El juez de Caldas decretó el ingreso en prisión sin fianza para Rafael Costa Bermúdez tras tomarle declaración – Se le considera el único autor material de la muerte de José Burés
Rafael Costa Bermúdez, vecino de Valga de 39 años acusado de ser el responsable de la muerte del nonagenario José Burés, se encuentra ya en la prisión de A Lama, a donde fue enviado por el titular del juzgado número 2 de Caldas de Reis donde prestó declaración en la mañana de ayer por este crimen.
El detenido se proclamó ante el juez que instruye el caso inocente del crimen, e incluso llegó a señalar a otras personas, sin llegar a identificarlas con nombre, como los posibles causantes de un hecho del que él rechaza cualquier tipo de responsabilidad. Es más, llegó a asegurar en su declaración ante el juez que se siente víctima de un «linchamiento popular», ya que desde el primer momento después de ser descubierto el cadáver de su vecino, José Burés, se le señaló directamente a él.
Sin embargo, las pruebas recogidas por los agentes de la Guardia Civil en el lugar del crimen apuntan en esa dirección, pues existen varias pruebas, localizadas por los agentes de la UCO, que le ubican en el lugar del crimen, además del testimonio de varios vecinos que le vieron merodeando por las proximidades de la vivienda.
Entre los vestigios localizados se encuentran las huellas dactilares del detenido, pero se espera que los análisis que están realizando los investigadores del Instituto Toxicológico de Madrid acaben descubriendo ADN y restos biológicos del acusado en el lugar del crimen. Si finalmente se confirman esos datos, el caso quedará cerrado a espera del juicio.
En la investigación también está colaborando el Grupo de Incendios de A Coruña, que recogió datos suficientes para tratar de identificar los motivos por los que se registró el fuego y qué tipo de acelerante se utilizó en el mismo.
Todo parece indicar que no no se van a producir nuevas detenciones con respecto a la muerte de José Burés, ya que se considera que el acusado actuó solo, aunque apuntan que todavía se desconocen cuáles fueron los motivos que le llevaron, presuntamente, a acabar con la vida del nonagenario.
Semicalcinado
El cuerpo de José Burés, de 92 años de edad, apareció el pasado 29 de mayo semicalcinado en el interior de una capilla que existe en su propiedad y que utilizaba como almacén. Los signos de violencia en el lugar de los hechos eran más que evidentes, aunque fue la autopsia la que acabó confirmando que el nonagenario falleció a golpes y que posteriormente fue quemado para eliminar huellas. Agentes de la Policía Judicial de Pontevedra y del equipo de la UCO de Madrid que se desplazaron a Valga, recogieron pruebas en el lugar del crimen durante varios días.
Esa investigación acabó conduciendo hasta la figura de Costa Bermúdez, al que ya se le consideraba como el presunto autor de varios robos sufridos por el nonagenario, que fue detenido el pasado miércoles en Vilagarcía como principal sospechoso de la muerte de José Burés.
Tras la detención, agentes de la Guardia Civil y el acusado se desplazaron hasta la vivienda en la que reside con sus padres para proceder a un registro minucioso de la misma.
Se da la circunstancia de que Costa Bermúdez reside a tan solo 200 metros de la vivienda del nonagenario y, desde el primer momento, fue señalado como el presunto responsable por muchos de los vecinos de la zona.
De hecho, todos ellos recuerdan que el acusado mantuvo múltiples desavenencias con la víctima, que llegó a denunciarle como el presunto responsable de uno de los robos que sufrió en los últimos años. El juicio por ese caso estaba previsto que se celebrase en los próximos días.
Burés había sido asaltado en varias ocasiones en los últimos tiempos, y en una de ella llegaron a atarlo a una silla, mientras en otra le amenazaron con un cuchillo en el interior de la vivienda.
El hombre vivía con mucho miedo como consecuencia de todos estos sucesos, e incluso, dejaba abiertas las puertas de las dos cajas de caudales que poseía para que los ladrones pudiesen ver perfectamente que no poseía dinero.
Desde que ocurrió el crimen, los vecinos de la zona de O Forno, en la parroquia valguesa de Cordeiro, vivían con miedo y temor a ser las próximas víctimas. Cabe señalar que el lugar de O Forno es un punto muy tranquilo en el que prácticamente nunca ocurren situaciones de esta magnitud. La pequeña aldea está conmocionada por la muerte de su vecino, muy conocido en el municipio de Valga por su numerosa familia (le sobreviven nueve hijos) y por ser hermano de uno de los participantes en la Festa da Malla.
FARO DE VIGO, 07/06/13