El empresario Andrés Quintá, hospitalizado en el Clínico de Santiago.

Faro de Vigo rectifica la nota:

Andrés Quintá Cortiñas. // A. Villar

Andrés Quintá Cortiñas.

Andrés Quintá Cortiñas está ingresado en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. El afamado empresario, cabeza visible de Extrugasa y el Grupo Quintá, dio positivo por coronavirus Covid-19.

La familia dice que no es grave, pero la preocupación existe en el Concello de Valga, donde está plenamente asentado, como hijo adoptivo, y donde montó su imperio. Pero también en localidades vecinas como Padrón, donde nació, y en otros muchos municipios de las comarcas de Caldas, Barbanza, O Sar, Santiago y O Salnés, a las que está estrechamente ligado profesionalmente y a las que pertenecen muchos de los más de setecientos trabajadores de su industria.


La noticia sobre la hospitalización del laureado empresario se extendió rápidamente en las últimas horas, sobre todo porque la plantilla de Extrugasa está al tanto de ello y no deja de interesarse por su estado de salud, al igual que hacen desde el Concello de Valga.

Hay que tener presente que Andrés Quintá es un hombre muy popular que además tiene una importante presencia mediática en la actividad cultural, social y económica del Bajo Ulla y de toda Galicia.

Una de sus últimas apariciones públicas, el mes pasado

Sin ir más lejos, a principios del mes pasado participó en el almuerzo oficial que organiza cada año el Concello de Valga para reunir a empresarios y políticos; un encuentro de confraternidad que contó con la presencia de algunos de los más importantes patronos de la comarca, como siempre arropados por alcalde, José María Bello Maneiro, y esta vez también por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el conselleiro de Economía.

Quintá se mostró entonces tan activo como lo fue siempre. Y se dejó ver como es, un hombre extrovertido, campechano y sencillo, al que le gusta hablar de historia y recordar cómo levantó su imperio, capaz de exportar a medio mundo el 60% de su producción para dar servicio a sectores como el naval, ferroviario, industrial, aeronáutico, arquitectura o construcción.


Un referente en Galicia

A base de esfuerzo, Andrés Quintá se convirtió en uno de los empresarios más importantes de Galicia, situando a su empresa estandarte, Extrugasa, entre las más significativas del mundo dentro de su sector, el de extrusionados de aluminio.

A través de dicha firma y del Grupo Quintá, el afamado empresario también se convirtió en un importante benefactor, colaborador habitual del Concello de Valga en todo tipo de iniciativas socioculturales, al igual que patrocinador de clubes de fútbol y baloncesto, entre otras disciplinas deportivas.

En las fiestas populares y con la cultura

Es un hombre que disfruta asistiendo a fiestas como la de la empanda de maíz, en la parroquia valguesa de Cordeiro, y a la exaltación anual de la anguila y la «caña do país», también en Valga.

El artífice del imperio Quintá es, en definitiva, un hombre del pueblo que participa activamente del día a día de su localidad y de la comarca.

Un hombre que presume de haber disfrutado siendo joven «de la buena música de las verbenas, reuniones y comidas familiares y con amigos«, de ahí que no dude en respaldar este tipo de acontecimientos que, como la Mostra da Caña do País, «nos dan un respiro y ayuda necesaria para continuar luchando y trabajando».

Quintá en la fiesta de su 80 cumpleaños, el pasado verano.


Un hombre concienciado

«Las fiestas gastronómicas son un importante difusor de los productos ecológicos que deberían marcar la base de una alimentación sana», explicaba Andrés Quintá en una entrevista concedida a FARO el pasado verano.

Y abundaba en ello diciendo que es «una de las asignaturas pendientes de este siglo, en las que el sobrepeso y la obesidad infantil son verdaderas epidemias causadas por una alimentación precaria a base de alimentos ultra-procesados».


Promotor turístico del Concello

Se pronunciaba así con tanta firmeza como la que emplea cuando promociona turística y empresarialmente al Concello de Valga.

