres que na seguinte fin de semana tan só haberá degustación. Os petiscos serviranse de xeito gratuíto coas consumicións.
Lo del chourizo como plato estrella de una fiesta gastronómica tuvo su momento álgido hace muchos años. Fue en 1992 cuando se inventó en Cesures la Festa dos Ovos con Chourizo. El año anterior, Piñeiro Ares, inefable alcalde cesureño, polemizó con Jesús Villamor, alcalde de Padrón, al organizar unas fiestas de Pascua al tiempo que las populares y ancestrales fiestas de Pascua padronesas. Saltaron chispas y en 1992, Piñeiro dejó el invento pascual y se inventó una movida gastronómica que hizo correr ríos de tinta y dio mucho juego periodístico.
En concreto, unos días antes del domingo festivo de Padrón, organizó quince días de festejos que culminaron con la I Festa dos Ovos con Chourizo, que, además de la degustación gratuita de tan contundente plato, contó con la presencia estelar de Marianico el Corto. Aquella mezcla castiza y cañí provocó críticas, debates, vergüenzas y artículos de fondo, máxime cuando el alcalde Piñeiro ya había irritado a medio Salnés con la contratación festiva de Regina dos Santos, un mito erótico del patriarcado machista cuando nadie hablaba de ese tema.
Como Piñeiro Ares era genio y figura, la Festa dos Ovos con Chourizo no estuvo exenta de polémica. Si el año anterior la pelea había sido con Padrón, en 1992 la disputa fue con Valga. La chispa brotó cuando los feriantes, que costeaban buena parte del programa festivo, instalaron algunas de sus barracas en los muelles dentro de un terreno propiedad del Ayuntamiento de Valga. Una vez llegado a un principio de acuerdo con el concello colindante, los feriantes rompieron el pacto de manera unilateral y, ya que no podían invadir Valga, forzaron una represalia simbólica: la comisión del huevo y el chorizo excluyó del programa de fiestas al grupo de gaitas y danzas de Valga.
Piñeiro Ares era todo un personaje. Lo recuerdo en Fexdega, acompañando a Fernández Albor durante su paseo de inauguración, pero corriendo apresurado para instalarse en el stand de Pontecesures, preparado para dedicarle su último libro a don Xerardo. Otra vez lo vi en la discoteca Chanteclair, cuyo memorable eslogan publicitario era «¿Te trisca la idea?». Aquella noche actuaba Manolo Escobar en la disco, pero no acababa de salir al escenario porque no le pagaban. Ajeno a la polémica, José Piñeiro paseaba por Chanteclair meditabundo y solitario, parecía a la espera de que una idea le triscara. Quizás fue ahí donde maquinó lo de los ovos con chourizo, que se sustanciaron esa primavera.
Cuando Piñeiro perdió la alcaldía y la ocupó el BNG, se potenció la Festa da Lamprea y se olvidaron los huevos. De esa fiesta fui jurado. Nunca lo olvidaré. En la plaza del pueblo, sobre un estrado, el hermano de Camilo José Cela, la tía de Pepe Domingo Castaño, el periodista Diego Bernal y un servidor. Delante, todo Cesures sentado en sillas y atendiendo a cada uno de nuestros gestos mientras probábamos una docena de lampreas preparadas por amas de casa del pueblo. Tras elegir la mejor, nos invitaron a cenar… lamprea. No me sentó mal, pero al día siguiente solo comí un yogur. Es lo que tienen las fiestas gastronómicas.
Amante de la cocina y de la buena mesa, el periodista radiofónico Miguel Piñeiro destaca la lamprea entre sus platos preferidos y entre sus especialidades. “En mi casa se utiliza una receta de hace 150 años de mi tatarabuela Apolonia para prepararla y es una exquisitez. Es parecida a la bordalesa, pero con ajo y vinagre para sacarle el bravío del pescado”, dice, detallando que “el hígado se reserva y se añade en la última parte de la cocción”.
Flamante pregonero de la última Festa da Lamprea de Pontecesures, una cita ineludible para los amantes de la buena mesa, Piñeiro dirige el periódico gratuito de pesca deportiva O Trueiro y es autor del libro Lampreas e Pesqueiras.
