Miércoles 21 de Agosto, comienzan las fiestas en Porto, municipio de Pontecesures, a las 16.30 horas con una gran Fiesta Infantil para el disfrute de los más pequeños de la casa. El grupo Unión y Fuerza será el encargado de poner la nota musical en la verbena de la noche.
Jueves 22, a las 9.00 horas, gran disparo de bombas anunciando las fiestas. Por la tarde tendrá lugar la actuación del grupo folclórico Xarandeira y a partir de las 22.00 horas dará comienzo la XXVIII Mexillonada en la que todos los asistentes podrán degustar mejillones acompañados de buen vino, cerveza y pan. Al finalizar, verbena a cargo de La Ola ADN y Charlestong Big Band.
Viernes 23,comienza la última jornada festiva con el disparo de bombas dando paso a las alboradas a cargo de la Banda de Música Cultural de Arcade. A las 12.30 horas se celebrará la misa solemne en honor a San Roque cantada por la Coral Polifónica Pontecesures. Acto seguido tendrá lugar la gran Poxa dos Ramos. Por la tarde, a las 20.00 horas, concierto de la banda citada anteriormente, y llegada la noche, la verbena fin de fiestas correrá a cargo de las orquestas Atenas y La Fórmula.
Los asistentes a la celebración gastronómica padronesa degustaron más de tres mil raciones de pimientos.
Bajo la espesa carballeira del convento de Herbón, cientos de
personas se congregaron para la ideal celebración de la Festa do
Pemento, que alcanzó ya las cuarenta y una ediciones. Reunidos en largas
hileras que envolvían todo el recinto, vecinos y turistas aguardaban
para poder llevarse a la boca las ansiadas raciones de pimientos
acompañados con cachelos y pan. Durante la jornada se sirvieron mil
kilos del «oro verde» de Padrón.
Previo al evento junto
al convento franciscano, veinticinco tractores y pequeños vehículos
motorizados, engalanados con motivos en honor al pimiento, recorrieron
las calles de Padrón. Una vez en la carballeira, la romería arrancó al
son de las gaitas de Os Mersenarios, seguidos por los ritmos de la
charanga DGT. El locutor Héctor Bermúdez fue el encargado de conducir el
acto, dando paso al pregonero de esta edición, el periodista Javier
Maroño, que pronunció una arenga para enardecer el significado de la
fiesta y las gentes de la villa, pero sobre todo, de su alimento
protagonista.
«Na gastronomía en Galicia, o pemento é toda
unha cerimonia, unha liturxia, e ten o seu inicio na propia colleita do
alimento e que culmina co pracer no padal», pronunció Maroño. No fueron
pocas las palabras de elogio que el pregonero tuvo para Padrón y su
legado, que va más allá de su significado gastronómico, ya que «é o
fogar de Rosalía e de Cela e unha vila industrial», y en la que «o bo
facer de moitas xeracións» reunió las condiciones para «producir este
tesouro que temos a obriga de protexer, xa que pemento de Herbón só hai
un, que ten denominación de orixe». Javier Maroño cerró su pregón con un
simbolismo de lo más acertado: «Se o corazón de Galicia fora un polbo e
o noso sangue viño, sen dúbida, os pementos de Herbón serían os nosos
pulmóns».
Mientras esto ocurría, en la parte más alta de la carballeira decenas de sartenes con el aceite chispeante freían kilos y kilos de pimientos. Ante estas se hacinaban los «festeiros» haciendo cola para recoger su ración. Alejandro Ferro, presidente de la comisión organizadora de la fiesta, mostraba su asombro ante el número de asistentes y valoraba positivamente la jornada: «En principio moi ben, nesta edición tivemos moita afluencia, o que quere dicir que estamos involucrando cada vez máis á aldea e ao pobo, que é fundamental, tanto para atraer a xente de fóra como de aquí», señaló. La multitudinaria asistencia también hizo temer a Ferro que «nos quedaramos curtos cos pementos, xa que tiñamos preparados para facer unhas tres mil ou tres mil cincocentas racións», aunque esta idea se disipó pronto, aduciendo que «de seguro, haberá para todos».
