Julio Gosende, uno de los organizadores de la célebre fiesta de solteros celebrada en Celanova en abril, junto a dos de sus participantes. Él y su socio han decidido llevar a cabo la segunda edición en Padrón, por una cuestión estratégica, dice: «porque está en el centro de Galicia» y facilita el desplazamiento de los asistentes. Esperan reunir esta vez a medio millar de personas.
Los mismos organizadores de la exitosa Feria del Amor de Celanova celebran una segunda edición «por petición popular» de los solteros
¡Atención solteros! Este mes saldrá el penúltimo tren para acabar el año ennoviado, para aquellos que quieran darle una oportunidad al amor. El Hotel Scala de Padrón acogerá el sábado 18 de noviembre, a partir de las nueve de la noche, una fiesta para singles. Los organizadores son los mismos que revolucionaron Celanova allá por abril con su célebre Gran Feria del Amor, que desbordó todas sus previsiones. Esperaban en aquella ocasión a un centenar de personas, pero acabaron reuniendo a más de 300 llegadas de toda Galicia, incluso de otras comunidades autónomas (Asturias, León, Madrid, Castilla y León…), y surgieron varias parejas consolidadas.
La Guardia Civil, durante las investigaciones por el crimen de la casa rectoral de Cruces, en Padrón.
En la casa, situada muy cerca del santuario de A Escravitude, solo apareció un pequeño resto genético de un asaltante en unas sábanas
Domingo. 14 de septiembre del 2014. 21 horas. El ring del timbre asalta el sosiego en la casa rectoral de Cruces, una pequeña parroquia a cinco kilómetros de Padrón y a 350 metros del famoso santuario de A Escravitude. El párroco, Ramón Barral Camba, de 77 años, y su ama de llaves, María Soto Montero, de 78, ven el informativo en la televisión sin saber que muy pronto serán ellos los protagonistas de las noticias. La mujer, que llevaba 26 años trabajando en la casa del cura, se levantó del asiento, fue a la puerta y preguntó que quién era. Al otro lado, una voz le dijo que había habido una defunción en la parroquia. Les abrió, y allí empezó la pesadilla. Golpes, empujones, amenazas y, en un nada, estaban ambos atados y amordazados. Eran tres, dos iban a cara descubierta y el otro encapuchado y armado con una pistola. El asalto tenía como fin el robo, pero acabó en tragedia.
María Soto logró soltarse y pidió auxilio. Era la tercera vez en poco tiempo que se había visto en una situación así y en una ocasión fueron sus gritos los que ahuyentaron a los intrusos. Probó suerte, pero los tres asaltantes reaccionaron con brutalidad, apretándoles las ataduras e introduciendo trapos en las bocas de las víctimas. Con tal fuerza, que se ahogaban. El ama de llaves no lo soportó y murió asfixiada, como confirmó después la autopsia.
María Soto Montero, ama de llaves del cura de Cruces, días antes de su asesinato durante la fiesta de la virgen de A Escravitude.
El atraco salió mal. El cura no tenía más que 300 o 400 euros encima que fue lo que se llevaron. No sin antes golpearle de tal modo que le rompieron varias costillas, le dejaron un ojo morado y le causaron contusiones por todo el cuerpo. Tras aquella experiencia, el párroco ya no quiso volver a vivir en la rectoral. Cogió miedo y prefirió irse a vivir con su hermana a Santiago. Ya casi no volvió a ejercer y el 29 de marzo del 2020 murió a los 83 años de edad víctima del coronavirus. Se fue sin ver a los asesinos de su ama de llaves detenidos y juzgados. Ahora que se acaban de cumplir nueve años de aquella tristísima noche, todo hace indicar que el crimen quedará impune.
