Padrón acolle unha exposición sobre o mundo mariñeiro de Rianxo.

O auditorio da Casa-Museo de Rosalía de Castro, en Padrón, acolle dende hoxe e ata o 27 deste mes a exposición itinerante Ardentía, promovida pola Confraría de Pescadores de Rianxo e o Grupo de Acción Costeira Nº5 de Arousa. En 14 paneis temáticos, o visitante pode percorrer a tradición, historia e cultura mariñeira de Rianxo.

No acto de inauguración desta mañá estivo o alcalde rianxeiro, Adolfo Muíños, xunto coa concelleira de Cultura de Padrón, Carmen Lois; o patrón maior de Rianxo, Baltasar Rodríguez e o presidente da Fundación Rosalía, Anxo Angueira.

Todos eles lembraron a unión dos pobos de Padrón e Rianxo a través das xentes e o traballo do mar, ademais dos vínculos culturais coas figuras de Rosalía de Castro e Castelao.

Os Concellos padronés e rianxeiro queren que esta exposición sexa o primeiro paso para realizar máis actividades de promoción turística e cultural de ambas vilas e, con elo, darlle contido ao irmanamento histórico que manteñen e que se escenifica cada ano na Pascua de Padrón e na Guadalupe de Rianxo.

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A exposición ofrece información sobre a ría de Arousa e o mar; o porto de Rianxo; embarcacións tradicionais; artes e aparellos de pesca; carpintería de ribeira e asteleiros; especies de interese, a lonxa rianxeira e un bo número de fotografías sobre a actividade mariñeira.

La Voz de Galicia

Los amantes de la lamprea tienen su cita en restaurantes y la carpa de Pontecesures

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Hoy es el gran día de la lamprea, un pez capaz de despertar la admiración de los más laureados cocineros y la devoción de los mejores amantes de la buena mesa. Lo sabe bien el autor del libro “Lampreas e Pesqueiras”, Miguel Piñeiro, que en su publicación contó con el respaldo de un chef tan popular como Ferrán Adriá.

En el prólogo, este maestro de los fogones declara que “para un cocinero que no sea gallego la lamprea se ve como un pescado casi mítico, e incluso me atrevería a decir como algo que roza un poco lo prehistórico (…); yo solo he probado la lamprea una vez, y el recuerdo que todavía perdura fue un momento mágico, pues iba a probar una cosa que nunca antes había degustado y de la cual mucha gente me había hablado”.

A Adriá le sorprendió el aspecto de este pez cartilaginoso pues “no tenía escamas, aunque sí branquias; tampoco tenía aletas ni mandíbula, sino una boca redonda en forma de ventosa provista de afiladísimos dientes, que por un momento me hicieron pensar en un alienígena. La probé al vino tinto y la verdad es que hubo muchas connotaciones: la más destacada es que me pareció que si me hubieran tapado los ojos, hubiera dicho que estaba comiendo un plato de caza, no un ave, no un venado, no un conejo; no hubiera sabido muy bien cómo describirlo, y aquí recae la magia de este pescado, que es un producto único”.

Otro ilustre de los fogones, Juan Mari Arzak, escribió en el mismo libro que su experiencia como comensal “se reduce a una delicada elaboración de mi amigo y colega Pedro Subijana que recuerda inevitablemente a un plato de caza más que de pesca, en concreto a un civet, por la sangre y el vino empleados”.

Y Miguel Piñeiro, el escritor y gran aficionado a la pesca autor de dicho libro, esgrime en su obra que “la lamprea es uno de los seres más primitivos y menos evolucionados de los vertebrados, con la nada despreciable antigüedad de 500 millones de años”.

Es, incide Piñeiro, un pez “de fea y hasta desagradable apariencia que es capaz de provocar las reacciones más dispares, desde el mismísimo asco hasta la más absoluta veneración culinaria”.

La define como “reina del Miño” o bien como la “princesa moura enfeitizada do Ulla, como la definió el recordado periodista Raimundo García Domínguez, Borobó”.

