Residía José Bande (hermano de Fina Bande de la rúa San Lois) en Santiago de Compostela y era miembro de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados («Residencia San Marcos»).
El velatorio está instalado en el Tanatorio Iria Flavia de Padrón. El sábado 13 de agosto, a las 17:30 horas, tendrá lugar el funeral «corpore insepulto» en la Iglesia de Pontecesures. Luego los restos mortales recibirán sepultura en el cementerio parroquial de San Xulián.
Descanse en paz.
Sin Categoria
Cerca de 300 personas remontan el Ulla en la Traslatio Apostólica.
La Traslatio Apostólica reunió a cerca de trescientas personas que en la tarde de ayer disfrutaron de la trigésimosegunda edición del remonte anual marítimo fluvial del Ulla hasta Padrón. El trayecto rememora el traslado del cuerpo del Apostol Santiago en una barca de piedra para luego caminar desde la villa padronesa hasta Santiago. La travesía, en la que participaron dos barcos que zarparon desde Cambados y Vilanova, duró cerca de dos horas y media. A la llegada, se realizó una visita a la iglesia donde está el conocido como Pedrón al que se ató la barca del Apostol. Entre las autoridades que ayer navegaron el Ulla se encontraba Nava Castro. La directora de Turismo de Galicia señaló la apuesta por impulsar el Camino de Santiago, pero también sus productos turísticos innovadores como esta ruta conmemorativa de la Traslatio Apostólica.
Faro de Vigo
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Herbón renovó la fe en San Benito y celebró la tradicional subasta de aves.
La iglesia del convento franciscano de Herbón, en el municipio de Padrón, celebró ayer, como cada 11 de julio, la festividad de San Benito. Y lo hizo con misas casi cada hora y, como es tradición, con la subasta de las aves que ofrecen los devotos al santo, al que atribuyen poderes para hacer desaparecer verrugas, además de para sanar dolencias de oídos y la peste aviar.
A las doce del mediodía se celebró la misa solemne, presidida por el ministro provincial de la Orden Franciscana, José Antonio Castiñeira, y el prior del convento de Herbón, el padre Francisco Honrubia, entre otros frailes. Tras la procesión por el atrio de la iglesia, los feligreses, a esa hora en su mayor parte vecinos de Herbón, participaron en la tradicional subasta de las aves que, días antes o ayer mismo, los devotos llevaron al convento.
Por cuarto año, Daniel Alexandre Vecino, más conocido como O Pinto de Herbón, fue el encargado de poner voz a la subasta y, pese a que este año había menos aves que otros, así como público, la puja estuvo muy animada y hubo ejemplares que se llegaron a subastar hasta diez veces, una vez que el devoto no quería quedarse con la pieza e indicaba que se volviera a pujar.
Niños, jóvenes y adultos participaron en la subasta, a voz viva, con precios que oscilaron desde los 5 euros de partida hasta los 30, en el caso de los pollos más grandes o, más bien, buenos gallos. No faltaron los habituales piques entre vecinos, sanos y divertidos, de modo que hubo momentos en que los precios subían de euro en euro.
O Pinto de Herbón también contribuyó a animar la subasta y, cuando el ejemplar era grande, decía «este é bueno». A su lado, un fraile franciscano iba anotando el dinero que le daban los vecinos a modo de donación para San Benito, que atrae a devotos de la comarca y de municipios limítrofes. En el atrio del convento, los puestos de rosquillas, churros y pulpo animaron la jornada. Por otra parte, el convento estrena tienda con recuerdos del santuario franciscano, en la que también se pueden comprar productos elaborados por los frailes, como licor de pimiento o miel.
La Voz de Galicia
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Mi amigo Borobó cumple cien años.
Quiero recordar el centenario del nacimiento de «mi amigo Raimundo «Borobó», a quien conocí tarde, cuando él era ya famoso con sus «anacos» de «El Correo Gallego» y yo comenzaba a publicar donde podía, mientras estudiaba en la Universidad Central de Madrid Filología Románica y completaba en la Escuela de Periodismo de «Herrera Oria», más conocida por «de la Iglesia», la licenciatura en Periodismo que me había vetado el historiador Gómez Aparicio -don Pedro Go- años antes, en el examen oral de ingreso en la Oficial. Y quiero recordar la fecha de su imposible centenario, para el que le faltaron trece años- sólo por darme el gustazo de llamarlo amigo, algo que -segundo veto- él mismo me impidió tozudamente en nuestro trato mientras vivió. ¿Por qué? Yo creo que sus hijos y Carlota lo saben pero no quieren decírmelo. Otra vez ¿por qué?