Una postura que, en buena lógica, mantiene al referirse a su buque insignia, Extrugasa; empresa en la que «siempre nos hemos preocupado por luchar a diario e invertir los beneficios de nuestra facturación en investigación y desarrollo de nuevos productos demandados por el mercado».


Quintá, al lado del alcalde, en la pasada comida de Navidad.


Ese es Andrés Quintá, un hombre que tanto habla de la siembra del trigo en una parcela de Valga, para enseñar a los niños cómo se cultivaba el campo antaño, como de las exportaciones de aluminio realizadas por su empresa a medio centenar de países.


«Esfuerzo, modestia y aprendizaje»

Y es que «Extrugasa surgió del esfuerzo de personas emprendedoras con visión de innovación que supimos adaptarnos a la transformación de la industria y arquitectura», enfatiza el empresario siempre que tiene oportunidad.

Lo tiene claro, como claro tiene el secreto de su éxito: «Modestia, aprendizaje y esfuerzo». Esas son las «guías fundamentales para lograr el éxito « de las que suele hablar para referirse a la filosofía de su empresa, asentada en un espacio de 400.000 metros cuadrados, con 112.000 construidos, en el que se generan 750 empleos directos y se facturan más de cien millones de euros al año.

Pero Andrés Quintá no solo piensa en su pueblo y su empresa. También se implica al máximo en el desarrollo de su comarca y de toda Galicia. Prueba de ello es que, como presidente de la asociación empresarial del Ulla-Umia, en el almuerzo de trabajo desarrollado en febrero ya expuso al presidente de la Xunta que es fundamental «lograr una mayor internacionalización de nuestra actividad empresarial y prestigiar la marca Galicia y la marca España», lo cual se logra, a su juicio, «a base de la cultura del trabajo y de la calidad de nuestros productos, planificando el futuro de nuestra sociedad a partir de la educación y la formación«.

Formación

Defendía así el papel del binomio Universidad-Empresa, convencido de que «deben ir de la mano para adecuar la preparación de nuestros jóvenes a las necesidades del mañana de nuestras empresas».

Esto lo llevaba a reivindicar más inversión en I+D+i, tratando de «convertir nuestras facultades de Ingeniería en auténticos laboratorios tecnológicos que eviten la llamada fuga de cerebros hacia la emigración».

Andrés Quintá incluso animaba entonces a los demás empresarios a «asistir a ferias internacionales, muestras tecnológicas, simposios formativos y centros expositivos de interés mundial «. Es decir, a «salir, ver mundo y conocer lo que hacen otros para inspirarnos en ellos y superarlos».


Reclamaciones ante Feijóo

En aquella ocasión Quintá también reclamó a Feijóo medidas de apoyo a los emprendedores y la concesión de premios a la exportación. Además de quejarse de las «enormes cargas fiscales y burocráticas que asfixian a empresarios y trabajadores».

Por todas estas razones, y muchas más, Andrés Quintá es un empresario de éxito cuyo estado de salud preocupa a muchos ciudadanos.

Por el momento, lo que sostienen en la propia empresa y en el Concello de Valga es que está estable, dentro de la gravedad de la situa

El empresario Andrés Quintá, hospitalizado en la UCI del Clínico de Santiago.

Dio positivo por coronavirus.

Andrés Quintá Cortiñas está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. El afamado empresario, cabeza visible de Extrugasa y el Grupo Quintá, dio positivo por coronavirus COVID_19, por lo que permanece entubado en la citada unidad médica en estado grave.

La preocupación es máxima en el Concello de Valga, donde está plenamente asentado, como hijo adoptivo, y donde montó su imperio.

Pero también en localidades vecinas como Padrón, donde nació, y en otros muchos municipios de las comarcas de Caldas, Barbanza, O Sar, Santiago y O Salnés, a las que está estrechamente ligado profesionalmente y a las que pertenecen muchos de los más de setecientos trabajadores de su industria.