Desde una perspectiva mucho más culinaria, que es lo que realmente importa en una jornada como la de hoy, cuando Pontecesures celebra la fiesta exaltación de este pez, Miguel Piñeiro explica en su obra que “nadie pone en duda su mal aspecto, incluso desagradable, en consonancia proporcionalmente inversa a las excelencias del sabor de su carne”.

“Precisamente a su aspecto se refirió irónicamente el doctor Juan José Moralejo a inicios de una temporada lampreeira cuando citó al crucero de Carril en el que una serpiente de metro y medio tienta a Adán y Eva -continúa el libro-. El genial Moralejo dice de ellas que es culebra, seguro, porque están Adán y Eva, pero también podría ser lamprea rampante en magnífico pedrón o marcador de que ahí empieza su remonte ese bicho negro y repulsivo. Y digo lo de bicho negro y repulsivo para ver si así tocamos a más los que no nos andamos con remilgos y repulgos ópticos”.

Los que tenían muy clara la importancia de esta especie, los mismos que “patentaron” las pesqueiras situadas río arriba, fueron los romanos, que según consta en el libro citado “consideraron a la lamprea como el más sabroso de los bocados de los dioses”. Tanto fue así que “el Imperio ensalzó su calidad y la literatura clásica le ha dedicado más de un capítulo”.

Las lampreas “eran transportadas a Roma con el mejor de sus compañeros, el autóctono vino gallego de Amandi. En ciudades del Antiguo Imperio como Marsella, Cartago o en países como Alemania, Libia o Palestina han aparecido ánforas de procedencia galaicoportuguesa. Según los historiadores y los más expertos cocineros, este ciclóstomo desde hace siglos siempre ha estado relacionado a los banquetes de alcurnia y a la mesa de los emperadores”.

Y como mejor pueden saborearse todas sus propiedades es “a la bordelesa”, la misma receta que se emplea en la fiesta que hoy acoge Pontecesures. Un acontecimiento que sirve para promocionar este producto cuya campaña de pesca finaliza el día 15 y constituye una importante fuente de ingresos para los pescadores.

Este colectivo, el de los “valeiros”, vio como en marzo despuntaba una campaña que en enero empezaba francamente mal, pero se convirtió después en una de las mejores de la historia reciente.

No hay datos oficiales, porque no pasa por lonja y se vende directamente en el puerto, pero hay que hablar de miles de ejemplares vendidos de este preciado pez que, volviendo al libro de Piñeiro, “nace en los ríos, baja al mar para alcanzar la madurez y vuelve al río a desovar y morir”.

A esto añade que “el viento del norte favorece el movimiento migratorio en el Ulla”, y de nuevo quedó patente en la campaña que ahora agoniza.

Faro de Vigo

Los ´valeiros´ afrontan las dos últimas semanas de pesca y la fiesta de la lamprea.

A caballo entre Pontecesures y Carril (Vilagarcía), los pescadores de lamprea del Ulla, que constituyen el colectivo de “valeiros”, afrontan la recta final de su campaña. Les restan apenas quince días de actividad para despedir la que puede pasar a la historia como una de las mejores temporadas que se recuerdan.

Empezó francamente mal, como se explicó a principios de enero. Pero el cambio experimentado en el tiempo a comienzos de marzo cambió la situación manera radical.

Satisfacción

Los pescadores, que con destreza emplean las nasas butrón con las que se captura esta especie, reconocen haber pescado grandes cantidades de producto, incluso con jornadas de trabajo en las que una sola embarcación podía obtener hasta un centenar de ejemplares.

Así pues, el balance global que hacen de la temporada es altamente positivo, si bien es cierto que los precio fueron mucho más bajos que de costumbre, precisamente debido a la abundancia de lamprea y a la reducción de los pedidos por parte de los establecimientos hosteleros especializados.

En ellos se preparan recetas como la de lamprea a la bordelesa, que es también la preparación que va a poder saborearse el domingo que viene, en el transcurso de la fiesta anual de exaltación de la “reina del río”, que promueve el Concello de Pontecesures.

