Éxito de Sabela Duro Castro, Lidia Rodríguez Rodríguez y Sheila Agrasar Rodríguez
Santiago. La cantera del Club Naútico de Pontecesures ha logrado un reciente triunfo en la tercera Regata de la Liga Gallega Infantil que se disputó el pasado fin de semana en el Embalse de Verducido ya que tres de sus deportistas, Sabela Duro Castro, Lidia Rodríguez Rodríguez y Sheila Agrasar Rodríguez, ocuparon, en ese orden respectivo, las tres primeras plazas.
El logro de estas tres representantes del Club Naútico de Pontecesures demuestra el valor del trabajo diario en los entrenamientos del equipo de preparadores del club.
El pasado marzo, el Complejo Náutico y Campo de Regatas David Cal, en Verducido, recibió la visita de una delegación del gobierno mallorquín y balear encabezada por la directora insular de Deportes del Consell de Mallorca, Margarita Portells y en la que también participaron representantes del Consell de Mallorca, Fundació Mallorca Turisme, del Ajuntament de Alcúdia y la Federación Balear de Piragüismo que fueron recibidos por el director del Centro Gallego de Tecnificación Deportiva, Suso López y el presidente de la Federación Gallega de Piragüismo, Alfredo Bea. En 2007, Verducido acogió el Campeonato de Europa de Velocidad con motivo de su inauguración y desde 2015 la Secretaría General para el Deporte firma un convenio de colaboración con la Federación Gallega de Piragüismo por lo que se le otorga la concesión de este complejo náutico y campo de regatas en Pontillón de Castro.
Los representantes gallegos se hacen con 21 medallas en un fin de semana de dominio gallego.
El centro de alto rendimiento de Sevilla, situado en la Isla de la Cartuja volvía a acoger un campeonato de España, esta vez el turno era para los más jóvenes de las categorías cadete e infantil.
Después de dos días de competición el Piragüismo Aranjuez se hizo con el título de campeón de España. El mejor equipo gallego en esta edición 2022 sería el Náutico Pontecesures al conseguir una meritoria cuarta posición de la general por equipos. Club de Mar Ría de Aldán séptimo y Fluvial de Lugo octavo fueron los tres mejores equipos gallegos.
Los deportistas gallegos representaban el mayor número de participantes en este campeonato e hicieron valer su potencial para conseguir unos magníficos resultados, traducidos en 21 metales repartidos en cinco de oro, ocho de plata y ocho de bronce.
La presencia gallega en el podio comenzaba el sábado con las finales de la categoría infantil B donde Martín González del Club de Mar Ría de Aldán se hacía con la victoria en K1, en la modalidad de canoa Tomás Pérez del Club As Torres logró la medalla de plata y Brais Rey del Club de Mar Ría de Aldán el bronce. En mujeres Sabela Duro del Náutico Pontecesures sería tercera en C1, mientras que Elena González del Piragüismo Altruán de Ribadeo fue segunda.
Más tarde sería el turno para las infantiles A de canoa, donde Marta Castiñeiras del As Torres terminaba en segundo lugar. Sofía Parada del Piragüismo Cambados culminaba una buena regata consiguiendo un tercer puesto final. Además, Alejandro Pérez del Fluvial de Lugo y Alxandre Baliñas del Piragüismo Verducido se llevaban dos medallas de bronce en C1 y K1 respectivamente.
En la mañana del domingo se disputaban las carreras de la categoría cadete. La primera en subirse a lo más alto del cajón sería Nerea Novo del Náutico Pontecesures en la final de C1 cadete A. El podio de C1 cadete B tendría acento totalmente gallego al contar con Candela Romero del Náutico Pontecesures, Lara Remigio del Breogán y Carola Ucha del E.P. Ciudad de Pontevedra en los tres primeras posiciones.