Durante la preparación del plato en la cocina de su propia casa, Piñeiro explicó que lleva más de 35 años preparándolo, tras aprenderlo de su madre “que hace una empanada espectacular y un timbal, algo que ya apenas se prepara en los restaurantes porque pese a ser una delicia, necesita mucho tiempo de cocinado”.
Receta lamprea
–1 taza y media de aceite -1 taza de albariño -media taza de mencía -1 taza escasa de vinagre -5 dientes de ajo -1 manojo de perejil -sal y pimienta
Limpiar la lamprea, marcar los distintos toros, extraer el hígado y reservarlo. Ponjer el pescado en una cazuela con el resto de ingredientes y ponerla a fuego intenso hasta que hierva. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y echar sal y pimienta. Después, dejar que cueza lentamente y servir acompañado por arroz blanco y picatostes.
Miguel Piñeiro no es un simple aficionado a la pesca. Aprovechando su faceta de periodista ya escribió más de un libro además de ser el alma máter del periódico gratuito Trueiro. No es de extrañar que Jara y sedal lo tuviera en cuenta para protagonizar un programa en Noruega como tampoco es raro que antes de emprender esa aventura hiciera acopio de señuelos fabricados por artesanos gallegos. Porque Piñeiro siempre defiende esta tierra y sus ríos. Comprometido con sus ideas, este catoirés con alma cesureña llegó incluso a pronunciar el pregón de la Festa da Lamprea, que lleva a los fogones siguiendo la receta heredada de su tatarabuela. Demostró su habilidad con la caña en el país nórdico, en donde comprobó que las comparaciones –en este caso con Galicia– son odiosas. Los pescadores gallegos tienen suerte con él porque es un gran altavoz tanto para sus virtudes como para sus problemas.
Televisión Española (TVE) emitió el segundo capítulo del programa “Jara y Sedal” que tiene como protagonista al catoirense Miguel Piñeiro, rodado hace un par de años en Noruega.
El escritor arousano, excelente conocedor del Ulla y de las características y sistema de captura de la lamprea que habita estas aguas, volvió así a demostrar sus habilidades como pescador.
Lo hizo empleando cebos artificiales elaborados en Galicia que le permitieron capturar en el río Namsen ejemplares tan llamativos como un salmón de once kilos de peso y un metro de largo, mientras que en el Nidelva se hizo con “seis reos en menos de una hora, uno de un kilo y otro de dos”.
Este catoirense, vecino desde niño del Concello de Pontecesures –donde fue pregonero de la Festa da Lamprea–, que es también “Hijo Adoptivo” de A Pontenova, se ha convertido en un auténtico experto en pesca continental, de ahí sus colaboraciones con el programa “Jara y Sedal”.
«Dábame moitas veces a noite remando. Encantábame remar no medio do río eu só. Era unha paixón. Lembro algunha vez de envorcar no río e ter que ir polo medio das brañas para volver ao club». Hai ben de tempo que Ángel Barreiro celebrou as vodas de prata da profunda relación de amor que mantén co Ulla, desde que sendo adolescente descubría unha nova maneira de conectar co que está tan próximo e, moitas veces, tan afastado a un tempo por simple descoñecemento. Unha historia que arrincaba deixándose levar polos amigos para probar no remo de banco móbil que ofertaba o Club Náutico Universitario de Santiago, dependente da USC, aos pés do final do cauce fluvial que une Pontecesures e Padrón. Montado nun skiff, Ángel sentíuse voar libre, poñendo fin aos seus catro anos entre os pioneiros do primeiro club de baloncesto do seu concello e prantando sen sabelo a semente do que hoxe é un dos clubs de referencia no piragüismo de base en España.
Tres anos botou Barreiro no C.N. Universitario de Santiago, que ofertaba remo de banco móbil e piragüismo. Pero «cando me incorporei o club tiña xa unha actividade baixa, sen estrutura nin de captación nin de competición», lembra. Tanto é así, que non consegue citarse en máis ca un campionato universitario hispanoluso en Portugal, ao que acudíu nun 8 con timonel coa bandeira da USC.