La Guardia Civil inició pronto la investigación. La misma noche de aquel domingo se puso un marcha un operativo para buscar el coche del párroco, un Peugeot 207 blanco con matrícula 6060 GWH, que los atracadores usaron en su huida y que dos días después apareció aparcado en Pontecesures. Don Ramón, como le llamaban sus feligreses, no reconoció a los dos asaltantes que iban a cara descubierta. Solo dijo que lo poco que hablaban, para exigir que les entregara el dinero, lo hablaban en español. Él mismo pensó, como también los investigadores, que el tercero en discordia, el encapuchado, debía de ser de la zona, de ahí que se cubriera el rostro. Seguramente él sabía que pocos días antes, el 8 de septiembre, se había celebrado la fiesta de la virgen de A Escravitude y creyó que la casa rectoral estaría llena del dinero de las ofrendas y colectas. Se equivocó.
El párroco de Cruces, Ramón Barral Camba, con el ojo morado y numerosas contusiones fruto de la paliza que le propinaron los asaltantes que mataron a su asistenta.
Cuando los atracadores se marcharon, el cura de Cruces pudo recomponerse, caminar dolorido hasta el teléfono y llamar a su hermana. Fue ella la que avisó a la Guardia Civil. Los especialistas de criminalística peinaron a fondo tanto la casa como el coche. Buscaban ADN de los asaltantes y ahora asesinos de María Soto, pero solo encontraron una muy pequeña muestra en una de las sábanas que utilizaron para atar a sus víctimas. Podía ser válido para comparar con un sospechoso, pero no para utilizarlo en la base de datos del Ministerio del Interior. Una pena, porque esto hace casi imposible resolver un crimen en el que, además, ni el cura ni su asistenta viven ya, lo que dificultaría muchísimo la identificación en el caso de que en los próximos años apareciesen sospechosos. En 2034, el delito habrá prescrito.
La investigación siguió y parecía estar dando pasos firmes hacia la resolución del caso. No había pasado ni un mes cuando se detuvo a dos sospechosos, un vecino de Boiro y otro de Noia, pero el párroco no los identificó en la rueda de reconocimiento y pronto se vio que no eran ellos los asaltantes de la casa rectoral de Cruces. Se les puso en libertad y en diciembre del 2015, el Juzgado número 2 de Padrón decretó el sobreseimiento provisional y archivo de las actuaciones. Desde entonces, el silencio. El mismo que envuelve a un suceso similar que ocurrió treinta años antes en Iria. En aquella ocasión, las víctimas fueron el cura y su hermana, que también falleció asfixiada porque le taparon la cara. El párroco fue golpeado con saña y falleció días después. Casos paralelos en su ejecución y en que quedarán sin resolver.
Los especialistas en criminalística de la Guardia Civil peinaron la casa rectoral en busca de ADN de los asaltantes, pero solo hallaron una pequeña muestra en unas sábanas MERCE ARES
En aquellos meses hubo asaltos idénticos en Pontedeume y Esgos
El que el crimen de la rectoral de Cruces probablemente no vaya a resolverse no significa que la Guardia Civil no tenga una idea muy precisa de qué sucedió. En aquel año, entre julio y octubre, se produjeron otros dos asaltos idénticos a los curas de Pontedeume y Vilar de Ordelles, parroquia del concello ourensano de Esgos.
El de Ordelles fue el primero en producirse, el 6 de julio. Cuatro encapuchados entraron en la habitación del párroco y, tras darle una paliza, le robaron unos 500 euros. El siguiente fue el de la parroquia padronesa y menos de un mes después, el 5 de octubre, tres atracadores entraron en la rectoral eumesa, maniataron al cura y se llevaron varios objetos de valor y unos 2.000 euros en efectivo.
No está demostrado que los tres sucesos estén conectados, pero la Guardia Civil sabe que hay grupos organizados especializados en este tipo de atracos. En los golpes suelen intervenir sujetos ajenos a los municipios, llegados incluso de fuera de Galicia, que cuentan con el apoyo de colaboradores locales. En el caso de Pontedeume, los tres fueron identificados y detenidos. Quizás los de Cruces estén ahora pagando en la cárcel por otros delitos.
La vieja estación de Cornes acogió un homenaje que recordó su rol para vertebrar el territorio y acercar Santiago al mar.