Las dos próximas semanas, por tanto, pueden ser para muchos la última oportunidad de degustar este pez, que ya no volverá al río para desovar hasta el año que viene.

A la venta desde 15 euros.

La lamprea que capturan los “valeiros” en el Ulla no pasa por lonja, sino que se venden directamente en los pantalanes de Pontecesures, cuando los marineros levantan sus nasas y recogen las capturas diarias. A diferencia de otros años, cuando se pagaban hasta 70 euros por las piezas de mayor tamaño, esta vez las más grandes se cotizan a unos 25 euros, mientras que la mediana se vende a 20 y la pequeña, a partir de 15 euros la unidad.

Diecinueve años de degustación

La Festa da Lamprea de Pontecesures cumple diecinueve ediciones el domingo que viene, coincidiendo con la festividad de San Lázaro. Desde primeras horas de la mañana el grupo folclórico Xarandeira va a animar las calles. La degustación dará comienzo a las 12.30 horas en la carpa situada en el puerto.

Faro de Vigo

Nace un vermú en Padrón cen por cen autóctono que aúna historia e saberes.

Nace baixo a premisa da defensa da terra, da cultura e dos saberes ancestrais, coa pretensión de contribuir a expandir o selo de identidade dunha terra, a de Iria en particular, e a galega, en xeral. Alomenos esa é a filosofía coa que parte Vermutería de Galicia, unha empresa creada por cinco socios, todos eles galegos, na súa mayoría de Padrón, que lanzará o sábado un vermú 100% galego con alma histórica: St. Petroni.

Según a firma, este producto “será pioneiro en Galicia e a nivel internacional, posto que se fai coa variedade da uva albariña procedente dos viñedos do Pazo da Arretén; o que da un carácter único”. A bebida espiritosa, que se presenta nun envase moi coidado estéticamente e cunha vertente didáctico-cultural, está elaborada a partir de técnicas de vinificación ancestrais “de elaboración do mellor albariño sobre lías, da recuperación da pranta máxica, o asenté, e da sabiduría dos devanceiros e das súas técnicas de maceración”.

El Correo Gallego

Las ´pesqueiras´ de la lamprea encierran historia y peligro.

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En el Bajo Ulla, a caballo entre las provincias de A Coruña y Pontevedra, o lo que es lo mismo, en el cauce que discurre por localidades como Padrón, Teo, Pontecesures, A Estrada y Vedra, la pesca de lamprea aún se practica como lo hacían los romanos. Se trata de las conocidas como pesqueiras, “ingeniosas construcciones formadas por grandes sillares de piedra que se sitúan dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua; estrategia que permite la captura de los peces cuando remontan el río”.

Así lo explica Miguel Piñeiro, un gran conocedor del Ulla, de su preciado pez cartilaginoso y de los diferentes métodos de captura utilizados en este río. En su libro titulado “Lampreas e pesqueiras”, publicado por Editorial Galaxia, Miguel Piñeiro resalta que “entre estas moles de piedra (lo que se llama corredor, pasillo o calle) o a ambos lados se colocan los ‘butrones’, ‘copos’ o ‘redes’ donde entran las lampreas”.

También aclara que “la concesión para pescar lampreas en las pesqueiras del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del convento de los Franciscanos”.

Ese convento se sitúa prácticamente encima de las pesqueiras en las que trabaja Antonio Caldelas Vidal, un vecino de Herbón (Padrón) de 50 años que relata lo duro que puede resultar el trabajo en estos lugares y el riesgo que corren tanto él como los demás pescadores.

Hay que tener en cuenta que la actividad se desarrolla de noche y que las corrientes del Ulla son especialmente intensas en los lugares donde se sitúan las pesqueiras, sobre todo este año, después de tantos meses de lluvias copiosas. Caer al agua con temperaturas gélidas, con escasa o nula visibilidad y entre fuertes remolinos “puede provocar hemorragias en los oídos y todo tipo de problemas físicos, pero también la muerte”, indica el propio Antonio Caldelas.