O seu desexo de incorporarse pronto ao mercado laboral afastouno do deporte federado uns dez anos. Ata que «no 2001 un grupo de ex deportistas do club enterámonos de que pechaba o Universitario. Tamén que outro club comprara o material de remo que quedaba entón e que outro estaba a pedir o de piragüismo». Os ex deportistas, conta Barreiro, falaron que «non podiamos deixar que o deporte náutico desaparecera do noso río». Pero «ninguén daba o paso». Foi entón cando volveron aflorar vellos recordos vernizados de felicidade: «Tivera tanta paixón e gozara tanto no río, que quería que outros nenos tiveran a posibilidade de vivir o mesmo ca min». E por iso, Ángel saíu da fila e ergueu a man do voluntario disposto a encabezar a causa, acompañado doutros cinco convencidos.
Conseguido o respaldo do Concello de Pontecesures, comezou entón o máis duro. Construir un novo fogar deportivo sobre as cinsas esmorecentes dun club. «Mentres os meus amigos estaban de festa, eu estaba coa funda reparando barcos ata as 4 da mañá, unhas veces con axuda, a maioría só». E é que, di o noso rostro do deporte, «o material que nos quedaba do Universitario era practicamente inservible. Canoas sen tacos, barcos coas proas rotas e con furados…». E inda que el era «algo manitas, tiven que ir aprendendo a traballar coa fibra de vidro ou a resina, que non coñecía». Compaxinándoo xunto aos seus compañeiros de aventura con labores de marquetería nas vellas e deterioradas instalacións do Universitario que formaron parte da herdanza; recolocando un falso teito caído, reparando duchas ou soldando estantes para as embarcacións. E así foi como no verán do 2002 «se viron de novo as primeiras piraguas polo río», cunha decena de nenos bautizando nas augas do Ulla o Náutico Pontecesures.
Alleo ata entón ao mundo do piragüismo, Ángel sacou no 2003 o curso de iniciación -desde hai 5 anos ten o de técnico de nivel 2- «para axudar os rapaces a medrar» nun momento no que «non tiñamos recursos para contratar un técnico». Carencia que o club comezou a superar cando no 2005 o Concello sufragou o seu custe, axuda que veu mantendo ata o presente. A partir de aí, ademais de seguir adestrando os rapaces, o presidente puido dedicarse tamén a promocionar o club na contorna ás dúas beiras do Ulla.
O Náutico Pontecesures comezou a medrar. Pasando de levar os nenos a competir nos coches particulares coas piraguas en bacas, a mercar remolques e embarcacións novas coas primeiras subvencións; sempre aforrando ata o último peso, así fora indo e vindo no día a Zamora nunha furgoneta cedida polo Concello na que á volta Barreiro e os seus compañeiros de viaxe descubriron que «metía fume dentro. Ao chegar á casa caíame a carbonilla na ducha», lembra hoxe con humor.
De aí o club pasou a pechar unha década cos seus primeiros deportistas no CGTD e André Oliveira pelexando a praza no C1 1.000 para os Xogos Olímpicos do 2012. Celebrando pouco despois a emerxencia no panorama internacional de Camila Morison, bronce no K1 Sprint nos Xogos Olímpicos da Xuventude en Nanjing en agosto do 2014, acompañada por un Barreiro que vivíu en China «a maior experiencia deportiva da miña vida, convivindo con deportistas e con adestradores de todo o mundo, nun país cunha cultura tan diferente». E xa no último lustro, vendo codearse o Náutico Pontecesures entre as mellores canteiras de España, ao tempo que se consolidaba nas marxes dos 200 padexeiros.
«Ver os rapaces ilusionados, o seu compañeirismo, como gozan viaxando por España a competir… Iso é o que me carga a batería» tras 18 anos á fronte do barco, explica Barreiro aos pés do Ulla. Sen ápice de cansazo. Igual de namorado co primeiro día.
Persoal
A paixón de Ángel Barreiro Barreiro (Pontecesures, 16-09-1969) por viaxar levouno a priorizar a súa vida laboral sobre a académica. Traballou tres anos nunha correduría de seguros antes de sacar as oposicións a Policía Local, ocupación que desempeña desde hai 23 anos na xefatura de Vilagarcía.