Los valeiros despiden con sensación agridulce una temporada en la que estuvieron semanas de brazos cruzados debido a las riadas
Los valeiros, el colectivo de pescadores que largan sus nasas butrón desde sus embarcaciones a la altura de Pontecesures para capturar la afamada lamprea del Ulla, se quedaron con la miel en los labios tras constatar que tenían que colgar las botas cuando mejor les iban las cosas.
Después de una mala campaña, primero a causa del bajo caudal en el río y más tarde porque resultaba excesivo y peligroso, se lamentan al pensar que pescaron mucho menos de lo previsto y que el plazo se les agotó precisamente «cuando más pescaba estaba entrando».
Fue el sábado cuando se puso punto final a esta campaña, ya que los valeiros solicitaron sin éxito que la Consellería de Medio Ambiente les concediera un aplazamiento.
Reclamaban al menos quince días más para aprovechar el buen momento actual de la lamprea, pero en la Administración no accedieron a esa demanda y estos pescadores tuvieron que empezar a dedicarse a otros recursos, ya desde el lunes.
De ahí que el balance que realizan arroje una sensación agridulce. «Estuvimos prácticamente un mes y medio sin trabajar debido a las intensas corrientes que impedían que largáramos los aparejos -manifiestan-; y además durante buena parte de la campaña -que empezaba en enero- la lamprea brilló por su ausencia, puesto que no había empezado a remontar los ríos».
Como queda dicho, en la recta final de la temporada, prácticamente desde que se celebró la fiesta de exaltación del pez cartilaginoso en Pontecesures, éste empezó a abundar. Tanto que en los días previos al cierre de la actividad «estuvimos pescando una media de quince lampreas diarias por embarcación, incluso con jornadas en las que se alcanzaban las cuarenta», explican los propios valeiros.
Y ahora que ha mejorado el tiempo, que el Ulla ya no parece tan peligroso como hace un par de semanas y que la lamprea abunda es cuando a los valeiros solo les queda lamentarse porque la que para algunos ha sido «una campaña regular, tirando a buena» pudo haber sido «fantástica para todos» si se habilitaran esos quince días más de trabajo.
Faro de Vigo