Pontecesures reinventa su lamprea.

Por primera vez, la clásica degustación de la reina del Ulla se desarrolló en el interior de cafeterías y taperías.

A la lamprea se la ama y se la devora, o se la odia y se la ignora. No hay termino medio ni medias tintas. Quienes disfrutamos con su sabor profundo a río, a invierno que se abre a la primavera y a hojarasca, tenemos en Pontecesures un lugar fijo de peregrinación cada año. En esta ocasión, y de la mano del alcalde, José Manuel Vidal Seage y de su equipo, la fiesta renunció ayer a la tradicional carpa para guarecerse en las cocinas y comedores de nueve establecimientos de hostelería. Coincidiendo, además, con el gran hallazgo gastronómico de las últimas ediciones: la ruta de pinchos Tapealamprea.

La Voz de Galicia

La lamprea tiene nombre clave.

El Radio Club Iria Flavia se instalará en un rincón de la plaza de abastos de Pontecesures. Sus integrantes colocarán sus bártulos y sus antenas, y cuando todo esté listo, comenzarán a enviar al mundo el «indicativo especial» que les ha sido concedido para la ocasión: EG1LU. Se preguntarán ustedes qué misterio se esconde tras esas siglas. Podríamos decirles, sin mentir, que se trata de un misterio de millones de años… Porque esa sucesión de letras y números, ininteligibles para el común de los mortales, a los iniciados les habla alto y claro, de la Festa da Lamprea do Ulla. El certamen que mañana eclosiona en Pontecesures.

Los integrantes del Radio Club Iria Flavia esperan tener tiempo para probar el manjar que los ha reunido este fin de semana. Pero, además de degustar alguno de los deliciosos bocados que hay en el menú cesureño, ellos tienen otro objetivo en mente: contactar con al menos unas trescientas personas. De esa forma, quieren aportar su granito de arena a la difusión de la fiesta gastronómica de Pontecesures y de un producto tan sorprendente y fascinante como la lamprea. «Después, a todas las personas con las que contactemos, les enviaremos una postal que imprimirá el Concello», cuenta Miguel Ángel Ruano.

La presencia de la agrupación de radioaficionados aporta color a la presente edición de la Festa da Lamprea. Un certamen que está en pleno proceso de metamorfosis. Y es que este año el gobierno local ha optado por eliminar la degustación bajo carpa, trasladando a los comensales a los establecimientos de hostelería de Pontecesures. Tras comprobar cómo el tiempo se ha deteriorado en los últimos días, devolviéndonos tras los calores primaverales a lo más crudo del invierno, el alcalde Juan Vidal Seage está convencido de haber acertado. «Se vai moito calor, non é agradable estar baixo carpa. E se vai un día coma estes últimos, tampouco», sentencia el regidor.

Por lo demás, son nueve los establecimientos de hostelería que este año se han sumado oficialmente al nuevo modelo de celebración gastronómica. Los nueve llevan desde el viernes por la noche ofreciendo deliciosos bocados de lamprea a 4 euros. El mejor de todos ellos saldrá de una doble selección, ya que podrán votar tanto el público como una delegación de expertos que ayer a mediodía hizo un examen de los platos sobre el terreno, como tiene que ser.

Hoy, en cualquier caso, es bastante probable que la lamprea se extienda a otros establecimientos de Pontecesures. En algunos de ellos, incluso, han prometido a sus parroquianos platos sorpresa que tendrán como protagonista a este extraño ser.

La Voz de Galicia

Piñeiro: «Hay que probar la lamprea, 2.000 años de historia no pueden equivocarse».

Comensales en A Casa do Río, donde la tapa de lamprea recibe el nombre de «Timbaliño» .

Pontecesures vive este fin de semana la fiesta exaltación de la lamprea. Lo hace con la implicación de una decena de establecimientos hosteleros y con un pregón a cargo el escritor, periodista y pescador Miguel Piñeiro, quien ayer ya animaba a los ciudadanos a visitar esta villa ribereña y a degustar el manjar extraído de sus aguas, alegando que «2.000 años de historia no pueden equivocarse».