La regata de kayak cadete B terminaba con la victoria de Borja López del Cabanas KDM después de un disputado sprint con Miguel Blanco del Ría de Aldán. El deportista del As Torres Romería Vikinga Iker Rey finalizaba en segundo lugar en C1 cadete B.
Además, la modalidad de paracanoe KL3 contó con el triunfo de Nicolás Martínez del Fluvial de Lugo.
En la categoría cadete A, Lucía Tenreiro del Piragüismo Illa de Arousa conseguía una valiosa presea de plata en K1. Por su parte Martín Expósito del E.P. Ciudad de Pontevedra sería tercero en C1.
El campeonato finalizaba con la regata de K1 donde Oscar Allegue del Náutico Firrete logró la plata y Victor Devesa del Ciudad de Lugo el bronce.
O Tranquilo abrió sus puertas hace 38 años al pie de la cuesta que conduce a la estación de ferrocarril de Vilagarcía. En un solo fin de semana es capaz de despachar sesenta kilos de un rebozado que quita el hipo
No le den más vueltas, porque no las tiene. Después de haber meneado el bigote en algunos de los templos del ramo, incluidos esos bares que rodean la plaza Mayor de Madrid y alguno que otro en Sevilla, el que esto escribe es capaz de sostener, sin temor a tener que enmendalla, que el mejor bocadillo de calamares que uno puede degustar sobre esta tierra se prepara en una pequeña taberna de Vilagarcía de Arousa. Si alguien se empeña en llevar la contraria, se le invita a un par de ellos, a una caña de cerveza y aquí paz y después gloria, porque cambiará de opinión, seguro. El artífice de este modesto milagro culinario es Estanislao García, que el 4 de agosto de 1984 tuvo a bien abrir las puertas de O Tranquilo en lo que hoy es la avenida Doutor Moreira Casal, al pie de la cuesta que conduce a la estación de ferrocarril. Este detalle, que podría parecer nimio, resultó, con el paso del tiempo, fundamental para el éxito de un negocio que en verano, cuando las gentes de Santiago, Padrón, Pontecesures o Catoira se suben al tren para poder extender sus toallas en la playa de A Concha, se llena hasta la bandera.
A Tanis, que nació en Caleiro (Vilanova de Arousa), le atrajo el mundo de la barra desde que era bien canijo. «Facíame ilusión, sendo pequeno, facer os cornechos, ese cucuruchos de papel nos que se levaban produtos como a fariña, na taberna da señora Laura, en Currás, que tamén era tenda». Andando los años, el futuro tabernero tuvo la oportunidad de preparar un bajo en Vilagarcía, propiedad del tío de Ana, su mujer, donde antiguamente habían funcionado los talleres de electricidad San Juan. Así nació un bar que debería haberse denominado Tania, combinando los dos nombres de la pareja, pero se acabó llamando O Tranquilo por insistencia de un cliente irreductible. «Veña a dicir e dicir que isto tiña que ser O Tranquilo, e Tranquilo lle quedou».
Desde el principio se prepararon bocadillos y, aunque Tanis probó fortuna con las hamburguesas, que pronto desaparecido de su pizarra, el de calamares se coronó como el rey de la carta bien temprano. Siempre con el mismo pan, que le sirve la panificadora Víctor Cordo, este bocata es un símbolo de la Vilagarcía de los pequeños bocados. «De verdade que clientes que poden vir de todas partes, mesmo de Sevilla, proban e din que non hai un bocadillo de luras mellor», advierte Guillermo López, que distribuye entre la barra, las mesas y la terraza lo que Tanis elabora en una cocina cuyas exiguas dimensiones contribuyen a ensalzar la calidad y el sabor de lo que se cuece en ella.
No teman los hambrientos, que la cantidad de vianda es generosa. El rebozado está en su punto. Crujiente y sabroso, cubre cada pieza en la medida justa. El resto lo hace el pan. Entre raciones y bocatas, Tanis y Guille son capaces de despachar en un fin de semana sesenta kilogramos de calamares, que en absoluto agotan sus especialidades.
