Un cesureño recibe una factura de 11.000 euros por hacer llamadas a un 806 para pedir trabajo.

El hombre entró en contacto a través de Internet con una empresa que le ofrecía trabajo a cambio de unos códigos que conseguía realizando una serie de llamadas.

Corren malos tiempos para casi todo el mundo. Con el paro encaramado a cumbres históricas y con los sueldos encogiéndose al mismo ritmo que se encogen las empresas, encontrar un puesto de trabajo que permita meter algo de dinero en casa se ha convertido para muchos en una necesidad acuciante. Tanto que en ocasiones los demandantes de empleo se aferran a la más mínima oportunidad, y en algunos casos no toman las prevenciones debidas. Eso es lo que parece haberle ocurrido a D.A.C., un cesureño que ha denunciado ante la Guardia Civil que ha sido víctima de una estafa.

Según explica en la denuncia presentada el miércoles en el cuartel de Valga, a principios de este mes el hombre entró en contacto a través de Internet con una empresa que le ofrecía trabajo. Haciéndose con unos códigos (22 en total), el nombre de la supuesta víctima de la estafa entraba en una especie de bolsa de empleo, a través de la cual se pondría en contacto con empresas que contratarían sus servicios.

¿Cómo se conseguían esos códigos? Al parecer, realizando una serie de llamadas a una línea de teléfono que comienza por los dígitos 806. Esto es, una línea de pago cuyas tarifas alcanzan los tres euros por minuto. Para poder hacerse con todos los números que necesitaba para optar al empleo, el ahora denunciante tuvo que realizar numerosas llamadas y rellamadas, que eran atendidas por dos personas que, ante las dudas que iban surgiendo en el denunciante, insistían en que el procedimiento era legal y que en él no había ni trampa ni cartón. En conseguir los códigos que ya obran en su poder consumió un gran número de horas de teléfono. Tantas que ha acumulado facturas que superan los 11.000 euros. Del trabajo prometido, de momento, no hay noticias.

Juzgado de Caldas

El asunto de esta estafa ya ha sido trasladado al juzgado de Caldas, que será el que dirija la investigación sobre lo ocurrido. El protagonista de esta historia no quiso ayer hacer declaraciones al respecto de lo que le ha sucedido. Simplemente, mostró su preocupación por el problema al que se ha visto abocado «por intentar mejorar un poco mi situación». Al sentirse víctima de una estafa, ha llevado el asunto a la Guardia Civil, que deberá retrotraer sus pesquisas a casi un mes, cuando este hombre, en la Red, creyó haber encontrado una puerta hacia un futuro un poco mejor.

LA VOZ DE GALICIA, 23/11/12

Festa literaria con Manuel e María Lorenzo.

Manuel e María Lorenzo, autores do libro premiado.

O acto de presentación onte en Padrón do libro Tonas de laranxa, gañador do Premio Xerais 2012, escrito por Manuel Lorenzo Baleirón e María Lorenzo, pai e filla, converteuse nunha «festa literaria» que encheu o auditorio local como poucas veces, coa presenza de veciños e amigos dos dous autores, algúns ilustres como o escritor Anxo Angueira, e mesmo do presidente e o secretario da Real Academia Galega. Convocados polo Concello de Padrón e a editorial Xerais, foi o presidente desta última, Manuel Bragado, o que afirmou que «algo deben ter as terras de Laíño» para xermolar tantos autores e «ofrecer marabillas», como cualificou a novela Tonas de laranxa.

Pola súa banda, o escritor e presidente da Fundación Rosalía de Castro, Anxo Angueira, falou de que o feito de que a obra estea escrita conxuntamente por pai e filla evidencia o «asalto da muller á escrita literaria», algo que celebrou. Tamén destacou a influencia de Álvaro Cunqueiro na obra.

María Lorenzo desvelou como se fraguou a historia narrativa que agocha este título, cun fío que arranca nun relato escrito hai catro anos, e asegurou que detrás desta novela «está o noso compromiso coa lingua» e «coa defensa do galego».

Manuel Lorenzo pechou o acto e lembrou ao seu irmán Eusebio Lorenzo Baleirón, a Cunqueiro e, sobre todos eles, a Rosalía de Castro.