Reconoce este buen conocedor de la lamprea y de los métodos empleados para su pesca que este prehistórico animal «causa cierto rechazo al verlo». Pero sabe también que el aspecto es casi siempre lo de menos, por eso insiste: «Hay que probar la lamprea, y además hacerlo donde saben prepararla, en Pontecesures».

De este modo, como a buen seguro hará hoy cuando lea el pregón -a las 12.30 horas-, Miguel Piñeiro quiere destacar que el Ullán y la lamprea «son parte de nuestra historia y nuestra riqueza», citando como prueba de ello que «ya fueron referencia para genios como Cunqueiro«.

Dicho lo cual, convencido de que «Pontecesures es una cita obligada en el calendario gastronómico gallego», Miguel Piñeiro aprovecha para destacar «la asombrosa progresión e innovación de la restauración pontecesureña».

Al hilo de esto puede apuntarse que la lamprea a la bordelesa vuelve a triunfar en la presente edición de la fiesta, tanto si se trata de la ración, que se vende a 10 euros -con sus picatostes y su arroz-, como en el caso de la ruta de tapas, ya que esta tradicional receta es la protagonista en los pinchos elegidos por varios establecimientos participantes, aunque varíen las presentaciones.

Lo cierto es que los hosteleros pontecesureños han hecho gala de un gran ingenio, de ahí que además de las presentaciones habituales también se sirva la lamprea al más puro estilo peregrino -con su concha de vieira-, se adorne en un timbal o se presente en el plato con la forma de una de las barcas que pescan en el Ulla.

En cualquier caso, la mejor recomendación que puede hacerse a los lectores es que se acerquen a Pontecesures y lo valoren por sí mismos probando la lamprea en los establecimientos colaboradores, que como se indicó en los últimos días son el Parrillada Isidro, Café Bar Mambís, Nu-2, Casa Chaves, A Casa do Río, Salón de Té Soles, los restaurantes Carabela y O Candil y los bares-cafetería O Meco y Belsay.

Faro de Vigo

Pontecesures abre hoy con el tapeo su fiesta de la lamprea.

Diez locales ofertarán los pinchos a 4 euros y la ración a 10 // Miguel Piñeiro dará el pregón.

Pontecesures abre el día 5 el Tapea Lamprea, la ruta de pinchos que alcanza su quinta edición y que se celebra hasta el día grande de la fiesta, el domingo 7 de abril, en la que la localidad pontevedresa rinde homenaje al producto más reconocido de su gastronomía. Un total de diez establecimientos se han sumado este año al concurso y ofrecerán sus innovadoras creaciones al precio de cuatro euros la tapa.

El afamado pez podrá saborearse estos cuatro días en los locales expertos en su elaboración, como la Parrillada Isidro, el bar Mambís, la cafetería Nu-2, Casa Chaves, A Casa do Río, Salón de Té Soles, Belsay, O’Meco y los restaurantes Carabela y O Candil.

En cuanto a las actividades programadas por el Concello para la XXIV Festa da Lamprea do Ulla, una cita considerada ineludible para los amantes de la buena mesa, el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, explicó que este año apuestan por un nuevo modelo de promoción, ya que la tradicional exaltación que se desarrollaba bajo carpa en la zona portuaria cede protagonismo a la mencionada iniciativa culinaria.

Además, la degustación que tenía lugar a pie de puerto, se desplegará esta vez en los propios locales.

La jornada central coincide, como es habitual, con el primer domingo de abril, y la gran protagonista será la ración del preciado pez cartilaginoso, al estilo bordelesa, con sus picatostes y arroz en blanco, y a un precio de diez euros.

En cuanto a la cita dominical, arrancará a las 12.30 horas con la lectura del pregón a cargo del periodista y escritor catoirense y pontecesureño Miguel Piñeiro, gran conocedor de la pesca de dicha especie, tanto desde embarcación con las nasas butrón como en las tradicionales pesqueiras.

El Correo Gallego

Bocata de mortadela en Chanteclair.

Nunca olvidaré la noche que cené con Manolo Escobar en la discoteca Chanteclair de Pontecesures. Yo había descubierto un par de años antes la macrosala cesureña y había quedado fascinado por aquel mundo castizo de las tardes de domingo, cuando decenas de autobuses llegaban hasta la desembocadura del Ulla desde las aldeas más remotas y dejaban expediciones de jóvenes y adolescentes ansiosos por convertir el final de la semana en una fiesta de música, baile y mucho amor.

