«Festa de Porto, festa nacional», es el lema que utilizan los vecinos de Porto para definir lo que sienten por su semana grande. En las fiestas de San Roque de Porto no hay tiempo para aburrirse, porque durante tres días (del 21 al 23 de agosto), se vive la juerga desde primera hora de la mañana. Aunque esta vez, la festividad se alargará, «Vamos a empezar una semana antes porque recuperamos la semana cultural, que dejó de hacerse hace mucho tiempo y era algo que gustaba» explica Iria Quintá, portavoz de la comisión de fiestas. Eso sí, que nadie se sienta excluido, porque hay actividades para todos los públicos. «Organizamos los dragones (competición en dos embarcaciones de 10 personas cada una) y un torneo de fútbol de solteros contra casados en el campo municipal, y al día siguiente tenemos un Cine de Barrio, donde los vecinos nos juntamos para ver una película. También planeamos una búsqueda del tesoro por toda la aldea», indica. Los más pequeños cuentan con su propio día. «El miércoles por la tarde hacemos la fiesta infantil con colchonetas, un toro mecánico y fiesta de la espuma. Además le damos un detalle a cada pequeño», afirma.
Y por la noche aunque no lo parezca, se lo pasan en grande. «Te aseguro que son los que más disfrutan delante de la orquesta», bromea. El primer día de fiesta cogió tanta fama que ahora parece el día grande. «El miércoles traemos a Unión y Fuerza, que vienen todos los años. Dan mucho juego y a la gente de Porto le encanta. Solíamos estar solo los vecinos pero pasamos de ser las 60 personas de aquí a perder la cuenta de la gente que hay», detalla. El jueves toca el plato fuerte. «Hacemos una mejillonada para todos y non amenizan el grupo Origen y la orquesta París de Noia, que este año por fin conseguimos», indica. El viernes tampoco se sale de relax. «Contamos con Los Coleguitas y la Marbella», explica.
La comisión de fiestas hace dos rondas para pedir dinero, Aquí no hay queja, porque todos aportan su granito de arena, y el buen rollo que reina, hace que sea un éxito asegurado. Iria recalca que están muy agradecidos. «El último día después de la misa, hacemos la tradicional poxa de ramos y propiedades. Se puja por empanadas, cuencos…Lo que done la gente. El año pasado nuestro vecino Fran Vieites (jugador del Betis) donó una de sus camisetas, y una vecina pagó por ella un buen pellizco. Este año ya le dijimos: «Fran, nos tienes que volver a ayudar», confiesa. Es un auténtico espectáculo que se vive con emoción. «Animo a todos a que vengan porque es increíble». Te hace participar y se ve cómo la gente de la aldea se involucra», afirma. Y al mediodía comida con la familia. «En mi casa ya desistimos porque es imposible. Después de tanta fiesta, te mueres de sueño. Yo me quito el sombrero por los que consiguen aguantar», bromea. Pero aquí el ritmo que se sigue no es para cualquiera. «El último día nos levantamos a las 9 de la mañana con la banda de música y las bombas. El problema es que nos acostamos a las 7. Vamos como zombis», confiesa.
La Voz de Galicia. GENTE