LA VOZ DE GALICIA, 17/11/12

Una cubana rastrea en Pontecesures sus raíces gallegas.

Lourdes (a la izquierda) con sus hermanos y su madre, fallecida recientemente. Ella y sus hermanos son la tercera generación nacida ya en Cuba y descendientes del emigrante Ramón Otero Miguéns. Abajo, Lourdes con su abuelo Anselmo, uno de los diez hijos del cesureño que a finales del siglo XIX se instaló en Regla, cerca del puerto de La Habana. Lourdes quiere plasmar la historia de su familia en un libro.

Lourdes María Serra Outes es cubana. Se le nota hasta en la forma de escribir, con esos requiebros caribeños que asaltan sus letras. Lourdes María Serra Outes es cubana, decíamos. Tiene 57 años, dos hijos y, de momento, ningún nieto. Lourdes es, también, licenciada en Cibernética Económica por la Universidad del Berlín del Este, es periodista jubilada y una amante de la historia. Quizás por eso hace diez años se embarcó en la aventura de reconstruir la historia de su familia. Y ese viaje la ha traído, aunque solo sea vía Internet, hasta Galicia. En concreto, a Pontecesures.

Mi bisabuelo, Ramón Otero Miguéns, nació el 10 de julio de 1850 en San Xulián de Requeixo, Pontevedra, Galicia», nos cuenta en un correo electrónico. Aquel hombre, como tantos de la época, se decidió un día a hacer las Américas, y embarcó con destino a Cuba. «Según contaba la familia, se dedicaba al giro de los barcos, y es por eso que se asienta en Regla, cerca de los astilleros del puerto de La Habana», relata su bisnieta. Su compañero de viaje y de negocio fue Narciso Roselló. De este hombre «no hemos podido conseguir datos», confiesa Lourdes. Y eso que lleva desde el 2000 buceando en los recuerdos de su familia, estudiando los legajos hallados en su casa, y contactando con todas aquellas fuentes que podrían tener algún dato que ofrecerle. No le ha costado demasiado trabajo a Lourdes recapitular la historia de su familia desde los tiempos de su bisabuelo. Este se casó en el año 1876 con Juana Linares Villanueva y juntos tuvieron diez hijos. Y a partir de ahí la familia siguió creciendo, con alguna rama en Estados Unidos, a donde emigró la tía abuela Angelita. «En estos momentos estoy haciendo la investigación sobre los descendientes de Ramón Otero Miguéns que no viven en Cuba, pero según cálculos estimados pueden ser alrededor de cincuenta».

Si la reconstrucción de la vida de la familia en suelo cubano ha sido relativamente sencilla, explica Lourdes, ha sido por que «mi familia siempre fue muy unida». Su madre, Margarita Otero, le ayudó mucho a ir encajando las piezas del pasado hasta el momento de su muerte, hace unos meses. Ahora, Lourdes sigue con su trabajo apoyada por su padre y echando mano de la memoria de sus tíos de más edad. «Están muy viejitos, 90, 89 y 84 años, pero con dulzura intentaré que vayan recordando algunas cosas», explica. Además, Anselmo Catalino Otero, el abuelo de nuestra periodista, tenía también alma de cronista de su tiempo, y recogió en un libro los hechos más destacados de la vida de su familia. «Fueron buenos cronistas de su época y reflejaron muchos datos de interés que me han servido para la investigación», señala su agradecida nieta.

Pero escarbar en la historia que discurrió antes de que la familia se anclase en Cuba está resultando mucho más difícil. «Gracias a Monseñor Salvador Domato Búa, director del Archivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela», supo Lourdes que los padres de su bisabuelo eran Ramón Otero Álvarez y Josefa Miguens Cajaravilla, de San Xulián. A través de la Sociedad Gallega en La Habana, a la que pertenece su familia, ha intentado indagar Lourdes sobre la antigua Sociedad Cesureña, que ya no existe. «Después de 1959 muchas sociedades se agruparon y se perdieron muchos documentos», relata. Sus indagaciones la han llevado también al Arquivo da Emigración Galega, pero tampoco allí ha obtenido resultados.