Chanteclair era una fuente segura de reportajes y por allí me acercaba cada vez que la ocasión lo requería. Recuerdo haber entrevistado a Miss Cacaolat (entonces existían esas cosas), una rapaza muy graciosa que me contaba que sus amigas, cuando un muchacho les pedía bailar, le preguntaban, antes de dar el sí, por una cuestión fundamental: «¿Cántas vacas tes?».

En otra ocasión, entrevisté a los dueños, que siempre iban vestidos como mariachis, pero sin sombrero. En mi mundo ideal de profesor de Literatura, pensaba que lo de bautizar con el nombre de Chanteclair una discoteca tenía un origen culto y medieval, que provenía, en fin, del gallo Chanteclair de los Cuentos de Canterbury de Sir Geoffrey Chaucer. Pero los propietarios del local me devolvieron a la realidad dura y primaria del universo macrodiscotequero. «¡Qué galo ni qué galiña!, el nombre viene de un puticlub del Líbano que conocimos cuando navegábamos en mercantes».

Asiduo de Chanteclair era Pepe Garalba, el rey de los concursos de misses, y cada mes había un concierto de categoría. Uno de ellos, el más grande, lo protagonizó Manolo Escobar, que cantó en la discoteca una noche de domingo y vino desde Lavacolla sin tiempo para cenar. Habíamos concertado una entrevista con él y nos reunimos en una especie de subterráneo que había bajo el escenario, donde los empresarios de aquel palacio de la felicidad imposible, la del domingo por la tarde, tenían su ambigú privado con un cátering inexplicable: bocadillos de mortadela y quintos de Estrella Galicia. No sé qué me descolocó más, si la mortadela o los quintos, pues bien sabido es que Galicia es el único lugar de España donde pides una cerveza y te ponen un tercio, no un quinto. Pero todo funcionó como la seda: tras culminar su actuación cantando a su carro robado, Manolo Escobar comió hambriento su bocata mortadela y me atendió cariñoso mientras un servidor, que ya había cenado, porque a Chanteclair había que ir cenado, hacía la entrevista y mordisqueaba el fiambre para no hacerles un feo a los jefes de aquel emporio de inspiración libanesa.

Un tesoro para las crónicas

Las discotecas rurales gallegas eran un tesoro de crónicas periodísticas. Recuerdo otra noche memorable con ribetes de novela negra y protagonista más propio de Berlanga que de Raymond Chandler. Resultó que me habían dado el soplo de que por Caldas de Reis funcionaba un laboratorio de pastillas de speed. Investigué el caso y descubrí que el material se repartía en una discoteca de A Escravitude, situada en medio del campo, junto a la estación de ferrocarril, los sábados por la noche.

Quise confirmar los datos antes de escribir y llamé al cuartel de la Guardia Civil, donde se extrañaron mucho pues no conocían nada del caso. Pero me hicieron una propuesta que no pude rechazar. Los guardias prepararían un operativo para la noche del siguiente sábado y yo iría por allí y podría asistir en exclusiva a la acción y contarla en La Voz de Galicia. Consulté con la autoridad periodísticas y acepté el trueque. El problema es que yo no tenía ni idea de cómo se debía vestir un pastillero y no se me ocurrió otra cosa que disfrazarme con una gabardina verde y aparecer de esa guisa en la discoteca de A Escravitude. Así que allí estaba a la una de la madrugada del sábado al domingo, paseando por la sala con la gabardina puesta, ya que no había guardarropa, observando para contarlo y constatando que allí no pasaba nada salvo que de los grifos de los baños no manaba agua con el fin de que la clientela se gastara una pasta en caros botellines de agua minetal, pues todo el mundo sabe que las pastillas alucinógenas dan mucha sed.

A mí, aquella experiencia lo que me estaba dando era mucho sueño. Me mantenía despierto a base de cocacolas, que eran más baratas que el agua, y reparaba en que aquel friki con gabardina, o sea, yo, provocaba curiosidad y comentarios en los grupos de jóvenes que había en la discoteca. El caso es que me harté de dar vueltas y a las tres, volví a casa. A la mañana siguiente, llamé a la Guardia Civil para manifestarles mi extrañeza por no haber asistido a ningún operativo. También para pedirles disculpas por haberles informado de manera equivocada.