La noticia sobre la hospitalización del laureado empresario se extendió rápidamente en las últimas horas, sobre todo porque la plantilla de Extrugasa está al tanto de ello y no deja de interesarse por su estado de salud, al igual que hacen desde el Concello de Valga.

Hay que tener presente que Andrés Quintá es un hombre muy popular que además tiene una importante presencia mediática en la actividad cultural, social y económica del Bajo Ulla y de toda Galicia.

Una de sus últimas apariciones públicas, el mes pasado

Sin ir más lejos, a principios del mes pasado participó en el almuerzo oficial que organiza cada año el Concello de Valga para reunir a empresarios y políticos; un encuentro de confraternidad que contó con la presencia de algunos de los más importantes patronos de la comarca, como siempre arropados por alcalde, José María Bello Maneiro, y esta vez también por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el conselleiro de Economía.

Quintá se mostró entonces tan activo como lo fue siempre. Y se dejó ver como es, un hombre extrovertido, campechano y sencillo, al que le gusta hablar de historia y recordar cómo levantó su imperio, capaz de exportar a medio mundo el 60% de su producción para dar servicio a sectores como el naval, ferroviario, industrial, aeronáutico, arquitectura o construcción.


Un referente en Galicia

A base de esfuerzo, Andrés Quintá se convirtió en uno de los empresarios más importantes de Galicia, situando a su empresa estandarte, Extrugasa, entre las más significativas del mundo dentro de su sector, el de extrusionados de aluminio.

A través de dicha firma y del Grupo Quintá, el afamado empresario también se convirtió en un importante benefactor, colaborador habitual del Concello de Valga en todo tipo de iniciativas socioculturales, al igual que patrocinador de clubes de fútbol y baloncesto, entre otras disciplinas deportivas.

En las fiestas populares y con la cultura

Es un hombre que disfruta asistiendo a fiestas como la de la empanda de maíz, en la parroquia valguesa de Cordeiro, y a la exaltación anual de la anguila y la «caña do país», también en Valga.

El artífice del imperio Quintá es, en definitiva, un hombre del pueblo que participa activamente del día a día de su localidad y de la comarca.

Un hombre que presume de haber disfrutado siendo joven «de la buena música de las verbenas, reuniones y comidas familiares y con amigos«, de ahí que no dude en respaldar este tipo de acontecimientos que, como la Mostra da Caña do País, «nos dan un respiro y ayuda necesaria para continuar luchando y trabajando».

Quintá en la fiesta de su 80 cumpleaños, el pasado verano.


Un hombre concienciado

«Las fiestas gastronómicas son un importante difusor de los productos ecológicos que deberían marcar la base de una alimentación sana», explicaba Andrés Quintá en una entrevista concedida a FARO el pasado verano.

Y abundaba en ello diciendo que es «una de las asignaturas pendientes de este siglo, en las que el sobrepeso y la obesidad infantil son verdaderas epidemias causadas por una alimentación precaria a base de alimentos ultra-procesados».


Promotor turístico del Concello

Se pronunciaba así con tanta firmeza como la que emplea cuando promociona turística y empresarialmente al Concello de Valga.

Una postura que, en buena lógica, mantiene al referirse a su buque insignia, Extrugasa; empresa en la que «siempre nos hemos preocupado por luchar a diario e invertir los beneficios de nuestra facturación en investigación y desarrollo de nuevos productos demandados por el mercado».

Quintá, al lado del alcalde, en la pasada comida de Navidad.


Ese es Andrés Quintá, un hombre que tanto habla de la siembra del trigo en una parcela de Valga, para enseñar a los niños cómo se cultivaba el campo antaño, como de las exportaciones de aluminio realizadas por su empresa a medio centenar de países.


«Esfuerzo, modestia y aprendizaje»

Y es que «Extrugasa surgió del esfuerzo de personas emprendedoras con visión de innovación que supimos adaptarnos a la transformación de la industria y arquitectura», enfatiza el empresario siempre que tiene oportunidad.