Todo se elabora aquí mismo
La zorza, que se come sin patatas, está de muerte. El jamón asado, con o sin queso, el raxo, el lomo con su salsa… Y todo se prepara aquí mismo. Los calamares se limpian y se dejan listos para la freidora. La carne se adoba. «Este home, de verdade, ten man para a cociña, e dígovolo eu, que tampouco son manco», sostiene Guillermo. De todas formas, interviene Tanis, «aquí o máis importante é a clientela sa que temos, á que coidamos coas nosas tapas e cun bo treixadura». Servido en jarras frescas, en taza o en copa, el vinillo le sienta a las raciones y a los bocatas como una bufanda al cuello en este invierno de nortadas. Lo de la clientela es una verdad como un templo. «Non é un bar de clientes, é un bar de amigos, practicamente familia». Cierto. Con o sin bocadillo, da gusto entrar para echar un trago y una parrafada. Xosé Conde Corbal, pintor, grabador y vecino de portal, lo sabía perfectamente. Su talento permanece reflejado en varias obras que cuelgan en O Tranquilo. Como 33 portadas de la prensa deportiva que recogen las hazañas del Madrid. «Cando gaña a Champions, faise unha paella. Este ano é mellor que non. Non porque eu sexa do Barça, eh? É polo traballo». Lo dice Guille, el único barcelonista a ese lado de la barra.
La opinión del experto
Mejor sin limón. Junto al plato en el que se sirve el bocadillo, Tanis dispone un envoltorio de papel. Antes, O Tranquilo despachaba sus muchos bocatas para llevar envueltos en papel de aluminio. Ahora lo hace con este sobre por una razón tan sencilla como convincente: «O papel impide que se cozan coa calor, e así chegan ben fresquiños á casa ou onde os queiras comer». Y, sobre todo, conservan su característico toque crujiente. Pero hay otra pregunta, y esta sí es la del millón: el calamar, ¿con limón o sin limón? «Nós poñémolo por se o queredes botar, pero eu, mellor sen limón», afirma Tanis. Guille asiente: «Sen limón». En cambio, al raxo, que también está muy bueno, le sientan de maravilla unas gotas de tabasco.
O programa “Acende o teu Xacobeo” escolleu a igrexa de San Xulián en Pontecesures como un dos 52 edificios emblemáticos en toda Galicia para promocionar o Camiño de Santiago.Así de bonita luce dende esta noite ata o día do patrón San Xulián. Do mesmo xeito en que se fixo o ano pasado, a segunda edición do Acende o Xacobeo tamén terá o seu concurso fotográfico. Abrirase nas redes sociais un concurso fotográfico para animar ao público xeral a compartir esta iniciativa. Os participantes só terán que publicar unha fotografía na que se vexa persoas xunto a un dos monumentos iluminados baixo os hashtags #AcendeOXacobeo ou #EnciendeElXacobeo e etiquetando as redes sociais do Camiño de Santiago. As fotografías poderán publicarse nas redes sociais de Facebook, Twitter ou Instagram do Camiño de Santiago (@camino_xacobeo).O concurso estará aberto ata o remate da iluminación e as tres mellores fotografías recibirán un premio consistente nunha estadía para dúas persoas nun fin de semana nun hotel-balneario de Galicia en réxime de pensión completa.