Eclipsada y escondida entre tres inmensos y premiados edificios. Así se encuentra la estación de tren de Cornes. Para los profanos de la historia compostelana seguramente pueda pasar desapercibida. Desconocen que desde ella partió, el 15 de septiembre de 1873, la locomotora de vapor que inauguró la primera línea ferroviaria de Galicia, la Cornes-Carril. Que todo ha cambiado 150 años después lo evidencia que el edificio se ha convertido un centro social, y también que Cornes y Carril, por aquel entonces concellos independientes, acabaron absorbidos por los de Santiago de Compostela y VilagarcíadeArousa.
Aprovechando la efeméride de ese primer trayecto, este viernes se homenajeó esa conexión que unió la capital gallega con el mar. Así lo recordó CarlosAbellán, presidente de la Asociación Compostelana de Amigos del Ferrocarril, que hizo de maestro de una ceremonia en la que también estuvieron la regidora compostelana, Goretti Sanmartín; la teniente de alcalde de Vilagarcía, Tania García; así como el jefe del Servicio de Cardiología del CHUS, José Ramón González Juanatey, hijo de ferroviario.
Entre el público no faltaron los regidores de Valga y Padrón, José María Bello Maneiro y Anxo Rei Arca, acompañados de vecinos de un barrio de Cornes que poco tiene que ver con el de 1873. Familiares de los ferroviarios que crearon ese primer enlace también vivieron con pasión el día, en el que se aplaudió ese ímpetu por unir Galicia.
De destacar la visión estratégica de quienes impulsaron el tramo Cornes-Carril se encargó la regidora local, Goretti Sanmartín, que reivindicó que «150 anos despois, temos o deber institucional e político de continuar ata que realmente se acade e Galiza conte co trazado ferroviario, avances técnicos, frecuencias e tipos de tren que realmente precisa». Fue Tania García la que recordó que esa conexión ferroviaria con la capital acabó por renombrar incluso parte de Vilagarcía, como la «praia de Compostela, que resignificou aínda máis a irmandade que temos entre as dúas vilas».
Tras el descubrimiento de una placa para conmemorar la efeméride, así como una escultura creada con un antiguo pase de vías, Carlos Abellán explicó a todos los presentes en qué consiste la exposición conmemorativa Cornes-Carril que puede visitarse desde hoy en el centro social. La muestra, que cuenta con piezas históricas que rememoran el pasado ferroviario, será itinerante, aunque estará en Cornes hasta el 30 de noviembre.
La transición del vapor al tren eléctrico, el cambio del mapa ferroviario gallego, la llegada del AVE y el deseo de que un tren conecte A Coruña con Oporto, eses fueron otras cuestiones que se escucharon en Cornes, estación de la que hace 150 años partió el primer tren de Galicia.
La Sarita, una pieza histórica que ya puede visitarse en Padrón
Coincidiendo con el 150 aniversario del primer viaje ferroviario de Galicia, la Xunta de Galicia presentó hoy la incorporación de la Sarita al exterior de la Fundación Camilo José Cela. Se trata de una pieza única, ya que se trata de la cabeza tractora de esa primera línea de ferrocarril que unía Cornes con Vilagarcía. En el acto estuvo el conselleiro de Cultura, Educación, FP e Universidades, Román Rodríguez, que destacó que ese hito sirvió para que Galicia «ingresara de cheo na era da industrialización cunha mellora nas comunicacións e un cambio no transporte».
Recogen en un libro las vicisitudes del ferrocarril «de Rosalía»
Tomás Cavanna Benet reúne en «Historia del primer ferrocarril gallego. El tren de Rosalía» desde los planes iniciales en 1859 para convertir Santiago «en porto de mar» hasta la fiesta inaugural y los primeros años de vida de la línea Cornes-Carril. Para ello recopila 130 imágenes y publicaciones muy desconocidas. El libro, editado por el Consorcio y Alvarellos, fue presentado ayer. En él figuran las dificultades que tuvieron el republicano José Sánchez Villamarín y el geógrafo Domingo Fontán para hacer realidad el proyecto por falta de recursos y errores de cálculo en los costes.