En su caso ya sufrió alguna que otra caída al agua, aunque afortunadamente pudo ponerse a salvo. Pero conoció compañeros que perdieron la vida trabajando en esas pesqueiras que, no cabe duda, forman parte de la historia y el patrimonio del bajo Ulla. Son construcciones con historia que “pasan de padres a hijos, generación tras generación, aunque a los jóvenes de ahora ya no les apetece tanto este trabajo ni se sienten tan implicados”, indica Antonio Caldelas, padre de tres hijos.

Trabaja en las pesqueiras desde niño, aunque durante un largo periodo de su vida vivió del mar, antes de regresar al apasionante mundo de la lamprea y su escurridizo remontar del Ulla en busca de las zonas de desove.

Mientras trabaja y arriesga su vida para capturar las lampreas, primero colocando estratégicamente las redes y a la mañana siguiente levantándolas para comprobar si ha pescado algo, Antonio Caldelas Vidal apunta que este año está siendo especialmente bueno para los “valeiros”, es decir, los pescadores que capturan el preciado pez a la altura de Pontecesures mediante el uso de la nasa butrón. “Pero para nosotros, en las pesqueiras, no está siendo una buena campaña; en mi caso no pude empezar a trabajar hasta hace una semana, debido al excesivo caudal que llevaba el río”, reflexiona.

Actualmente Antonio Caldelas captura “tres o cuatro piezas cada noche”, pero confía en que las cosas mejoren a partir de ahora, con el cambio del tiempo y la reducción del caudal. En cualquier caso, recuerda con nostalgia otras épocas de esplendor, cuando entre las ocho de la tarde y las ocho de la mañana del día siguiente había que levantar las redes de las pesqueiras casi cada dos horas, ya que se llenaban pronto de individuos de esta prehistórica especie marítimo-fluvial.

Miguel Piñeiro explica que “las pesqueiras del Ulla están formadas por grandes bloques, más o menos cuadrangulares, de piedras de muy variados tamaños; las que mejor se conservan cruzan prácticamente todo el río y soportan extremas corrientes de agua. Sus dimensiones varían, pero la media es de tres metros de alto por dos de lado y otros tantos de ancho. Están alineadas en perpendicular a la corriente cruzando casi todo el río menos una gran corriente central que se llama ‘vena’ y que queda libre de trampas. A los huecos que hay entre los bloques, en este río se les llaman ‘boquetes’ o ‘pasillos’ y es el lugar donde, a semejanza de las pesqueiras del Miño, se arman los artilugios de pesca”, que son aparejos de uno o dos metros.

Faro de Vigo

Outra decepción: Pontecesures non opta a un obradoiro de emprego.

Con decepción coñece esta agrupación de que o noso concello non está incluído nos que solicitaron obradoiros de emprego ao abeiro da Orde da Consellería de Traballo e Benestar do 23 de decembro de 2013 (DOG do 10/01/14).
En base ao número de desempregados o Concello de Pontecesures non podía solicitar o obradoiro de emprego só, senón que tiña que facelo xunto con outro ou outros da zona (por exemplo sí o fixeron conxuntamente Valga, Cuntis e Moraña). Pero o goberno local de Pontecesures, coa pasividad habitual nestes case tres anos que levamos de mandato, non xestionou a solicitude con outros concellos e un ano máis nos quedamos sen obradoiro de emprego. Non se traballa, non hai ilusión, non hai xestión, nin sequera se tenta conquerir as axudas doutras administracións.
Con tantos desempregados que temos, xoves como maiores, resulta triste o sucedido. Moito falar as forzas que integran o goberno que ían adoptar medidas para paliar o desemprego e agora atopámonos con isto. Moito criticar a xestión do goberno anterior (por certo, no período 2007/2011 sí houbo un obradoiro de emprego), cando agora temos un goberno totalmente ineficaz. A única medida a prol do emprego do actual goberno foi retribuirse a eles mesmos coa adicación exclusiva de tres dos seus membros por primeira vez na historia de Pontecesures. E moitos non entendemos para que.
Luis Ángel Sabariz Rolán
Concelleiro da ACP Pontecesures