Hace unos meses, Lourdes leyó en La Voz de Galicia un reportaje sobre la bandera regalada a Pontecesures, en 1912, por los emigrantes cubanos. Allí se mencionaba un nombre, el de José Llerena (el hombre que había cruzado el Atlántico con la enseña), con el que se había topado en sus investigaciones previas. Eso ha renovado sus expectativas y ha iniciado un trabajo de búsqueda de información sobre sus antepasados en la provincia de Pontevedra. Ojalá los encuentre.

LA VOZ DE GALICIA, 16/11/12

Nueva nota de ACP sobre la ausencia de calefacción en la biblioteca municipal.

El concejal de Educación de Pontecesures, Roque Araújo, responsabiliza sorprendentemente a la trabajadora encargada de la biblioteca de que no se haya activado la calefacción en el recinto por no haberlo solicitado. Se precisa lo siguiente:

1. Suena a disculpa la explicación. El curso anterior, también con este gobierno, no se tuvo en cuenta para nada a esta trabajadora para activar o desactivar la calefacción. Lo hizo uno de los encargados de obras siguiendo, nos imaginamos, las instrucciones de los gobernantes.

2. Resulta lamentable que con tres concejales con dedicación exclusiva cobrando un sueldo y con dos encargados de obras, ocurran estas cosas en nuestro pequeño concello.

3. Es especialmente triste que por primera vez en la historia de Pontecesures tengamos un concejal de educación, Roque Araújo, con dedicación exclusiva, y ni siquiera coordine que se active la calefacción de nuestra biblioteca. Si solo tenemos una (así como un solo colegio). ¿Cómo no se preocupa el concejal de estos detalles?.

En fin; siempre el gobierno local echando la culpa de todo a los demás para ocultar su inoperancia. Esperemos que se dejen de disculpas y que se active la calefacción con toda urgencia.

Luis Ángel Sabariz Rolán
Concejal de ACP Pontecesures

El legado de Maside.

El libro de actas del Instituto Santa Irene, el primero que hubo en Vigo e inauguró el rey Alfonso XIII, guarda la historia del centro y sus protagonistas, tan vinculados a la ciudad. Cuenta la trayectoria viguesa de Consuelo Burell, hija de un ministro monárquico, la profesora que inició a Carmen Laforet en la literatura, catedrática en Santa Irene desde 1942 a 1961 y amiga del olimpo de los literatos de la época: Castroviejo, Cunqueiro, Celso Emilio, González Alegre. O por mencionar a otra docente, de Carmen Ambroj, la profesora que puso firmes y enseñó a varias promociones de vigueses.

Refiere también, en pocas líneas, el drama de Carlos Maside García (Pontecesures, 1897-Santiago, 1958), profesor encargado de dibujo entre 1937 y 1939. Del que dice textualmente: “en virtud del expediente de depuración queda separado definitivamente del servicio y es baja en el escalafón”. El cese se produce el 16 de agosto de 1939.

Con esta decisión, en el periodo más duro de posguerra, el pintor se queda en la calle y sin más recursos que su nombre maldito o sospechoso para el bando vencedor.

Carlos Maside era galleguista y una persona muy conocida en la ciudad. En la primera mitad de los años veinte había sido una de las estrellas artísticas de FARO DE VIGO, y después de “El Pueblo Gallego”. En las páginas del decano quedan espléndidas muestras de su arte e ingenio, y de variado género. Desde los apuntes de las sesiones municipales, al estilo de la prensa americana de comienzos de siglo, a viñetas o dibujos humorísticos, pero sobre todo sus espléndidas caricaturas de personalidades e intelectuales.

Por estos años, este periódico tuvo tres dibujantes excelsos: Castelao, que pintó como nadie en sus “Cousas da vida” al gallego del rural, Federico Rivas, el vigués encumbrado en la vida artística madrileña, que describió en sus geniales viñetas los usos y costumbres de la gente bien y los snobs, y Maside, que con una maestría inmensa caricaturizó a los personajes de la cultura.

Cuenta Paco del Riego que, recién llegado a Vigo, para distanciarse del peligro que corría en Santiago, en 1939 (Maside haría el camino inverso), almorzaba de vez en cuando con Maside, en un local barato. Eran tiempos de penurias y tristezas. Y se consolaban mutuamente.