Han pasado seis años desde que Antonio
Jamardo Villamarín murió junto a otras 80 personas en el trágico
descarrilamiento del Alvia 04155 en la curva de Angrois,
llegando ya a Santiago. Pero Pontecesures sigue recordándole gracias al
empeño de una vecina, Belén González Silva, que año tras año ha
convocado un homenaje en la estación de tren a través de las redes
sociales. También lo hizo este año, y numerosas personas se dieron cita a
las 21.00 horas para depositar unas flores y velas encendidas en el
andén, y guardar un minuto de silencio para recordar a Antonio Jamardo.
La
promotora del evento no tiene parentesco alguno con el fallecido, ni
una amistad especial con la familia Jamardo, pero avanza que seguirá
convocando el acto mientras los parientes del fallecido no le pidan que
deje de hacerlo. «Esto se conmemorará hasta que la familia quiera. Yo
también imagino que puede llegar un momento en que para ellos pueda
resultar doloroso recordar el accidente año tras año. Pero por ahora
creo que les reconforta sentir el apoyo de los vecinos».
Antonio
Jamardo Villamarín trabajaba de comercial del Grupo Quintá, y estaba
afincado en Madrid. En vísperas de la fiesta del Apóstol de 2013 cogió
un tren Alvia en la capital de España con destino a Galicia, y su
intención era bajar en la estación de Santiago. Iba a Pontecesures
en compañía de su novia, que era de Granada, para asistir a la boda de
un hermano. La mujer sobrevivió al trágico accidente, pero no el
pontecesureño, en cuya memoria se organizó el acto de anoche.
Redes sociales
Belén
Silva lo organizó por primera vez en 2014, y como en aquella primera
ocasión, hoy sigue convocando a sus vecinos a través de las redes
sociales. «Las personas que ya son mayores o que no tienen redes
sociales se enteran a través de los medios de comunicación y por el boca
a boca», afirma.
Aunque es
natural de Padrón, lleva mucho tiempo afincada en Pontecesures, «y
conocía tanto a Toño (el fallecido) como a sus hermanos». Por eso, la
tragedia de Angrois le dolió profundamente. «Es un día que tenemos
grabado a fuego en la memoria», sostiene.
Belén
Silva se muestra indignada por el trato que las instituciones están
dispensando a las víctimas y sus familias. En su opinión, están siendo
poco transparentes y hasta irrespetuosas con el dolor provocado por la tragedia.
«Me
duele que las instituciones lleven seis años pasándose la pelota de un
tejado a otro, y si me duele a mí, cómo no va a ser doloroso para las
familias de las víctimas. Los políticos creen que con pagar unas
indemnizaciones ya está resuelto el problema, y no es así», declara.
Silva
opina que hace ya tiempo que las familias deberían conocer una
explicación coherente y clara de por qué descarriló el tren poco antes
de llegar a Santiago, y quienes fueron responsables de la tragedia.
«Cada vez que voy a Santiago, y veo los vagones aún allí junto a la
carretera me indigno. Parece que no pasó nada, pero sí que pasó,
murieron 81 personas».
Belén Silva no pudo acudir el año pasado al homenaje por razones familiares, pero aún así mantuvo la convocatoria, y fueron muchos los vecinos que asistieron a la estación de tren a las nueve de la noche. «Yo no tengo ningún mérito. El mérito es de los que vienen», remachó.
.La localidad del Baixo Ulla ha vivido un intenso fin de semana.
El Cejas es uno de esos personajes televisivos cuya existencia puede
dejar perplejos a quienes ya tienen unos años. Sus temas, construidos
con ritmos repetitivos y letras un tanto rudimentarias -mucho
«placa-placa», mucho «que te meto», mucho «pin-pin», lo han catapultado a
la fama a través de redes sociales como Youtube o Instagram, cosechando
su mayor ejército de fans entre la rapazada más joven. Y ese ejército
se puso el sábado en movimiento, arrastrando a sus padres consigo, con
rumbo a Pontecesures. Allí, de madrugada, El Cejas se subió al
escenario, primero, para hacer su espectáculo. Y después, durante más de
dos horas, estuvo atendiendo a sus seguidores y haciéndose fotos con
todos ellos. El presidente de la asociación Festa Rachada, responsable
de la organización de las fiestas del Carmen en la localidad y, por lo
tanto, de la visita del televisivo artista, se declaraba ayer encantado
con el éxito alcanzado. «Non se recorda a zona da festa tan chea de xente, e eso que é grande», dice satisfecho.