Lo tiene claro, como claro tiene el secreto de su éxito: «Modestia, aprendizaje y esfuerzo». Esas son las «guías fundamentales para lograr el éxito» de las que suele hablar para referirse a la filosofía de su empresa, asentada en un espacio de 400.000 metros cuadrados, con 112.000 construidos, en el que se generan 750 empleos directos y se facturan más de cien millones de euros al año.

Pero Andrés Quintá no solo piensa en su pueblo y su empresa. También se implica al máximo en el desarrollo de su comarca y de toda Galicia.

Prueba de ello es que, como presidente de la asociación empresarial del Ulla-Umia, en el almuerzo de trabajo desarrollado en febrero ya expuso al presidente de la Xunta que es fundamental «lograr una mayor internacionalización de nuestra actividad empresarial y prestigiar la marca Galicia y la marca España», lo cual se logra, a su juicio, «a base de la cultura del trabajo y de la calidad de nuestros productos, planificando el futuro de nuestra sociedad a partir de la educación y la formación».

Formación

Defendía así el papel del binomio Universidad-Empresa, convencido de que «deben ir de la mano para adecuar la preparación de nuestros jóvenes a las necesidades del mañana de nuestras empresas».

Esto lo llevaba a reivindicar más inversión en I+D+i, tratando de «convertir nuestras facultades de Ingeniería en auténticos laboratorios tecnológicos que eviten la llamada fuga de cerebros hacia la emigración».

Andrés Quintá incluso animaba entonces a los demás empresarios a «asistir a ferias internacionales, muestras tecnológicas, simposios formativos y centros expositivos de interés mundial». Es decir, a «salir, ver mundo y conocer lo que hacen otros para inspirarnos en ellos y superarlos».


Reclamaciones ante Feijóo

En aquella ocasión Quintá también reclamó a Feijóo medidas de apoyo a los emprendedores y la concesión de premios a la exportación. Además de quejarse de las «enormes cargas fiscales y burocráticas que asfixian a empresarios y trabajadores».

Por todas estas razones, y muchas más, Andrés Quintá es un empresario de éxito cuyo estado de salud preocupa a muchos ciudadanos.

Por el momento, lo que sostienen en la propia empresa y en el Concello de Valga es que está estable, dentro de la gravedad de la situación.

Faro de Vigo

Anxo, un infectado en Madrid que pasa la cuarentena en su casa familiar de Pontecesures.

Tras un periplo por médicos, el domingo Sanidad le confirmó el positivo // «Sigo todas las indicaciones, no he contagiado a nadie».

Es el primer infectado por el coronavirus del que se tiene conocimiento en la comarca de Caldas, aunque su contagio no se produjo aquí, sino en Madrid, donde vive y trabaja. Se trata de Anxo Moreiras, un joven de 21 años al que el domingo pasado, y tras un periplo por médicos y ambulatorios, el Ministerio de Sanidad le confirmó que había dado positivo en el test del covid-19. Tras hablar con sus padres, decidió que lo mejor era pasar la cuarentena en el domicilio familiar, en Pontecesures, donde permanece confinado desde el lunes.

El joven, que hubiera preferido permanecer en el anonimato, cuenta su historia con todo detalle. Vive, con otros compañeros de piso, en el barrio madrileño de Malasaña, y su calvario empezó hace ya diez días. «El miércoles de la semana pasada cuando iba para el trabajo me encontré mal y decidí ir al centro médico de la calle Sepúlveda. Allí el médico me dijo que era un cuadro vírico. Al día siguiente me fui a trabajar, pero las molestias eran peores. El jueves empezaba a tener fiebre y me dolía la garganta. Volví al ambulatorio y me dijeron que tenía placas y me mandaron antibióticos».