La Festa da Anguía e Mostra da Caña do País llega este sábado al parque Irmáns Dios Mosquera con un menú divertido y fresco
Hay productos que asociamos a la tradición de un pueblo. Y esa asociación es tan intensa que a veces nos cuesta ver la modernidad que ofrecen sus sabores, sus olores, sus texturas. Valga, que lleva 33 ediciones de su Festa da Anguía e Mostra da Caña do País, está empeñada en demostrar que tanto ese pescado como los destilados tradicionales tienen una gran versatilidad. Si, tal y como quedó demostrado hace unos días en uno de los talleres celebrados en la localidad, el aguardiente se puede comer, imagínense la de sorpresas que ofrecerá este sábado por la noche el recinto de la fiesta, que se celebrará en el parque Irmáns Dios Mosquera.
El menú para esta ocasión ya está preparado: se servirán cinco tapas con anguila y cuatro cócteles elaborados con aguardiente artesanal. De los bocados se servirán hasta mil unidades, que se venderán a dos euros. Cuatro de ellas serán elaboradas por el equipo de Indo e Vindo Gastronomía; la quinta es la ganadora del concurso Tapa a Anguía, unas popietas de anguila de Casa Comparada —anguila cocinada a baja temperatura rellena de tapenade sobre una capa de cebolla encurtida y queso cottage—.
De las manos de Indo e Vindo saldrán un apetecible guacamango de anguila —aguacate, manco, tomate y angula escabechada—; anguila frita sobre patatas paja y dos salsas; tosta de angula a la barbacoa sobre pan de maíz y con puré de patata cítrico y curry de angula y habas. La otra gran protagonista de la fiesta de Valga es la caña del país, en cualquiera de sus variedades. César Argibay será el encargado de elaborar los cócteles con los que se pretende sorprender a quienes acudan al parque Irmáns Dios Mosquera a partir de las nueve y media de la noche. Por un euro y medio se podrán probar cócteles que prometen: caipiriña con caña blanca, mojito con caña tostada, daiquiri con caña de hierbas y daiquiri de frutos rojos a las finas hierbas.
Mucha actividad
Pero todo esto será por la noche. A mediodía se podrán degustar las tapas de anguila en los locales de hostelería; a las cuatro de la tarde habrá una fiesta infantil con juegos e hinchables en el parque Irmáns Mosquera. A las cinco, se encenderán las potas para la demostración del destilado tradicional de aguardiente en el Centro de Interpretación da Caña do País. Y luego, tras la entrega de premios, llegará por fin la hora de saborear el menú de tapas y cócteles.
La exaltación gastronómica cumple 43 ediciones reivindicando el origen y la calidad del producto
Si existiese un riguroso listado de las mejores fiestas, la cita con el Pemento de Herbón, enPadrón, ocuparía un lugar destacado por múltiples motivos. Se celebra el primer sábado de agosto, por lo que resulta fácil acudir a ella. Por tres euros la primera ración, y gratis las siguientes, pruebas un producto de alta calidad amparado por una Denominación de Origen Protegida. Su exaltación es posible porque el vecindario de Herbón se implica para hacerla realidad, cocinando 1.500 kilos de pimientos y participando activamente en la competición de carrozas que llenan el ambiente de alegría y retranca (este año pudo verse alguna barbiepementeira y un submarino narcopemento). Y además, puede disfrutarse a la sombra de la carballeira de Herbón, vinculada al convento franciscano de San Antón.
Gracias a todo esto, cada primer sábado de agosto este lugar se transforma en un tradicional campo de fiesta al que se acercan amantes del buen comer y mejor vivir. El horario de mañana se reserva para actos oficiales como la misa campestre, la entrega al alcalde de una cesta de pimientos, el desfile de carrozas y la lectura del pregón, en esta edición, la número 43, a cargo del chef Xulio Mato, que agradeció el arduo trabajo del cultivo de pimientos. «Estades facendo patria», les dijo.
Cumplido el programa, la carballeira ejerce como sede de un multitudinario banquete con comensales de muy distinto perfil pero con una pasión o curiosidad común, probar los famosos pimientos de Herbón, servicios en raciones generosas con pan y patata.