Fotos con todo el mundo
Elías Sanmarco asegura que «non
ten nada que ver a personaxe que fai o rapaz, con el como persoa. É un
chaval moi agradable, moi educado, que atendeu a toda a rapazada sen
unha mala cara ou un mal xesto. Mesmo cando estaba ceando, vírono e
enseguida se encheu aquilo de xente, e el sen problema ningún atendeunos
a todos». En general, la noche de fiesta fue tranquila pese al tumulto.
La
visita de El Cejas forma parte de la estrategia elegida este año por
Festa Rachada para lograr llenar Pontecesures durante las celebraciones
del Carmen. Y siguiendo esa misma estrategia ayer estuvo en el escenario
de la zona portuaria Kiko Rivera, otro fenómeno televisivo, en este
caso ya consolidado.
Rivera puso el broche de oro a una jornada en la que hubo sitio para muchas más cosas: desde la sesión vermú hasta los actos litúrgicos, sin olvidar la tradicional marcha de los valeiros por las calles del pueblo. Por la noche, Gran Parada abrió fuego, le dio el relevo a la disco-móvil Eme Music que dejó expedito el camino, a la una y media de la madrugada, al hijo de la Pantoja. «Penso que hoxe, Pontecesures vai reventar», decía, antes de que empezase todo el jaleo, Elías Sanmarco.
Son dos fenómenos televisivos que han dado el salto fuera de la pantalla; Festa Rachada los ha fichado para julio.
No son artistas aptos para todo tipo de públicos. Pero sin duda son
dos de los personajes públicos que garantizan a cualquier comisión de
fiestas un lleno absoluto en las noches de celebración. La asociación
cultural Festa Rachada, que se encarga de organizar el programa del
Carmen de Pontecesures, ha debido de echar esas cuentas y ha fichado, para el primer fin de semana de julio, a Kiko Rivera
y a El Cejas. El primero ya no necesita, a estas alturas, presentación
alguna. El segundo es un youtuber que causa auténtico furor desde que en
Got Talent puso el escenario patas arriba con su canción El Dembow del
Pimpin. Las letras de sus temas no son demasiado elaboradas, pero
arrasan. De hecho, en Pontecesures prevén que se pase dos horas
haciéndose fotos con sus jovencísimos fans.
El Cejas estará en Pontecesures el sábado 6 de
julio. Actuará más allá de la una y media de la madrugada, cerrando una
jornada que empezará al modo tradicional: con disparo de bombas de
palenque, pasacalles de Xarandeira; concierto de corales en la iglesia
(19.30 horas), música
con el grupo Samba (23 horas), sesión de música rap con Xaquín y
Untalmake (00.30 horas). Luego, el puerto entero se rendirá al Cejas.
Y
al día siguiente, a Kiko Rivera. El domingo amanecerá también con los
grandes clásicos de las celebraciones parroquiales, aunque esta vez el
pasacalles será de Hai que roelo. En A Plazuela habrá sesión vermú con
Nueva Era (13.30 horas), desfile Valeiro (18.30 horas), misa cantada
(19.00 horas), y luego una pausa hasta que a las diez de la noche, de
nuevo en zona portuaria, arranque la fiesta Gran Parada (22.00 horas),
para seguir con la disco móvil EME Music (01.00 horas) y acabar con el
hijo de la Pantoja (01.30 horas).
El lunes toca ir volviendo a la realidad. Pero Festa Rachada hace honor a su nombre y ha programado un fin de celebración por todo lo alto. Además de los actos litúrgicos, habrá en A Plazuela música con Pedelan y la Banda de Balbina (20 horas) y, para rematar, «festa rachada con Marbella e o Grupo Claxxon». El Carmen, en Pontecesures, pica alto.
El 27 de
abril de 1809 se produjo una sangrienta batalla entre una avanzadilla de
las tropas napoleónicas, que bajaba desde Padrón, y un casi improvisado
batallón formado por campesinos y soldados gallegos mal entrenados.
Tuvo lugar en una loma del municipio de Valga, en el lugar conocido como
Casaldeirigo. Fue una lucha desigual, pues los franceses sumaban 1.000
efectivos y tenían armas de fuego y artillería, mientras que los
gallegos eran menos y muchos iban armados únicamente con aparejos del
campo. Aún así, los franceses tuvieron que darse en retirada.
