El Concello solicita una subvención a la Diputación para celebrar el festival en junio.
Si consiguen la subvención solicitada a la Diputación de Pontevedra,
el Concello de Pontecesures viajará en el tiempo, veinte siglos atrás.
Lo hará para celebrar una fiesta «de la romanización», un evento con el
que el gobierno local pretende hacer «un guiño á historia da nosa
localidade». Podían haber escogido otros momentos históricos, pero han
optado por aquellos tiempos en los que los barcos romanos subían por el
Ulla, cuando la localidad era uno de los lugares cruzados por la Vía XIX
extendida por el imperio para mejorar las comunicaciones en la
Gallaecia.
Los vínculos de Pontecesures con Roma existen,
aunque sean un tanto oscuros. Para explicar el nombre del pueblo, por
ejemplo, se manejan dos teorías. Una, la del punte del césar, según la
cual el puente interprovincial fue construido por orden del emperador
César Augusto, en el siglo primero. Hay quien descarta esa hipótesis al
asegurar que el puente no fue levantado hasta la edad media. Hay, aún,
una segunda explicación para el origen del topónimo que la relaciona
directamente con el poder romano. Provendría de «censuris», por ser el
lugar en el que se realizaban los empadronamientos o censos en época
romana. Sea cual sea el origen de su nombre, Pontecesures tuvo un pasado
romano. Y es que el río Ulla fue una de las vías utilizadas por los
latinos para extender su cultura por la costa de Galicia.
«A nosa intención era facer esa celebración asociada á Festa da Lamprea, pero non pode ser, así que a plantexamos para o mes de xuño», argumenta el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage (PP). Su intención es, con esta celebración, recordar el pasado de Pontecesures como el «crisol de culturas que foi durante moito tempo», al mismo tiempo que enriquecer el calendario de actos capaces de atraer turistas y visitantes a una localidad que quiere hacer de esta actividad uno de sus pilares económicos.
Seage seguirá los pasos del alcalde de Vilagarcía y rescindirá el contrato a la firma que humanizaba la zona portuaria.
La empresa Nexia Infraestructuras ha cambiado de titulares. La firma
ha sido vendida y, aunque sus nuevos responsables afirman que «la
intención es seguir con la actividad y que las obras que se están
realizando sigan su curso», lo cierto es que de momento se están
centrando en «analizar la situación de la empresa para poder fijar la
estrategia» futura. Y esas no son buenas noticias para los municipios de
Vilagarcía y Pontecesures. Los dos tienen tratos con una firma que les
ha generado considerables problemas.
En Vilagarcía, el rosario de
despropósitos en los que acabaron envueltas las obras de humanización de
la calle Vázquez Leis, en Vilaxoán, llevaron a que, en el mes de
diciembre, Ravella tomase una decisión rotunda: rescindir el contrato
con la adjudicataria, que se había comprometido a tener la calle lista
el 21 de junio. Seis meses después de vencido el plazo, quedaba el 20 %
del proyecto por ejecutar. La intención de Ravella era que la empresa
que había quedado en segundo lugar en el concurso de adjudicación
terminase la actuación, pero Nexia presentó una serie de alegaciones
contra la decisión del Concello de apartarla. Ahora, los servicios
jurídicos están mirando el caso con detalle, para argumentar
concienzudamente su respuesta por si esta llegase a los tribunales. El
asunto es que, entre unas cosas y otras, la venta de la empresa no viene
más que a complicar un poco más el panorama. Y este es, de por sí,
desesperanzador para los vecinos de Vilaxoán, donde la primera calle que
iba a ser humanizada se ha convertido en una vía perennemente en obras.
A la orilla del río
En
Pontecesures también arrastran problemas con Nexia Infraestructuras, a
quien encomendaron en su día la humanización de la obra portuaria. Los
trabajos también han sufrido numerosos retrasos, pero en algunos
ocasiones debidos al Concello. Así lo reconoce el alcalde Juan Vidal
Seage (PP): se modificó el proyecto para recolocar el monumento de
Manolo Paz y para incluir una obra para eliminar un vertido al río
procedente de la plaza de abastos. A todo ello hay que sumar los
problemas propios de la empresa, que hace un tiempo parecían estar
resueltos. «Pero hai uns días levaron a maquinaria toda e marcharon», sin dar más explicaciones. Después de eso, el Concello tuvo noticia de la venta de la empresa constructora.