Al otro lado del teléfono, un sargento me aclaró lo sucedido: «Sí que hubo operativo, pero no pudimos llevarlo a cabo hasta que usted se marchó. Vestido con gabardina y paseando por la discoteca, todo el mundo pensó que era usted policía y no sacaron las bolsas de pastillas hasta que no desapareció».

Cómo echo de menos aquellas macrodiscotecas rurales donde convivían Miss Cacaolat, Manolo Escobar, los pastilleros y la Guardia Civil mientras un servidor lo observaba todo comiendo bocadillos de mortadela.

«¡Qué galo ni qué galiña!, lo de Chanteclair viene de un club del Líbano»

La Guardia Civil haría un operativo en la disco de A Escravitude y yo podría contarlo.

La Voz de Galicia

La fiesta y la ruta de tapas de lamprea se celebran el primer fin de semana de abril.

El Concello de Pontecesures presentó ayer su «XXIV Festa da Lamprea do Ulla», una cita ineludible para los amantes de la buena mesa que esta vez va a desarrollarse, sobre todo, en los locales de hostelería colaboradores.

El regidor, Juan Manuel Vidal Seage, acompañado de sus primeros tenientes de alcalde, Ángel Souto e Isabel Barreiro, dio a conocer un nuevo modelo de promoción, ya que la tradicional fiesta que se desarrollaba bajo carpa en la zona portuaria cede protagonismo a la ruta de pinchos por los negocios participantes, conocida como «Tapea Lamprea» y que alcanza su quinta edición.

Además la degustación que se desarrollaba cada año bajo carpa, a pie de puerto, va a desplegarse esta vez en los propios bares y restaurantes participantes.

A 4 euros la tapa

La «XXIV Festa da Lamprea do Río Ulla» va a celebrarse los días 5, 6 y 7 de abril, con un precio de 4 euros por tapa.

El afamado pez motivo de homenaje anual, capturado por el colectivo de los valeiros con sus nasas butrón en el cauce fluvial, a la altura del puerto pontecesureño, podrá saborearse en locales expertos en su elaboración, como es el caso de Parrillada Isidro.

Pero también de Café Bar Mambís, Cafetería Nu-2, Casa Chaves, A Casa do Río y Salón de Té Soles. Al igual que en el restaurante Carabela, los bares-cafetería O’Meco y Belsay o el restaurante O Candil.

A 10 euros la ración

El último día de celebración, el primer domingo de abril, tendrá lugar la fiesta propiamente dicha, en este caso con la ración de lamprea al estilo bordelesa -con sus picatostes y arroz en blanco- a un precio de diez euros.

El gran aliciente de la celebración es, no cabe duda, la posibilidad de degustar este preciado pez cartilaginoso rebautizado como «dama del Ulla».

Otro de los focos de atención puede estar en la lectura del pregón -el día 7 de abril a las 12.30 horas-, este año a cargo de un gran experto en la materia, como es el periodista y escritor catoirense y pontecesureño Miguel Piñeiro.

Presente también en el acto desplegado ayer para anunciar la fiesta, junto a Sonia Bustelo, en representación de Parrillada Isidro y la hostelería local, Piñeiro es autor del libro «Lampreas e Pesqueiras», de Editorial Galaxia, además de dirigir el periódico gratuito de pesca deportiva «O Trueiro».

Conoce como pocos la pesca de lamprea en el Ulla, tanto desde embarcación como, sobre todo, empleando las nasas butrón en las tradicionales construcciones situadas aguas arriba que ya utilizaban los romanos, las conocidas como «pesqueiras».

En el citado libro explica, por ejemplo, que las «pesqueiras» se dividen en cuatro tramos o grupos, situados en Herbón, Carcacía-Lapido, Barcala-Sinde y en Reis.

Pero el día del pregón hablará, sobre todo, de la lamprea y de Pontecesures, que al fin y al cabo van siempre de la mano.

Faro de Vigo