Este joven estudiante de Farmacia vio la luz en La Rosaleda el 1 de enero de 2000.
Justo después de las campanadas, cuando al resto se le acumulan las notificaciones de felicitación del año nuevo, en el WhatsApp de Xenxo Santiago (Santiago, 2000) empiezan a aparecer los «feliz cumpleaños». Más tarde, cuando la familia se sustituye por las amistades, los algunos le felicitan el año y otros, el aniversario. Acaba de cumplir 19 años. Nació apenas cuatro horas después de las campanadas que daban la bienvenida al nuevo milenio. Xenxo es el primer compostelano del siglo XXI.
«Me han contado un par de veces cómo fue», dice a las puertas de la Facultade de Farmacia, donde este año ha empezado la carrera. Sus padres, Ana Lorenzo y Rafael Santiago, se fueron a cenar Catoira, con los abuelos de Xenxo. Y justo cuando se estaban sentando a la mesa, preparados para comer, su madre se puso de parto. «El resto siguieron cenando» y sus padres cogieron el coche para venir a Compostela. A las 4.10 de la madrugada nacía el primer compostelano del 2000 en La Rosaleda.
Pesó 3.100 gramos.
La primera fotografía de Xenxo.Xenxo nació a las 4.10 horas del 1 enero del 2000 en La Rosaleda.
De aquel día queda un recorte de periódico que sus padres todavía guardan. Una de esas páginas que se repiten cada año aunque cambian los nombres, las horas y, por supuesto, el peso de los que acaban de llegar al mundo. Los periódicos son el testigo de tantas vidas recién estrenadas que al día siguiente regresan al anonimato cotidiano. No. Al contrario de lo que pueda parecer, jamás lo ha marcado haber sido el primer compostelano del año. Ser el primer bebé del siglo en Santiago. Ser el primer nacido en el milenio en Compostela. ¿Ni siquiera se lo recuerdan en La Rosaleda? «Si me lo dijeron sería cuando era más pequeño, siete u ocho años. Pero no lo recuerdo», dice con una sonrisa. «Se sorprenden cuando digo la fecha en la que nací», eso sí. ¿Uno de enero? ¡Con el nuevo año! ha escuchado en un par de ocasiones. «Nuevos compañeros, profesores, sí que se sorprenden y a veces no se lo creen, como es tan rara…» Algo así como el efecto números bonitos de la lotería. Pocos compran el 00001 creyendo que tiene menos posibilidades que el 25693. Aunque tienen exactamente las mismas.
¿Y el cumpleaños? ¿Queda eclipsado por las fiestas navideñas? «Hay una fiesta aparte, que es el día 1. Por la tarde quedamos la familia otra vez, aprovechamos los polvorones que sobraron y a celebrar mi cumpleaños». ¿Y los regalos? «Digamos que vienen todos juntos: Papá Noel, Reyes Magos y mi cumpleaños».
El regreso a Compostela
El primer compostelano del siglo XXI es en realidad de Pontecesures. «Solo veníamos aquí para comprar e ir al médico». También tiene anécdota. La del día que se perdió en el centro comercial Compostela y los guardias de seguridad tuvieron que usar la megafonía. Tenía unos cinco años.
Este año, sin embargo, está estableciendo un vínculo más profundo con la ciudad que lo vio nacer. Lo cuenta en un descanso para estudiar para sus primeros exámenes como universitario. Estudia Farmacia. La vocación le sobrevino en una charla en el instituto. «Desde pequeño había estado dividido entre la Informática y la Medicina» y sin embargo, aquel día, en aquella charla, se convenció. «Me pareció interesante, una buena carrera y a mi medida». ¿El futuro? «Por ahora mi objetivo es farmacia hospitalaria. Lo de montar una farmacia no. Tampoco mis padres están para invertir. Tengo dos hermanos, que no nacieron en fechas especiales, nacieron como las personas normales», dice entre risas. Así que este curso vive en el barrio de San Pedro con otros tres compañeros. «Mis amigos a veces sí hacen referencias a mi cumpleaños. Mi familia lleva aguantándome 19 años. A ellos los he conocido en el bachillerato».
La Voz de Galicia