Su estado empeoró el viernes y el sábado, hasta que el domingo se asustó. «Me desperté a las 6.30 de la mañana con pulsaciones muy altas y muchos temblores, así que llame al 061, pero me dijeron que volviera a mi centro de salud, y allí el médico decidió llamar a una UVI móvil. No se ponían de acuerdo, y no me querían mandar al hospital, así que fui por mi cuenta al Hospital San Carlos. Allí me hicieron una placa y una analítica y salí con una cuarentena preventiva».

En el hospital no le confirmaron si se había contagiado con el coronavirus, «incluso me dijeron que podía volver a la casa de mis padres tomando precauciones, como ponerme la mascarilla» relata. El mismo domingo le llamaba el Ministerio de Sanidad para confirmar que había dado positivo en el test del covid-19. Como no le prohibieron viajar, decidió junto a sus padres que pasaría en mejores condiciones la cuarentena en el domicilio familiar. «Y desde el lunes estoy en Pontecesures. No salgo de la habitación para nada, por precaución, usamos platos desechables, no mantenemos ningún tipo de contacto. Llevamos las medidas de prevención al extremo para evitar problemas. Ni mis padres ni mi hermana se han contagiado», asegura.

Aunque los médicos le dijeron que 24 horas después de no tener ningún síntoma podría ya salir a la calle, «prefiero esperar, por responsabilidad y precaución unos cuantos días». «Ahora estoy asintomático, me encuentro bien, pero mientras no me den de alta prefiero estar tranquilo. Sigo manteniendo contactos con mis médicos y también con el hospital de Santiago».

Anxo quiere mandar un mensaje de tranquilidad. «Yo a los ciudadanos les recomiendo calma. Esto no dejar de ser una gripe y no hace falta una histeria colectiva, porque con eso corremos el peligro de que la Sanidad se sature, se colapse, y eso si que sería más peligroso».

El Correo Gallego

Un premio con historia en Valga.

O Concello de Valga ven de convocar a XXI edición do Premio de Investigación Xesús Ferro Couselo. Os traballos poden presentarse ata o día 15 de xuño nas dúas modalidades habituais. Á primeira, dotada con 4.000 euros, poden concorrer traballos de investigación de ámbito galego, dentro das especialidades de etnografía, paleografía, numismática, arqueoloxía, historia e historia da arte. As obras deben estar escritas en galego e ser inéditas, cunha extensión dun mínimo de 50 folios e un máximo de 300. Na segunda modalidade convócase unha bolsa de estudos para proxectos centrados en estudos históricos, etnográficos ou sobre persoeiros do municipio de Valga. Os participantes deben presentar un guión razoado no que detallen os obxectivos que pretenden acadar co traballo, a metodoloxía a empregar e as distintas fases de realización. Esta bolsa está dotada con 3.000 euros. O 25% desta cantidade entregarase unha vez fallado o premio e o 75% restante ao remate do traballo.

Os participantes deben dirixir os seus traballos ao Rexistro do Concello entregando do o orixinal e cinco copias en tamaño folio, mecanografados a dobre espazo por unha soa cara. É imprescindible presentar os traballos baixo un lema.

La Voz de Galicia

Bendaña, o ‘fogar’ da obra de Maside.

A mostra sobre o seu legado no pazo compostelán, no que o artista soñou con poder expoñer o seu traballo, podería ser o xerme dun Museo da Vangarda Histórica.

Moi preto do que foi o seu estudo durante a maior parte da súa vida, na compostelá rúa do Vilar; asentado na praza do Toural pola que tantas veces camiñou, o pazo de Bendaña acolle durante todo este ano a exposición Carlos Maside. Patrimonio de Galicia, na que se poden ver as obras do legado do artista adquiridas polo Consorcio de Santiago e a Deputación Provincial da Coruña.

Unha mostra que resulta moi especial, xa que el sempre imaxinou que a súa obra puidera permanecer na capital galega e ser exposta ao público no pazo de Bendaña, nun lugar tan familiar e admirado polo artista, e parte integrante dunha Compostela que el definía como «unha cuestión de espazo», e da que pintou rúas e prazas en non poucas ocasións.

