El municipio conmemoró ayer, con un sencillo acto, el centenario del estandarte, símbolo de las Fiestas del Carmen
No era el primer domingo de julio. De hecho, ni siquiera era domingo. Pero la Bandera del Carmen desfiló ayer por el centro de Pontecesures para conmemorar el centenario de su llegada a la villa. Fue en el año 1912 cuando el emigrante José Llerena Braña, presidente de la sociedad Hijos de Puentecesures en La Habana, viajó a su tierra madre trayendo consigo el estandarte de seda blanca con franja azul. Por una de sus caras, pintado al óleo, un puente romano. Por la otra, el escudo de Galicia. Afirmaba el exalcalde José Piñeiro Ares en su libro ??Historia de Puentecesures?, que Llerena Braña viajó exprofeso al municipio para hacer entrega de la bandera a la ??Liga de Amigos del Carmen?. Su bisnieto, Daniel Seijas, gran estudioso de la historia de la villa, desmontó ayer la leyenda. ??Como ía vir a propósito a traer unha bandeira desde Cuba??, una travesía que podía prolongarse hasta 15 días. ??Era mellor que a mandara por correo?, afirmó durante el acto de homenaje. ??Seguramente aproveitou unha viaxe para traer? el estandarte, que desde entonces, se erigió en uno de los grandes símbolos de las Fiestas del Carmen, del que nace el tradicional Desfile Valeiro.
Faltaron ayer los marineros para flanquear la bandera y también un poco más de acompañamiento ciudadano en los actos conmemorativos, pero todo fue suplido por la emoción de los descendientes de José Llerena Braña y de otros emigrantes cesureños que aportaron fondos para que este trozo de tela pudiera llegar a orillas del Ulla. Fue el caso de los hermanos Andrés y José Carrera Blanco, que dejaron su villa natal a los 14 años rumbo a Cuba, donde ejercieron como farmacéutico uno y analista el otro. Sus sobrinas, Aurora y Carmen Jamardo Carrera, no faltaron ayer al homenaje. Como tampoco nietos, bisnietos y tataranietos de José Llerena Braña. Entre los primeros, Marisel y Bernardino Llerena Orgaz y Marcial Bernardino Villamarín Llerena. Este último es el custodio de la Bandera del Carmen de una réplica del original, que desde el año 2000 preside el Salón de Plenos de la Casa Consistorial. ??Envólvoa, póñolle uns plásticos e gárdoa nunha habitación? junto a una decena de remos que rozan los setenta años de antigüedad. Así, en su vivienda de A Paxareira queda depositado el estandarte entre cada edición de las fiestas del Carmen. El mismo inmueble al que ayer fueron a buscarlo las autoridades para iniciar los actos de homenaje.
Daniel Seijas Llerena fue el encargado de encabezar el desfile por el centro de la villa portando la bandera, al son de las gaitas de Algueirada. En el Salón de Plenos aguardaba la original, flanqueada por dos paneles que, bajo el epígrafe ??O berce dunha identidade?, condensaban la historia de cómo llegó a Pontecesures.
El alcalde, Luis Álvarez Angueira, aludió a la ??gran carga emotiva? del acto, haciendo un paralelismo entre los emigrantes que antaño salieron de Galicia en busca de oportunidades y los jóvenes que hoy en día también se ven forzados a coger la maleta y dejar atrás su tierra para salir adelante profesional y económicamente. La bandera ??é o símbolo das Festas do Carme, un símbolo que nos pertence?, concluyó el primer edil, al que acompañaron otros miembros de su equipo de gobierno, como Cecilia Tarela, Margarita García, Arturo Ferro, Roque Araújo y Ángel Souto. También presenciaron las conmemoraciones el edil independiente Luis Sabariz y el popular Juan Manuel Vidal Seage.
La emoción ganó enteros cuando Marisel Llerena Orgaz recitó dos poemas del libro ??Recordos da aldea?, publicado por su abuelo en La Habana en los años 20, versos en los que Pontecesures está muy presente. Porque quienes se vieron forzados a buscar en la emigración el futuro que en Galicia se les presentaba casi imposible ??estaban pensando na súa terra. Gracias a eles? y a sus remesas ??este país evolucionou?, remarcó Daniel Seijas. De ahí que los actos de ayer no solo fuesen para él un homenaje a la bandera, sino también a ??todos os cesureños que emigraron polo mundo adiante?. Su bisabuelo, José Llerena Braña, fue solo uno de ellos. En 1932 regresó a su localidad natal. ??Eu estiven sentado nos seus xeonllos cando tiña dez anos?, comenta Marcial Villamarín. De los tres nietos que participaron del homenaje, él fue el único que llegó a conocer a José LLerena, que falleció en 1944. Tras dejar atrás su época de emigrante, durante la que incluso participó como combatiente en la Guerra de Cuba, regresó a Pontecesures sin olvidarse de traer consigo algunas botellas de cerveza La Polar, fábrica en la que Llerena Orgaz llegó a encargado general. Una de ellas, la última, apareció en un armario ??cando eu tiña 21 anos. Quen sabe o tempo que levaba alí… Repartímola entre toda a familia. ?ramos seis e tocounos a un chupito cada un?, recuerda Marcial esbozando una sonrisa.
DIARIO DE AROUSA, 07/10/12