El año pasado, los integrantes del colectivo Mirándolle os dentes decidieron que se merecían un descanso. Tras varios años organizando contra viento y marea la feria del automóvil antiguo y de ocasión, consideraron llegado el momento de dar un paso atrás. Iba a ser un año de descanso. Pero parece que, como mínimo, van a ser dos: el 2015 se cerrará, también, sin que Pontecesures haya reeditado su cita anual con la mejor tradición automovilística.
«As cousas, sen nada, non se fan», indicaba ayer Antonio Ferro, quien durante años cargó con la responsabilidad de la organización del evento. No quiere ni señalar culpables, ni buscar causas a la desaparición de la fiesta. Pero reconoce que pesa, y mucho, el hecho de que «porta á que chamas, porta que non che abren». «? moi lamentable facer un proxecto, traballalo, e levalo por todas as consellerías, levalo á Deputación, e que todo o mundo che dea moi boas palabras pera nada máis».
En los últimos años en los que se organizó el certamen el panorama era desolador, y el trabajo de organización de la fiesta más propio «de Robin Hood que de xente que temos os nosos traballos». Antes, cuando la crisis ni estaba ni se la esperaba, «aínda podías dedicarlle tempo á organizar á festa sacándollo ao teu negocio», pero tal y como están las cosas ahora no se puede perder ni un minuto.
Esa circunstancia también ha jugado un papel determinante en la decisión que ha tomado Antonio Ferro. Este, en cualquier caso, confía en que tarde o temprano llegue alguien dispuesto a recoger el testigo y a volver a arrancar el motor de una feria histórica. Un certamen que, hace casi cien años, colocó a Pontecesures a la vanguardia económica y cultural de Galicia.
La Voz de Galicia