Ahora el nombre de Carlos Maside anda en boca de todos por el desencuentro entre los herederos del pintor y el Ayuntamiento de Vigo. De hecho, la familia del artista ha empaquetado los 21 cuadros que en 1968 habían depositado sus albaceas en el Museo de Castrelos, y se los han llevado a Pontevedra, al Museo Provincial.

Parece que no es el caso de los herederos de Quiñones de León y de García Barbón que, en un momento dado, quisieron dar marcha atrás a la historia, y reclamaron al Ayuntamiento de Vigo que les devolviera las donaciones de sus antepasados. Ni más ni menos, el Pazo de Castrelos, y la Escuela de Artes y Oficios de la calle que lleva el nombre del donante. No. No es el caso.

Los cuadros de Maside, que lucían en los últimos tiempos en la Pinacoteca Municipal Fernández del Riego, no habían sido donados al Ayuntamiento de Vigo, sino que figuraban en depósito desde hace más de cuatro décadas. Aunque no se hayan visto reflejados en todo su valor hasta que se sacaron a exposición en la pinacoteca del Casco Vello , quizá debido al aparentemente insuficiente aprecio que se advierte en Vigo por el patrimonio pictórico -impresionante el de autoría gallega, si se añade el de titularidad de Caixanova-, o por su alto volumen y no poder discernir entre lo que es excelente y lo que es menos.

No es cuestión de entrar en la guerra política que libran el Ayuntamiento de Vigo y la Diputación de Pontevedra. Lo es centrarnos en lo que acontece y tratar de hallar una solución justa a un problema que atañe a los vigueses y a cuantos aprecian el arte gallego.

Estos son los hechos. La familia de Maside quiere vender sus cuadros, y pide una cantidad que, al parecer, el Ayuntamiento de Vigo no puede asumir. Por las cifras que manejan unos y otros, es evidente que los herederos quieren cobrar con precios de ahora lo que se depositó hace 44 años. Aseguran que, en su reacción de llevarse los cuadros a Pontevedra, no existe ningún preacuerdo con el organismo provincial. Su actitud es un desahogo y la respuesta al enfado que les provoca el comportamiento del Concello de Vigo. Dejémoslo aquí, y concluyamos.

En el supuesto de que la Diputación tenga la intención de adquirir los cuadros, que sería dar una solución al primer problema, de que pasen a dominio público, no conlleva que deban quedarse en Pontevedra y exhibirse en las salas del Provincial. Como ocurre con el patrimonio de otros grandes museos -el Prado-, parte de las obras podían darse en préstamo.

¿Por qué no ceder, entonces, a Vigo, algunas de las piezas de Maside que hasta ahora se exhibían la Pinacoteca, y que el resto quede para exposición en Pontevedra? No es necesario exponer el lote completo, y a la postre, Vigo es tan parte del ámbito territorial de la Diputación de Pontevedra como la capital.

Sería, tal vez, la solución apropiada, que satisfaría a las partes implicadas en el conflicto. Y posiblemente la que más le gustaría a Carlos Maside, que se sintió vigués y en Vigo realizó lo mejor de su producción.

Ceferino de Blas

FARO DE VIGO, 29/10/12

Valga decide si retira el título de hijo predilecto a Castelao Bragaña.

El pleno está convocado para las ocho y media de la tarde, entre otros puntos a debatir.

El alcalde de Valga, José María Bello Maneiro convocó para esta tarde el pleno en el que se decidirá si se le retira el título de Hijo Predilecto al efímero presidente del Consello de la Ciudadanía en la Emigración, José Manuel Castelao Bragaña por sus polémicas declaraciones machistas.

La moción ha sido suscrita por los nacionalistas pero el propio regidor del PP reprochó en su día la expresión de su convecino, porque en una reunión oficial osó decir que “las leyes, como las mujeres, están para violarlas”.

El exabrupto se produjo en el contexto de una reunión del Consello que iba a presidir, pues acababa de ser nombrado, y trataba de justificar otra ilegalidad pues se proponía falsificar el número de asistentes a la misma.

El impertinente comentario trascendió fronteras pues Castelao Bragaña tiene una larga y existosa historia profesional que le ha hecho acreedor de títulos en diversos municipios gallegos, como A Estrada o Negreira, entre otros. Influyó también la celebración de la campaña electoral.

FARO DE VIGO, 29/10/12