Voy a ver si aclaro mi nebulosa sobre las razones que tuvo Borobó para corregirme cada vez que me tomaba la libertad de llamarle «amigo». No fallaba; parecía estar en guardia. Si yo presentaba a Borobó a algún amigo que venía a saludarme, pongamos en el Centro Gallego de Madrid en mis años de presidente, y decía «Mi amigo Raimundo», me rectificaba, aunque no conociera al que acababa de llegar, y decía, por ejemplo, «eso de tu amigo Raimundo lo dices tú». Al principio creí que era una de sus réplicas agudas, sin importancia… A veces yo mismo practico esa esgrima dialéctica para desconcertar a quien no me conoce. Pero un día, hablando de Cela, cometí el mismo error: «Mi amigo Camilo»- que lo era, y entrañable, por encima de Marina-, y Borobó saltó por encima de la boina que llevaba calada como si le hubiera hincado una banderilla. «¿Amigo? No lo sabía». No sé por qué saqué la conclusión de que Raimundo no quería serlo mío. Esta desgana se acrecentó cuando los dos elegimos Boiro, mi pueblo, para vivir la jubilación respectiva. ?l había nacido en Cesures el 10 del mes del Apóstol de 1916. Dejó la vida en Santiago y se enterró en Cesures a mediados de agosto de 2003. Sin embargo, yo tengo libros -de los pocos que publicó- por él dedicados, donde me llama amigo, desde la biografía del «viejo» Pablo Iglesias a algún otro de la serie de Trevonzos, con la que algunos «amigos» tuvimos que ver. Tengo en mi memoria sobre Borobó la devoción añadida de que fue el primer director de periódico que publicó un artículo mío, sin conocerme, sin que nadie se lo pidiera en mi nombre -yo menos, claro-, y lo hizo de modo muy destacado en la última página de «La Noche», vespertino que dirigía, bien ilustrado con una foto de Barraña en un ocaso estival. Iba la cosa sobre Rey de Viana y sus chicos del Ballet Gallego, que estuvieron aquella tarde rodando en la playa de Boiro un corto para cine. Meses después volví a ocupar la misma página contando mis peripecias en Italia, en una serie cultural y costumbrista que yo mismo ilustré con mis vieja Leika. Quiero decir que, sin recibirme en la «generación «La Noche», que él pilotaba, siempre se portó como un amigo -¡perdón»-, un generoso padrino literario. En fin, tengo que concluir que su desabrimiento ocasional era fruto de su carácter coñón y no una reacción esquiva de rechazo.
Por los demás, yo sigo acudiendo todas las mañanas a recoger el pan de cada día que me traen las encantadoras chicas de O Bolo. Sin sal, claro.
Apuntes. Luis Blanco Vila
El Correo Gallego
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El tramo del Camino que pasa por Padrón es hermoso, pero está demasiado marcado por la N-550.
Once kilómetros entre A Ponte y A Picaraña, en el límite con Rois. Es lo que mide, aproximadamente, el tramo padronés de la ruta portuguesa del Camino de Santiago, que La Voz recorrió días atrás para comprobar como está el trazado que, cada año, recorren miles de peregrinos.
El mojón, la concha y la flecha amarilla son las referencias para seguir el camino que, en general, está bien señalizado y, en caso de dudas, hay que seguir la máxima de que, en un cruce, siempre de frente. Arrancamos en A Ponte, donde el camino deja atrás el río Ulla para ir en dirección al Sar, caminar a la par del mismo, que también da la bienvenida al casco urbano aunque, en este caso, con una primera mala imagen de basura esparcida por las orillas.
Del Sar al Espolón, para fijarse en la iglesia en la señalización del albergue público, y de aquí al Bordel y a cruzar, por primera vez, la carretera N-550, en Iria. Varias señales, a lo largo del camino, pedirán «precaución» en esas intersecciones. A partir de aquí, la vía N-550 es la gran compañera del Camino en Padrón y de ahí que haya planteadas alternativas en tres puntos peligrosos: Iria, A Escravitude y A Picaraña, este último de especial riesgo al caminar por el arcén de la vía nacional. Se trata de alternativas que fueron consensuados en septiembre de 2011 por el entonces presidente de la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago, José Antonio de la Riera, y la directora gerente del Xacobeo, Camino Triguero. Esas variantes fueron presentados también al Concello de Padrón y a Patrimonio.