La cola para comprar el plato de madera en el que sirven las raciones es casi una torre de Babel. Yuri Gabo y Sara Molero, procedentes de Madrid, están pacientemente en ella con sus hijos Ariadna y Leo. Instalados en Boiro para disfrutar de otras vacaciones en Galicia, se acercaron el viernes a Santiago y de regreso a la costa vieron un cartel que anunciaba la fiesta. «Y aquí estamos, felices de la vida», afirma Sara mientras Yuri pregunta por la típica frase de Pementos de Herbón, uns pican e outros non.
A escasos metros, y bajo la sombra centenaria de un carballo, María Mosteiro, Carmen Mosteiro y Mercedes «sen apelido» se reconocen habituales de esta fiesta, ya que las hermanas viven en Pontecesures y su amiga en Rois. «Gústanme estes pementos, e por riba non me dan traballo ningún», explica María entre carcajadas. «Case sempre vimos xuntas», añade. Junto a ellas, y bajo el refresco del mismo árbol, Miriam Serna reconoce que es la segunda vez que disfruta de ella y enseguida confirma que le encantará repetir en próximas ediciones. Miriam comparte ración con Santiago Gasamanes, su pareja, originario de A Estrada pero emigrado en Luxemburgo desde hace años, por lo que cada verano que puede se acerca a su tierra para disfrutar de Galicia y de visitas como esta a Herbón. «Isto é marabilloso, son cousas que pouco a pouco van indo a menos, vanse perdendo e por iso sempre que podo veño», afirma encantado.
Para que la fiesta sea todo un éxito se necesita mucho más que los afamados y protegidos Pementos de Herbón. Por eso, el vecindario de la aldea asume desde el principio toda la organización. Parte del trabajo consiste en freír las tres mil raciones que se sirven en la fiesta. Y al menos a las dos de la tarde todos eran hombres para esta faena. «Elas fan iso todo o ano, por un día que o fagamos nós…», argumenta uno de ellos. A escasos metros de él, Maricarmen Piñeiro y toda su familia gozan del día una forma muy especial, ya que al disfrute de los pimientos recién hechos se añade que ella y su familia han contribuido de muy distinta forma al éxito de la fiesta. «Trouxemos dous tractores, un levou a charanga e outro a unha barbiepementeira. E un dos meus fillos participou no narcosubmarino», explica orgullosa y aprovecha para recordar que hay mucho trabajo detrás de la fiesta y del éxito de los pimientos. «Que haxa barbies pementeiras é un xeito de recoñecer a todas as mulleres, porque sempre foron elas as que apañaron os pementos», argumenta, a la vez que pide «máis apoio para os veciños da aldea, que fan todo o traballo».
En Herbón se celebró, la edición número 43 de la fiesta padronesa declarada de Interese Turístico de Galicia repartió 1.500 kilos (más de 3.000 raciones) del manjar traído por los franciscanos de América. La carballeira del convento fue marco de pasacalles (Os Mersenarios y Charanga OT) antes de oficiarse la misa campestre. Luego, uno de los momentos máis vistosos, la procesión agrícola motorizada, aque abarrotó la villa de tractores engalanados (se contaron 26) con motivos relacionados con la parroquia y el pimiento.
Procesión agrícola este sábado por la villa de Padrón.
Los participantes fueron recibidos por el regidor Anxo Arca y las edilas Chus Campos, Ana Belén Castro, Laura Horta y Mariló Saco, a quienes se entregó una cesta repleta de estos frutos verdes. De vuelta a la carballeira, Xulio Mato, chef y conductor del programa de cocina de la TVG A Voltas co Prato, ejerció de pregonero.“Estades facendo patria” les dijo a los productores y cientos de asistentes, recordando que “nos trinta anos que levo de cociñeiro nunca faltaron os pementos de Herbón na miña carta, mesmo cando traballei fóra de Galicia”. Luego se entregaron los premios de la procesión agrícola.
Fritura de pimientos en la carballeira de Herbón, donde se sirvieron 3.000 raciones del manjar.