Por tanto, desta forma e grazas á iniciativa da Fundación Eugenio Granell, faise así realidade, case 62 anos despois do seu falecemento, un desexo expresado en numerosas ocasións ao seu sobriño Julio Maside, co que paseaba cada día polo entorno da cidade.

Aberta ata o 31 de decembro na primeira sala do museo, a Philip West, pódese percorrer de martes a venres, en horario de mañá e de tarde, e todos os sábados pola mañá, ata o próximo 31 de decembro, agás os festivos.

Nela, os visitantes terán ocasión de observar obras de referencia da súa traxectoria artística como os óleos Mercado (1950), Paisaxe de Compostela (1931), Tenda (1933), Cacharreira (1942) ou Lavandeiras (1953).

Xunto a eles, o seu autorretrato de 1937, un pastel sobre papel, e gouaches como Dúas paisaxes e Xardas, así como lapis e pasteis da primeira metade dos anos corenta como A nena do libro, Dúas nenas, Nena coa man no peito ou Arrolando a moneca.

Un conxunto de pezas enmarcadas no período que vai desde o cadro de 1930 Muller sentada -aínda que este por agora está exposto temporalmente en Vigo e se espera incorporar máis tarde á mostra compostelá- ata o do ano 1953 Lavandeiras.

Completan a exposición na Granell diversa documentación e libros da biblioteca da entidade museística relacionados con Carlos Maside. Un artista ao que Eugenio Granell refírese no seu libro Memorias de Compostela. Visión orlada por estrellas, islas, árboles y antorchas, no que conta como o seu irmá Mario foi animado por Maside, «o pintor máis colorista na súa arte entre os que había en Santiago», a realizar una exposición na rúa do Vilar en 1928.

De feito, a mostra sobre o legado do de Pontecesures enmárcase nas actividades que a fundación leva anos realizando, como maratóns de lectura sobre escritores dos inicios do século XX e a época da República, aos que Granell coñecía e admiraba, entre os que tamén estaban Antón Avilés de Taramancos, Manuel Lugrís, Valle-Inclán, Manuel Antonio, Antonio Fraguas e Carballo Calero.

Unha mostra que, tendo en conta que amosa o legado adquirido pola Deputación da Coruña, podería servir para impulsar a creación dun Museo da Vangarda Histórica que incluíra obras dos seus compañeiros Arturo Souto e Manuel Colmeiro.

Ademais dun gran reclamo turístico, suporía poñer a pintura galega contemporánea ao nivel que lle corresponde, partindo do traballo do impulsor da chamada Arte Nova, o novo realismo que Maside promove desde Galicia.

Gran referente da arte renovadora durante a primeira metade do s. XX

Gran referente da arte renovadora, Carlos Maside foi debuxante de viñetas en diferentes xornais e ilustrador de libros.

Becado pola Deputación de Pontevedra, viaxa a Madrid e París, onde entra en contacto coas vangardas históricas.

Evoluciona desde unha obra delicada hacia perfís duros e angulosos, apartándose da influencia de Castelao, o seu mestre e mentor, para aproximarse aos grabados xilográficos dos expresionistas alemáns.

O carácter ornamental da estampa xaponesa inflúe na súa creatividade, ao igual que a estética do modernismo, e o cromatismo protagoniza a súa obra.

Vai imprimindo unha profunda volumetría, nun argumento novedoso para a época, amosando unha concepción pictórica que se rebela contra o academicismo.

A súa obra empeza xa a ser considerada polos especialistas pedra angular da xeneración dos pintores renovadores galegos.

A Guerra Civil e a ditadura levan a moitos dos seus compañeiros ao exilio, aínda que con algúns deles manterá unha estreita relación epistolar, como é o caso de con Luís Seoane.