No obstante, nada se sabe del tema, una vez que el trazado de la ruta portuguesa está pendiente de delimitación oficial, que también conllevará una nueva señalización conforme a la normativa vigente. Además de señalizar los tramos alternativos a los pasos peligrosos, también urge habilitar un paso de peatón en la carretera de enlace entre Rois y Padrón, a la altura de Pazos, donde los peregrinos cruzan la vía sin ningún tipo de protección.
Las señales amarillas marcan la dirección a Santiago pero en el tramo padronés ya se pueden encontrar también las flechas de color azul, las del camino inverso de Santiago a Padrón, en reivindicación del trazado histórico.
En un sentido u en otro, los peregrinos pueden disfrutar en el tramo de Padrón de la belleza natural del río Sar, de núcleos de población como los del interior de Pazos, O Vilar, O Areal… En este último punto, una vecina reclama una mejor señalización del trazado, pero en sentido Padrón, lo que evidencia que ya empieza a conocerse la ruta a la inversa. Son núcleos con vecinos acostumbrados al paso de los peregrinos que, cuánto más se alejan de la carretera N-550, más belleza y paz encuentran en el camino en Padrón.
La Voz de Galicia
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Los valeiros abren el calendario de fiestas en honor a la Virgen del Carmen en Arousa.
La imagen recorrió el centro de Pontecesures hasta el muelle donde se realizó la ofrenda floral sobre el río Ulla -La traca de la pirotecnia «López» de Brión fue espectacular.
Los valeiros de Pontecesures han estrenado el calendario de procesiones en honor de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros y por tanto protectora también de los pescadores de la prestigiosa lamprea que cada año remonta el Ulla a su paso por la localidad.
Antes se celebraba en septiembre, recuerda Santiago López propietario de la pirotecnia de Brión encargada de los fuegos artificiales y de la espectacular traca que disparó sesenta docenas de cohetes durante la tarde de ayer.
Hace algunos años se cambió para el primer fin de semana de julio para rendir homenaje a la «reina de los mares» más cerca del 16 de julio e invocar su protección hasta el próximo año.
La gran devoción que se le profesa en la localidad se observó ya durante la misa solemne en la iglesia parroquial y luego en la procesión hasta el muelle de Pontecesures donde fue recibida por una salva de bombas desde el barco de la familia Pesado, una de las de mayor tradición valeira de la localidad.
Antes, en el puerto, se lleva a cabo la ofrenda floral, misión que correspondió a tres niñas y un niño que lucían los típicos trajes de estos marineros que primero arrojaron pétalos y luego la corona de laurel como ofrenda. Tras ellos, los fieles asistentes lanzaron claveles blancos al lecho fluvial como signo claro de devoción.
Pero antes se cumplió con otra tradición casi secular. Los niños valeiros recorrieron la localidad con una bandera española para acudir a la casa de los «Beos» que es como se conoce a la familia que durante todo el año custodia la bandera del Carmen, que también procesionó en la tarde de ayer.
La historia de la bandera surge en 1912 en Cuba. Uno de los ascendientes de la familia Bea ofreció la enseña bordada para abrir la procesión del Carmen, debido a su enorme admiración por esta Virgen.
Y desde aquella, todos los años se va a buscar a la casa con todos los honores para que más tarde abra el desfile y presida la misa solemne.
La procesión salió sobre las 19.30 horas de la iglesia parroquia. La abrían tres cruces procesionales, seguidas del estandarte de la localidad que portaba el empresario Andrés Quintá, a quien seguían el coro de Pontecesures, la Banda Municipal de la localidad, siete mujeres con impolutos trajes de marinero y portando sendos remos, los niños valeiros y como no, los miembros de la nueva Corporación pontecesureña, con el alcalde popular Juan Manuel Vidal Seage que empuñaba por vez primera el bastón de mando en una ceremonia festiva. El acto se cerró con la emocionante Salve Marinera, cantada a coro, a pie de muelle.
Pontecesures continúa hoy con sus fiestas grandes y hoy dedica la jornada a la llamada Festa do Churro en la que participan más de una decena de reposteros de enorme tradición en la localidad. La cita fue suspendida el pasado año por la anterior Corporación al considerar que era un sinsentido unir este exaltación gastronómica con una fiesta tan tradicional en las villas marineras como es la del Carmen.
Faro de Vigo