Está ubicada en la parroquia de Setecoros -en Valga- y al pasar por la carretera nacional es imposible no fijarse en ella. La casa de Mónica Vejo se ha convertido en los últimos días en un auténtico polo de atracción no solo para los más curiosos, sino sobre todo para aquellos que viven al máximo la fiesta del Halloween o, como marca la tradición celta, del Samaín. El jardín de la casa de Mónica es un auténtico museo del miedo y del terror y la excelente decoración la ha hecho ella sola, echándole muchas horas y, sobre todo, grandes dosis de imaginación. “Dende pequena gustáronme moito as manualidades. Nunca me dediquei a iso de forma profesional, pero si me gusta no meu tempo libre facer cousiñas”, explica. Hace cuatro años empezó decorando la parte exterior de su vivienda, pero este año ha ido mucho más allá. “Supoño que todo isto da pandemia influiu, basicamente porque tiven moito máis tempo libre”, reconoce. Así pues en el jardín pueden verse terroríficas brujas, arañas gigantes, una catrina mejicana perfectamente decorada y calabazas. Todo realizado por las manos de Mónica. “Ás veces inspírome en cousas que vexo, pero despois sempre lle intento dar o meu toque”, indica.
De hecho este año, y con motivo de la pandemia del coronavirus, “tamén apostei por facer algo máis temático”. Eso sí, las vacunas y el personal sanitario tienen ese toque “de terror” tan propio de estas fechas. Ni siquiera el covid deja de ser protagonista por Halloween.
Además de echar mano del ingenio los materiales que usa esta valguesa son todos “dos que teño pola casa”. Advierte que “é todo reciclado pois utilizo plásticos de botella, xestas, roupa vella que podo ter pola casa… e as cabazas tamén son totalmente naturais, cultivadas na horta”. Esto le da un toque diferente a una decoración que nada tiene que ver con aquellas que se nutren de adornos y detalles comprados en cualquier bazar. “Todo é absolutamente manual e todo o fago eu”, ratifica.
El pasado fin de semana había cola para ver la decoración del jardín de esta casa de Setecoros. “A min non me importa que veñan a vela, todo o contrario. De feito puxen a decoración con días de antelación para que poida lucir, dado o gran traballo que me leva”. Y es que Mónica lleva meses trabajando en todo el montaje y, reconoce, ya tiene pensado lo que va a colocar el año que viene. “Si, xa está máis que pensado”.
La vivienda de esta valguesa también es conocida por su decoración navideña, que empezará a colocar a finales de noviembre. “A de Halloween é moito máis creativa. En Nadal utilizo máis as luces”, reconoce. Lo que está claro es que estos días la casa de Mónica es una parada obligada para aquellos que pasen por Valga. Y es que no solo la creatividad está en el archiconocido Belén de Valga, sino que en este rincón de Setecoros hai decorado para aplaudir y admirar.
Es octubre y vuelven las discotecas. Dos noticias emocionantes. Lo de octubre es normal, repetitivo, forma parte de un ciclo. Octubre es un mes muy lírico, las temperaturas y la lluvia animan a quedarse en casa, hay menos horas de luz solar y uno tiene más ganas de leer libros, de escuchar baladas lánguidas y sonatas clásicas, en fin, moñadas, diría un treintañero, pero, aunque suene a antiguo y a romántico, es así: octubre invita a disfrutar con poemas y con músicas evocadoras, sea una sonata de Chopin, sea el Bailar pegados de Sergio Dalma.
¿Bailar pegados? Sí, en octubre podremos volver a bailar pegados porque regresan las discotecas. Esa balada romanticona y almibarada de Sergio Dalma es ya un clásico. Tanto que ya a finales de los 80 se escuchaba en Zao, en Salem, en Tótem, en Musgo, en Chanteclair y en La Luna. Esas discotecas inscritas a sangre, fuego, pasión y cubatas en la memoria sentimental de O Salnés, donde, cuando se escuchaba la voz resquebrajada de Dalma, la pista se llenaba de parejas expectantes ante lo que podrían dar de sí los acordes de aquella canción: sabían cómo empezaba la pieza, pero no cómo acabaría aquello, si ya no volverían a despegarse. ¿Piezas? Sí, las canciones se llamaban piezas. Si Casablanca se hubiera rodado en Chanteclair de Pontecesures en lugar de en el Rick’s Café de Casablanca, el ruego al pianista habría sido de otra manera: «Toca otra pieza, vocalista». ¡Qué nombre más bonito para referirse al cantante: vocalista!Thanks for watching!.