Valga celebra desde hace once años una de las recreaciones históricas
más vistosas de la comarca. Es la llamada Batalla de Casaldeirigo, en
la que se reproduce el sangriento combate librado por los campesinos de
la zona y las tropas francesas en 1809, durante la Guerra de la
Independencia. Durante la tarde de ayer, la fiesta
regresó a esta colina de la parroquia de Sete Cores, aunque el intenso
calor afectó negativamente, puesto que en un primer momento se barajó
retrasar las actividades al menos una hora, aunque después se decidió
respetar el primer horario previsto.
Los
hechos que se conmemoran con esta fiesta de Valga sucedieron el 27 de
abril de 1809, hace ahora 210 años. El ejército napoleónico se había
instalado en España, y en muchos puntos del territorio se habían formado
improvisados ejércitos de campesinos, mal entrenados y mal armados. Fue
uno de estos batallones el que a finales de abril de 1809 hizo frente a
una avanzadilla de franceses que bajaba desde Padrón, y que estaba
compuesta por un millar de soldados.
Los
galos tenían todas las de ganar, pues estaban mejor entrenados y
poseían cañones y abundantes armas de fuego. Los gallegos, pertrechados
con hoces y azadas, sabían que tenían que jugar sus cartas cogiendo por
sorpresa a los franceses, y así lo hicieron en aquella jornada de
primavera de hace 210 años. Fue una pelea sangrienta, y pese a su
teórica ventaja, a los franceses no les quedó más remedio que
replegarse.
Tiempo después, se levantó en aquella loma la llamada Capela da Saúde, en recuerdo de las víctimas.
Fue
ahí, en ese escenario natural, en el que a media tarde de ayer
volvieron a luchar cuerpo a cuerpo los campesinados de Valga y las
parroquias colindantes y los soldados napoleónicos. Una vez más, ganaron
los gallegos, aunque en la batalla auténtica no sea fácil discernir si
hubo o no un ganador claro.
La
Batalla de Casaldeirigo está organizada por el Ayuntamiento de Valga y
la asociación cultural Héroes de Casal de Eirigo, 1809, y a lo largo de
estos once años se ha convertido en uno de los eventos de inspiración
histórica más importantes de la zona. No solo por la calidad de la
recreación en sí, sino también por la programación complementaria, y por
el elevado número de personas que se implican en la fiesta. Muchos son
vecinos, y otros muchos proceden de otras localidades donde se recrea la
Guerra de la Independencia contra los franceses, como son Vigo -con su
espectacular Reconquista-,
Pontecaldelas o Barro, donde también hubo «alarmas», como se conoció a
las guerrillas formadas por los gallegos que se echaron al monte para
hacer frente a las tropas galas.
Los
actos en Casaldeirigo arrancan a media tarde con un desfile que preside
la corporación municipal de Valga, y en la que van juntos «alarmas» y
franceses. Participan en el mismo en torno a 200 personas. Salen desde
el entorno de la carretera, y llegan a lo alto de Casaldeirigo, donde lo
primero que hace el alcalde, José María
Bello Maneiro, es pasar revista a las tropas. Acto seguido, se izan las
banderas de todos los países implicados de una u otra forma en la
Guerra de la Independencia, entre ellos España, Portugal, Francia o
Inglaterra.
Tras estos actos
de cariz más protocolario o simbólico, se llega a la batalla en sí, en
la que franceses y gallegos vuelven a verse las caras sobre la tierra de Casaldeirigo, como hicieron en 1809 y como llevan haciendo año tras año desde 2009.
La programación prosigue con una obra de teatro, que este año se tituló «O que Napoleón non se levou». Cada año, el Concello de Valga
convoca un concurso de teatro inspirado en la batalla, y la obra
ganadora es la que se representa el día de la Batalla. Ese honor le
correspondió en esta edición al texto presentado por Marcela Rodríguez.
El montaje fue dirigido por el director de la Escola Municipal de Teatro, Manuel Solla, y el elenco estuvo formado por alumnos de la citada escuela y vecinos.
La jornada se completó con juegos y animación para los niños, una degustación gratuita de rosquillas, las actuaciones de Lume con Troula y Pele Pau, que está teniendo mucho éxito en Galicia con su música de percusión, un espectáculo luminoso en la capilla al anochecer acompañado de fuegos de artificio, y una cena campestre con música para concluir la fiesta.