Será esta unha época moi dura para Maside, ao que lle quitan a cátedra como profesor e lle impiden expoñer a súa obra, pero o artista decide permanecer en Galicia, alegando que prefire morrer na súa terra, admirando a súa paisaxe e preto da súa nai, antes que ter que vivir no estranxeiro, aínda que fora moito mellor do que o estaba a facer.

Unha terra desde a que proclama o novo realismo, plasmando imaxes que «unidas unhas con outras compoñen o gran mural da vida moderna, da historia presente; imaxes que compoñen a súa utopía de Galicia», en palabras da súa biógrafa María Esther Rodríguez Losada.

El Correo Gallego

Recogen la leyenda del mal de ojo de Valga en un libro.

‘Mala Cosecha’, de Natalia Monje, dedica un apartado a este mito tras hablar con gente mayor del municipio // El ensayo reúne varios sucesos oscuros investigados en toda España // Muchos son gallegos, situados en Viveiro o Vigo.

La periodista e historiadora coruñesa Natalia Monje ha aglutinado en su libro Mala Cosecha (Editorial Odeón) numerosos sucesos oscuros investigados durante años a lo largo de toda España, de los que muchos de los más aterradores llevan sello gallego. Una parte de su ensayo está redactado a partir de conversaciones con gente mayor del Concello de Valga, en concreto sobre el mal de ojo. «Ese poder que poseía un individuo normal para provocar desgracias en otro ser sólo con mirarlo, una creencia popular que sigue muy vigente», explica la autora. «Una de las cosas que me sorprendió es que la gente dice que muchas personas echan mal de ojo sin querer simplemente porque tienen una mirada fuerte que puede hacer el mal y por eso llevan unas gafas de sol siempre», apuntó Monje. De ahí proviene la historia del señor que siempre iba al mercado con las gafas de sol y cuando se las levantó el buey que tenía delante se cayó desplomado y muerto. «Esto en los pueblos de Galicia te lo cuenta todo el mundo», asegura la periodista.

Su ensayo dedica largas páginas a los bebedores de sangre, un campo en el que se mezclan la realidad y las creencias, pues estos actos salvajes derivan de los consejos arrojados por algunos curanderos del siglo XIX que creían que bebiendo sangre humana, sobre todo de niño, podría curarse la tuberculosis, explica Natalia Monje. «Era una época de muchas hambrunas, en la que los médicos recomendaban a la gente con anemias ir a los mataderos para que les dieran vasos de sangre y reponerse así de esta dolencia, una cura que se aplicó equivocadamente a la infección mortal para la que no había tratamiento». Un ejemplo real, documentado y juzgado, fue el ocurrido en Agolada (Pontevedra), en el que se demostró que el asesinato había sido realizado por un móvil vampírico.

El pueblo comenzó a buscar a un niño de 19 meses que había desaparecido. «En aquella época los niños, incluso tan pequeños, jugaban solos delante de las casas», narra la escritora. Entonces, «lo encontraron enterrado en estiércol en la casa de sus vecinos. Estos lo habían secuestrado, lo habían asesinado y, como ellos mismos confesaron, le habían sacado la sangre para que la bebiera uno de los miembros de la familia, un joven de quince años que tenia tuberculosis».

A raíz de escándalos como este, se creó una verdadera «histeria social», en la que la gente, con el «ánimo muy avivado», comenzó a rumorear sobre la existencia de vampiros. Muestra de ello fue un caso acaecido en Vigo también en el siglo XIX, en el que un hombre invitó a una niña a tomar un helado y de pronto la muchedumbre lo rodeó al grito de «¡Es el vampiro!». Tras la acusación popular y un intento de agresión, la guardia lo rescató y corroboró que el sospechoso no había cometido ningún crimen, detalla la autora.

También describe en su libro una denuncia interpuesta por unos boticarios de Viveiro en el siglo XIX a raíz del rumor que decía que ellos mataban a personas para sacarles la grasa y hacer medicamentos. Nunca se evidenció tal cosa.

El Correo Gallego