«Nestes momentos estamos buscando a forma de solucionar isto, os pasos que temos que dar», señala Seage, que considera que lo primero será rescindir el contrato con la firma. «Temos
que ver se facemos como Vilagarcía, adxudicándoa á segunda empresa do
concurso, ou se sacamos de novo a contratación a parte que queda por
facer».
Seage recuerda que los trabajos deberían haber quedado listos a mediados del año pasado. «Agora, moito me temo que non estean rematados nin para a Festa da Lamprea, o que nos vai condicionar moito», argumenta el regidor del Baixo Ulla.
Cuando las obras se demoran tanto que desesperan a los vecinos
Hay
calles en las que las obras parecen ser interminables. De ello podrían
hablar largo y tendido los vecinos de la rúa Cervantes, en Carril, que
llevan casi un año con la vía levantada. La dureza de la piedra con la
que se encontraron los obreros de la empresa que está realizando los
trabajos provocó un retraso que llevó al Concello a conceder una
prórroga de dos meses que vence ya, en cuestión de días. Ravella confía
en que los trabajos estén listos para entonces, según confirmaba ayer el
Concello de Vilagarcía.
Pero de vicisitudes y retrasos pueden hablar
también los vecinos de la grovense Alexandre Bóveda. Allí los trabajos
comenzaron a finales del mes de octubre, cuando la empresa Marconsa se
puso manos a la obra. Para sorpresa de muchos, el proyecto parece estar a
estas alturas parado. Y es que, en realidad, lo está. Así lo confirmó
ayer el alcalde, el socialista Jose Cacabelos, quien indicó que se ha
modificado el proyecto inicial para proceder a una mayor ampliación de
aceras, una medida para la que ha sido preciso llegar a acuerdos con los
propietarios. «Tenemos que formalizar el acuerdo y seguimos con las
obras», dice el regidor meco.
El retraso de estos trabajos no está gustando demasiado a vecinos, comerciantes y usuarios de esa vía de comunicación, un hecho que no ha pasado desapercibido a los grupos de la oposición grovense. Esquerda Unida, que está haciendo un minucioso seguimiento a este proyecto, considera que las obras se han realizado sin una mínima planificación, y que todas las modificaciones que se han ido introduciendo en el proyecto acaban dilatando los plazos de una forma exasperante para quienes tienen que convivir con los trabajos a la puerta de su casa. Además, desde EU consideran que este proyecto adolece de las mismas carencias que otras actuaciones desarrolladas en la localidad, sin estar integrado en un plan global de reordenación de la villa que asegure la viabilidad de los cambios introducidos.
El Concello ha pedido ayuda a Manolo Paz para dar brillo a una de sus esculturas en la orilla del Ulla, tras 32 años «escondida».
Las obras de humanización de la fachada fluvial de Pontecesures han
supuesto un pequeño calvario para el gobierno local. Primero, por la
sucesión de permisos y autorizaciones que se debían conseguir para poder
remodelar un área que se quiere convertir en el corazón de la villa.
Segundo, porque la empresa adjudicataria atravesó por sus propias
turbulencias, y eso acabó afectando a los trabajos. «A empresa vai ser penalizada, pero o realmente importante son os retrasos que sufriu a obra»,
decía ayer el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage. Afortunadamente, parece
que la situación se ha normalizado, y desde hace unos días las obras
marchan a su debido ritmo.
Ayer, los obreros que trabajan en este proyecto
estaban a las órdenes de un capataz tan exigente como afable. Y es que
el escultor Manolo Paz se había acercado a Pontecesures, llamado por el
Concello, para colaborar en la reubicación de una de sus esculturas.
Llevaba esta en la zona portuaria desde el año 1988, pero «pouca xente sabía que estaba aquí e de quen era», confiesa el concejal Ángel Souto.
La escultura es una enorme pieza que parece querer enmarcar el río. «Pasaba desapercibida para a xente», explica el arquitecto municipal. Y eso es lo que se quiere cambiar. Se colocará sobre una plataforma, «para que pareza que flota», según explicaba Manolo Paz. Además, se va a iluminar cuidadosamente para darle aún mayor realce durante la noche.
