La familia de Mari Luz Posse mostraba la semana pasada su indignación porque el asesino de esta cambadesa, el guardia civil Jaime Maiz, disfrutara de su primer permiso de libertad. Porque no hace ni diez años que le pegó un tiro a la que entonces era su pareja cuando esta iba a denunciarlo y estaba en el interior del cuartel de Cambados. Pero lo que ignoraban entonces los hermanos e hijos de la víctima, es que esta no es la primera vez que Maiz disfruta de su libertad desde que fue condenado a 19 años de prisión por este caso. Instituciones Penitenciarias confirmó que el recluso ha salido ya en dos ocasiones tras presentar recurso ante la autoridad judicial y, siempre, con el informa desfavorable de la prisión en la que cumple condena.
Nueve años lleva Maiz en la cárcel por haber disparado a sangre fría a la que una vez fue su pareja. Este tiempo no supone ni la mitad de la condena que debe cumplir, se quejan los familiares de la víctima. Argumentan que «Mari Luz está enterrada y su asesino disfrutando de permisos de fin de semana. ¿Que será lo próximo?», se preguntan. Critican, además, la escasa información que se les ofrece a los familiares sobre la libertad de los presos, pues ellos solo tenían constancia de un permiso y porque alguien dio aviso a la hija de Mari Luz, sobre la que Maiz tiene una orden de alejamiento.
Desde Instituciones Penitenciarias se limitan a confirmar que, efectivamente, Maiz no ha disfrutado de un único permiso, sino de dos. Pero alegan que estos fueron concedidos por la autoridad judicial competente. Porque el centro en el que el guardia civil cumple condena emitió, en ambos casos, un informe desfavorable para rechazar que se le concediera la libertad.
Por su parte, fuentes judiciales explicaron que los permisos concedidos a Maiz eran ordinarios, de los que se conceden cuando le corresponden a los reclusos que cumplen una serie de condiciones. Alegan, también, que nadie presentó un recurso contra los mismos.
Este año se cumplen diez años del asesinato de Mari Luz, un suceso que causó una gran conmoción en el municipio de Cambados. No solo porque la víctima era muy conocida, pues había presidido durante años la asociación de comerciantes, sino también porque el asesinato tuvo lugar en el interior del cuartel de Cambados. Allí había acudido Mari Luz con una amiga para denunciar al que era su pareja. Maiz, aprovechando de su condición de Guardia Civil, subió a su vivienda y cogió el arma reglamentaria. Posteriormente, bajó al cuartel donde estaba Mari Luz y, sin mediar una palabra, le pegó un tiro. «Enhorabuena a las instituciones penitenciarias por dejar salir a disfrutar de su libertad a un asesino que sin ningún tipo de miramiento asesinó a sangre fría, con su arma reglamentaria y en pleno cuartel de la Guardia Civil de Cambados, a Mari Luz Posse», se quejaba el hermano de la víctima hace solo unas semanas.
Fuentes judiciales aseguran que eran permisos ordinarios, que nadie recurrió La familia se pregunta cómo va a recurrir unas salidas de las que no tiene constancia
La familia de Mari Luz Posse no tenía constancia de que Maiz estuviera tramitando recursos para poder salir de permiso. Es más, ni siquiera se enteraron cuando salió por primera vez de la cárcel. «¿Cómo vamos a recurrir algo si no sabemos que va a pasar?», se pregunta Antonio Posse, hermano de la víctima. Este realizará ahora todas las consultas necesarias para poder presentar los correspondientes recursos en ocasiones posteriores,
Explica Posse que la ley obliga a mantener informada a la familia en casos de violencia contra las mujeres. «A mi sobrina la llamaron porque la ley obliga y tiene una orden de alejamiento», sostiene. Pero esa fue toda la información que recibió la familia. Nada supieron del primer permiso, ni de que el recluso estaba tramitando peticiones para poder salir de prisión. ¿Cómo vamos a presentar recurso alguno así?», se pregunta el hermano de Mari Luz.
Indignación
De todas formas, la decisión judicial de conceder dos permisos a Maiz ha despertado la indignación entre los familiares de Mari Luz Posse. Porque consideran que no ha transcurrido el tiempo necesario para que pueda disfrutar de libertad. «Al final, matar sale barato», concluye Antonio Posse, que recuerda que el asesino de su hermana tiene ahora la misma edad que ella cuando murió. También, que no han pasado ni diez años desde aquella fatídica madrugada en la que a su hermana se le ocurrió ir al cuartel para denunciar a su pareja. Y que el culpable no ha cumplido ni la mitad de la pena.
La Voz de Galicia