En Chanteclair, no se rodaban películas, pero se celebraban unos concursos de mises dirigidos por un señor que no era americano ni se llamaba Bogart, sino que era de Lugo y respondía al nombre artístico de Pepe Garalba. Aquellos certámenes de fin de semana eran un ejercicio que hoy hubiera acabado con media discoteca denunciada por machismo. Se elegía a Miss Simpatía, a Miss Fotogenia, a Miss Piernas Bonitas, a Miss Chanteclair y, mi favorita, Miss Cacaolat, que recibía un lote de productos chocolateados de manos del representante de la marca Cacaolat en la comarca.
Los reporteros de La Voz íbamos por allí a hacer reportajes alucinantes y alucinados porque pasaban cosas increíbles que ya he contado como ver a Manolo Escobar cenando un bocatamortadela a las tres de la madrugada o ser invitado a formar parte del jurado para elegir las mises, cosa que siempre rechazábamos porque una cosa era contar el humillante concurso y otra participar en algo que nos parecía aborrecible.
No sé, pensándolo bien, igual éramos unos hipócritas incoherentes que disfrutábamos contando la noche de mises, pero luego resulta que no estábamos de acuerdo con lo que allí pasaba. Cosas de los 80, aunque bien cierto es que el último año que se eligieron mises en Vilagarcía, critiqué el festejo ácidamente y resultó que una de las reinas de la belleza era hija de un compañero de trabajo. El colega en cuestión dejó de hablarme durante el resto del año.
Pero habíamos quedado en que estábamos bailando pegados en la pista, evocando aquellas discotecas de hace 40 años, que perduran y vuelven a abrir este mes. Discotecas gallegas, un fenómeno extraordinario que atraía la atención de los medios nacionales en aquellos años, cuando había dos rutas de la marcha muy singulares y llamativas: La Ruta del Bakalao en Valencia y La Ruta de las Discos Rurales en Galicia.
Al principio, los medios de Madrid no acababan de ver claro ese mundo galaico de discotecas situadas en medio de la nada, en el campo, rodeadas de un inmenso aparcamiento al que llegaban decenas de autobuses, que recorrían las aldeas más perdidas a la hora del café, para llevar a marchosos maduros a la discoteca La Luna, o a la hora de la merienda, para llevar a marchosos muy jóvenes a la discoteca Chanteclair. Me costó convencer a la redactora jefa de El Semanal para que me encargara un reportaje sobre La Luna. Al final, accedió y al leerlo se quedó muy sorprendida ante aquel fenómeno social que únicamente se daba con tanta fuerza por aquí. Solo puso un pero: no le gustaba demasiado que contara y fotografiáramos un cartel que había en la carretera, enfrente de la puerta de La Luna, anunciando una chatarrería con grandes letras: El Desguace. Le parecía un recurso más cruel que irónico, pero coló.
La Luna está en obras y reabrirá en noviembre. Chanteclair abrirá el sábado 16 de octubre con Omar Montes como invitado estelar. Es una inauguración con mensaje y simbología, algo parecido al «Decíamos ayer» con que iniciaron sus clases Fray Luis de León y el Viejo Profesor Enrique Tierno Galván en la Universidad de Salamanca tras haber sido expulsados de ella años atrás. Omar Montes iba a actuar en Chanteclair el día que España fue confinada y volverá para continuar donde lo dejó: «Cantábamos ayer».
El gran empresario de Chanteclair, Manolo Besada, anuncia que la discoteca, además de contar con el conocido cantante, prepara un fiestón de reapertura en el que también estarán DJ Goro o Marcos Magán. El reestreno será a lo grande, como en los viejos tiempos, con diez líneas de autobuses para llegar a la discoteca. Y en La Luna, él volverá a dirigirse a ella con un tímido: «¿Bailas?». Y se pegarán. ¡Gracias, Sergio Dalma!