«É de agradecer que un concello, tantos anos despois, te chame para isto»,
explicaba el autor de la pieza, un prestigioso escultor cuyo trabajo ha
dado la vuelta al mundo desde su Cambados natal. En su momento, fue
instalada junto al río. «Diría que a descargaron, sen máis»,
relata. El entorno en el que fue ubicada entonces está en plena
transformación, y hay elementos que el tiempo ha hecho cambiar
definitivamente. Los árboles que la enmarcan, por ejemplo, han crecido
mucho. Pero eso no supone un problema para un artista empeñado en que
sus obras dialoguen con la naturaleza. «As árbores non son un problema, todo o contrario». Sus copas formarán una suerte de cúpula natural, cuyo verdor contrastará con la piedra que se extenderá ante la pieza.
Ya no debería faltar demasiado para que la reforma del entorno esté acabada. El arquitecto municipal esquiva dar una fecha de remate de las obras, pero el alcalde Vidal Seage sí lo hace. «Atrévome a dicir que ten que estar lista para a Festa da Lamprea».
La plataforma Galicia Mellor Sen
Touradas y la Asociación Animalista Libera, que desde hace años
persiguen la erradicación de la suelta de vaquillas que se realizada
cada verano en el Concello de Valga,
aseguran que «puede convertirse en la primera administración denunciada
y sancionada por el artículo 16 de la Ley de Espectáculos Públicos de
Galicia».
En concreto,
sugieren que el Ayuntamiento se enfrenta a una sanción de hasta 30.000
euros por permitir la presencia de niños en las capeas que se
desarrollan en el coso taurino situado en la playa fluvial de Vilarello.
De
acuerdo con la citada legislación, la cual establece «medidas de
protección de las personas menores de edad», la jefatura territorial de
la Consellería de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza parece
haber incoado un expediente sancionador por el festejo taurino
celebrado en julio.
Como parte
de la investigación previa dicho órgano habría solicitado tomar
declaración al propio Concello y a los encargados del festejo taurino,
así como al comandante de la Guardia Civil de Valga, determinando de
este modo la incoación del expediente sancionador por una posible
infracción grave de la Ley de Espectáculos Públicos de Galicia.
Así
lo aseguran los animalistas antes de incidir en que «se soltaron varias
vaquillas de corta edad para disfrute del público, entre el que había
una importante presencia de niños, tanto en el graderío como en las
vallas que rodeaban el recinto taurino», lo cual motivó la denuncia
administrativa de animalistas y abolicionistas.
Insisten,
de este modo, en que «el acceso de personas menores de 12 años a
eventos taurinos de cualquier tipo en los considerados recintos
cerrados, excluyendo cualquier sanción por su presencia en actividades
como la ‘Festa do Boi’ de Allariz, puede dar lugar a sanciones de entre 301 y 30.000 euros, por considerarse una infracción de carácter grave».
De
igual manera, la plataforma Galicia Mellor Sen Touradas y la asociación
animalista Libera sostienen que «el catálogo de infracciones de la
normativa gallega faculta a la Xunta
para inhabilitar al Concello ‘para la organización o promoción de
espectáculos públicos y actividades recreativas por un periodo máximo de
un año’, o incluso para determinar una ‘suspensión o prohibición de la
actividad’ por el mismo periodo».
Visiblemente
satisfechos por la apertura de este expediente, los animalistas
aseguran que «en la propia localidad se restaba importancia al
cumplimiento de la norma autonómica, y según algunos rumores las
familias incluso habrían firmado un documento exculpando al propio
gobierno local».
Sin embargo,
advierten de que «es una práctica también irregular, pues la Ley de
Espectáculos Públicos está para cumplirse, no para ‘estirar’ su
articulado a gusto de una minoría taurina».
Hay que recordar que la suelta de vaquillas de Valga es un espectáculo en el que se «juega» con varios animales en el ruedo, donde también se ofrece un espectáculo equino. Los astados no son sacrificados en la plaza de Vilarello, sino que se les da muerte una vez finalizada la capea, vendiéndose su carne.